Cuando los miembros se ven envueltos en el ocultismo
por Gordon Dalby
No podemos asumir que todos los que asisten a las iglesias saben lo que la Biblia dice en cuanto al ocultismo, ni que aun aquellos que sí lo saben, pueden discernir las formas más sutiles de ocultismo que están brotando en nuestro tiempo. A continuación encontrará una guía de cómo ayudar a aquellas personas que se ha involucrado en el ocultismo.
Un ex miembro de la iglesia me llamó para pedirme que oficiara en su boda. Cuando me reuní con él y su novia, éste comenzó a hablar con gran convicción sobre la enseñanza ocultista cuyos progenitores la recibieron por «escritura automática» a través de la clarividencia de que el pecado no es real y que los seres humanos pueden obrar milagros de sanidad y prosperidad.
En otra ocasión, un pastor me pidió que lo ayudara a aconsejar a un feligrés de edad que había invertido tiempo y dinero considerables en libros de ocultismo, como los de Edgar Cayce hasta Shirley MacLaine. «Simplemente no entiendo por qué es que todos están tan preocupados por mi vida espiritual particular», se quejaba el miembro. «Yo no estoy dañando a otros. Ustedes me consideran tan malo como un criminal.
Aún en otra situación, un pastor colega me pidió que orara con él por su ujier principal, el que había asistido a sesiones espiritistas y había leído una variedad de obras espiritualistas. Cuando nos reunimos con él y expresamos nuestra preocupación, reclamó: «¿Por qué es que todos me condenan simplemente porque yo quiera conocer más acerca de las cosas espirituales?»
DELICADO PERO ESENCIAL
Hoy, cuando Shirley MacLaine puede presentar su prédica espiritualista-ocultista varias noches, en el horario de mayor audiencia televisiva, nosotros como pastores debemos estar preparados para responder tanto a la simple curiosidad como a la participación dedicada en las prácticas ocultistas de los miembros de iglesias. He descubierto que no podemos asumir que todos los que asisten a las iglesias saben lo que la Biblia dice en cuanto al ocultismo, ni que aun aquellos que sí lo saben, pueden discernir las formas más sutiles de ocultismo que están brotando en nuestro tiempo. Simplemente el decirle a alguien, «la Biblia dice que las prácticas ocultistas son pecado» podría hacer que la persona se sienta juzgada y se aparte.
Habiendo cometido algunos errores en esta difícil área de dar testimonio, he tenido que apoyarme en varias pautas. El que uno las siga no garantiza que podamos cambiar la mente del otro, pero por lo menos me permite presentarles el punto de vista del Señor con integridad y compasión dejando la reunión con la sensación de haber respondido con fidelidad.
COMUNIQUE PREOCUPACIÓN EN LUGAR DE CONDENAR
El hecho de que un miembro esté envuelto en el ocultismo indica que no reconoce la autoridad final de las Escrituras, y sin esta base común, siento dificultad para comunicar de forma efectiva. A menudo temo fallar en comunicar el mensaje. Una parte de mí quiere sacudir a la persona por los hombros y gritarle, «¿No ves que te has entregado a la muerte?» Mientras no descarto esa respuesta, en la mayoría de los casos encuentro que es más efectivo usar una respuesta más suave que la persona no llegue a percibir como juicio.
Con el ujier que era un lector ávido de Edgar Cayce, por ejemplo, en primer lugar le expliqué que estábamos preocupados principalmente por su seguridad. Lo que estaba haciendo presentaba peligro para su bienestar espiritual. «Si estuviera probando (comiendo) diversas variedades de hongos silvestres, yo vendría hasta usted», le dije, «porque no querría que usted se envenenara. Es porque usted nos importa, que queremos que sepa lo que está haciendo es envenenar potencialmente su espíritu».
VEA EL HAMBRE ESPIRITUAL VÁLIDO
Una cosa que me ayuda a comunicarme con el feligrés envuelto en el ocultismo es recordar que el pecado es principalmente una perversión del bien. Asumo que el pecado de la participación en el ocultismo puede remontarse a un deseo genuino y hasta bueno por alguna cosa de Dios. Por lo que, tanto en mis oraciones como en el encuentro con la persona, le pido a Dios que me muestre la necesidad más profunda y genuina de Él en aquella persona, que el pecado ha pervertido.
Al principio de la conversación pregunto, por ejemplo, «¿Qué es lo que busca en la astrología?» es decir, «¿Qué necesidad espera satisfacer a través de la astrología?»
Cualquiera sea la necesidad, ya sea consejo matrimonial o protección en un vuelo, le pregunto a la persona con franqueza, «¿Ha probado a Cristo? ¿Qué es lo que le hace pensar que Él no pueda satisfacer su necesidad?»
Pero encuentro a la gente más receptiva cuando comienzo por aceptar el buen deseo de su parte subyacente en la participación ocultista» «Usted tiene hambre espiritual al igual que todos nosotros».
NO NIEGUE LA REALIDAD DEL PODER OCULTISTA
«Es raro», me dijo un colega, «que yo pueda hablar más abiertamente sobre mi espiritualidad cristiana con mi hermano que está en el ocultismo, que con todos los otros en mi familia que han ido a la iglesia toda la vida pero se burlan de cualquier poder espiritual real».
Aquí yace un punto esencial de contacto para el testigo cristiano. Muchas iglesias han restado importancia a las actividades ocultistas como si fueran mera superstición. Reconozco que en mi presunción naturalista, acostumbraba a asumir que las actividades ocultistas no tenían poder real alguno. La realidad, sin embargo, según las Escrituras y la experiencia de muchas personas, es que la esfera de lo culto (sobrenatural o esotérica) es poderosa y maligna. Si las actividades con lo oculto no tuvieran poder real alguno, Dios no hubiese condenado a muerte a aquellos que las practicaron. La fe bíblica reconoce que toda práctica ocultista, sin importar lo inofensiva que pueda parecer, atrae poder genuino.
Las personas que se han metido en el ocultismo saben esto, porque lo han visto y nuestra mofa sofisticada de ello, los obliga a defender sus experiencias con mayor fervor o retraerse. Cuando alguien ha visitado a un adivino y ha recibido un mensaje que se ha vuelto verdadero, lo peor que podemos hacer es burlarnos.
Nuestro testimonio cristiano en contra de los poderes ocultos debe preguntarse «¿Cuál es su origen y su intención final para aquel que está comprometido, en lugar de hacerse la pregunta de si realmente funciona?» Una pauta bíblica aquí es Deuteronomio 13.1-4, que advierte en contra del profeta que anuncia alguna señal que se cumple pero que pide a la gente que abandone al Señor por otros dioses.
Algunas veces algunos que practican el ocultismo nos desafiarán: «¿Pero es que lo ha probado? Usted no debería condenar la astrología si no ha visto lo que puede hacer».
A una persona que me dijo esto, le escribí, «Cuando usted me pide que pruebe una práctica ocultista, lo considero igual a que usted estuviera pidiéndome que cometa adulterio. Claro que podría ser audaz y emocionante. Pero yo simplemente no podría hacerle eso a mi esposa. De un modo similar con el ocultismo, yo no podría hacerle eso a Jesucristo, quien entregó su vida, por así decirlo, para «casarme con Dios», para que precisamente yo pudiera gozar de un poder salvador mucho mayor que el que cualquier práctica ocultista jamás pueda proveer».
EXPLIQUE LA RAZÓN FUNDAMENTAL DETRÁS DE LAS ÓRDENES DE DIOS
La gente precisa entender no solamente que la Biblia dice que las actividades ocultistas están mal, sino también por qué Dios dice que lo son.
Comienzo con el denominador bíblico más común. No importa cuán ignorantes de la Biblia puedan ser los no creyentes o los que concurren a las iglesias, todos han escuchado acerca de los Diez Mandamientos. Señalo que la práctica ocultista viola el primer mandamiento de Dios: «No tendrás dioses ajenos delante de mí» (Ex. 20.3).
Un dios es una fuente de poder espiritual; el participar de prácticas ocultistas es buscar poder espiritual de alguna otra fuente que la del Dios Creador revelado en la Biblia. Algunas personas no pueden aceptar esta evaluación porque no entienden la naturaleza amorosa de Dios. Creen que las Escrituras los atan o restringen severamente. Les explico que Dios ordena a su pueblo a renunciar a ciertos comportamientos no porque sea un egoísta o un sádico, sino porque Él es un padre que ama a sus hijos. Como cualquier padre amante, Dios sabe que para sus hijos crédulos, este mundo es a menudo un lugar peligroso. Aquellos que son padres o madres pueden entender cuando digo que, «seguramente usted ha establecido reglas para el bien de sus hijos aún cuando ellos no puedan entenderlas».
Obviamente que estoy preparado para mostrar que en la Biblia Dios, de hecho, condena las prácticas ocultas: astrología, (Is. 47.10-15), reencarnación (He. 9.27), adivinación (Dt. 18.10-11), profetización (Ez. 13.17-23; Hch. 16.16-18); consultar a los muertos (Dt. 18.11; 1 Cr. 10.13, 14), espiritismo (Lv. 20.27).
ORE
Ciertamente que nuestra arma más poderosa en liberar a una persona de la práctica ocultista es la oración. Pero debo orar solamente «en el Espíritu» (Ef. 6.18) y no como yo quiera.
Podemos orar reconociendo que el que rechaza la autoridad de las Escrituras y se aparta de Dios para seguir la espiritualidad ocultista muy a menudo está cegado por la rebelión. Y Dios hace esta asociación, declarando que «Porque como rebelión es el pecado de adivinación» (1 Sa. 15.23).
De cualquier modo, es mejor que no oremos solos por aquellos con ataduras ocultistas, y siempre debe comenzarse por la confesión de la impotencia de uno y la victoria de Jesucristo. Como en cualquier intercesión, uno puede pedir al Señor que tenga compasión de esa persona.
CONSIDERE LA DISCIPLINA
Algunas veces la situación requerirá que demos una palabra dura de advertencia a alguien que está metido en el ocultismo, lo que supondrá correr el riesgo de que perdamos la amistad de esa persona.
Un amigo, líder en otra iglesia, abrazó la astrología. Le tuve que advertir que como líder espiritual de su gente, estaba pisando en un terreno que habría de causar gran daño a su iglesia.
En respuesta, me escribió una carta cortante acusándome de ser cerrado y de usar mi fe como defensa en contra de la vida. Sin embargo, persistí en la amistad, y un día hasta fuimos a almorzar juntos; a pesar de que no pude cambiar su forma de pensar, sostuve mi respeto por él, y pudimos partir aceptando nuestras diferencias.
Con relación a las personas en nuestra congregación también debemos estar preparados para actuar. El ujier principal que iba a las sesiones espiritistas, por ejemplo, no respondió a nuestros ruegos, a pesar de habernos reunido con él en diez oportunidades durante un año, e incluso con los ancianos.
Después de haber orado, el pastor y yo sentimos que debíamos dar dos pasos. Primeramente, disciplinamos al hombre removiéndolo de su cargo como ujier, explicándole claramente por qué lo estabamos haciendo. Segundo, ya que en nuestra oración el Señor nos había mostrado la soledad del hombre y cómo eso había ofrecido una apertura de interés inapropiado por lo oculto, arreglamos para que otros en la iglesia lo llamaran y lo invitaran a cenar y a otras actividades.
OBEDIENCIA, SIN POSIBILIDADES DE ÉXITO
Durante los últimos diez años, he visto a muchas personas que una vez que tuvieron convicción del pecado de participar en el ocultismo, fueron liberadas para experimentar el poder salvador de Dios. Luego de haber hablado con ella acerca de los peligros del ocultismo, una miembro me pidió que fuera hasta su casa a examinar su biblioteca para que pudiera tirar cualquier libro que pudiera reflejar el ocultismo. Fui, y en unos pocos minutos su cesto estaba lleno con unos veinticinco libros.
En otros momentos he visto un éxito parcial. El ujier principal mencionó que en una oportunidad había usado una tabla de escritura espiritista (ouija), habiéndole sobrevenido una «pesadez tenebrosa» lo que lo había asustado lo suficiente como para «no meterse en ese tipo de cosas de nuevo». He orado para que Dios continúe dando claridad a este hombre en cuanto a la naturaleza de los poderes con los que se ha metido. En el momento en que escribo esto, aún el pastor y yo no estamos conscientes de que el Señor haya contestado esta oración de alguna manera. Al mismo tiempo, no he tenido éxito con muchos otros, como en el caso de un colega pastor que está envuelto con la astrología.
Mi experiencia me ha convencido que el ministerio de alertar al pueblo de Dios de los peligros del ocultismo requiere de uno una simple disposición para obedecer, más que el tener esperanzas de éxito. Al igual que Ezequiel (3.18, 19) nuestro rol es el de advertir a aquellos que están en peligro.
Tomado de Leadership/89. Fall Quarter.
Los Temas de Apuntes Pastorales, volumen III, número 3. Todos los derechos reservados