Biblia

Conquistadores de nosotros mismos

Conquistadores de nosotros mismos

por Eduardo Zapata

Es más fácil hacer la guerra contra otros que ganar la guerra contra uno mismo. A fin de ayudarnos a reflexionar sobre el tema de la conquista del pecado en uno mismo, el autor nos comparte varios dichos de sabios sobre el asunto,

Muchos cristianos son menos que conquistadores, especialmente cuando se trata de ellos mismos. El primer dominio para conquistar y rendir es el pecado en uno mismo. Con toda la conversación que hay sobre la guerra espiritual, muchos están deseando ejercer sus poderes para dominar espíritus, sin poder dominarse a sí mismos. Es más fácil hacer la guerra contra otros que ganar la guerra contra uno mismo, tal vez por eso no sea muy popular el «dominio propio» (un fruto del Espíritu). En los últimos meses Dios me ha estado mostrando cuánto necesito dominar y modificar mi vida espiritual. La naturaleza pecaminosa está tan arraigada en nosotros, es tan parte de nosotros que fácilmente no vemos la profundidad pecaminosa de nuestra propia naturaleza.


La contraparte de este problema, y que nunca debemos olvidar, es la maravillosa y abundante gracia expresada en la redención que hay en Cristo Jesús. Si vemos lo negro de nuestro pecado sin ver la gracia, desmayamos. Si vemos a Cristo sin comprender nuestra naturaleza, lo menospreciamos, al igual que los religiosos en los días de Jesús.


Muchas personas coleccionan diferentes artículos: sellos, platos, sombreros, etcétera. Personalmente he encontrado de gran valor el coleccionar la sabiduría espiritual de otros sobre diferentes temas que estoy tratando de incorporar a mi experiencia. «Los dichos de los sabios son como aguijones, y una vez reunidos en colecciones son como estacas bien clavadas, puestas por un solo pastor» (V.P.). A continuación algunos de los que me han hablado en este tema:


  • «¿Qué esfuerzo has hecho a fin de corregir tus inclinaciones y tener victoria sobre tus pecados?
  • ¿Es que has sido fiel en la luz que Dios te ha dado?
  • ¿Qué medios deberías usar especialmente en relación a tus pecados y tentaciones más dominantes?
  • ¿Has luchado contra ellos?
  • ¿Has pensado siquiera en ellos?
  • ¿Qué has hecho con las circunstancias que viviste el mes pasado?
  • ¿Es que han forjado la obra de Dios en ti?». Pére Ravignan
  • «Una de las mayores pruebas y miserias de esta vida, según mi parecer, es la ausencia de un gran espíritu capaz de mantener al cuerpo bajo control; las enfermedades y las aflicciones dolorosas que consideramos como pruebas, no son nada, si mi alma está fortalecida, alabando a Dios y viendo todas las cosas como procedentes de su mano». Santa Teresa
  • «El temperamento indolente, flojo, propenso a la autocomplacencia y a la dilación, encontrará una disciplina práctica y de gran ayuda en la puntualidad estricta: el hábito de presentarse a la hora, cuando se ha fijado un horario; estar siempre pronto para las comidas o los diversos compromisos diarios en los que nuestra impuntualidad hace sentir molestos a otros. Muchas personas han encontrado que su vida espiritual fue ayudada y fortalecida al ir conquistando el mal hábito de perder el tiempo, o de leer diarios y porciones inconexas de libros, cuando debían estar cumpliendo con alguna responsabilidad» H. L. S. Lear
  • «’Redimamos el tiempo’. El trabajo esporádico, la planificación espasmódica (caprichosa), la lectura irregular, los horarios mal diferenciados, la ejecución de negocios con impuntualidad y superficialidad, las correrías y el bullicio, los remoloneos y la lentitud, estos y otras manifestaciones semejantes, son los elementos que le quitan poder y vigor a la vida, que son un estorbo a la santidad y que carcomen nuestro ser moral». Horatius Bonar
  • «Somos conscientes de nuestras debilidades y del poder del mal; pero no así de una tercera fuerza, más fuerte que nosotros mismos y que el poder del mal, fuerza que está a nuestra disposición con sólo recurrir al Padre. Para que nosotros también podamos formar el hábito de la victoria, como lo hizo el Apóstol Pablo, es preciso un reconocimiento deliberado y sincero de que estamos en Cristo, y Cristo en nosotros por su Espíritu; una rendición incondicional de fe a él; una práctica, que crece naturalmente por el ejercicio de recordar y deliberadamente recurrir mediante la fe a su poder en los momentos de tentación, en lugar de depender meramente de nuestros propios recursos. ‘En el nombre de Jesús de Nazaret haré esto y aquello’»
  • «Demasiadas personas no son fieles en las pequeñas cosas, no se puede depender de ellas enteramente, no siempre mantienen sus promesas, rompen sus compromisos, son impuntuales en el pago de sus deudas, llegan tarde a sus citas, son negligentes y descuidadas en las pequeñas cosas. Por lo general, son buenas personas, pero su vida está llena de pequeños fracasos. Aquel en quien se puede depender totalmente, que es fiel tanto en las pequeñas cosas como en las grandes, cuya vida y carácter son por completo verdaderos, irradia una luz en el mundo que honra a Cristo y bendice a otros». J. R. Miller
  • «La única manera de restaurar una voluntad débil es a través del ejercicio de nuestras tareas, de los actos más pequeños de obediencia realizados con regularidad, ‘un poquito aquí, otro poco allá’, dispuestos a crecer un poco en el uso de las fortalezas perdidas a través del complimiento de acciones repetidas, no importa cuán triviales sean y el hecho de que nadie las vea. La fidelidad al menor llamado de obedecer, es la forma de lograr un acceso gradual a las fortalezas, y así propender más y más a los niveles mayores de conformidad a la Voluntad de Dios. Es sólo a través del simple cumplimiento de nuestros deberes que pueden formarse buenos hábitos en nosotros». T. T. Carter
  • «Cuenta aquel día como perdido (aunque tal vez hayas alcanzado mucho en tus negocios) en el que no lograste tener victoria en cuanto a algunas de tus inclinaciones pecaminosas, o sobre tu voluntad propia, ni agradeciste a Dios por sus misericordias». Lorenzo Scupoli
  • «La tentación ciertamente es un ataque que debe ser resistido, pero al mismo tiempo es una oportunidad para ser vencida. Vista en esta luz, la vida se torna inspiradora, no a pesar de, sino debido a las luchas, y podemos aceptar lo que no se ve con alegría, teniendo por sumo gozo cuando nos hallamos en diversas pruebas, las que en sus variadas formas nos acosan desde la cuna hasta la tumba. El soldado que es llamado al frente está estimulado, no deprimido; el oficial a quien su general le encarga una gran responsabilidad, la que envuelve dificultades y peligros, está entusiasmado con la alegría de esta tarea. Una oportunidad le ha sido dada para probar a sí mismo que es digno de gran confianza, lo que sólo podrá ser logrado a costa de grandes riesgos».
  • «Toda prueba por la que atravesamos es capaz de ser la semilla de un carácter noble. Cada tentación que encontramos en el camino del deber es otra oportunidad de llenar nuestras almas con el poder del Cielo». Federico Temple
  • «Rompe con las cosas que desagradan a Dios, y todo lo que hagas, hazlo para agradarle a él. Día tras día dedica tus acciones a Dios; vive en su presencia; ofrécele toda tu actuación de antemano; en medio de tus acciones; si el caso lo permite, vuelve a entrar en su presencia; si procedes bien, dale gloria a Dios con todo tu corazón, porque nada bueno hay en nosotros; si procedes mal, duélete delante de Él». Eduardo Pusey

Esta colección de estacas bien clavadas me ha hecho meditar mucho. No todas estas palabras son agradables, pero sí son «palabras de verdad». Conquistémonos a nosotros mismos con la gracia, el poder y la sabiduría que están en Cristo Jesús.

Los Temas de Apuntes Pastorales, volumen III, número 4.