El Pacto con Abram Génesis 13:1–15:21

Abram había sido llamado y probado. Su calificación era buena. Había demostrado su fe al edificar altares y proclamar el nombre de Jehová. Aunque su éxito se había visto un tanto manchado por la mentira en Egipto, seguía siendo un hombre de fe, la cual volvió a manifestar.

LOS ANTECEDENTES 13–14

La separación de Lot 13:1–18

Parece que cuando murió Taré, Lot quedó bajo el cuidado de su tío Abram. Salió con él de Harán (12:4) y también de Egipto (13:1).

Tan pronto como Faraón despidió a Abram de Egipto, éste se dirigió al Neguev. De nuevo se hace mención de su enorme riqueza (13:2).

Desde el Neguev se encaminó hacia Betel, y al llegar al lugar del altar que había construido antes, invocó el nombre de Jehová (13:3–4). Probablemente su adoración en esa ocasión expresaba gratitud a Dios por haberle manifestado misericordia en Egipto.

Posteriormente hubo contienda entre los pastores de ganado de Abram y los de Lot. Abram mostró una actitud magnánima al decir a Lot: “¿No está toda la tierra delante de ti?” (13:5–9). Lot escogió la mejor tierra, la que comprendía la llanura del Jordán, y se fue hacia el oriente. Así fue como se separaron el uno del otro (13:10–13).

LOS HOMBRES DE SODOMA ERAN MALOS

Y PECABAN CONTRA JEHOVA

EN GRAN MANERA 13:136

Después de la separación de Lot, Abram recibió una reafirmación de la promesa que le había hecho el Señor de que recibiría la tierra de Canaán (13:14–15). Ese acto aclara que la promesa de la tierra era para Abram y sus descendientes, no para Abram y su parentela.

Lot había actuado en forma egoísta al alzar sus ojos y ver toda la llanura del Jordán. Ahora Dios le ordena a Abram: “Alza tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente” (13:14b).

Lo que sigue en el versículo 15 es indispensable para entender el papel clave que jugaría la tierra de Canaán en la vida de Abram y sus descendientes como lo relata el resto de la Biblia. Dios se la dio a Abram y su desecendencia en posesión perpetua. Sin embargo, debido a su desobediencia, los israelitas han sido sacados de ella en muchas ocasiones, pero nunca han dejado de ser sus dueños.

TODA LA TIERRA QUE VES

LA DARE A TI Y A TU DESCENDENCIA

PARA SIEMPRE

En este contexto encontramos una nueva dimensión en cuanto a la familia de Abram. El Señor le prometió que ésta llegaría a ser muy numerosa, “como el polvo de la tierra” (13:16).

El nómada Abram plantó su tienda en el encinar de Mamre, en Hebrón, y como era su muy buena costumbre: “edificó allí altar a Jehová” (13:18).

No obstante la separación de Lot, que al parecer se realizó conforme a la voluntad de Dios, Abram siempre estaba pendiente del bienestar de su sobrino. Eso se pone de manifiesto por los acontecimientos del capítulo catorce.

La liberación de Lot por Abram 14:1–24

Anteriormente se ha dicho que Lot “fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma” (13:12). Sodoma era una ciudad totalmente sumida en la maldad.

En ese entonces la ciudad tenía un problema serio al nivel de sus relaciones exteriores. Formaba parte del reino de Quedorlaomer, rey de Elam, y por doce años lo había servido (14:1–4). Ese rey era poderoso y reinaba sobre muchas naciones. La sede de su gobierno era Elam, región que luego se llamó Persia. Eso nos ayuda a entender la enorme extensión territorial que comprendía su reino. Elam quedaba al sureste de Babilonia y Sodoma al sur del Mar Muerto (Mar Salado).

En el decimotercer año de su sometimiento, Bera rey de Sodoma y cuatro naciones aliadas se rebelaron contra Quedorlaomer. A su vez, éste se unió a los reyes de otras tres naciones de la región de Mesopotamia y se dirigió al valle de Sidim, que es el Mar Salado, donde hubo una serie de batallas desastrosas para el rey de Sodoma y sus aliados quienes sufrieron una derrota completa (14:5–10).

Los vencedores tomaron toda la riqueza de Sodoma y Gomorra y “a Lot, hijo del hermano de Abram” (14:11–12). Uno de los sobrevivientes llevó las noticias a Abram el hebreo, que también contaba con aliados. Al escuchar las nuevas, el patriarca armó a sus trescientos dieciocho criados y siguió a los enemigos hasta Dan, región que se encuentra al norte de Canaán. Allí los atacó en una gran batalla, pero las tropas se dieron a la fuga y Abram los siguió hasta Hoba que se encuentra al norte de Damasco, donde logró una victoria total sobre ellos: “y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente” (14:13–16).

¡PENSEMOS!
Busque en un mapa la ubicación de Elam, Sinar, Babilonia, Sidim y Dan. Procure diseñar su propio mapa mostrando la ruta que posiblemente tomaron Quedorlaomer y sus aliados cuando invadieron el valle de Sidim. En 14:13 por primera vez se usa el término étnico “hebreo”, que después se aplica consistentemente a la descendencia de Abram. Este nombre viene de uno de sus antepasados mencionado en 11:10–14. ¿Cómo se llamaba? ¿Cómo es posible que un hombre acompañado de sólo trescientos dieciocho hombres pudiera lograr una victoria tan grande? Apunte por lo menos otros cinco acontecimientos bíblicos que ilustran la misma intervención divina.

Al regresar Abram de esa osada expedición, le salió al encuentro el rey de Sodoma en el valle de Save (uno de los valles que rodean a Jerusalén). Quería darle un recibimiento digno de tan noble hazaña. También se presenta Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, quien sacó pan y vino. Además, pronunció una bendición con las siguientes palabras: “Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tus manos” (14:17–20). Sus palabras dan a entender que conocía la fama de Abram como hombre de Dios y a El Elyon, Dios Altísimo, en cuyo nombre presentó la bendición. También proporciona evidencia de que había un grupo de creyentes en el Señor en la región de Jerusalén, probablemente aun antes de que Abram llegara.

El patriarca respondió a semejante bendición dando a Melquisedec “los diezmos de todo” (14:20c). Sin duda fue un acto de adoración al Dios Altísimo como expresión de gratitud por su triunfo en el conflicto. Probablemente fueron dados al sacerdote para ayudarle en el sostenimiento del refugio que estaba en Salem.

El rey de Sodoma dijo a Abram: “Dame las personas, y toma para ti los bienes” (14:21). Abram rehusó recibir cosa alguna de sus manos, haciendo referencia a un voto que había hecho al Dios Altísimo de no recibir nada de Bera. Además dio su razón: “para que no digas: Yo enriquecí a Abram” (14:22–23). Sólo tomó comida para sus criados y dio a sus aliados, Aner, Escol y Mamre, la libertad de tomar su parte en los despojos (14:24).

¡PENSEMOS!
Estudie de nuevo todo lo dicho acerca de Melquisedec en Génesis 14 y apunte todos los detalles que observe. ¿Qué similitud ve entre él y Abram? ¿Por qué no quiso Abram recibir nada del rey de Sodoma? ¿Cuáles son algunos peligros de recibir favores de gobiernos paganos? ¿Hay algún caso bíblico donde un siervo de Dios recibió algo de parte de un rey pagano? ¿Cuál es?

El caso de Eliezer 15:1–4

Después del triunfo sobre Quedorlaomer y sus aliados, es posible que Abram temiera que volvieran buscando venganza. Tal vez por eso Dios aparece a él en una visión, diciendo: “No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande” (15:1). El mismo Jehová que le había dado la victoria, le ofrece protección de cualquier ofensiva de parte de sus enemigos.

La promesa de un galardón tan grande provoca en Abram una reacción que le hace preguntar: “Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo?” (15:2a) La pregunta de Abram se refiere a la promesa de Dios en Génesis 13:15–16. “¿Me darás ‘descendencia como el polvo de la tierra’ y un ‘galardón que será sobremanera grande’, sin tener yo hijo?” La expresión “Señor” usada aquí es Adonai, que significa “dueño, señor, soberano”.

Ahora Abram ofrece una solución. Refiriéndose a su mayordomo Eliezer que evidentemente había nacido en su casa, continuó: “¿Será mi heredero un esclavo nacido en mi casa?” (15:2b–3) Hay evidencia de que en aquel entonces los matrimonios ricos que no podían tener hijos acostumbraban a adoptar a un siervo y constituirlo en heredero.

La sugerencia lógica de Abram no satisfizo al Señor, quien le replicó así: “No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará” (15:3b–4).

LA PROMESA 15:5–21

Todas las bendiciones pronunciadas por Jehová para Abram hasta ese momento habían sido promesas. En el capítulo quince de Génesis tenemos el relato del pacto formal.

Jehová llevó a Abram fuera, le hizo mirar al cielo, le pidió que contara, si podía, las estrellas y le prometió: “Así será tu descendencia” (15:5).

“Y CREYO A JEHOVA, Y LE FUE

CONTADO POR JUSTICIA” 15:6

Esta frase se cita en tres lugares claves en el Nuevo Testamento: Romanos 4:3, Gálatas 3:6 y Santiago 2:23. En cada caso, el propósito es probar que la justificación es por la fe y no por las obras.

¿Qué es lo que creyó Abram para que le fuese contado por justicia? Creyó lo que Dios le había dicho referente a su descendencia. No podemos pensar que Abram entendiera todos los detalles del evangelio. Sin embargo, una comparación de Gálatas 3:6–9 y 16 con Génesis 12:3b nos permite suponer que el patriarca entendía que las promesas relativas a su simiente tenían implicaciones salvíficas. Jehová se revela de nuevo a Abram como el que le sacó de Ur de los caldeos para darle la tierra. Abram responde con una pregunta: “¿En qué conoceré que la he de heredar?” (15:8) Tales preguntas no indican falta de fe en el poder de Dios para llevar a cabo lo que había prometido. Abram sólo quería saber algo del proceso.

Los detalles del pacto 15:9–21

  1. Para ratificar el convenio, debía preparar tres animales: una becerra, una cabra y un carnero, cada uno de tres años, partidos por la mitad puestos uno enfrente del otro. Abram trajo también una tórtola y un palomino, pero no fueron partidos (15:9–10). Los animales partidos daban la idea de que así sucedería con quien quebrantara el pacto. Jeremías 34:18–19.
  2. Abram tuvo que ahuyentar a las aves de rapiña que descendían sobre los cuerpos muertos (15:11).
  3. Mientras dormía profundamente, cayó sobre él el temor de una grande oscuridad (15:12).
  4. Su descendencia moraría por cuatro siglos en tierra ajena, pero al cumplir esos cuatrocientos años saldrían de ese lugar (15:13–14).
  5. A la puesta del sol y ya oscurecido se veía:
  6. Un horno humeando.
  7. Una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos (15:17). El humo y el fuego que representaban la presencia de Dios, quien juró ser fiel a sus promesas.
  8. Dijo Jehová a Abram:

A TU DESCENDENCIA DARE ESTA TIERRA,

DESDE EL RIO DE EGIPTO (EL NILO)

HASTA EL RIO GRANDE, EL RIO EUFRATES

15:18

Sin embargo, en esa época, la tierra estaba ocupada por diferentes grupos de gente que Dios toleraría hasta el tiempo de Josué. Los israelitas nunca han poseído toda la tierra, pero lo harán cuando Cristo regrese.

¡PENSEMOS!
Busque en una concordancia las diferentes citas bíblicas que mencionan una simiente. ¿Cuántas de ellas se refieren a la simiente de Abram? Procure localizar en el mapa del mundo el río Nilo y el río Eufrates y diseñe su propio mapa de la tierra ofrecida a Abram. ¿Por cuánto tiempo serán dueños de esa tierra los descendientes de Abram? Haga una lista de las promesas hechas a Abram en Génesis 15.

Collins, A. (1992). Estudios Bı́blicos ELA: Ası́ comenzó todo (Génesis) (50). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.