Biblia

El neopaganismo cristiano

El neopaganismo cristiano

Predicas Cristianas | Estudios Biblicos

2 Corintios 11:13-15

Hace más o menos unos diez o doce años, me asombro y extrañó el ver la explosión de show y espectáculo que había surgido casi repentinamente en el seno de la iglesia evangélica. Mi asombro era mayor al escuchar a ministros y predicadores afirmar que aquello era “el avivamiento”. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo, y al comprobar el fruto de todo aquello (Mateo7:15-20), descubrí que en ninguna manera podía esto siquiera acercarse a lo que realmente era un despertamiento espiritual. Mi conclusión fue, que en vez de avivamiento, lo que estaba surgiendo era ¡el renacimiento del paganismo! Yo lo denomine, ¡neopaganismo cristiano! Sencillamente, era simple y llanamente, ¡la manifestación del tiempo de Laodicea! (Apocalipsis 3:14-22).

En pocas palabras, “las apostasías que habían venido manifestándose de una u otra manera a lo largo del tiempo, habían dado lugar a ¡La gran Apostasía!

¡Neopaganismo cristiano es, un católico y un evangélico adorando juntos! ¡Un católico y un evangélico llevando el mensaje! ¡Un evangélico y un revolucionario identificándose bajo la misma bandera! ¡Neopaganismo cristiano es un prelado católico enseñando en un púlpito evangélico! ¡Neopaganismo cristiano es un ministro evangélico defendiendo la violencia social o defendiendo el papismo romano!

¡Neopaganismo cristiano es un ministro famoso declarando que un papa romano es la mejor alternativa para la paz mundial!

Si todo lo anterior puede ser considerado normal y aceptable en la iglesia de Cristo hoy día, entonces la Biblia que he leído y creído por tantos años, es una gran mentira. Gracias a Dios, “..el fundamento de Dios esta firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Timoteo 2:19). ¿No es acaso iniquidad que un famoso cantante o predicador este entregado a la maldad de hacer volver a los cristianos, al paganismo católico romano? Quiero citar las palabras de un verdadero predicador del siglo XIX. “Si antiguamente se declaró maldito a aquel que pretendiera reconstruir Jericó, debería ser declarado mil veces maldito, al que pretendiera hoy día hacer volver los evangélicos al catolicismo romano”.

Esto es lo que es el neopaganismo cristiano, ¡la trágica escena de ver a miles y miles de cristianos evangélicos, volviendo al paganismo y esclavitud católica! Pero, nuevamente veo que esto también es cumplimiento de la Palabra de Dios: “Pero el Espíritu dice CLARAMENTE que en los postreros tiempos algunos APOSTATARÁN DE LA FE, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1). Neopaganismo cristiano es aceptar la infame mentira de que un evangélico y un católico son hermanos.

Neopaganismo cristiano es eso, ¡un cristiano paganizado! Un cristiano paganizado es uno que patea la Biblia, y besa un rosario, pero persiste en afirmar malvadamente, que es discípulo de Cristo. ¿No es acaso esto paganismo puro?

Veo, que en estos últimos días, a los verdaderos seguidores de Cristo no les va a tocar otra alternativa que salir de en medio del paganismo en el cual la iglesia ha caído… una institución que “Tiene nombre de que vive, pero esta muriendo” (Apocalipsis 3:1). Por tanto, ¡MARANATA! ¡Hermanos! ¡MARANATA! (1 Corintios 16:22).

Continuando leemos: “…Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. 33 También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos…” Como podemos apreciar, ellos se fijaron en que la tierra contenía un gran número de habitantes, ciudades con murallas fortificadas y gigantes que habitan en ella. Les pregunto, ¿existe esto en nuestra vida hoy? Les puedo decir con toda confianza que sí. Existen muchas personas que hacen igual que estos hombres en este instante. Existen muchas personas que en vez de concentrarse en las promesas de Dios, se concentran en las situaciones y quitan su mirada de Dios; una vez que hacemos esto entonces nuestra fe flaquea y comenzamos a sucumbir en la tentación y la rebeldía.

Cuando hacemos como este pueblo, cuando comenzamos a confiar más en nuestra habilidad que en el poder de Dios, entonces no veremos la bendición que Dios nos envía, sino que solo veremos lo negativo. ¿Tendremos que conquistar ciudades fortificadas, y derrumbar murallas? ¿Tendremos que enfrentarnos a gigantes? La respuesta a ambas preguntas es si. Quizás algunos estén pensando que no existen ciudades fortificadas o murallas a nuestro alrededor, pero pensemos en lo que es una ciudad. Una ciudad es un lugar donde se habita, ¿verdad? Pero ahora examinemos nuestra vida y preguntémonos, ¿Cuál es tu dirección espiritual?, ¿Vives en el: 10 Avenida Pecado, ciudad: Desobediencia, provincia: Rebeldía?

Si al examinarnos encontramos que esa es nuestra dirección espiritual, entonces sepamos que el pecado, la desobediencia y la rebeldía causan que caigamos nuevamente en la esclavitud de este mundo. El pecado, la desobediencia y la rebeldía detienen las bendiciones que Dios desea enviarnos. Este pueblo no recibió las bendiciones de Dios de inmediato porque fijaron su vista en lo negativo. Fijaron su vista en las ciudades fortificadas y los gigantes. Ahora hagámonos dos preguntas; ¿Qué representan las ciudades fortificadas para nosotros? ¿Qué representa un gigante para nosotros?

¿Qué representan las ciudades fortificadas para nosotros? Las ciudades fortificadas son las poderosas instituciones religiosas, políticas, y sociales que tratan de ahogar la verdad de Dios. Las ciudades fortificadas son las poderosas instituciones religiosas, políticas, y sociales que tratan de adoctrinarnos para que veamos lo bueno como lo malo, y lo malo como lo bueno. Les digo en el día de hoy, existen numerosas ciudades fortificadas que como iglesia tenemos que derrumbar.

¿Qué representa un gigante para nosotros? Un gigante es todo aquello que aparenta invencible que trata de separarnos de la voluntad de Dios. ¿Qué gigante enfrenta la iglesia de hoy? Existen dos poderosos gigantes que como iglesia enfrentamos. El primer gigante es la duda o incredulidad. Si nos ponemos a pensar en lo que aconteció en este caso, veremos que esto fue exactamente lo que le sucedió a este pueblo, y lo que sucede con muchos de nosotros. Quiero que se fijen bien en un detalle muy importante; cuando estos hombres fueron enviados a reconocer la tierra, ellos no fueron enviados para ver si esta era la tierra o no. Dios sabía que esta era la tierra que Él tenía para este pueblo. Dios sabía que Él les daría la victoria sobre toda oposición, pero ellos dudaron, ellos no creyeron en la Palabra de Dios. Solamente hubo uno de ellos que dijo: “…Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos…” Caleb creyó sin dudar que Dios les entregaría la victoria. Desdichadamente muchos de nosotros hacemos igual que ese pueblo, muchos de nosotros al vernos confrontados con problemas o situaciones, al vernos cara a cara con esos gigantes que vienen a robarnos la paz que Dios nos ha dado, simplemente dudamos de Su poder. Pero hermanos recordemos que dudar o no creer no nos permitirá ver la grandeza de nuestro Dios y aumentara nuestras propias debilidades.

El segundo gigante que enfrentamos como iglesia es el temor. En el caso de este pueblo, el temor de las ciudades fortificadas, el temor de los habitantes, y el temor de los gigantes fue mucho mayor que la promesa de Dios. Este pueblo se vio como “langostas”, se vio mucho inferior a ellos, se vieron insignificantes. Nosotros en muchas ocasiones hacemos igual, en vez de ver los problemas o situaciones como insignificantes en los ojos de Dios, vemos los problemas y situaciones como gigantes que nos causan temor. Estos hombres llegaron a ver la tierra prometida, la tierra que fluía con leche y miel como la “…tierra que traga a sus moradores…” Esto es exactamente lo que el temor causa. El temor causa que veamos las cosas completamente opuestas a lo que son. El temor causa que no veamos las bendiciones. Tenemos que reconocer el temor por lo que es, un gigante que quiere alejarnos de Dios. Un gigante que quiere robarse las bendiciones que Él tiene para nosotros.

Para concluir. Les pregunto, ¿en qué dirección nos estamos moviendo? Cuándo examinamos nuestra vida, cuando examinamos nuestra iglesia, ¿estamos viendo gigantes o vemos el poder de Dios? Cuándo miramos hacia nuestro futuro, ¿estamos en camino hacia la tierra prometida o estamos en camino al desierto? No podemos permitir que nada ni nadie nos desvié o conduzca en dirección opuesta a Dios.

Tenemos que siempre recordar que Dios nos dio descanso, y alivio nuestras penas. Hermanos, no podemos permitirle al demonio que nos desvié de nuestro caminar, o que interrumpa nuestro progreso. Como iglesia tenemos que atacar esas ciudades, derrumbar esas murallas, y enfrentar esos gigantes. El pueblo de Dios en ese entonces tuvo a Moisés, quien fue un gran hombre de Dios, pero nosotros tenemos a Cristo, tenemos al que nunca nos abandona, y que siempre esta dispuesto a estrechar Sus manos y guiarnos en toda situación. Nunca te olvides: “…más podremos nosotros que ellos…”

[1] Éxodo 13:14
[2] Éxodo 13:21-22
[3] Éxodo 14:21-22
[4] Números 13:1-3
[5] Números 13:27
[6] Números 13:28-29
[7] Éxodo 3:7-8
[8] Mateo 5:14