Coronado de gloria
por Christopher Shaw
La identificación absoluta del Hijo de Dios con el hombre revelan el compromiso del Padre con nuestra salvación
Versículo: Hebreos 2:9-10
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2:9 Sin embargo, vemos a Jesús, que fue hecho un poco inferior a los ángeles, coronado de gloria y honra por haber padecido la muerte. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos.2:10 En efecto, a fin de llevar a muchos hijos a la gloria, convenía que Dios, para quien y por medio de quien todo existe, *perfeccionara mediante el sufrimiento al autor de la salvación de ellos.
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Los lectores judíos de esta carta tropezaban a la hora de verse ante la necesidad de aceptar que Jesús, el que caminó y ministró en Palestina, era el Mesías encarnado. El apóstol Pablo se había topado con la misma dificultad al hablar a los judíos acerca de Cristo: «Los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente piedra de tropiezo y para los gentiles locura» (1Co 1.22–23) La piedra de tropiezo es precisamente el camino poco ortodoxo por el que desempeñó su misión el Cristo. En primer lugar, aun siendo Dios, aceptó, por un tiempo, ser hecho un poco menor que los ángeles. Se vistió de humanidad y eligió identificarse por completo con el ser humano, en toda su fragilidad y confusión.La mejor manera de vencer cualquier problema es haciéndole frente. En ese estado marchó con paso firme hacia la muerte, porque ese era el único camino por el que alcanzaría derrotar al enemigo. Su estrategia encierra uno de los grandes principios de la Palabra: la mejor manera de vencer cualquier problema es haciéndole frente, ingresar al campamento del enemigo y con decisión robarle el arma que ha utilizado para aterrorizar y esclavizar al adversario. El ejemplo perfecto del poder de esta arma nos lo ofrece la figura de Goliat. Era el campeón de los filisteos. Día tras día salía, con su enorme porte y su estruendosa voz, para desafiar a los escuadrones de Israel. Luego de cada salida el temor de los soldados de Israel crecía. Cada vez lo veían más grande y más invencible. Nadie se atrevía a hacer nada. El miedo los paralizaba. El joven David lo miró con otros ojos y entendió que la única manera de cortar su nefasta influencia sobre el ejército era derrotándolo. Con inusual osadía propuso entrar al territorio del enemigo y hacerle frente a este temible adversario. Con el respaldo de Dios no solo consiguió vencerlo, poniéndole fin a su miserable existencia, sino que también le cortó la cabeza con la misma espada con la que Goliat había dado muerte a tantos adversarios . La inexorable marcha de la vida hacia una muerte segura llena de temor a la gente. Se afana por sacarle el máximo provecho a su fugaz paso por la tierra, porque el miedo la ha llevado a creer que después de la muerte no existe nada. Cristo, hecho hombre, se interna en el campo del enemigo y decide ponerle fin al poder de la muerte que esclaviza e intimida al ser humano. Atraviesa la muerte, por medio de la cruz, y se levanta, triunfante, del otro lado. Demuestra, de esta manera, que la muerte no tiene la palabra final en la existencia del ser humano. Dios la tiene. Por esto, ha coronado a Cristo de gloria y honra.
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