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El pacto protegido Deuteronomio 31:1–32:47

El pacto protegido Deuteronomio 31:1–32:47

La útima sección de Deuteronomio se denomina: “De Moisés a Josué” y abarca los capítulos 31–34. En ella encontramos una variedad de material, incluyendo dos capítulos poéticos (32:1–43; 33:2–29). El tema general de toda la porción es el cambio de mando de manos de Moisés a las de Josué como dirigente de Israel. Comienza con la comisión de Josué (31:1–8, 23) y termina con su instalación como líder (34:9).

El tema general que se traza a través de los capítulos 31 y 32 es la protección del pacto. Dios, Moisés y el pueblo, sabían muy bien que algo tenía que hacerse para asegurar que nadie pudiera alegar ignorancia de las estipulaciones de la alianza entre Jehová y el pueblo escogido. Algo era necesario hacer para garantizar que las generaciones venideras supieran sus privilegios y responsabilidades como pueblo del pacto.

JOSUÉ COMISIONADO 31:1–8, 14–23

La primera forma que Jehová usó para proteger el pacto fue nombrando a un nuevo líder que siguiera las pisadas de Moisés. Esta continuidad en el liderazgo de la nación ayudaría al pueblo a imitar a sus guías en la obediencia a la ley mosaica.

Por Moisés 31:1–8

El nuevo dirigente de la nación fue comisionado primeramente por su predecesor. Este acto se hizo en cumplimiento del mandato dado por Dios en 1:28 y 3:28. La comisión fue dada en dos formas.

Indirectamente a todo el pueblo vv. 1–6. El versículo uno hace hincapié en que Moisés habló primeramente a todo el pueblo. Inicialmente confesó que él no podría seguir con la responsabilidad por dos razones: (1) ya no era tan activo y no podía llevar la carga y (2) Jehová le había prohibido entrar en la tierra (v. 2). El caudillo se retiró del puesto.

En segundo lugar, informó al pueblo que Josué tomaría su lugar (v. 3c). Estos dos datos hicieron necesario que Moisés diera otra enseñanza que tenía como propósito infundir confianza en la gente. Primeramente, aseguró que la relación de Dios con ellos no cambiaría porque el fin y al cabo, él seguía siendo el Rey de Israel y el guerrero que conquistaría a todos sus enemigos (vv. 3a, b,4–5). La victoria no dependería del caudillo humano, sino de Dios mismo. Note todas las promesas que se encuentran en tiempo futuro.

Después, les dio una exhortación animando a sus seguidores a que fueran valientes e hicieran su parte y obedecieran al Señor. El reto fue igual al que recibió en que combiaran el miedo por la confianza. No había por qué temer, porque Jehová estaría con ellos siempre (v. 6).

Directamente a Josué vv. 7–8. Después de dirigirse al pueblo, Moisés llamó a Josué y lo puso delante de todos para darle su comisión (v. 7a). Sus palabras comienzan y terminan con el mismo mensaje, pero en forma positiva y negativa respectivamente: “Esfuérzate y anímate (v. 7b)… no temas ni te intimides (v. 8c)”.

El líder podría ser siempre valiente por dos razones: (1) porque entraría en la tierra y la repartiría entre las tribus israelitas (v. 7c) y (2) porque la presencia divina estaba garantizada (v. 8a, b). Igual que el pueblo, Josué tenía que cambiar el miedo por la confianza.

CAMBIE EL MIEDO POR LA CONFIANZA

Por Jehová 31:14–23

La comisión de Moisés no era suficiente. Para asegurar que Josué no iba a titubear en su nuevo puesto, Dios mismo confirmó su nombramiento.

Convocación vv. 14–15. El Señor llamó a Moisés y a Josué para que se presentaran delante de él en la puerta del tabernáculo para comunicarse con ellos directamente.

Conversación con Moisés vv. 16–22. El Omnipotente se dirigió primeramente a Moisés para informarle de la condición en que caería Israel después de su muerte. Sin lugar a duda, comenzarían a practicar la idolatría de las naciones que les iban a rodear. Con esta conducta, invalidarían el pacto y caerían bajo la ira de su Dios, quien los abandonaría y escondería su rostro de ellos (vv. 16–18).

Acto seguido, Jehová lo instruyó para que compusiera un cántico para recordar a las generaciones venideras el pacto que habían quebrantado (vv. 19–22).

Comisión de Josué v. 23. Este líder comenzó su comisión con las mismas palabras que Moisés había usado en el versículo 7 y continuó con las mismas promesas: victoria en la conquista y presencia divina. Parece que Josué se sentía incapaz de asumir el mando, porque varias veces se le tuvo que exhortar a que se esforzara y tuviera ánimo (31:7 por Moisés, 31:23 y Josué 1:6, 7, 9 por Jehová, y Josué 1:18 por el pueblo). Los detalles de la ceremonia de instalación del nuevo caudillo se hallan en Números 27:12–23.

¡PENSEMOS!
El Señor tiene un trabajo especial para cada uno de sus hijos. Algunos son dificiles y otros relativamente fáciles, pero todos requieren la capacitación divina. Dios ha dado dones espirituales a todos los suyos para que desempeñen una función dentro de su cuerpo (1 Corintios 12:12–31). ¿Cuál es su don y cómo lo utiliza? Si teme servir al Padre, recuerde la comisión de Josué. Las exhortaciones y promesas también son para nosotros.

TESTIGOS CONTRA ISRAEL 31:9–13,19–22,24–30; 32:1–47

Hay una segunda forma en que el Altísimo proveyó para la protección del pacto. Mandó establecer testigos perpetuos contra el pueblo. Cada uno de ellos tendría un doble propósito, primeramente, de prevención. Cuando los israelitas participaran en los ritos de leer la ley y entonar el cántico de Moisés, se animarían a ser obedientes y no caerían en la apostasía.

En segundo lugar, tenemos el objetivo remedial. Si hubieran caído en la desgracia por seguir las prÁcticas paganas, estas ceremonias servirían para llamarles la atención e impulsarlos al arrepentimiento. Son tres los testigos contra Israel:

La ley preservada 31:9–13,24–27

La preservación de una copia de la ley, probablemente sólo el libro de Deuteronomio, era de suma importancia. La tradición oral se podía olvidar o ignorar, pero un libro escrito no.

Escrita por Moisés vv. 9a, 24. Todo lo que él había predicado en la frontera quedó registrado en un libro.

Guardada por los sacerdotes levitas vv. 9b, 24–27. Estos tenían la responsabilidad de mantener esta copia de la ley junto al area del pacto. Las tablas del Decálogo se encontraban dentro de ese mueble sagrado y representaban toda la esencia de la ley moral. El libro de la ley contenía los mandatos de la voluntad divina. No se perdería mientras estuviera bajo el cuidado del sacerdocio.

Leída ante el pueblo vv. 10–13. La ley no serviría mucho si se mantenía como pieza de museo junto al arca. Tenía que ser leída, para que el pueblo la escuchara. Una vez cada siete años, durante la celebración de la fiesta de los tabernáculos, el libro debía ser sacado y leído ante la congregación de todo Israel. Con este sistema, cada niño escucharía la lectura de la ley una o dos veces durante su niñez, cuando era más moldeable.

La historia de Israel registra una sola ocasión en que el pueblo cumplió con este mandato. Se encuentra en Nehemías 8:13–18 y 9:1–3. El contexto indica que la lectura de la Palabra de Dios surtió efecto en la gente y hubo gran avivamiento.

Note que el versículo 26 enseña que la ley escrita, guardada y leída era uno de los testigos contra Israel.

¡PENSEMOS!
La lectura pública de las Escrituras siempre ha sido uno de los elementos esenciales en provocar avivamiento espiritual. Estudie todo el contexto de Nehemías 8 y 9 y también 2 Reyes 22:3–23:3. El Nuevo Testamento hace hincapié en la importancia de la lectura pública de la Biblia en el culto cristiano. Véase 1 Tesalonicenses 5:27; Colosenses 4:16; 1 Timoteo 4:13. ¿Cuánto se escucha la lectura en voz alta en los cultos de su iglesia?

El cántico entonado 31:19–22,30; 32:1–47

El segundo testigo contra Israel (31:19, 21) era un cántico que Dios mandó a Moisés componer. Todos sabemos que la música es muy eficaz para reforzar la enseñanza. Una vez aprendido un canto, jamás se olvida, y de vez en cuando viene a la memoria.

El prólogo 31:19–22, 30. El cántico fue compuesto específicamente como testigo contra Israel cuando cayera en la apostasía. Debía escribirse y enseñarse a todos los israelitas. Los padres tenían la responsabilidad de enseñarlo a sus hijos para que cada generación conservara su mensaje de reproche al pueblo por haber abandonado al Señor y servido a dioses ajenos.

El cántico 32:1–43. Este es una joya de la literatura hebrea. Se puede dividir en tres secciones principales.

  1. Introducción (vv. 1–6). Esta plantea las ideas principales que se van a desarrollar en todo el canto. Primeramente, enfoca el carácter divino. El Dios de Israel era fiel (“verdad” v. 4) y absolutamente justo (“obra perfecta…rectitud…ninguna iniquidad… justo y recto” v. 4). En contraste, su pueblo era corrupto, manchado, torcido, perverso, loco e ignorante (vv. 5–6a). ¡Qué disparidad más grande entre el padre y sus hijos (v. 6b)! Todos reconocen que los hijos deben parecerse a su progenitor, pero era todo lo contrario en la relación entre Dios y su pueblo.

DE TAL PALO, TAL ASTILLA

  1. Cuerpo (vv. 7–33). Lo primero que Israel debía hacer era acordarse (v. 7–14). Esta es la última vez en que encontramos esta exhortación en el libro (la primera fue en 4:10). Debían traer a la memoria tres cosas concretas: su elección por Jehová para ser su porción y heredad (vv. 8–9), el éxodo de Egipto, el fiel cuidado del Señor en el desierto (vv. 10–12) y la entrega de la tierra al pueblo por su Dios (vv. 13–14). Si se olvidaran de estos hechos, estarían expuestos a la tentación de buscar a otros dioses.

La segunda sección principal abarca los versículos 15–18 en los cuales Jehová acusa a Israel de apostasía. Se olvidaron de quiénes eran y quéa había hecho Dios por ellos. El versículo 18 hace énfasis en la relación padre/hijos. La Biblia de Las Américas capta mejor la idea del hebreo. “Despreciaste la Roca que te engendró [era su padre], y olvidaste al Dios que te dio a luz [era su madre]”.

En los versículos 19–33 encontramos la reacción divina a la rebeldía de su pueblo. Algunos llaman esta sección la sentencia dictaminada después de que la nación fuera hallada culpable. El castigo general se desglosa en los versículos 19–22. Jehová se llenaría de ira (vv. 19, 22), escondería su rostro (v. 20) y los movería a celos (v. 21). La disciplina específica se halla en los versículos 23–27. Los últimos textos de la porción (vv. 28–33) pintan a Dios razonando con Israel y procurando forzar a la nación a entrar en razón. Los acusa de ser un pueblo insensato (vv. 28–29). ¿Cómo hubieran podido llegar a ocupar la tierra derrotando a sus enemigos si su Señor no les hubiera dado la victoria? No hay otra explicación adecuada (vv. 30–31). Lo que los dioses falsos ofrecen es amargura y maldición, no bendición. ¿Por qué los seguían (vv. 32–33)?

  1. Conclusión vv. 34–43. Igual que en la introducción, el mensaje principal de la conclusión es que Dios es justo. Su justicia se manifiesta en dos formas: Al castigar a sus enemigos que dañaron a sus pueblo (vv. 34–35, 41–42). Esta es la venganza y retribución justa. Ninguno que hace mal a su pueblo, queda impune (Génesis 12:3a). Por otro lado, es justo en juzgar (en el sentido de vindicar) a los suyos sacándolos de todos sus apuros (vv. 36–40). El los ama y se arrepiente cuando su pueblo se convierte a él (v. 36).

En realidad, los dioses falsos nunca los habían ayudado. La apostasía de Israel consistía en que confiaban en las divinidades ajenas, pero estas sólo consumían sus sacrificios. Nunca los ayudaron (vv. 37–38a). En 38b Jehová reta a sus rivales a hacer lo que nunca habían hecho. El cuidado y la salvación de Israel dependían solamente del Señor (vv. 39, 12).

Estas verdades debían provocar la alabanza del Omnipotente por parte de su pueblo y las naciones (v. 43a). Además de vengarse de sus enemigos (v. 43b) y vindicar a su pueblo (v. 43c), Jehová también “hará expiación por su tierra y su pueblo” (v. 43d, Biblia de las Américas).

ALABEMOS AL SEÑOR POR SU JUSTICIA PERFECTA

El epílogo vv. 44–47. Moisés y Josué dieron el contenido del cántico a todo el pueblo (vv. 44–45) y terminó Moisés animando a sus seguidores a aplicar el mensaje de su himno a sus vidas diarias e instándoles a enseñarlo a sus hijos. El cumplimiento de la ley les proporcionaría la vida abundante dentro de la tierra prometida.

Los cielos y la tierra 31:28–29

Toda la creación sería testigo contra Israel (v. 28). El pueblo no podía escapar de esta evidencia. Moisés se valió del mismo testigo en 30:19 y comenzó su cántico solicitando la atención de los cielos y la tierra (32:1).

¡PENSEMOS!
Nosotros también tenemos que evaluar nuestra vida a la luz del testimonio de las Escrituras, los mensajes de nuestros himnos y el hecho de que la creación observa todo lo que hacemos. Anote un texto bíblico de reprensión y el título de un himno que le redarguya de pecado en su vida.

Humanamente hablando, Dios había hecho todo lo posible para proteger el pacto con su pueblo. El líder fiel siempre llevaría a la nación a la obediencia. La lectura de las Escrituras y la entonación del canto llamaría la atención a las faltas que habían de remediar. El conocimiento de que toda la creación daría testimonio en su contra, siempre llevaría al pueblo a vivir una vida completamente consagrada a la obediencia al pacto.

Lloyd, R. (1994). Estudios Bı́blicos ELA: Al este de la frontera (Deuteronomio) (127). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.