¡Dios mío! ¿Cómo crío a mis hijos?, Parte V
por Wayne Mack
Para muchos matrimonios el área de mayor conflicto son los hijos. Cuando en algunos los hijos son el factor unificador en otros son el elemento que provoca mayores desacuerdos. Esta serie trata las áreas importantes donde la unidad puede ser afianzada u obstaculizada. El tema se ha diviso en cinco artículos, En este quinto artículo se ofrecen preguntas para estudiar y responder, y planes de acción para que la pareja se una en tan importante responsabilidad. Además, el Dr. Wayne Mack ofrece treinta y cuatro sugerencias prácticas y específicas que le servirán de guía.
¡Manos a la obra!
En los artículos anteriores se ha esbozado una filosofía bíblica de la crianza de los hijos, la cual significa que:
- El padre será la autoridad máxima en el hogar.
- La meta principal de los padres es guiar a sus hijos hacia la madurez en Cristo.
- Los padres deben evitar exasperar a sus hijos y no provocarlos a ira; deben procurar criar a sus hijos en la disciplina e instrucción del Señor.
Esa es una filosofía bíblica para la crianza de los hijos y la recomiendo para que la adopten para su familia. Lo principal e importante es que críen a sus hijos de esta forma porque es el plan de Dios. Si son cristianos, su Dios y Salvador les manda criar a sus hijos de esta manera. El no hacerlo constituye una desobediencia a su Dios. En segundo lugar, deben adoptar este plan porque será para el bien de toda su familia. Será bueno para la esposa, el esposo y los hijos. Tercero, deben adoptar este plan porque al hacerlo sus hijos ya no serán una obstáculo entre usted y su esposa, sino un lazo que los unirá más íntimamente.
El propósito revelado por Dios para su matrimonio es que los dos sean una carne. Deben experimentar unidad en cada área de su vida y esto incluye a los hijos. Recuerden que una unidad genuina en la crianza de los hijos no es una forma entre muchas, es la única manera para el cristiano.Las preguntas que aparecen a continuación ayudan a la pareja a reflexionar acerca de cómo desarrollar una unidad mediante una filosofía en común con respecto a la crianza de los hijos. Ambos deben completar las preguntas.
Las características de sus hijos
- Indiquen algunos rasgos de carácter que piensan debieran los padres procurar desarrollar en sus hijos.
- Indiquen algunas áreas que enfatizan los padres a las cuales ustedes creen que no se les debería dar tanta importancia (por ejemplo: dinero, ropa, etc.).
-
Lean los siguientes versículos y anoten cuáles rasgos de carácter Dios desea ver en los niños.
- Efesios 6.12
- 1 Juan 4.7
- Filipenses 2.4
- Mateo 22.37
- Hechos 20.35
- Efesios 4.25
- 2 Corintios 8.21
- Proverbios 12.22
- Hebreos 11.6
- Gálatas 5.2223
- Lucas 2.52
- Proverbios 1.5
- Proverbios 23.12
- Jueces 13.24
- 1 Samuel 2.26
- Efesios 4.2627, 32
- Proverbios 12.24; 13.34
- Proverbios 16.5; 17.19; 18.12
- Proverbios 17.17
- Proverbios 16.32
Evalúen a sus hijos a la luz de la lista confeccionada en el ejercicio anterior
Áreas de mayor necesidad:
Hagan una lista de los pasos que tomarán para desarrollar estas características en sus hijos. (Estudien Fil 4.9; 2 Ti 1.5; 3.15; Pr 1.89; 7.15; Dt 6.49; He 12.511; 1 Sa 3.12; Pr 3.11, 12; 1 Ti 4.12; Ec 8.11; Ef 6.4; Pr 29.15; Jos 24.15; Gn 18.19; Dt 16.11; Ex 20.811).
La relación padre-hijo
Estudien el libro de Proverbios y anoten todo lo que dice acerca de la relación padres-hijos. Anoten en cuáles aspectos han fallado y busquen la ayuda de Dios para corregirlos.
Estudien 1 Corintios 13.47 y evalúen su relación con cada hijo a la luz de los distintos ingredientes del amor. Por ejemplo: ¿Mi amor por Carlitos es realmente sufrido? ¿En qué ocasión no lo fue? ¿Soy realmente bueno con él? ¿Cuándo no lo he sido?
- Anoten las áreas en que han sido injustos con cada hijo.
- Si han sido injustos con su hijo pídanle perdón.
- Indiquen las distintas formas en que demuestran amor por sus hijos.
Hagan una lista de todo lo que aprecian en cada hijo. Expresen su aprecio.
Tomen especial interés en las necesidades de sus hijos. Examinen sus propias vidas y procuren ser buenos ejemplos. Provéanles una correcta instrucción bíblica acerca de los deseos y mandamientos de Dios. Oren para que Dios les ayude a ustedes y a sus hijos; y pídanle perdón a Dios y a sus hijos por sus fallas.
La disciplina
Examinen la disciplina que están aplicando a sus hijos. ¿En verdad los están disciplinando? ¿Les están ayudando a ser discípulos o seguidores de Jesucristo que practican el dominio propio? Dialoguen sobre estos temas y anoten sus respuestas a las siguientes preguntas:
- ¿Cuáles son los deberes y responsabilidades de sus hijos? ¿Tienen ustedes una imagen clara de lo que esperan de ellos? ¿Lo tienen claro ellos? Una lista con instrucciones específicas y claras será de mucha ayuda para ustedes y también para sus hijos.
- ¿Cuáles son sus reglas, penalidades y procedimientos disciplinarios? ¿Ustedes saben cuáles son? ¿Sus hijos los conocen? ¿Son claros? ¿Son justos? ¿Se los comunican a sus hijos? ¿Son demasiados? ¿Muy pocos? ¿Arbitrarios? ¿Los administran consecuentemente, con amor, reprendiendo e instruyendo en el temor de Dios? Nuevamente les recomendamos, hacer una lista con instrucciones claras y precisas. Para que la disciplina sea eficaz, los hijos deben saber qué se espera de ellos, que ocurrirá si no obedecen, y por qué sucederá así. Deben explicarles las reglas a sus hijos.
Deben pedirles sugerencias y reacciones. Si las sugerencias parecen valiosas deben incluirse en la redacción final de este código de conducta. Entonces deben colocar la lista en lugares apropiados como recordatorio a todos los involucrados.
- Deberes, responsabilidades y reglas
- Método y procedimiento de disciplina correctiva
Hagan una lista de las áreas donde usted y su cónyuge están en desacuerdo en cuanto a la disciplina. Busquen una solución bíblica a estos conflictos y comprométanse a actuar como una sola persona.
Hagan una lista de las áreas en que usted y su cónyuge han sido buenos ejemplos para sus hijos, y luego anoten las áreas en las que no lo han sido.
Seleccionen áreas en que su cónyuge ha sido un buen ejemplo y cada cierto tiempo hágale notar a sus hijos alguna de estas cualidades.
Seleccionen áreas en las que desean ser un mejor ejemplo y comiencen a procurar lograrlo. Pídale a su cónyuge que ore con usted acerca de las áreas en que desea mejorar.
Su responsabilidad como padre
Estudien Deuteronomio 6.49.
Indiquen las responsabilidades de los padres mencionadas en este pasaje.
Este pasaje fomenta la educación cristiana formal e informal, la estructurada y la no estructurada. ¿Cómo le enseñan a sus hijos doctrina, normas, valores y principios cristianos en forma informal? ¿Cómo le enseñan a sus hijos la Palabra de Dios formal o estructuradamente?
Un método de enseñanza estructurada es el devocional familiar. ¿Lo practican? Si no lo hacen, ¿por qué no deciden comenzar a hacerlo ya? ¿Cómo lo harán? O ¿cómo lo están haciendo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Qué ayudas utilizarán? O ¿cuáles están usando? ¿Qué elementos incluirán o incluyen? ¿Cómo pueden lograr tener variedad? ¿Cómo harán que sus hijos participen? Consulten con otros cristianos. Lean libros. Oren acerca del devocional familiar. Evalúenlo y dialoguen sobre el tema. Anoten sus ideas.
Estudien la siguiente lista de sugerencias para la crianza de los hijos. Dialoguen acerca de ellos. Busquen las referencias en las Escrituras. Evalúen la forma en que crían a sus hijos basados en esta lista. Marquen los principios en que están débiles o fallando. Pongan en oración estas áreas y traten de mejorar con la ayuda de Dios. La pertinencia de algunos de los textos citados para sustanciar las sugerencias será más evidente si se tiene presente la relación que los cristianos tienen con Dios como hijos a Padre celestial (He 12.510).
- Oren por su hijo antes de que nazca y sigan orando por él después (1 Sa 1.11, 2728; Sal 71.6; Gá 1.15; 2 Ti 1.5).
- Examinen las perspectivas que tienen de su hijo. ¿Son realistas? Evalúenlas a la luz de la Biblia (Gn 33.1214; 1 Co 13.11; Mt 18.10).
- Ámenlo incondicionalmente (Dt 7.7; 1 Jn 4.19; 4.10).
- Busquen oportunidades para elogiarlo. Exprésenle su aprecio con frecuencia (Fil 1.3; 1 Ts 1.2; 2 Ts 1.3).
- Traten de no criticar antes de expresar su aprecio por sus puntos positivos (1 Co 1.313).
- Déjenle libertad para tomar decisiones cuando no se trate de asuntos serios. Su meta debe ser guiar a sus hijos hacia la madurez en Cristo y a no depender de ustedes (Pr 22.6; Col 1.27, 28; Ef 4.1315; 6.4).
- No lo comparen con otros (Gá 6.4; 2 Co 10.12, 13; 1 Co 12.411).
- Nunca se rían ni se burlen de él. No lo desprecien. Cuídense de llamarlo torpe, tonto o estúpido (Mt 7.12; Ef 4.2930; Col 4.6; Pr 12.18; 16.24).
- No lo reprendan innecesariamente delante de otros (Mt 18.15).
- Nunca hagan amenazas ni promesas que no pretenden cumplir (Mt 5.37; Stg 5.12; Col 3.9).
- No tengan miedo de decir «no» y cuando lo hagan que sea en serio (Gn 18.19; Pr 29.15; 22.15; 2 Sa 3.13).
- Cuando su hijo tiene un problema o es un problema, no reaccionen en forma exagerada ni se descontrolen. No le griten, ni levanten la voz, ni vociferen (Ef 4.26, 27; 1 Co 16.14; 2 Ti 2.2425).
- Comuniquen optimismo y expectativa. No comuniquen por palabra o acción que se han dado por vencidos y se resignan a que su hijo sea un fracaso (Flm 21; 2 Co 9.12; 1 Co 13.7).
- Asegúrense de que su hijo sepa exactamente lo que esperan de él. La mayor parte del libro de Proverbios consiste en consejos específicos de un padre a su hijo.
- Consúltenlo. Inclúyanlo en algunos diálogos sobre actividades familiares (Ro 1.1112; 2 Ti 4.11; 1 Ti 4.12; Jn 6.5).
- Cuando se equivoquen con su hijo admítanlo, y pídanle perdón (Mt 5.23, 24; Stg 5.16).
- Tengan reuniones familiares donde consideren las metas, proyectos y vacaciones familiares, el devocional familiar, los deberes de cada uno, la disciplina, las quejas, las sugerencias, los problemas. Animen a su hijo a contribuir en todo esto (Sal 128; Stg 1.19).
- Evalúen sus áreas fuertes y aliéntenlo a desarrollarlas. Comiencen con una y anímenlo a desarrollar plenamente esta área (2 Ti 1.6; 4.5; 1 Pe 4.10).
- Cuídenlo tierna y cariñosamente. Exprésenle libremente su amor mediante palabras y hechos (1 Co 13.18; 16.14; Jn 13.3435; 1 Ts 2.78).
- Cuando su hijo hace algo bien elógienlo. En especial, háganle saber cuando su actitud y esfuerzo son lo que deben hacer (1 Ts 1.310; Fil 1.35; Col 1.34; Ef 1.15).
- Preocúpense más por las actitudes y el carácter cristiano que por su desempeño, habilidades atléticas, vestimenta, belleza exterior o inteligencia (1 Sa 16.7; Gá 5.2223; 1 Pe 3.4, 5; Pr 4.23; Mt 23.2528).
- Disfruten mucho con su hijo. Planifiquen muchos momentos de diversión y actividades especiales con sus hijos. Hagan una lista de actividades que pueden disfrutar en familia (Pr 5.1518; Ef 6.4; Col 3.21; Ec 3.4; Lc 15.2224; Pr 15.13; 17.22).
- Ayúdenle a su hijo a aprender a ser responsable. Esto lo logrará administrando la disciplina en forma justa, consecuente, inmediata y con cariño (Pr 13.24; 1 Sa 3.13; Pr 19.18; Pr 22.15).
- Consideren a su hijo como una persona que está creciendo y se está desarrollando como ser humano. Consideren la tarea de criar hijos como un proceso que toma muchos años para completar (Ef 6.4; Pr 22.6; Gá 6.9; 1 Co 15.58; Is 28.910).
- Sean consecuentes con sus convicciones. Sus hijos aprenderán más al observar su ejemplo que por escuchar sus palabras (Dt 6.49; 1 Ts 2.1012; Fil 4.9; 2 Ti 1.57).
- Reconozcan que son responsables de preparar a sus hijos para vivir en este mundo y en el venidero (Ef 6.4; Dt 6.49; Sal 78.57; 2 Ti 3.1517).
- Sean muy sensibles a las necesidades, sentimientos, temores y opiniones de su hijo (Mt 18.10; Col 3.21).
- Traten a su hijo mostrando que es importante para ustedes y que lo aceptan (Mt 18.56).
- Eviten el uso de palabras airadas o exasperadas (Pr 15.1; Ef 4.3132).
- Mantengan la práctica de leer la Biblia diariamente comentándola, y de orar (Dt 6.49; 2 Ti 3.15; Ef 6.4; Sal 1.130; 78.58; 119.911).
- Como familia deben estar totalmente comprometidos con una iglesia bíblica (He 10.2425; Ef 4.1116).
- Hagan que su hogar sea un centro de hospitalidad cristiana donde su hijo tenga frecuentes contactos con muchos cristianos (Ro 12.13; He 13.12; 2 Re 4.837).
- Facilítenle a su hijo el acercarse a ustedes con sus problemas, dificultades, y preocupaciones. Aprendan a escuchar. Cuando los necesita ponga total atención. Eviten tratar de leer su mente, interrumpirlo o criticarlo. Demuestren interés en todo lo que le interesa a su hijo, pero procuren guiar esos intereses en buen camino. Estén disponibles cuando él les necesite (Stg 1.1920; 3.1318; Is 3.1618; 1 Co 9.1923; Fil 2.34).
- Procuren guiar a su hijo a un conocimiento de Jesucristo que lo lleve a la salvación. Ocúpense intensamente para lograr que su hijo llegue a Cristo. Hagan todo lo posible para ganar a su hijo para Cristo. Por supuesto que Dios es el que lo salvará, lo convencerá, producirá en él el arrepentimiento y la fe. Sin embargo, ustedes deben proveer el ambiente en el que Dios puede salvar mediante sus oraciones, lenguaje y ejemplo piadosos, el devocional diario y el compromiso con una verdadera iglesia bíblica (2 Ti 3.1417; 2 Ti 1.57; Ef 6.4; Dt 6.49; Mr 10.1314; Ro 10.1317; 1 Co 1.1821).
Las siguientes son algunas preguntas adicionales para considerar:
¿Por qué desean tener hijos?
¿Cuántos hijos desean tener? ¿Cuándo? ¿Con cuánta diferencia de años entre uno y otro?
¿Cuáles debieran ser sus objetivos principales en la crianza de los hijos?
¿Cuáles son sus metas como familia?
¿Cuáles son los problemas más grandes que los padres enfrentan en la crianza de los hijos?
¿En qué proyectos se podrían involucrar como familia?
¿Cómo puede su familia ministrar eficazmente a sus amigos y vecinos?
¿Qué pueden hacer para desarrollar relaciones familiares más fuertes y llegar a ser más amigos?
¿Cómo pueden hacer para tener momentos especiales ustedes dos solos y también con los hijos?
Dialoguen sobre las normas que deben tener como familia. ¿Cómo deciden lo que está bien o mal para su familia?
¿Cómo pueden los padres guiar a sus hijos a la madurez y prepararlos para dejar el hogar sin perder el control sobre ellos?
¿En que diferían los padres de su cónyuge y los suyos en cuanto a su forma de criar a los hijos? ¿Sus propios conceptos son una reacción contra los de sus padres o una prolongación de los mismos? ¿Ha considerado seriamente sus conceptos para ver si en verdad son bíblicos o no?
¿Cómo pueden lograr que su hogar sea un lugar de alegría, un refugio seguro donde sus hijos se sientan cómodos?
Consulte los artículos de la serie:
- Parte I: Pongámonos de acuerdo
- Parte II: No es solo para uno, ¡es para los dos!
- Parte III: Una tarea con una meta.
- Parte IV: Una sola estrategia
Tomado y adaptado del libro Fortaleciendo el matrimonio, Wayne Mack, Ediciones Hebrón – Desarrollo Cristiano.