De espectadores a participantes
por Marlene Wilson
Si multiplicamos las oportunidades para servir comenzarán a brillar líderes que, hasta ahora, han pasado desapercibidos.
¿Qué motiva a un «calientabancas» a seguir con la misma actitud, año tras año?Muchos de los miembros de nuestras congregaciones poseen habilidades técnicas o profesionales y, sin embargo, se muestran reticentes a utilizarlos en el ámbito de la iglesia. He escuchado a algunos pastores comentar: «Conozco bien la tarea que esta persona desarrolla, pero ni bien entra a la iglesia pareciera que no sabe hacer nada». Es probable que esto ocurra porque esa persona siente que, en la iglesia, se ha metido en el terreno del pastor y no quiere usurparle el poder. A menos que le pidan específicamente que utilice sus capacidades, se inclinará por una actitud pasiva.Pertenecí a una congregación durante veinte años y a una segunda durante otros ocho. Solo en una oportunidad, a lo largo de todo ese tiempo, me pidieron que trabajara en la capacitación de voluntarios. Me sentía muy triste por esa actitud porque sé que capacitar a otros es uno de mis dones. Uno de los elementos que más me ha impactado de la congregación en que participo ahora es su solicitud para que yo los asista en capacitación.En cada congregación existen personas dispuestas a servir, pero necesitan ayuda o una invitación para comenzar en ello. Para transformar a los miembros de espectadores a participantes quisiera ofrecerle las siguientes recomendaciones:Identifique y desarrolle personas con talentoSugiero que utilice un proceso de entrevistas para los miembros nuevos. Aun cuando se trate de una congregación pequeña, la clave es hablar sobre diferentes opciones de servicio. Durante esta entrevista, las primeras preguntas deben ser: ¿Cuáles son sus dones y talentos? ¿Qué le gusta hacer?Las próximas preguntas debe orientarlas a estos temas: ¿Cuánto desea involucrarse en la vida de la iglesia? ¿Cuáles son sus sueños para esta congregación?Se asombrará de la información que obtendrá en estas conversaciones. Las personas acaban compartiendo temas de los cuales nunca antes habían hablado.Resuelva las causas que contribuyen al agotamientoNo a todas las personas les gusta que las consideren líderes. Es posible que se resistan a servir por algún anticuado concepto de liderazgo. No quieren estar en la iglesia en cada reunión.Por lo que han experimentado, muchos consideran que el servicio en la iglesia simplemente conduce al agotamiento. ¿Por qué, por ejemplo, a las iglesias les cuesta encontrar líderes de células o maestros de escuela dominical? Se debe a que para muchos el ser líder implica encargarse de «todo el paquete». Ellos piensan: «No tengo tiempo para esto. Yo quiero asistir a un lugar donde me alimenten a mí». El agotamiento es una de las razones por las que personas, pilares en otra congregación, hoy, en la nuestra, se han convertido en espectadoras. No quieren que los vuelvan a usar. Ya no dirán que sí a ninguna nueva oportunidad.Esta es una de las razones por las que debemos redefinir el liderazgo y, en consecuencia, alejarnos del modelo que mide la eficacia por la cantidad de esfuerzo realizado, o la cantidad de personas impactadas. Para evitar el agotamiento en nuestros obreros una de las claves es pensar en el servicio según los dones de las personas. En lo personal, deseo que cada obrero pueda responder estas cuatro preguntas:¿Cuáles fortalezas aporto a este proyecto?¿Cuáles las debilidades traigo a este proyecto?¿Cuál es uno de mis anhelos para este grupo?¿Cuál sueño atesoro más para esta iglesia?Si logramos que respondan a estas preguntas el grupo comenzará a saber qué realiza bien cada integrante. Luego comienzan a verse como un equipo, en lugar de a un líder con un grupo de seguidores.Si ampliamos las oportunidades para servir comenzarán a surgir nuevos líderes.Debo señalar, claro, que no todo obrero debe ser líder. En el libro Servant Leadership (Liderazgo de servicio) el autor Roberto Greenleaf afirma que no todos poseen la capacidad para ser líderes y declara que ser un buen seguidor es tan importante como ser un buen líder. Algunas personas no quieren ser líderes, pues no poseen dones para esa tarea y no quieren verse obligados a ocupar un rol de líder.Si ampliamos las oportunidades para servir comenzarán a surgir nuevos líderes. Luego, requerirán capacitación. Necesitan conocer las cualidades de un líder, como trabajar con personas difíciles y liderar en situaciones complejas. Evite que sus pilares se conviertan en obstáculos.Otro obstáculo que impide el surgimiento de nuevos obreros son los servidores voluntarios con trayectoria en la iglesia, ya acostumbrados a una manera específica de llevar a cabo las actividades. Cuando comencé con la tarea de capacitar a voluntarios escuchaba a estos obreros quejarse: «Estamos cansados de hacer todo el trabajo nosotros solos. ¿Por qué no se involucran más personas en el servicio?»Tomé nota de su frustración, pero cuando colaboré en el reclutamiento de voluntarios los pilares ¡no estaban dispuestos a ceder espacio para que sirvieran los nuevos! Pedir a otros que compartan la tarea de servir es también pedirles que compartan el poder y eso, para algunos, resulta una amenaza. Si los pilares reconocen que existe un problema —muy pocas personas llevando a cabo el trabajo en la iglesia— el pastor debe advertir: «Necesitamos cambiar la manera en que estamos haciendo la obra. Estamos perdiendo obreros por agotamiento. Demasiadas personas se están yendo por la puerta de atrás y esto puede ser porque no encuentran un lugar para servir entre nosotros. Intentemos evaluar otras opciones de servicio».Cambie el «yo» por el «nosotros»Algunos pastores objetan: «yo no tengo tiempo para esto». El problema es la palabra «yo». Presupone que, en el caso de darse un cambio, este será responsabilidad del pastor. No necesariamente debe ser así.El primer paso es analizar la composición de la congregación. Muchos poseen laicos que podrían involucrarse en un proyecto o ministerio. El pastor podría ser parte de un equipo, pero no necesariamente el líder. Este grupo podría evaluar a la congregación y sugerir acciones, creando oportunidades para voluntarios, hablando con individuos y evaluando la capacitación de los servidores. Luego el grupo decide, junto al pastor, cuales serán las prioridades durante el año entrante.No dudo de que siempre aparecerán más oportunidades para servir que voluntarios dispuestos a llevar esta carga. No obstante, si el pastor está formando laicos no se verá tan fácilmente abrumado por la enorme carga de trabajo por realizarse.Preguntas para estudiar el texto en grupo1. La autora identifica al menos dos razones que llevan a las personas a la pasividad en la Iglesia. ¿Cuáles son?2. En su experiencia personal, ¿qué otros factores contribuyen a la pasividad en los miembros de la Iglesia?3. ¿Por qué, según la autora, algunas personas temen aceptar responsabilidades dentro de la Iglesia? ¿De qué forma se puede resolver esta dificultad?4. ¿De qué manera impiden el surgimiento de nuevos voluntarios las personas que han trabajado durante años en una congregación?5. ¿En su opinión, cuáles elementos favorecen más la iniciativa de los miembros de la Iglesia de involucrarse en los proyectos ministeriales que esta lleva adelante?6. ¿Cuál es la relevancia de que las personas participen activamente en las obras de la Iglesia?
Se tomó de Growing your Church through Training and Motivation, 1997. © Christianity Today. Se usa con permiso. Todos los derechos reservados. Los derechos de la traducción al español pertenecen a Desarrollo Cristiano Internacional, ©2010.
Se publicó en Apuntes Pastorales XXVII-6, edición de julio – agosto de 2010.