El coquí que revivió
por C. B. Terranova
Una analogía entre el coquí y el ser humano. El coquí no puede vivir fuera de ambiente, el humano ha sido creado para vivir en un ambiente determinado, el de Dios.
El coquí (pequeño batracio de Puerto Rico) es uno de los grandes fenómenos de la naturaleza y un enigma para los zoólogos. Nace, vive, canta y muere feliz en su medio ambiente; pero si lo trasladan comienza un doloroso proceso de tristeza y muerte prematura. Un grupo de ambientalistas llevó tiempo atrás, varias parejas de «coquíes» a una zona tropical de Florida, similar a la de Puerto Rico. Poco a poco fueron languideciendo hasta morir. Lo curioso fue que antes que la última pareja muriera fueron trasladados apresuradamente a su tierra natal ¡y los coquíes comenzaron a revivir y se perdieron entre la grama y la fronda llenos de alegría !
Se hizo algo similar con otro grupo que se llevó a Santo Domingo, y la historia se repitió. Todo indica que el coquí fue pensado, creado y hecho para vivir en su medio ambiente: fuera de él se enferma, entristece y muere. Exactamente como el hombre. Como tú y como yo. Hemos sido hechos para respirar el aire de la eternidad, vivir en el ambiente de Dios y cantar el canto del amor inmortal.
Pero la desobediencia, el orgullo, la avaricia, y todo ese vasto ambiente antinatural del submundo del pecado, nos ha enfermado, entristecido, manchado y transformado. Poco a poco nos estamos muriendo fuera del ambiente natural como el coquí.
¡Excepto que volvamos al ambiente natural, original, provisto por Dios! La Biblia dice algo parecido: «Volveos, volveos, de vuestros malos caminos. ¿Por qué moriréis ?» Y Jesús insiste: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia».
Nosotros, como el coquí, estamos mal fuera del ambiente de Dios. Pero podemos revivir, cantar y reír de gozo únicamente cuando volvemos a Dios, cuando retornamos al Señor Jesucristo y cuando permitimos que la vida, el oxígeno de Dios, llene nuestros pulmones espirituales y limpie toda contaminación moral. Exactamente como el coquí, tú puedes morir fuera del ambiente natural, o revivir en el ambiente de Dios.
Los Temas de Apuntes Pastorales, volumen III, número 5.