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Cirugía para la conferencia de misiones

Cirugía para la conferencia de misiones

por Brett Reider

Una congregación decide emprender un camino completamente diferente para profundizar el compromiso con las misiones.

Durante años nuestra congregación organizó una conferencia anual de misiones. Traíamos a un orador especializado en el tema e invitábamos a diferentes misioneros a visitarnos. Todos ellos se esforzaban por entusiasmar a la congregación a interesarse por las misiones. Deseábamos que el Espíritu despertara entre nosotros una pasión ardiente por la extensión del Reino en otras tierras. Pero, sin importar cuánto orábamos o cuán relevante fuera la conferencia, nunca logramos un verdadero impacto en la gente. El año pasado, sin embargo, el panorama cambió de manera dramática.

 

Propuesta atrevida

Asumimos el riesgo y nos atrevimos a intervenir con una «cirugía de corazón abierto» a nuestra venerable conferencia de misiones. En lugar de que nos visitaran los misioneros, optamos por convertir a la congregación en misionera.

 

La nuestra es una congregación pequeña. Sentimos una carga por las necesidades de nuestra ciudad pero, más allá de algún intento esporádico, nunca hemos tomado pasos concretos por aliviar esas necesidades.

 

Decidimos unirnos a un ministerio que ya trabajaba en una de las zonas más marginadas de la ciudad. Este ministerio persigue el objetivo de llegar a los más pobres y plantar cuatro iglesias en la zona donde ellos viven. La estrategia que emplean es ofrecer un programa para niños en el horario en que terminan las actividades escolares (una especie de hora feliz).

 

Una vez que han logrado establecer este programa, avanzan hacia el próximo paso. Este consiste en proveer una comida, los viernes por la noche, para los padres de los niños. También pueden asistir otras personas necesitadas de la comunidad. Cuando el grupo ya es estable intentan establecer en ese lugar una congregación.

 

Tardaron casi diez años en levantar la primera congregación. Nuestra iglesia decidió asociarse a los esfuerzos de ellos por fundar una segunda congregación. La idea proponía que en los días dedicados a nuestra tradicional conferencia sobre misiones toda la congregación se uniera a la experiencia de ser misioneros en la ciudad donde Dios nos ha ubicado.

 

Para todos los gustos

Para facilitar que la gente se comprometiera con este esfuerzo, armamos cinco proyectos específicos para el fin de semana de la conferencia. En cada proyecto se habían previsto varios niveles de intensidad, para conseguir acomodar los diferentes niveles de madurez de nuestra congregación. De esta manera, existía una oportunidad para trabajar directamente con los pobres, para aquellos con mayor compromiso; una oportunidad de ofrecer algún servicio, para aquellos que poseían menor compromiso; y la oportunidad de levantar fondos para los que preferían no tener contacto con este segmento de la población.

 

Los cinco proyectos que organizamos eran los siguientes: Para el día viernes, desarrollar una actividad lúdica con los niños que participan en los eventos recreativos del ministerio; servir una comida para esos niños, sus padres y las personas de la zona. El día sábado, servicio a la comunidad con trabajos de construcción, limpieza y reparación; levantar una feria con juegos, actividades, comidas y bebidas gratuitas para toda la comunidad; y por último, para el sábado por la noche, un concierto de rock, con una orientación evangelística.

 

Cosecha inesperada

¡Ese fin de semana alcanzó un tremendo éxito! Mucho más de lo que nos hubiéramos imaginado. La gran mayoría de la congregación participó, ya sea por medio de su servicio directo a la comunidad o por las ofrendas que levantaron para el evento. Lo más increíble, sin embargo, fue cuánto nos sorprendió Dios por cómo se manifestó en nuestro medio.

 

Unas semanas más adelante conversé con el director del ministerio con el cual nos habíamos asociado. Me compartió que habían cosechado cientos de contactos como resultado del esfuerzo de la congregación. A lo largo de los dos días servimos comida a ciento cuarenta personas, trecientas participaron de las actividades de la feria y unas setenta y cinco presenciaron el concierto de la noche del sábado.

 

Este esfuerzo dejó como fruto una nueva congregación en la zona donde trabajamos.

 

Valiosas lecciones

Hemos aprendido algunas lecciones muy importantes en el curso de nuestra experiencia. En primer lugar, hemos visto, como nunca antes, el mundo en el que viven los pobres. Nuestra relación con este ministerio hermano ha permanecido en el tiempo y varias personas de la congregación continúan trabajando en el proyecto. Hemos despertado a las valiosas oportunidades de servir a los pobres en diferentes partes del mundo.

 

En segundo lugar, en el pasado hemos invertido mucho dinero en enviar equipos de corto plazo a diferentes países. Aunque estos viajes han resultado productivos, el costo para la congregación ha sido muy alto y solamente un puñado de personas pudieron participar. El costo de nuestro fin de semana misionero fue significativamente más bajo y la congregación en pleno participó. Muchos descubrieron, por primera vez, de qué manera Dios los puede usar en un proyecto misionero.

 

En tercer lugar, nuestra congregación descubrió cómo un pequeño esfuerzo puede alcanzar resultados sustanciales. Nuestra fe se cruzó con la fidelidad de Dios y esta experiencia nos ha impactado de manera muy profunda.

 

¿Y ahora qué?

Nos queda claro que no nos conviene volver organizar las antiguas conferencias misioneras. Algunas de las personas que participaron en este último evento confiesan que la experiencia transformó radicalmente su vida. Oramos para que este cambio de rumbo siga cambiando la vida de muchos otros.

 

Se tomó de la revista Rev, noviembre de 2009. Se usa con permiso. Todos los derechos reservados.

 

Preguntas para estudiar el texto en grupo

 

1.     En su opinión, ¿cuál es la gran diferencia entre la conferencia anual de misiones y el fin de semana misionero? Aun cuando el autor no se haya referido a ellos, mencione al menos tres aspectos claves, que usted observa, que resultaron definitivos para generar esa diferencia.

2.     ¿Qué principios prácticos logra establecer usted a la luz de la experiencia de esta congregación? Escriba por lo menos tres.

3.     Examine si en su congregación no se está llevando a cabo una actividad que resulta no solo desgastante sino también infructuosa porque no alcanza el objetivo por el cual se creó. ¿Por cuál proyecto, jamás probado, cree podría ser reemplazada? Discútanlo en grupo.