Biblia

Creyendo en el testimonio de Cristo, Parte I

Creyendo en el testimonio de Cristo, Parte I

por Ministerios Alfa y Omega, Inc.

Sermón basado en 1 Juan 5:9-15

Introducción:


¿Realmente creemos en Dios? Podemos obtener una respuesta al preguntarnos: ¿creemos los testimonios acerca de Cristo? Este pasaje cubre dos testimonios dinámicos.



Bosquejo de la enseñanza:


1. Existe el testimonio de Dios (v.9–12).


2. Existe el testimonio de Juan (v.13–15).



Puntos a desarrollar:



Punto 1: El testimonio de Dios


A. Testimonios y vida eterna (5.9–12): Existe el testimonio de Dios. Se pueden señalar cuatro aspectos muy importantes. El testimonio de Dios es mucho mayor que el testimonio de cualquier ser humano (1 Jn 5.9). Realmente creemos en el testimonio de los hombres. Por ejemplo:


i. — Los cónyuges confían mutuamente en su palabra.


ii. — Los hijos no dudan de lo que sus padres y maestros dicen.


iii. — Los empresarios confían en sus empleados.


iv. — El jurado cree en el testimonio de los testigos.



Si todos nosotros damos crédito a lo que los medios de comunicación y nuestros amigos nos dicen cada día, ¿cómo el testimonio de Dios no va a ser mucho mayor? Los hombres interpretan los hechos y, algunas veces, hasta los exageran o los tergiversan debido a que nuestras opiniones personales e intereses siempre están presentes. Incluso, algunos hombres hasta nos mienten y engañan aun cuando hemos compartido con ellos. Pero Dios no hace esto. Él nunca exagera ni tergiversa los hechos, nunca miente ni mucho menos engaña. Lo que Dios dice siempre es la pura y simple verdad. Por esta razón, cada ser humano debería creer en el testimonio y en la historia del Hijo de Dios. ¿Cuál es ese testimonio? Fíjese en lo que dice el versículo: «Porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo». El testimonio es que Jesucristo, el Hijo de Dios, fue enviado a este mundo para salvar a los hombres. Esto es lo que debemos creer.



B. El testimonio de Dios yace dentro del corazón del creyente (1 Jn 5.10). Cuando alguien cree en el Hijo del Hombre, Dios implanta su testimonio en el interior de esa persona. ¿Cuál es ese testimonio? Es el propio Espíritu de Dios. El Espíritu Santo sella y garantiza al creyente, le da la seguridad de que Jesucristo lo ha libra do del pecado, muerte, y condenación, y que lo ha hecho agradable ante los ojos de Dios. Juan 1.12–13, 1.16–18; Romanos 8.16–17; 2 Corintios 1.21–22; Gálatas 4.4–6; Efesios 1.13–14, 4.30; 1 Juan 3.24, 4.13, 5.6



C. Aquellos que no creen rechazan el testimonio de Dios (1 Jn 5.10b). Estas palabras son duras pero aquel que no cree que Jesucristo es el Hijo de Dios, le ha hecho mentiroso. ¿Cómo puede ser esto posible? Según el versículo, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Dios ha proporcionado una prueba tras otra de que Jesucristo es su Hijo:



  • El testimonio de la vida de Cristo, sus obras y palabras.


  • El testimonio del bautismo de Cristo.


  • El testimonio de la sangre, crucifixión y muerte de Jesucristo.


  • El testimonio de la resurrección.


  • El testimonio de las Escrituras.


  • El testimonio del Espíritu Santo, el cual convence el corazón del hombre.


  • El testimonio de los creyentes quienes han experimentado el poder de Cristo en sus vidas.


Si una persona no cree en el testimonio de Dios, ni en todas las grandes pruebas que Él ha dado, ni que envió a su Hijo al mundo para salvar a los hombres, entonces esa persona en realidad está diciendo que la historia es una mentira. Sin embargo, recuerde que: Dios sí envió a su Hijo, y Dios ha sostenido el testimonio en la verdad. Por lo tanto, el no creer en el testimonio es decir que Dios está mintiendo, él sí envío a Cristo. Juan 3.36, 8.24, 16.8–9



D. El testimonio de Dios está clara y sencillamente expuesto (1 Jn 5.11–12). Dios nos ha dado vida eterna en su Hijo. Lo único que el hombre ha deseado es vivir eternamente ya que no desea morir. No obstante, vivir eternamente en un mundo corruptible como el nuestro no significa necesariamente que sea estupendo. Este es un mundo maligno, corrupto y moribundo; por lo tanto, lo que ahora tenemos no es una vida real, ni siquiera se asemeja a la que debimos haber tenido. La vida eterna que Dios da es aquella que se suponía debíamos haber vivido.



El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene vida. ¿Por qué esto es así? Porque Jesucristo es justo. Él es el Hijo de Dios que vino al mundo en forma de hombre y vivió sin pecado. Él es el Único que logró la perfecta e ideal justicia. Por lo tanto, Jesucristo es el único que tiene derecho de estar ante Dios. ¿Por qué? Porque Dios es perfecto, y solamente alguien perfecto puede estar ante su presencia. Por esta razón, el hombre debe acercarse a Dios a través de Jesucristo ya que solamente Él es perfecto y justo. Cristo es el único que tiene derecho de estar en el tribunal de Dios como Abogado con el fin de alegar por los hombres. No hay otra justicia, ni benignidad que sea agradable ante Dios; solamente la de Cristo que ha sido aprobada para que sea nuestro abogado en el tribunal celestial. Esto nos lleva a un aspecto aún más maravilloso: Dios nunca rechazará a alguien que tiene a Jesucristo como su defensor. Aquel que tiene a Jesucristo para acercarse ante Dios nunca será rechazado.



Usado con permiso,


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