Biblia

Dios exige fidelidad

Dios exige fidelidad

Lucas 16:11-13 – pues si en las riquezas injustas, no fuisteis fieles, ¿quien os confiara lo verdadero? 12 y si en lo ajeno, no fuisteis fieles, ¿quien os dará de lo que es vuestro? 13 ningún siervo puede servir a dos Señores; por que o aborrecerá al uno y amara al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

Yo le preguntaba al Señor ¿por que estos versículos?, estos versículos hablan de ser fiel en las riquezas (dinero) y creo que aquí nadie es rico ¿verdad? tratamos de ser fieles en los diezmos y eso, y yo le decía si ni siquiera el pastor habla del diezmar por que tengo que hacerlo yo, eso le corresponde a el y el Señor me mostró dos escrituras.

2 Corintios 6:10 dice “pero como pobres, mas enriqueciendo a muchos.”

Apocalipsis 2:9 “Jesús hablando a la iglesia de Esmirna, dice yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico) y el versículo 10 dice no temas en nada de lo que vas a padecer. Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de vida”

Lo que Dios me mostró es que estamos siendo infieles en nuestras riquezas. Vamos a tratar de entender esto primero. El termino justo en alguno de sus significados significa merecido.

Por ejemplo cuando uno de sus hijos saca alguna medalla en la escuela, es justo que les den un premio. Es justo pues sacaron un premio amen. Ahora quiero que vayan conmigo a Lucas 23:41.

Dice nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal ha hecho. Delante de los ojos de Dios nosotros somos justos por el sacrificio de Cristo, por la sangre de Cristo Dios nos ve y ve a Cristo. Pero veámoslo debajo de esa sangre, veámoslo al punto de vista humano.

¿Cuantos realmente merecemos lo que Dios nos ha dado?, ¿cuantos merecíamos esa libertad?, ¿cuantos merecíamos el amor?, nadie dice la palabra que no hay justo ni uno; merecíamos muerte, merecíamos la ira de Dios, merecíamos el dolor la consecuencia del pecado, merecíamos lo pero, así como los ladrones merecíamos la cruz. Pero Él en lugar de muerte nos dio vida, en lugar de esclavitud nos dio libertad, nos dio alegría y gozo, amen, y aparte nos sigue dando cada día mas. Entonces viéndolo así nuestras riquezas (no dinero) son injustas, amen. La palabra dice sin de gracia recibiste, creo que la mayoría sabemos que significa gracia, quiere decir que sin merecerlo lo recibiste. Quedo claro de que nuestras riquezas son injustas (ejemplo).

Esta parábola de Lucas 16 habla de un mal mayordomo y ¿saben que la palabra dice que nosotros somos mayordomos y siervos de Dios?

1 Corintios 4:1-2 “así pues , téngannos, los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.”

Ahora, bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel. Los siervo de Dios necesitan ser fieles. Nosotros somos administradores de la gracia de Dios, y de los misterio de Dios Amen. El mayordomos en los tiempos antiguos era quien administraba los bienes y distribuía los alimentos y artículos para los demás. La palabra dice y leíamos, pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles ¿quien os confiara lo verdadero?

Cristo nos ha dado muchas riquezas y como a la iglesia de Esmirna se nos dice se fiel hasta la muerte. ¿Que tan ricos somos en Cristo, que tan grandes son nuestras riquezas? El nos ha dado libertad. Cuanta gente en el mundo no desearía libertad, pero verdadera libertas, la palabra dice que si el hijo del hombre te hiciere libre serás verdaderamente libre amen y por esa libertad podemos alabarle, y gozarnos y brincar y danzar y gritar Cristo vive, aleluya , gloria a Dios y quizás muchos de los que es su primera vez aquí van a decir estos que están locos o de cual fumaron, y sabes les podemos decir fumamos la libertad y la verdadera libertad que es en Cristo Jesús amen. Pero para que Cristo nos ha dado esa libertad, el nos Dios esa libertad para nosotros dar libertad a otros para ir a mostrar la libertad que Cristo da. La palabra dice en Rom. 6:22 “Mas ahora habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios.” El que dice ser libre del pecado y no se somete a Dios y es siervo miente la palabra lo dice has sido libertado del pecado y hecho siervo de Dios.

Le digo algo Cristo no murió para que nosotros vengamos y le cantemos y le alabemos y nos gocemos, Él murió para por la redención del mundo. Él solo nos dice una cosa TE HICE LIBRE PARA QUE LLEVES ESA LIBERTAD A OTROS AQUÍ ES UN LUGAR DONDE TU VIENES Y TE LLENAS DEL PODER DE DIOS , UN LUGAR DONDE RECUERDAS LO QUE EL HA HECHO POR TI Y DONDE VES TESTIMONIOS DE QUE SIGUE DANDO LIBERTAD PARA QUE TE DESÁNIMOS Y TOMES FUERZAS Y SALGAS A PELEAR AFUERA POR LAS ALMAS, Y LLEVES ESA LIBERTAD QUE EL TE DIO. ÉL NOS LLAMO A LA LIBERTAD PARA HACER SUS OBRAS, (pregunto algo, ¿estamos siendo infieles en las riquezas que el nos dio?)

¿Cual de nosotros cuando estamos en la alabanza gozando la presencia de Dios, danzando y cantando, se acuerda de aquel que esta sufriendo, de aquel que esta muriendo en el mundo, por aquel que esta siendo esclavo del pecado, aquel borracho que esta sufriendo por que su familia se fue, aquel que esta necesitando consuelo? No uno ni se acuerda uno solo sabe que esta gozándose y no le importa lo demás. Oía una predica que decía, “do you really care?”, ¿realmente te importa?. Ahora te pregunto y examina tu corazón ¿realmente te importa esa gente de afuera que esta sufriendo, aquella gente que sigue en caminos de muerte? Que tal si hubiéramos estado con el paralítico que bajaron por el techo ¿que hubiéramos hecho?

Hablar con poder y autoridad del espíritu.

El mayordomo estaba para repartir comida a los demás siervos, pero que tal sino la repartía, el bien a gusto comiendo y los demás que muriéndose de hambre, hace tiempo dije una anécdota y parece que es la tercera vez que la voy a decir.

(Playa, gente muriendo)

Cristo nos mando a llevar esa agua viva a los que están sedientos, esa palabra de poder para libertad el nos dijo vayan y hagan discípulos a todas las naciones y el que no hace esto esta siendo infiel a Dios y esta pecado, por que el desobedecer a Dios es un pecado. Muchos preferimos dar dinero para que otros lo hagan Cristo dijo vayan y aprendan lo que significa misericordia quiero y no sacrificios.

EL NOS HA LIBRADO PARA LLEVAR ESA LIBERTAD A OTROS

Otra de nuestras riquezas, fue que Él no nos juzgo, para que nosotros no juzgáramos. Pero muchas veces nos olvidamos de eso y empezamos y ya viste a la hermana el anillote que trae, y ya viste a la otra hermana que es bien chismosa, o mira ya cayo otra vez ese hermano y ahora por que, no pues ya es tiempo que se ponga firme no. Cuando un hermano hace algo que no debe empiezan luego luego a hablar y viste los ojitos que este hermano le echo a la hermana o que aquella le coquetea al otro. Sin recordar y esto es importante el recordar Jesús dice ala iglesia de Efeso recuerda de donde has caído y arrepiéntete uno empieza a hablar sin recordar que estábamos peor que el hermano, sin recordar que estábamos en la basura del diablo y Él nos dijo; yo te puedo juzgar pero no te juzgo levántate y no peques mas. Recuerdas hermano cuando te lo dijo cuando estabas en la calle borracho, o cuando estabas en adulterio, cuando estabas en la inmundicia, quizás estabas mal oliente y sucio en pecado pero como a aquel leproso que le dijo que si podía sanarlo no le importo que tuvieras lepra que estuvieras sucio el te toco y sin juzgarte y sin preguntar por que, te perdono.

Que riqueza mas grande hermano el ser perdonado, después de fallarle, de insultarle, de golpearle de escupirle la cara y hasta de pisotearlo y sin rencor y con amor te dijo no importa yo te perdono pues te amo ya lo que hiciste lo hiciste pero vamos adelante y ya no lo hagas. Él nunca nos ha juzgado Él nos ha entendido (Él comprende) pero nosotros vemos al hermano que hace algo y decimos que ni se acerque que me contamina no y ni le hablo, ¿cuantos estamos como el publicano dando gracias a Dios por lo que hacemos y dando gracias por no ser como los demás? Él dijo que lleváramos las cargas los unos de los otros, no que nos subiéramos todavía arriba de ellos para acabarlos de aplastar. Él no nos juzgo para que nosotros no juzgáramos.

En Efesios 3:6-7

Dice:

“Y juntamente con el nos resucitó y así mismo nos hizo sentar en lugares celestiales con Cristo Jesús, para MOSTRAR en los tiempos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”

La palabra dice dad de gracia pues de gracia habéis recibido (enfermos, muertos, demonios, etc.) Pero cuando escuchas que algún hermano esta enfermo y que necesita oración, ¿le hablas y le dices que siga orando que Dios lo va a sanar?, ¿que decimos ha esta muy frió para salir, apenas voy a descansar y es mas ni un café me va a invitar y hasta me cae gordo ese hermano? Siempre esperamos recibir para dar lo que Jesucristo nos Dios sin que lo mereciéramos. Leíamos ahorita dice para MOSTRAR en los tiempos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Y mucho si los muestran mira el carro nuevo que me dio Dios y la casa nueva que me Dios mas cuartos y mas amplia y de repente viene el pastor y le dice hermano necesitamos a alguien para que vaya a recoger a un hermano que viene a predicar y hay que también que buscar donde hospedarle. Y ¿que dice el hermano?, pues aquí hay 150 dólares para la gasolina o para un taxi para que se venga y para el hotel mas sencillo el hermano llega y te pide un ride de la iglesia a su casa y te molestas ¿por que? Es ahí cuando debemos mostrar el amor, la misericordia que el Señor tiene con nosotros. En ese momento es tiempo de mostrar las riquezas que Dios nos dio esas riquezas que el mundo no tiene ese amor por los demás que aunque me caiga gordo lo voy a llevar y no de la iglesia a su casa sino que si necesita algo mas le doy ride no importa resumiendo estas riquezas porque son muchísimas nos Dios amo para amar a los otros, misericordia, paciencia, paz etc. Y cada día son nuevas resumiéndolo Él vino a mostrarnos la luz para que como decía el pastor el domingo pasado alumbremos a los que están dormidos allá afuera y como dijo Cristo para que nuestra luz alumbre delante de los hombres y glorifiquen a Dios estamos siendo fiel a esto y esto no es nada por que la palabra dice 1Cor 2:9 antes bien como esta escrito cosas que ojo no vio ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios tiene preparadas para los que le aman. Y cuando uno ama es fiel amen.

Pero como dice la palabra también. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quien os confiara lo verdadero? El versículo 12 dice y si en lo ajeno no fuiste fieles, quien os dará lo que os pertenece. Voy a hablar poco de esto pero es importante.

La palabra dice en 1 Cor. 6:19-20

El cuerpo es el tempo de Dios y si no lo cuidamos y lo destruimos dice la palabra que el nos va a destruir a nosotros, y si no cuidamos este cuerpo que es de el como nos va a dar lo verdadero como nos va a dar nuestro cuerpo glorificado. Y el espíritu si no lo alimentamos con su palabra , oración y ayuno va a morir un día lo estuvo y puede estarlo otra vez . Lo que quiero recalcar Dios nos da ajeno para probarnos (hijos). Ahora el diezmo, es lo principal en esto ajeno que Él nos deja a cargo.

La palabra dice en Levíticos 27:30

Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra, como el fruto de los árboles, de Jehová es, el diezmo no es de nosotros, mucho decimos hoy voy a dar tanto de mi diezmo te digo algo si fuera tuya no importaría silo dieras o no pero el problema es que el diezmo es de Dios si no eres fiel en lo ajeno quien te dará lo tuyo sino eres fiel podremos gobernar y juzgar al lado de Cristo.

¿Vas a servir a Dios o a tus deleites? ¿Vas a servir a Dios? La palabra exige fidelidad. Dice que en aquellos días dirá entra en el gozo de tu Señor buen siervo y fiel. Muchos dice y es cierto que estamos acostumbrados a las migajas de que caen de la mesa de Dios. Le estas siendo infiel en algo, predicando la palabra, mostrar misericordia, etc. Empieza a ser fiel en las migajas que caen por que si no sabes ser fiel en las migajas no vas a saber que hacer cuando estés en la mesa con Él. Mira tu pasado y ahora este presente ¿estas siendo fiel con tus riquezas a Dios?

Ser fieles y obedientes con una actitud de servicio y con la conciencia de una misión, nos proyecta también a recordar que esta misión es:

Una “misión” que es comunitaria. Esto es vital. No sólo en forma personal como un siervo tengo esta misión, es algo, que todos los creyentes como un cuerpo, tenemos. Romanos 1:5 y 6 “Por medio de él, y en honor a su nombre, recibimos el don apostólico para persuadir a todas las naciones que obedezcan a la fe. 6 Entre ellas están incluidos también ustedes, a quienes Jesucristo ha llamado” Por favor circule “incluidos también ustedes”. Es decir, la Iglesia de Roma, toda ella. Todos nosotros incluidos también. Dios nos ha llamado como una comunidad a proclamar junto a sus siervos el mensaje a todas las naciones la invitación a que obedezcan en la fe. Hemos sido llamados por Jesucristo como Iglesia, como comunidad fe a proclamar a anunciar. No basta con los esfuerzos personales, es de vital importancia, que la comunidad sea “misionera”. Una actitud de urgencia por la misión debe llenar e inundar nuestros corazones. Especialmente en esta época de Navidad en que todo mundo celebra sin sentido, sin recordar la “obra de Cristo”. Tenemos hoy una Navidad en donde Cristo es el ausente principal de nuestra celebración.

Un llamado a la santidad. Romanos 1:7 “Les escribo a todos ustedes, los amados de Dios que están en Roma, que han sido llamados a ser santos. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz” Hay un fruto más que debe manifestarse en la Iglesia. Circule “llamados a ser santos” Una vez plural. Hemos sido llamados como una comunidad a vivir en “santidad” Hay una orden de Cristo que poco tomamos en cuenta y esta es: “Sin santidad nadie verá al Señor”. El llamado de Dios a vivir, en concordancia a sus mandamientos y estos mandamientos producirán “santidad”. Una iglesia sumisa a Cristo, una Iglesia obediente a su misión, es una Iglesia que vive en “santidad”. El llamado de Dios a nuestra vida es a vivir en “santidad”. Esta santidad produce gracia y paz. El mundo vive en ansiedad, odio, rencor, vanagloria, orgullo, mentira, ¿es eso vida? La Santidad de Dios no es una carga adicional en tu vida, es lo que hace que tu vida sea una vida significativa, llena de gozo, paz y amor. Vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, es vivir en santidad y esto produce grandes bendiciones. No es fanatismo, fetichismo es una vida con el significado centrado en Dios y su gracia. Esto es lo que nos permite perdonar y amar aun aquellos que nos ofenden.

Conclusiones

Porque Dios siempre cumple sus promesas nosotros debemos ser fieles y obedientes a su Palabra

Para Pablo cuando Dios da promesas, estas al cumplirse producen frutos que rebozan en santidad. Esta época del año, es mas que regalos, comida y tiempo familiar. Es el tiempo de compartir y proclamar las promesas cumplidas de Dios para humanidad y los frutos de estas promesas cumplidas pueden producir en la vida de las personas. Cuántas personas durante estas fiestas estarán contigo? ¿Cuántos no conocen o no comprenden la realidad de estas fechas? Estas listo para compartir tu fe. Eres un siervo, eres conciente de tu misión personal y de comunidad, estas viviendo en santidad. La promesa es que Dios hará maravillosas cosas en tu vida. Oremos.

Hermanos, nosotros no queremos ser cristianos ‘light’, esa palabra inglesa que significa ‘superficial’, ‘liviano’, ‘fácil’. Algo que no tiene peso, que no tiene sustancia, algo que no produce ningún efecto. Estamos en una cultura ‘light’. Hasta las marcas de ciertos productos dicen que es ‘light’, no te hace daño, es ‘light’. Y hasta la religión se ha vuelto ‘light’.

Hermanos, nosotros no queremos una religiosidad liviana, no queremos algo pasajero, no queremos estar hoy día caminando con el Señor y mañana negándole. No queremos, porque no es esa la voluntad del Señor estar hoy día caminando y mañana retrocediendo. No queremos estar hoy día alabando al Señor y mañana defraudando. No queremos estar hoy día abrazando y el día de mañana odiando. No queremos con esta boca estar alabando a Dios y con la misma boca maldiciendo después. No, no queremos ninguna irrealidad.

Si hemos de ser creyentes, seámoslo de verdad. Si hemos de ser siervos de Dios, hermanos, seámoslo con los recursos de Dios. ¿Y qué dijo el Señor? “Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero si ya se ha encendido?”. Se encendió en el primer tiempo. El día de Pentecostés, lenguas de fuego vinieron sobre los creyentes. ¡Gloria al Señor! Más tarde, se reúnen los hermanos, y a la oración de esos creyentes encendidos, la casa tiembla, todos son llenos del Espíritu Santo y hablan con denuedo la palabra de Dios. Hermanos, la iglesia no puede conformarse con una medida menos que esa. Las iglesias estaban fortalecidas con el Espíritu Santo y los discípulos llenos de gozo y del Espíritu Santo.

Un fuego se encendió en aquellos tiempos… No se ha podido apagar ese fuego hasta estos días. Corrió, pasó de una cultura a otra, pasó de un siglo a otro, muchas aguas quisieron apagar este fuego, hermanos, pero de tiempo en tiempo el Señor ha ido levantando siervos una y otra vez. Hombres encendidos, hombres que comparten la palabra y esa palabra toca los corazones y los vuelve a encender.

¿Qué quiere el Señor esta mañana de ti y de mí, hermano? Ya sabemos que el Señor abomina y aborrece la tibieza. La tibieza significa que el fuego se apagó. La tibieza significa que ese fuego ya no sirve para nada, es como una ceniza que ya no le alcanza ni para rescoldo. El rescoldo sirve para cocer un pan. Pero, hermano, una ceniza tibia no sirve para nada. El fuego debe encenderse otra vez. Pero para que se encienda un tibio, tiene que arrepentirse primero de corazón, arrepentirse de todas aquellas cosas que hicieron que el fuego se fuera apagando.

El fuego del mundo

Oh hermanos, hay otro fuego que no lo he mencionado. ¿Recuerdan ustedes que cuando el Señor estaba preso, estaba atado, estaba en el patio de Anás o del sumo sacerdote, Pedro se juntó con la gente que estaba ahí, los soldados y otros, ellos tenían un fuego y él fue a calentarse en ese fuego? Ya no tenía él fuego dentro, necesitaba el fuego que estaba afuera, el fuego en que el mundo se calienta.

Si tú necesitas el calor del mundo, necesitas la alegría del mundo, si para ser feliz necesitas los chistes del mundo, la alegría del mundo, la música del mundo, el deporte o los ídolos del mundo, entonces te pasará como a Pedro: estás pronto a negar al Señor. Si te estás calentando con el fuego del mundo, si tu alegría y tu atención y tu preocupación son el fuego que viene de la tierra, entonces no me extrañaré, no nos extrañaremos si mañana estás negando al Señor, ¡estás a punto de negarlo!

Pero, hermanos, es el tiempo de volvernos. Es el tiempo de volver a ser, hermanos. ¿Se acuerdan de la palabra compartida hace unos días cuando Cleofas y su compañero, camino a Emaús, el Señor Jesús les habla, les abre las Escrituras y les habla de Cristo en las Escrituras y el corazón de ellos comienza a arder? Porque ésta es la voluntad del Señor: Cuando Cristo es compartido, hermanos, el corazón comienza a arder otra vez. ¡Aleluya, hermanos, qué precioso es Cristo para nosotros! ¡Qué precioso es descubrir al Señor en las Escrituras! ¡Qué precioso que el Señor no trajo una doctrina para que mi mente estuviese satisfecha!

Un fuego que divide

No hermanos, el Señor no trajo una doctrina simplemente para que yo pasivamente la analizara. No, el Señor vino a echar fuego en la tierra. “¿Y qué quiero si ya se ha encendido?”, dijo el Señor. De aquí en adelante, dijo, estará dividido. “¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: no, sino disensión. Porque desde aquí en adelante cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. Estará dividido en padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra” (Lucas 12:51-53). ¿Qué es este fuego de división, hermanos? Porque uno querrá andar por el camino del Señor y si el otro no quiere caminar, se producirá una división.

Hermanos, yo quiero caminar con el Señor. Yo quiero seguir al Señor, yo quiero andar con Cristo todos los días de mi vida. ¡Bendito sea el Señor! ¡Aleluya, hermanos!

Conociendo lo que viene, conociendo el fuego de juicio que está por delante y habiendo venido el bendito Salvador, ¿cómo no le vamos a amar de todo nuestro corazón, aunque eso signifique apartarse de alguien? Hermanos, lo haremos, aunque esa sea la persona más íntima; pero nosotros amaremos al Señor y si alguien quiere estar con nosotros tendrá que amar al Señor también. ¡Te amo, Señor Jesús! ¿Amas al señor, hermano? ¿Quieres declararle tu amor? ¡Te amo, Señor Jesús! ¡Aleluya, aleluya! Que todo otro fuego se apague. No necesito el gozo que viene de otro fuego. ¡Me gusta el fuego de Dios, ese fuego que quema, que arde por dentro, que nos hace estar activos en la obra de Dios!

Fíjense, hermanos, que aquí el Señor se salta un parentesco. Por lo menos aquí en Lucas 12:53 habla del padre, del hijo, de la madre a la hija, la hija a la madre, la suegra a la nuera, la nuera a la suegra. Pero el Señor se salta un parentesco, no dice el hermano del hermano. Debe ser para que no nos confundamos, porque cuando yo me abrazo con un hermano que tiene a Cristo en su corazón, mi corazón arde de nuevo, mi corazón se vuelve a gozar. ¡Aleluya!, porque cuando está Cristo en tu corazón y en el mío, los hermanos no se dividirán, los hermanos no se entregarán unos a otros.

Oh, amados hermanos, el fuego adentro, el fuego adentro…

Tres jóvenes con el fuego adentro

Antes de concluir esto (porque todavía hay algo más que compartir), quisiera hacer una pequeña mención a lo que dice la palabra de Daniel, capítulo 3:16: “Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto”. Sadrac, Mesac y Abed-nego eran hebreos, estaban cautivos en Babilonia, Nabucodonosor era el rey, y ellos le hablan al rey con esta certeza: “No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no…” -mire qué tremendas estas palabritas- y si no… o sea, y si no nos librara, “…sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Entonces, Nabucodonosor se llenó de ira y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses”. ¡Bendito sea el nombre del Señor!

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“Sadrac, Mesac y Abed-nego”, dijo Nabucodonosor, “siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían”. ¡Oh, Señor! Luego, Nabucodonosor diría: “…por cuanto no hay dios que pueda librar como éste”. ¡No hay dios que pueda librar como éste!

Hermanos, es impresionante pensar en ese horno calentado siete veces. Los que hemos visto un incendio grande, una llama, no se imagina siete veces calentado. Los que se acercaron se quemaron. ¡Impresiona ese fuego! Ese fuego rompió las ligaduras.

Pero a mí me impresiona más otro fuego. Me impresiona más que, antes que el milagro ocurriera, estos hombres tenían un fuego adentro. Pudieron enfrentar a todo el consejo del rey. No aceptaron humillarse ante una estatua, no quisieron adorar un dios extraño. Entonces dijeron: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”. ¡Ese fuego me impresiona!

Habría sido tan fácil condescender. Habría sido tan fácil evitarse los problemas. Todo el mundo dice que hay que hacer las cosas de esta manera, hay que hacer lo que el mundo dice que hay que hacer. Hay que usar la ropa que el mundo dice que hay que usar. Hay que oír la música que el mundo dice que hay que oír. Hay que llamarle arte a lo que el mundo dice que es arte. Es tan fácil irse en la corriente del mundo. “¿Para qué nos hacemos problemas?”. Aun la autoridad más importante del mundo en aquellos días, Nabucodonosor, él viene en persona a desafiar a estos hombres y a amenazarlos con el fuego. Aun la autoridad más importante del país puede decir: “Esto es bueno, esta tolerancia es buena, esta ‘onda’ es buena”. No nos interesa lo que diga, aunque sea la primera autoridad de esta república. ¡A nosotros nos interesa lo que dice Dios! ¡Qué importa que se levante el presidente, el gobierno y el ejército entero! ¡Nuestro Dios está en los cielos! ¡Jesucristo está a su diestra intercediendo! ¡Ellos mismos tendrán que dar cuenta un día! ¡Y nosotros tenemos a Cristo revelado en nuestros corazones! Nos prohíban lo que nos prohíban, nos inviten donde nos inviten, nos traten de arrastrar donde nos quieran arrastrar, ¡hay un fuego ardiente en nuestros corazones! ¡Bendito sea el nombre del Señor! ¡Así como estos hombres desafiaron al rey!

Hermano, ¿qué es lo que te está tentando a ti? ¿Quieres la amistad del mundo? ¿Quieres aplaudir lo que el mundo aplaude? ¿Quieres vivir, quieres bailar a la comparsa del mundo? ¿Hay un vicio del mundo que te quiere atrapar? ¿Qué fuego te va a consumir? Hermano, ¿qué tentación, qué pornografía, qué sensualidad, qué carnalidad? Estos días, nuestro país ha sido sacudido, hermanos, por todos estos escándalos sexuales, por esta corrupción tan grande. No ha habido otro tema estos días en las noticias. ¡Cómo sufre esta patria!

Que el Señor libre a la iglesia de esto. Que el Señor libre a los creyentes de esto. Hermano, huyamos, no queremos ese fuego. ¿Podrá el fuego del adulterio, de la fornicación, del pecado sexual, apagar a un hijo de Dios, o enredarlo con cadenas, y atarlo y caer en la misma concupiscencia? ¿No hay, acaso, un fuego ardiendo dentro de nosotros, capaz de librarnos? ¿Será el buen consejo, será la buena educación? ¿Qué te va a librar? A la hora del fuego de la tentación, nada te va a librar, a menos que tengas un fuego ardiendo dentro de tu corazón.

La “santa tolerancia”

Cuando todo el mundo diga: “Esto es lo que hay que hacer, esto es bueno, esto no es pecado, no es malo; practiquemos la santa tolerancia”, como lo hacen en Europa. Un hermano que venía llegando estos días nos hablaba de la frialdad europea, de lo que cuesta encontrarse con un creyente que ame al Señor. ¡Tienen miedo! No pueden hablar contra el adulterio, porque es intolerancia. No pueden hablar contra los homosexuales, porque sería pecado. Y qué terrible, que congregaciones llamadas cristianas, gobernadas por homosexuales, por lesbianas. ¡La apostasía ya ha llegado, hermanos! ¡Estamos viviendo días de apostasía!

Pero nosotros no estamos por esa tolerancia. Hay Alguien dentro de nosotros, que nos lleva a la santidad, que nos lleva a la pureza, que nos lleva al amor verdadero, que nos lleva a la consagración, que nos lleva al amor verdadero de Dios. ¡Bendito sea el nombre del Señor! Fuego vino a echar el Señor a la tierra, y toda la corrupción de este mundo no podrá apagar, ¡aleluya!, el fuego de Dios que se nos metió adentro! ¡Bendito sea el nombre del Señor! ¡Tenemos a Cristo, hermanos, tenemos al Señor adentro!

Cómo nos impresiona la declaración de los apóstoles cuando los gobernantes, cuando los religiosos de su tiempo dijeron: “En ninguna manera hablen de este nombre”. Oh, les llamaron, ellos dijeron: “¿Qué haremos con estos hombres?… Amenacémosles, para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos… porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”. ¡Oh, hermanos, qué tremendo es esto! ¡No podemos! Ustedes nos piden que hagamos algo que nosotros no podemos hacer. Aunque todos ustedes nos lo recomienden, aunque todos ustedes nos amenacen, y aunque nosotros quisiéramos… (como Jeremías, no hablaré más porque esto me trae puros problemas) … pero aunque quisiera callar, ¡no puedo!… Porque no soy yo quien sostengo esta verdad, no soy yo quien sostengo esta doctrina: ¡Es el fuego de Dios que me sostiene a mí, es el fuego de Dios el que me lleva de gloria en gloria! ¡Bendito sea el nombre del Señor!

¿Qué hemos visto nosotros, hermanos? Hemos visto la salvación de Dios en Cristo. Hemos visto la resurrección de Cristo de entre los muertos. Hemos visto al Señor glorificado, ¡Aleluya! Hemos visto que el Señor viene pronto, hermanos. ¿Podremos callar esto? ¿Podremos decir que no es verdad? No podemos dejar de decir lo que hemos visto, lo que hemos oído. ¿Amén, hermanos? (¡Amén!). Como diría Pablo: ¡No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios! Y esa palabra, poder, ¿cómo se traduce? Como fuego, como dynamis, como dinamita. Así es, hermanos, como dinamita. ¿Cómo puedo callar, si el evangelio es poder de Dios, es fuego de Dios para salvación a todo aquel que cree? ¡Este hombre tenía al Señor adentro!

En Hechos 20:22, esta palabra demuestra cómo el apóstol Pablo tenía el fuego de Dios adentro. Él decía así: “Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer, salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones” … Me esperan prisiones, me esperan tribulaciones, no sé lo que me va a pasar. “Pero de ninguna cosa hago caso” … ¡Aleluya, hermanos, así hablan los que tienen el fuego adentro! De ninguna cosa hago caso, problemas vendrán, pero de ninguna cosa hago caso. Las cosas no se me dan bien. Tengo problemas por aquí y por allá. Hermanos, no puedo transformar lo que me rodea, pero de ninguna cosa hago caso … “ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. ¡Bendito sea el nombre del Señor! ¡Gracias por estos siervos!

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