¿Cómo Escoger Buenas Amistades Según La Biblia?
¿Cómo Escoger Buenas Amistades Según La Biblia?
“COMO EL HIERRO SE AFILA CON HIERRO, ASÍ UN AMIGO SE AFILA CON SU AMIGO” (Proverbios 27:17 NTV)
El escritor Charlie Jones dijo: “Dentro de cinco años serás el mismo que hoy… lo único que te hará cambiar serán las personas con quienes te relaciones y los libros que leas”. A la hora de elegir amistades, el doctor Charles Townsend sugiere que busquemos lo siguiente:
1) Personas que te influyan para bien y te ayuden a llegar a ser la persona que Dios quiso.
“Como el hierro se afila con hierro, así un amigo se afila con su amigo” (Proverbios 27:17 NTV). Las relaciones humanas son las herramientas que Dios utiliza para hacer eso. Cuando estás con alguien, pregúntate: ‘¿Me agrada quién soy cuando estoy con esta persona? ¿Soy más abierto, más amable, más sincero?’ O ‘¿No me gusta lo que veo en mí?’ Elige a quienes te ayuden a ser mejor individuo.
2) Personas que te apoyen cuando se agoten tus fuerzas.
Cuando te sientas vacío y necesite refrescarte física, espiritual y socialmente, rodéate de amigos que te escuchen, te animen y estén a tu lado.
3) Personas que te permitan ser tú mismo.
“En todo tiempo ama el amigo” (Proverbios 17:17). Las mejores relaciones son esas donde sabes que eres apreciado, que puedes ser tú mismo, que no tienes que fingir y que puedes ser transparente acerca de las dificultades de la vida. Cuando estás con esa clase de amistades te sientes cómodo, relajado y puedes ser tú mismo.
4) Personas que te ayuden a crecer en la fe.
Necesitas amigos que te animen a orar, a l eer la Biblia, a ver el panorama general en lo que es fundamental en tu vida. Efesios 4:16 (NTV) habla de que tenemos que operar como un cuerpo: “…Y cada parte [del cuerpo], al cumplir con su función específica, ayuda a que las demás se desarrollen, y entonces todo el cuerpo crece y está sano y lleno de amor”. No quieras hacerlo solo. Escoge amigos a quienes puedas dar y de quienes puedas recibir.
¿Cómo Escoger Buenas Amistades Según La Biblia?
“MEJOR SON DOS QUE UNO…” (Eclesiastés 4:9)
Toma la iniciativa; no esperes a que te presenten. Saluda a alguien y pregúntale el nombre. Si eres tímido por naturaleza, te costará dar el primer paso. Pero lo más probable es que la otra persona se sienta igual y cuando empieces a hablar te darás cuenta de que tenéis cosas en común. Arriésgate. Si te agrada alguien, profundiza un poco y menciona una pequeña lucha, decepción o algún temor que tienes. A eso se le llama “riesgo manejable” y te permite valorar cómo va a reaccionar la otra persona. Si reacciona con empatía y se identifica con lo que estás diciendo es una buena señal. Si se cierra, trata de darte soluciones o te responde de manera crítica tal vez debas alejarte. Invita a la persona a tu círculo y si funciona, intercambia números de teléfono e invítala a tomar un café o a comer. Luego organiza un a segunda reunión más larga; de esa manera sabrás si es una amistad que vale la pena proseguir.
Frecuenta lugares donde se encuentra la gente. Hay muchos sitios donde puedes hacer amistades: la iglesia, el gimnasio, el colegio, los deportes de equipo, un servicio de voluntariado. Tienes que estar dispuesto a salir un poco de lo que te resulta familiar e intentar nuevas situaciones. Recuerda que Dios usa todo tipo de amistades para cumplir sus propósitos. Un predicador prominente comentó: “Hay amigos que fueron clave en mi progreso, aunque nunca me afirmaron ni me aceptaron. Esos son los llamados “Judas” y existen en la vida de todo hijo de Dios. Los que más dolor te causan. Te hieren. y te traicionan, pero por medio de su traición la voluntad de Dios se cumple en tu vida”. Pídele a Dios un amigo, ¡pero luego vete y hazte su amigo!