por Samuel O. Libert
Años atrás, Louis Pauwels y Jacques Bergier dieron a conocer un libro para transitaba entre las fronteras de la realidad y la ciencia ficción. Se titulaba El Retorno de los Brujos y causó entre los escépticos toda clase de críticas adversas y no poca hilaridad. Sin embargo, su insólita producción literaria se transformó en un best seller y fue acogida con gran entusiasmo por los aficionados a ese género. En poco tiempo Pauwels y Bergier se hicieron famosos y sus escritos se constituyeron en éxitos de librería en muchos países con ediciones publicadas en diversos idiomas.
Estos autores censuraban el estricto racionalismo de los científicos y postulaban una mayor apertura hacia lo desconocido, aquello aparentemente fantástico. Ellos decían que las inteligencias son como los paracaídas: sólo funcionan cuando están abiertas. Y citando al poeta ruso Valerio Brusov, contemporáneo de la resolución socialista, agregaban: Los egipcios, los babilonios, los griegos y los romanos fueron nuestros maestros. Pero, ¿quiénes fueron los maestros de nuestros maestros?. en la revista francesa Planete, que ellos mismos editaban, sugerían que estábamos en vísperas de una nueva era, un reencuentro con las fuentes ocultas de la sabiduría suprema un contacto con los grandes Maestros del Universo. En realidad, era un retorno a la antigua era, al tiempo de los di dioses y semidioses del remoto pasado. Pocos imaginaban, entonces, que Pauwels y Bergier, tal vez inconscientemente, eran precursores del actual Movimiento de la Nueva Era (MNE) que cuenta con millones de adeptos en gran parte del mundo.
Tampoco imaginan hoy los ingenuos lectores de El Principito y Juan Salvador Gaviota, que tan hermosos libros son obras maestras de esoterismo, escritos para despertar subliminalmente el interés en el arcano. Lo oculto está en el trasfondo del MNE, aunque los autores de esos libros no hayan estado afiliados formalmente a esta nueva forma religiosa de la irracionalidad. En todas las escalas sociales y en todos los niveles académicos este movimiento espiritual es recibido con entusiasmo, pues se lo considera como un nuevo estado de conciencia, un acercamiento místico a la ansiada respuesta a los enigmas del Cosmos y de la vida misma.
Es falso profeta Allen-Michael Nooman, máximo exponente de un culto conocido en California bajo el nombre de La Única Familia Mundial, es promotor de una misión pasiva cuyos objetivos son controlar la Casa Blanca, el Pentágono y las Naciones Unidas, entre otras metas, para garantizar la paz en la tierra y la seguridad de la maza humana con un gobierno mesiánico mundial e instaurar, así, una Nueva Era. Dice Nooman que en el año 1947 fue llevado hasta el trono de Dios para recibir su iniciación cósmica. Su mensaje, muy parecido a las enseñanzas del MNE, se refiere a Jesús, pero no al Jesús de la Biblia el Hijo Unigénito de Dios, ¡sino al Gran Maestro Jesús de la Confederación Galáctica que vive en Júpiter! En su lenguaje esotérico usa las mismas expresiones que caracterizan al MNE: la Federación Planetaria de los Pueblos, la Tierra como un Ser Viviente llamado Gala, la Convergencia, el Factor Maya, la Confederación Galáctica, el holismo, el Ipso Jesús, la Edad de Acuario, la Mente Universidad, el Gran Lenguaje y muchas frases más creadas por los Maestros del Nombre, es decir, del Nombre Mágico, el supremo, clave de todas las cosas.
Todo esto parece digno de la sicopatología pero no lo es. Es peor. Procede del abismo, de la sabiduría oculta de la potestad de las tinieblas que hoy seduce a las mentes más brillantes, así como el canto de la legendaria sirena atraía a los navegantes de los cuentos de antaño.
LA COMUNION CON LOS EXTRATERRESTRES
El 10 de octubre de 1989 una noticia increíble ganó los titulares de la prensa mundial, de la sensacionalista y de la más cautelosa. Un vehículo espacial había descendido en una población de la Unión Soviética. Ante los asombrados ojos de un grupo de testigos había salido de la nave cósmica un gigantesco ser extraterrestre, de unos tres o cuatro metros de altura que desapareció poco después. la expectativa y la polémica surgieron en todas partes: ¿realidad o fantasía? El MNE cree en los contactos con los personajes del espacio exterior. Para ese grupo, es necesario cruzar la frontera que nos separa del Cosmos; salir del vientre materno-terrestre y alcanzar la mayoría de edad del género humano. Ellos, siguiendo el mito azteca, esperan que el dios de la muerte, Tezcatlipoca, se arranque su máscara de jade y se transforme en Quetzalcoatl, dios de la paz, para que comience una nueva edad, con nuevos cielos y nueva tierra. Aguardan la manifestación interestelar, la venida del Hermano Mayor que llegará desde los mundos paralelos para hacer que el planeta Tierra ingrese en la Confederación Galáctica, evitando que la humanidad se autodestruya. En otras palabras, ellos proclaman y anhelan el próximo advenimiento del Anticristo. Entonces, dicen, los Guerreros del Arco Iris vendrán a nosotros desde el espacio sideral para curar la atmósfera síquica de nuestro planeta, el desequilibrio ecológico y los males morales, espirituales y físicos. Tal vez, piensan algunos de sus líderes, algún día será necesario que el hombre inicie su éxodo hacia otras regiones del Universo para radicarse en un mundo mejor y empezar allí su definitiva Nueva Era.
Mientras llega ese tiempo de la Nueva Edad, millones de miembros de esa religión tratan de recibir las enseñanzas de los sabios Maestros del Cosmos, comunicándose con ellos telepáticamente o procurando contactos cercanos del tercer tipo (es decir, encuentros personales y diálogos con extraterrestres). Antes de manifestarse el MNE, hombres como el doctor George King fundaron sectas para tomar parte en el diálogo del Parlamento Interplanetario. King, guiado (según decía) por un instructor que se comunicaba con él desde Venus, auspició varios planes místicos de supuesto origen extraterrestre. Por ejemplo:
1) el proyecto Luz de las Estrellas, para recargar con luz espiritual diecinueve montañas de distintos lugares del planeta;
2) el proyecto Poder de la oración, para intervenir en toda circunstancia negativa con características de desastre y usar vigorosamente la imaginación;
3) el proyecto Rayo de Luz, para renovar energías de la Tierra que, por tratarse de un ser viviente, necesita ser tonificada permanentemente;
4) el proyecto Agua Azul, para instalar poderes síquicos en sitios estratégicos del cuerpo humano o en otros lugares; y, por último:
5) el proyecto Luz del Karma, para llevar a Satanás lejos de nuestro planeta, con el apoyo de tres seres extraterrestres.
La Hermandad creada por el doctor King, llamada Sociedad Etérea, distribuye amplia información sobre las revelaciones recibidas por su fundador cuando está en estado de trance adecuado para las comunicaciones cósmicas. King, pues, es otro de los falsos profetas precursores del MNE. Estos y otros protagonistas del llamado nuevo profetismo místico han enfatizado el poder de la imaginación, la importancia de las montañas, el valor de la Meditación Trascendental y los misterios que han despenado la curiosidad del hombre contemporáneo, para cautivarlo en sus redes mágicas. La masiva adhesión obtenida por ellos demuestra que el péndulo de la historia se mueve hoy rumbo a la expectativa de lo sobrenatural. Así lo previó, hace varias décadas, el famoso siquiatra suizo Carl Gustav Jung.
LAS INTELIGENCIAS DEL UNIVERSO
En varias ciudades latinoamericanas algunos canales de televisión transmitieron un sugestivo acontecimiento ocurrido a mediados de 1989 y protagonizado por adherentes al MNE. En una región del Perú, un numeroso grupo proveniente de distintos puntos del continente se reunió por varias horas al aire libre. Formaban un gran círculo y tomados de las manos entonaban un sostenido hummmmm…, procurando emitir sus mejores vibraciones para atraer a las inteligencias extraterrestres.
Esas reuniones en lugares clave, forman parte de la denominada Convergencia Armónica, buscando la señal de los poderes celestiales que traigan a la humanidad un nuevo despertar. En el caso del Perú, tanto los miembros del MNE como los representantes del periodismo y otros testigos, afirmaron que, en respuesta a sus invocaciones, apareció en el cielo una refulgente luz.
Una de las máximas concentraciones de la Convergencia fue auspiciada por el MNE el 16 de agosto de 1987 en la parte oeste del Central Park de Nueva York que, como se sabe, está en el corazón de Manhattan. Millares de personas unieron allí sus manos para entonar el mismo hummmm… y emitir sus vibraciones positivas. Apelaban a las inteligencias del Universo, pidiendo su intervención para salvar a este mundo y librarlo de la destrucción. La concentración comenzó a las ocho de la mañana del día 16 y continué hasta el atardecer del día 17. Allí estaban varios lideres máximos del Movimiento de la Nueva Era: la famosa actriz Shirley MacLaine, el cantante John Denver, el llamado profeta sicodélico Timothy Leary y un número de influyentes políticos norteamericanos, entre otros. Pero, más allá de aquel exótico encuentro, se cuentan entre los jefes de la secta personajes como el profesor José Argüelles, fundador de Planet Art (red artística internacional), la escultora española Marisol González-Sterling, los músicos Nina Hagen, Miguel Ríos y Peter Gabriel, el escritor David Spangler y otros menos conocidos. Sin embargo, lo serio es que entre sus más entusiastas adherentes hay científicos, políticos, militares, religiosos, artistas y gente común, que sinceramente creen que el MNE avanza hacia la maravillosa dimensión del mañana, una cultura sagrada para la paz y la felicidad del hombre nuevo.
INFILTRACIONES EN EL CRISTIANISMO
Una observación a priori, sin mayor investigación, quizás haría suponer que el MNE es un pasatiempo ingenuo, propio de los sicópatas que abundan en esta civilización alienante. Podría explicarse en términos de una huída de la realidad, un recurso patológico para escapar a las presiones ejercidas por la inseguridad, el miedo y otros factores desequilibrantes. Si así fuera, nuestra alarma tendría suficiente razón de ser. Pero el problema es mucho más grave. Este peligroso movimiento sincrético, que asocia a muchas sectas, logias, hermandades, grupos parasicológicos y ocultistas, etcétera, y que cuenta con infinidad de maestros, tiene la pujanza de una nueva religión multiforme que atrae a millones de personas y ha logrado infiltrarse en algunos sectores del cristianismo contemporáneo. En él las diferencias doctrinales no tienen demasiada importancia y en su seno pueden convivir toda clase de actitudes místicas, siempre que coincidan en la esperanza de la purificación planetaria por medio de la intervención de los grandes Maestros del Universo y la llegada del Gobernante Cósmico.
La confusión creada por toda clase de teorías escatológicas ha facilitado la infiltración de las ideas del movimiento en algunas líneas del pensamiento cristiano. Ya en 1968 el Dr. Barry H. Downing, egresado del Seminario Teológico de Princeton y de la Universidad de Edimburgo, entonces pastor asociado de la Iglesia Presbiteriana Northminster, Endwell, N.Y., escribió el libro The Bible and Flying Saucers La Biblia y los platillos volantes), explorando fronteras teológicas y científicas. Si bien Downing no debe ser incluido entre los seudo profetas de la Nueva Era, su obra estimula la imaginación al sugerir, por ejemplo, que la segunda venida de Cristo será un fenómeno al estilo de la aparición de un OVNI, porque Jesús llegará a bordo de un platillo volante, una nube cósmica que será su nave espacial (pág. 197, Primera Edición, 1968, J.B. Lippincott Company). Más adelante agrega que el retorno del Señor requerirá posiblemente una completa flotilla de platillos volantes para traer la anunciada escolta de ángeles (pág. 198). Estas hipótesis abren puertas a la imaginación y estimulan las expectativas que hoy evangélico español dijo en uno de sus libros que el rapto de la iglesia se hará con miles de platillos volantes divinos.
El 7 de setiembre de 1969 un grupo de beduinos y oficiales de policía hallaron cerca del Mar Muerto, en Israel, el cadáver del Dr. James A. Pike, famoso obispo de la Iglesia Episcopal de Estados Unidos, de voto del ocultismo y protagonista de hechos que favorecerían, después de su muerte, el despertar del MNE. Sus incursiones en el espiritualismo estimularon a muchos cristianos nominales que se sintieron atraídos por la astrología, las sanidades por medio de los espíritus, la enseñanza de los grandes Maestros del Cosmos y otras falsificaciones de la esperanza. Paralelamente al Dr. Pike, actuaron ministros religiosos, llamados cristianos, como Arthur Ford, Pearce Higgins, George Daisley, el llamado padre Ruscher de la Hermandad de las Fronteras Espirituales. Así muchas iglesias se vieron penetradas por formas propias de la antigua era, hoy revestidas con el disfraz del MNE: superstición, magia, horóscopos, control mental, conocimientos ocultos, prácticas misteriosas y otras tentaciones.
El notable siquiatra Carl Gustav Jung, hijo inconverso de un pastor, dio a conocer su libro Sobre cosas que se ven en el cielo pocos años antes de su muerte, ocurrida en 1961. Su obra se refiere a la mente humana frente al tema OVNI. Y dice: No es ni presunción ni arrogancia lo que me mueve; es mi conciencia de médico la que me aconseja cumplir con mi deber de advertir, al menos, a quienes puedo hacerme oír, que a la humanidad le esperan hechos tales que corresponden al fin de una era. Dicho de otro modo, Jung creía en el advenimiento de una nueva era la Edad de Acuario. Su pensamiento científico, no siempre bien interpretado, influyó en cristianos sui géneris que idealizaron el mundo del mañana. El Reino de Dios tomó para ellos la falsa forma de un Reino de las Inteligencias Cósmicas, aunque Jung nunca enseñó eso.
Pero las principales infiltraciones en el cristianismo no están relacionadas precisamente con el fenómeno OVNI ni a la segunda venida del Señor, sino con una variedad de anzuelos propuestos por el MNE. Son temas aparentemente sanos, válidos, necesarios, como el pacifismo, el desarme, la supervivencia, la ecología, los derechos humanos, la lucha contra el hambre, las revelaciones antiguas, las civilizaciones desaparecidas y otros asuntos culturales. Una vez iniciado el diálogo, sus maestros (pioneros de la Nueva Era) comienzan a hablar de la nueva sociedad de la esperanza y sus contribuciones a la transformación espiritual de todo ser humano en el Tercer Milenio. El creyente claudicante, que forma parte de una iglesia debilitada por la crisis de algunas denominaciones establecidas, se siente atraído por la propuesta de una distinta experiencia mística. Pronto se le enseña que nuestro planeta, este vehículo espacial llamado Tierra, navega fuera de control y que sus tripulantes, los hombres, no pueden dominarla con las fórmulas que nunca dieron resultado. Dicen que este shopping center de cultos, filosofías, ideologías y afines ha vendido productos inservibles. El hombre está buscando sentido para su vida y para su mundo ¡y he aquí la gran respuesta del Movimiento de la Nueva Era…! Un movimiento que respeta la espiritualidad interior de cada uno, sin dogmas ni tutores. Sin guardias que vigilen los pensamientos o las acciones de quienes ya no necesitan de cuidadores. Sin que sea indispensable abandonar su propia iglesia o su propia secta. Uno de sus folletos, que se distribuye en los centros académicos de América latina, dice: las Fuerzas Superiores que aman y protegen a la Humanidad están trabajando intensamente para salvamos de caer en el mortífero caos… Seria maravilloso que, impulsada por el deseo del bien para toda la Humanidad, se reuniera la familia, en un día y hora determinados (si fuera posible, siempre en un mismo día y hora) y, empleando los términos que su religión les dicte, pidieran primeramente ser utilizados como instrumentos para que, a través del amor fraterno de sus almas, desciendan sobre la Humanidad las Poderosas Fuerzas que hagan vibrar en amor fraterno las almas de todos los hombres del mundo. Y añade más adelante: No nos queda otro camino sino la fraternidad, el amor, la comprensión. Y ese camino debemos seguirlo y procurar que lo sigan todos, a fin de que la Humanidad pueda superar este trance tan difícil, ante el cual se encuentra y así encarar decididamente la Nueva Era, que será una era de progreso, de felicidad, una era en la que el hombre estará junto al hombre y en la que todas las artes, todas las ciencias y todo lo bello que hay en el mundo, florecerán magníficamente, ofreciéndoles a los hombres una vida de paz, de amor, de felicidad. El folleto aclara, al pie: Extraído del libro lo que me fue revelado, de Madú Jess, indicando que se trata de la cuarta edición actualizada.
El Movimiento de la Nueva Era, una manifestación moderna de la gran Babilonia espiritual, no tiene una confesión de fe. No es posible estudiarlo en base a una síntesis de sus doctrinas, como puede hacerse con los mormones o con los llamados testigos de Jehová. Es una suerte de neopanteísmo o, paradójicamente, de neopoliteísmo en el que todos los dioses pueden susurrar sus palabras sagradas. Es un plan maestro del Príncipe de la potestad del aire (Ef.2.2).Es una acción de misterio de la iniquidad (2 Tes.2.7). Es la preparación para el Anticristo. Es la falsificación de la esperanza.