Devocional Diario – Dios siempre te alienta
Devocional Diario – Dios siempre te alienta Por Ricardo Bedrossian “A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo” Hechos 23:11
El apóstol Pablo había pasado un día muy difícil. Lo habían llevado encadenado ante un concilio en su condición de preso, le habían golpeado en la boca interrumpiendo su defensa, la asamblea se había vuelto en su contra, lo tironeaban de un lado para el otro, los soldados romanos lo tienen que sacar por la fuerza de las manos de la gente que quería matarlo, finalmente lo llevan nuevamente a la prisión ¡Que día complicado! Pablo se habría despertado ese día con la esperanza de poder probar su inocencia, para demostrar que estaba preso sólo por el hecho de ser un discípulo de Cristo, que no había violado ninguna ley que justificara su detención.
Pero todo parece salir mal. Y llega la noche.Ese momento de reflexión. Pareciera que la oscuridad produjera en el hombre un sentimiento de impotencia, de indefensión, de temor. Lastimado en su cuerpo y en su alma, tuvo un sentimiento que es muy común de toda la especie humana: el desánimo ¿El gran apóstol podía sentirse de esa manera? ¿Estamos hablando de ese hombre tan fuerte que había enfrentado con entereza tantas contrariedadesí ¿Es el mismo Pablo que escribía a las iglesias alentándolas a mirar siempre hacia delante puesto los ojos en Jesúsí Parece que sí.
Los “grandes” hombres de Dios también se desalientan, porque la realidad es que cada ser humano es una persona muy frágil.Ese guerrero de mil batallas llamado David se dice a sí mismo “… Sepa yo cuán frágil soy” (Salmo 39:4). Pero hay un elemento esencial en este relato y es la aparición de Dios en el momento justo y la palabra para su siervo: “Ten ánimo, Pablo …”. Evidentemente Dios lo vio desanimado, abatido, pero esas simples palabras habrán bastado para que el apóstol pudiera comprender una vez más, que aún en la noche más oscura de la vida, el Señor estaba a su lado y eso era suficiente para recibir aliento de vida. Cuando más oscura está la noche, más cercano está el día. Cuando nos parece que el problema se ha transformado en un callejón sin salida, más cerca estamos de la salvación de Dios.
Esa es nuestra esperanza.No estamos solos. Quizá en este día te puedas sentir como el apóstol Pablo, con abatimiento desánimo, viendo que las cosas no salieron como esperabas. Toma estas palabras, pero en una forma personal, como si Dios las dijera específicamente para ti: “Ten ánimo ………” (imagina aquí tu nombre). Dios es tu padre, Él quiere que sigas adelante porque tiene un propósito maravilloso para tu vida.