Dios amó al mundo

por Luis Palau

Pasaje: Juan 3.16

DIOS AMÓ AL MUNDO


Juan 3:16



INTRODUCCIÓN: Este versículo es el corazón mismo del evangelio de nuestro Señor Jesucristo. El mundo –todo el mundo– debe oírlo, proclamarlo y explicarlo.



A. EL DADOR MÁS GRANDE



“De tal manera amó Dios…” Vemos a Dios como el más grande dador: (Ver también 6:32, 51; 10:28; Mt. 20:28; Lc. 11:13; 12:32; Ro. 8:32; Ef. 3:16; 1 Ti. 6:17).



B. EL AMOR MÁS GRANDE



“De tal manera amó Dios al mundo…” ¿Acaso hay amor más grande que el de Dios? (Os. 14:4; Ap. 1:5). A pesar de nuestra rebelión contra él, Dios nos ama. Nos ama con amor eterno (Jer. 31:3; Jn. 13:1).



C. EL ALCANCE MÁS GRANDE



Se nos dice que Dios amó al mundo. Nadie queda excluido (Is. 45:22). No hay persona que esté fuera del alcance del amor de Dios, por más bajo que haya caído, por más lejos que se haya ido o se haya apartado de Dios (2 Co. 5:19).



D. EL REGALO MÁS GRANDE



“Ha dado a su hijo unigénito”. Dios nos dio todo, ni siquiera nos escatimó a su propio Hijo (Ro. 8:32) y lo regaló al mundo, lo hizo hombre, lo mandó a la cruz y lo resucitó. Dios no vende a su Hijo, no lo intercambia por buenas obras (Ef. 2:9). Dios regala la salvación, por eso dice que nos ha dado a su Hijo (1 Jn. 3:1).



E. EL PERSONAJE MÁS GRANDE



Dios envió a su Hijo único, Jesucristo. Nunca ha habido en la historia del mundo personaje más grande. Aun ha llegado a dividir la historia en dos grandes eras. (Ver Fil. 2:10-11; Col. 1:15-20; He. 1:2).



F. LA OFERTA MÁS GRANDE



“Para que todo aquel que en él cree”. Ninguno está excluido de la oferta divina, de su regalo. Es para todos, por más lejos que algunos se sientan de Dios, por mucho que se hayan rebelado, por mucho tiempo que hayan sido indiferentes a él (2 P. 3:9).



G. LA SENCILLEZ MÁS GRANDE



La única condición es creer. La salvación que Dios ofrece se recibe como un regalo y se recibe por una sencilla decisión de fe (Jn. 20:31; Ef. 2:8).



H. LA SALVACIÓN MÁS GRANDE



El propósito de Dios es que todo aquel que cree no se pierda. Es una verdad cuyo complemento está en la declaración paulina de que “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Ro. 8:1).



I. LA POSESIÓN MÁS GRANDE



La vida eterna es la posesión más grande que podamos tener. La máxima posesión del ser humano (Jn. 10:28; Ef. 2:5). Tener a Cristo en el corazón es tener la vida eterna (1 Jn. 5:20).



J. LA DECISIÓN MÁS GRANDE



Hay una crucial decisión que debe tomar el ser humano. Es lo único que no puede hacer Dios por el hombre. Todo lo demás lo hizo; la decisión es de cada uno. (Ver Jos. 24:15-16; Jer. 21:8).



¡Gloria a nuestro Dios y Padre celestial por esta salvación tan grande y tan sencilla!