por Apuntes Pastorales
Cuando un líder es consciente de sus propias necesidades significa que también su corazón estará dispuesto a ser enseñado por otros. De nada sirve tener relaciones significativas si no estamos dispuestos a permitir que nuestros allegados nos corrijan, enseñen y exhorten cada vez que sea necesario.
A lo largo de su historia Apuntes Pastorales ha presentado las perspectivas y experiencias de reconocidos líderes sobre un tema fundamental del ministerio: los ingredientes que conforman el ejercicio de un liderazgo eficaz. En esta ocasión Apuntes Pastorales dialogó con Juan Vereecken, autor de un libro sobre el tema y pastor en Monterrey, México. También es parte del equipo de LIDERE, y director de Todos Deben Saber.
AP – ¿Qué te motivó a escribir Corazón de campeón?
JV – Hace unos tres años yo estaba meditando sobre una serie de principios relacionados con el tema de liderazgo. Una tarde, después de podar la grama del jardín, regresé a casa muy acalorado y me recosté sobre el piso para refrescarme. «Solo Dios tiene derecho de decirte quién eres, pues él es quien te formó» De repente, el Señor, en veinte minutos, tomó los conceptos sobre los que venía meditando y les dio un orden. Rápidamente busqué una hoja de papel, un lapicero y comencé a escribir. En pocos minutos había elaborado un acróstico utilizando la palabra campeón. Cada letra representa un principio de liderazgo que, inicialmente, incorporé a un manual de estudio para compartir en seminarios a líderes jóvenes.
Por mi estilo de enseñanza siempre he incluido muchas ilustraciones de mi propia experiencia en México y de las muchas locuras que he cometido. Las personas que participaban en estos seminarios me animaban a incorporar estos principios a un libro, así que decidí seguir sus recomendaciones.
AP -¿Podrías compartir los principios que forman el acróstico CAMPEÓN?
JV – ¡Claro! La «C» representa el principio del comienzo. Todo liderazgo auténtico comienza con una clara comprensión de la identidad de uno mismo, lo cual va más allá del simple hecho de ocupar una posición o obtener un título.
AP -¿Por qué consideras importante este principio?
JV – No es coincidencia que ocupe el primer lugar en la lista. El fundamento sobre el cual descansa un liderazgo sano es ese sentido claro de identidad personal. Del mismo modo, la falta de definición de nuestra propia identidad repercute seriamente sobre el ministerio. Cuando uno no encuentra paz consigo mismo y tiende a definirse más por los golpes y las injusticias de la vida, experimentará muchas complicaciones en el ejercicio de su liderazgo.
David es un ejemplo conveniente para ilustrar este concepto. Algunos estudiosos de la Palabra opinan que nació de una relación adúltera y que ese fue el motivo del deprecio que recibió de su familia. Sea como haya sido, el muchacho no había recibido ninguna capacitación para fungir como rey. Su oficio consistía en la más simple de las tareas, cuidar las ovejas de su padre.
Una gran mayoría piensa que, cuando Dios lo llamó, automáticamente lo transformó en el gran rey que conocemos. La verdad es que David había nacido con un corazón de campeón pero ni él mismo lo sabía. No obstante, cuando Dios irrumpió en su vida y le dijo: «yo te saqué de detrás del redil y te puse como príncipe», comenzó a entender que su identidad era diferente a la asignada por su familia. Esta nueva percepción de sí mismo fue el comienzo de una gran transformación que el Señor obró en su vida. Una de las frases más sobresalientes de todo el libro es la siguiente: «solo Dios tiene derecho de decirte quién eres, pues él es quien te formó».
AP-¿Cuál es el segundo principio?
Ejercer liderazgo es ejercer influencia. No lograremos influenciar a otros si no nos acercamos a ellos
JV – El principio de la amistad. Este principio dice que un líder debe cultivar vínculos profundos con otros líderes que son sus compañeros en el ministerio. También lo menciona John Maxwell en su libro: «Las veintiún leyes irrefutables del liderazgo». Las personas que rodean a un líder determinan, más que cualquier otro factor, la clase de futuro que tendrá. El líder debe escoger con cuidado las personas que estarán más cerca de él. David y Jonatán son el mejor ejemplo de este principio. Los dos se convirtieron en hombres de impacto gracias al apoyo y la inversión que cada uno hizo en la vida del otro.
AP- ¿Qué sucede cuando un líder se encuentra solo en el ministerio ?
JV – ¡Un líder nunca está solo! En mi opinión, si un líder está solo no es un líder. Muchas veces afirmamos que los líderes se encuentran muy solos porque su cargo no les permite que compartan con otros. En mi opinión, si están solos es porque han perdido el contacto con la gente. Ejercer liderazgo es ejercer influencia y no lograremos influenciar a otros si no nos acercamos a las personas. Un líder que se ha aislado de los demás es un individuo que solamente ocupa un puesto. Tiene el título de su función, pero no está ejerciendo ningún ministerio real.
AP –Vayamos al principio de la M.
JV – La «M» se refiere al principio de la multiplicación, que habla la manera en que un líder reproduce su vida en otros que está formando. No importa su edad, ni qué ministerio desempeña, pero eso sí, una de las marcas que caracterizan su liderazgo es que se reproduce en otros. Todo líder ha sido llamado a dar prioridad a la formación de otras personas, pues es la forma en que conseguirá expandir significativamente el ministerio que el Señor le ha confiado.
Por supuesto que este conlleva una demanda muy seria para el líder, pues ¡lo obliga a vivir la clase de vida que aspira formar en los otros! Nadie puede reproducir en otros lo que no experimenta en su propia vida. A la vez, debemos recordar que el proceso de formación demanda tiempo, por lo que resulta conveniente que demos libertad a la gente de aprender cuando comete los errores naturales en cualquier proceso de aprendizaje.
AP – ¿A que principio se refiere la «P»?
JV – La «P» tiene que ver con la pasión. Un líder debe sentir fuego por el proyecto que se le ha confiado, porque Dios mismo es Dios de pasión. Cuando verdaderamente está presente esta pasión, el líder se esforzará en extremo, pues la misma visión del proyecto lo invadirá. Por otro lado, esa pasión evitará que se enfoque en otros asuntos que lo distraerán del propósito principal del Señor para su vida. Cuando un líder carece de pasión le cuesta trabajo motivar a las personas que lo acompañan, porque la pasión es contagiosa.
Muchas veces me abordan personas muy confundidas en cuanto al proyecto de Dios para ellas. Me preguntan: «Juan, ¿cómo logro saber cuál es la voluntad de Dios para mi vida?» «Es muy sencillo» —les respondo. «¿Qué te apasiona verdaderamente? ¡En eso debes involucrarte con todo corazón!» Por supuesto que Cristo debe ser partícipe de esta pasión, pero nos asombraremos de lo fácil que resulta descubrir la voluntad de Dios cuando comenzamos a caminar en esa dirección.
AP – ¿Cuál es el principio que le sigue? JV – El principio de la «E» tiene que ver con la elección. El libro que escribí está dirigido principalmente a los líderes jóvenes y este principio es fundamental para ellos. Con él me refiero a la elección, de la persona con la cual queremos compartir permanentemente nuestra vida. El cónyuge de un líder determinará, más que cualquier otro factor, el nivel de influencia que logre en la vida de otros. Por esto, no es cuestión de casarse solamente con la persona que me atrae. Es sabio el que recibe consejo y busca la dirección del Espíritu para esta decisión. Nuestro deseo es que la persona elegida sea una verdadera compañera en el proyecto que hemos recibido del Señor.
AP – ¿Por qué afecta el trabajo de un líder su relación con su cónyuge? De nada sirve tener relaciones significativas si no estamos dispuestos a permitir que nuestros allegados nos corrijan. JV – La esposa es la persona mas cercana al líder. Permítame ofrecer un ejemplo del Antiguo Testamento, Acab, rey de Israel. Relatan las Escrituras que fue uno de los hombres más malvados en la historia. Una de las personas que más lo inclinó hacia el mal fue su propia esposa, Jezabel. El matrimonio es la relación más estrecha y profunda que dos personas puedan experimentar. Aun cuando la pareja no logre un nivel profundo de intimidad ni una estrecha relación, la influencia del uno sobre el otro no puede ser frenada ni ignorada. La eficacia o falta de ella de un líder es la expresión más cercana de lo que vive a diario dentro del ámbito de su propio hogar.
Carlita, mi esposa, y yo trabajamos como un equipo. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que alcanzo mayor influencia en el ministerio gracias al aporte que recibo de ella en mi vida, y lo mismo ocurre en la de ella.
AP – Avancemos al principio de la O.
JV – El principio de la «O» apunta a un tema neurálgico en nuestra cultura actual, la obediencia. Este principio afirma que un líder nace y crece a través del servicio a otros, mientras cultiva un espíritu obediente y fiel a Dios en toda circunstancia. Quiero usar nuevamente a David como ejemplo. Los primeros años de su vida pública los dedicó para servir a su rey, aun cuando el mismo Saúl procuró repetidas veces quitarle la vida. La fidelidad que demostró desarrolló en él algunas de las extraordinarias cualidades que lo convirtieron en un gran varón sobre la casa de Jehová. Aun cuando David tuvo la oportunidad de quitarle la vida a Saúl, mientras este dormía, respetó el principio de la sumisión. Supo esperar el cumplimiento de los tiempos del Señor y, en esa espera, desarrolló características espirituales sobresalientes.
AP – ¿Cuáles son los valores que se aprenden en esta clase de situación?
JV – ¡Muchísimos! Cuando mi esposa y yo llegamos a México, serví a un hombre indígena que se llamaba Venancio. Él no sabía leer ni escribir. Recibió a Cristo en 1935 y comenzó a caminar por la sierra compartiendo las buenas nuevas del evangelio. Cuando yo lo conocí, él ya había fundado ¡entre 150 y 200 congregaciones! Mi deseo era servirle por lo que me ofrecí a trabajar como su chofer.
¡Este hombre se comportó increíblemente conmigo! Siempre creyó en mí. En los dos años que permanecí a su lado no lo escuché nunca compartir con su gente, porque siempre me daba a mí la oportunidad de enseñarles a ellos. Esos años marcaron profundamente mi corazón. Cuando yo lo escuchaba aconsejar a otros pastores de la sierra realmente lograba bendecirme en extremo. Aprendí cómo tratar a ciertas personas, cómo valorarlas y afirmarlas. También formó en mí persistencia y constancia, porque vivimos experiencias en las que los rebeldes de la sierra quisieron matarnos.
Para mí, en este principio se aplica al pie de la letra lo que Jesús enseña en la parábola del mayordomo: «si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?» (Lc 16.12). En nuestros tiempos muchos jóvenes pecan por acelerados, porque quieren tener todo al instante. Mas en los planes de Dios existen un proceso y un tiempo que deben respetarse. Entender esto nos ayuda a no resistirnos al ritmo que el Señor desea marcarnos, y ya no insistimos en empujar tanto.
AP – Aún queda pendiente la letra N del acróstico…
JV – ¡Claro! La «N» se refiere al principio de la necesidad. Existen ciertos elementos que todo líder necesita. Todo líder necesita de un amigo, por ejemplo, un mentor y un modelo. Sansón es un excelente ejemplo de lo que pasa cuando un líder poderoso ignora sus propias necesidades y decide actuar solo.
Cuando un líder es consciente de sus propias necesidades significa que también su corazón estará dispuesto a ser enseñado por otros. De nada sirve tener relaciones significativas si no estamos dispuestos a permitir que nuestros allegados nos corrijan, enseñen y exhorten cada vez que sea necesario. La gente se acomoda a la idea de que cuánto más influencia ejerce un líder menos cuentas necesita rendir a los que están a su alrededor, pero, en mi opinión, pensar así es un grave error.
Cuanto más grande sea la responsabilidad que un líder carga, mayor es la necesidad de que rinda cuentas claras a otros, pues así se asegura de no ser presa de las trampas y acechanzas del diablo. En mi libro hay muchos ejemplos de las bendiciones que uno puede cosechar por estar comprometido con este modelo de relaciones. ¡Es una experiencia que uno no debe perderse!
El autor vive, junto a su esposa Carla e hijos, en México desde 1984 y en la actualidad pastorea una congregación que comenzó en 2004. ©Copyright 2009, Apuntes Pastorales – Desarrollo Cristiano, todos los derechos reservados.