El pastor como director de orquesta
por Fred Smith
Últimamente he estado viendo en la mayoría de los materiales cristianos para el liderazgo un énfasis creciente en la figura del pastor como un ejecutivo en jefe, similar al presidente de una corporación. Creo que este modelo es peligroso.
Poco tiempo atrás un pastor me escribió preguntándome: «¿Cree que Jesús seria el gerente de una empresa?». La verdad es que yo también me pregunto tomismo. La iglesia no es una empresa, por lo que no creo que deba ser administrada como si lo fuera. La mayoría de las empresas están para producir ganancias, las iglesias no tienen ese propósito. Las empresas manufacturan y distribuyen productos, las iglesias tienen que ver con relaciones interpersonales, con gente. Debido a que los motivos centrales de las empresas y las iglesias no son los mismos, los pastores que adoptan un rol de empresarios pueden llegar a generar cierta calidad ministerial mecánica y metálica. Un ejecutivo efectivo puede llegar a conducir con integridad una organización religiosa pero no necesariamente podrá pastorear una iglesia.
Una compañía puede ganar la clientela de otra. Esa es la manera en la que el sistema competitivo funciona. Cuando una compañía automotriz avanza sobre el mercado de otra, los ejecutivos de ventas son los elogiados. Sin embargo, en las Escrituras no se instruye a las iglesias a hacer proselitismo en contra de otras sino, antes bien, a crecer por medio de las conversiones, renovación y nueva vida, las cuales vienen como resultado de relaciones interpersonales cálidas y por el poder espiritual, no por medio de las matemáticas.
Las empresas tienen restricciones legales antimonopolios, pero no hay limitaciones espirituales para la cooperación pastoral e ínter eclesiástica. Los grandes y buenos pastores que conozco lo son «de rebano». El líder de la iglesia necesita un corazón pastoral y no puede ser un frío ejecutivo «nariz estirada» que contrata y despide personal. La iglesia no funciona de esa manera. Mucho del trabajo de la iglesia es hecho por voluntarios, a los que debemos considerar como tales. Son siervos del Rey, pero de un Rey especial.
Es vendad que la iglesia necesita un liderazgo efectivo y el pastor puede usar muchas herramientas de una buena administración, pero una iglesia que se ajusta demasiado a patrones empresariales exitosos podrá tener ganancias a corto plazo y pérdidas a largo plazo.
Cualquier modelo funcional debe enfocar lo que el pastor hace. Y la primera responsabilidad del pastor es conducir a la iglesia para alcanzar al mundo perdido, desarrollándose en madurez, y funcionando como un compañerismo espiritual, no simplemente como una organización eficiente. Sugiero que cambiemos el modelo del ejecutivo empresarial por otro que, a EL
DIRECTOR DE ORQUESTA
Déjenme ofrecer un nuevo modelo: el del director de una orquesta sinfónica. Como ejecutivo de una empresa he estudiado muy provechosamente los métodos del director George Szell de la orquesta Sinfónica de Cleveland. Al estar en mayor contacto con pastores veo que el rol del director de orquesta se aproxima mas al del pastor.
El director de orquesta, como el pastor, tiene que ver con la cultura, con el arte, con la vida emocional, con la gente de una manera especial: los dos manejan aquellos factores «suaves» de la vida como el amor, la fe y las relaciones. Los factores «fuertes», como presupuesto, autoridad, obligaciones, mantenimiento de las instalaciones, etcétera, requieren atención, pero a lo largo del tiempo, los factores que terminarán dominando serán los «suaves», así como el agua, tarde o temprano, termina horadando la piedra y modificando las riveras. De igual manera, el líder espiritual debe ser una persona más interesada en tos factores «suaves» que en los «fuertes».
Al escuchar una entrevista a dos músicos de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, vino nuevamente a mi mente la analogía del pastor como el director de orquesta. El entrevistador preguntó: «¿Qué hace que la orquesta respete al director?».
«Primeramente», respondieron, «el director debe respetar al compositor. En segundo -No lugar, debe tener un conocimiento intimo de la partitura». Estas dos características se aplican directamente a los pastores.
RESPETO AL COMPOSITOR
Hay un sólo compositor para la iglesia: -Dios. Los directores de orquesta pueden elegir entre varios, los cristianos solamente tenemos uno. Así como el director debe tener el máximo respeto por el compositor, los pastores deben irradiar constantemente un temor reverente de Dios.
Este temor reverente por el compositor viene necesariamente antes de que el pastor pueda entender completamente su partitura; la Biblia.
Recientemente, el director Gerard Schwarz se refirió a algunos músicos que trataban de interpretar una o dos piezas de Mozart sin tener un conocimiento acabado de todo el repertorio del conocido autor, y decía: «Mozart no puede ser conocido en una o dos piezas».
Si un pastor se debilita en su vida de nocional y en su reverencia a Dios, le será imposible tener una correcta interpretación de las Escrituras. Esta actitud temerosa no puede ser aprendida en una clase de Seminario. Es el corazón del ser ministerial del pastor, una unidad inseparable y auténtica. Pero, tal como algunos pastores me confesaron, esta relación devota está en permanente peligro, ya que ante las presiones ministeriales, lo primero que se abandona es la vida de oración y estudio bíblico. De esa manera corren peligro de transformarse en «personal de la iglesia» antes que en personal de Dios».
EL CONOOMIENTO DE LA PARTITURA
Un segundo requisito para un gran director de una orquesta es su conocimiento íntimo de la partitura. Este conocimiento íntimo de la Palabra de Dios le da a uno la comprensión de lo que el compositor quiere decir. Se requiere de un don para poder tener esta comprensión y para darla a conocer.
El conocimiento íntimo no solo requiere de un don natural sino que además demanda diligencia; ningún conductor nace dotado con el conocimiento de la música. Se llega a ella por medio de un gran esfuerzo personal.
Asimismo, nuestro conocimiento de la partitura no es un fin en sí mismo. A comienzos de año tuve a mi cargo el sermón de dedicación de una nueva capilla en una ciudad vecina a la nuestra. Al terminar la reunión vino a mí una señora que me dijo:
«Usted no puede imaginarse lo que esto ha significado para mí». Había venido con un problema que fue resuelto en su interior por algo que escuchó. Se despidió, dio media vuelta y se fue, dejándome uno de los más grandes cumplidos que puede darse a un predicador. Nuestro conocimiento íntimo de la partitura escritural debe estar relacionado con las necesidades de las personas.El director de orquesta tiene la ventaja de contar con críticos profesionales que le dirán cuan bien hizo su trabajo. Esa es una espada de doble filo, pero los pastores también necesitan de quienes los afirmen y expresen cuan productiva ha sido su interpretación de las Escrituras para sus vidas. Esto permite al pastor interpretar cada vez mejor.
En un seminario para pastores estuve hablando acerca de la comunicación, y un pastor se acercó para decirme: «Suelo explicar los principios generales de las Escrituras, pero ahora me doy cuenta que no he puesto el esfuerzo necesario para aplicarlo claramente a la realidad cotidiana de quienes me escuchan. En el futuro lo voy a hacer».
LA HABILIDAD DIRECTIVA
Además de esas dos apreciaciones de los músicos reporteados que mencioné más arriba, manifestaron también otras tres cualidades de un buen director que bien pueden aplicarse a un excelente pastor.
Primero, el director debe realizar varios movimientos, no sólo marcar el ritmo con su batuta. Lo que haga y comunique debe ser-interpretativo. Un director experto conduce con su batuta de tal manera que al mismo tiempo está diciendo a su orquesta acerca del ritmo, el volumen, la intensidad, qué instrumentos tocan, cuales esperan. Una iglesia necesita el mismo tipo de dirección de parte de su pastor.
Tiempo atrás, hablando con un ejecutivo cristiano que es miembro activo en una nueva iglesia, le pregunté: «¿A quiénes intenta alcanzar tu iglesia?». «No lo sé», admitió.
Mientras hablábamos, me di cuenta que habían comenzado un nuevo grupo, en una nueva zona, pero sin aprender cuáles eran las necesidades del barrio ni tos métodos más apropiados para alcanzarlo. Este hermano, clave en determinadas actividades, no sabía cómo su iglesia tenía elaborada la planificación del personal, dónde localizarse o la edificación. Su iglesia necesita de una batuta claramente movida por su pastor.
Por el otro lado conocí otra iglesia que ofrece un ministerio específicamente para familias jóvenes con niños, los que asisten cada vez más. La gente sabe exactamente cuál es el énfasis de la iglesia. Ese ministro da unos claros movimientos de batuta, de tal manera que se lo puede seguir.
Otra cosa que dicen los músicos acerca de los directores es: «Los grandes directores hacen que Ud. toque mejor. Cuando Ud. ha terminado, se sorprende de lo bien que ha interpretado su parte». Esta es la razón por la que una orquesta puede sonar diferente de acuerdo con el director que la conduzca.
Cuando dirige Leonard Bernstein, algunos miembros de la orquesta prefieren aprender de memoria la partitura de manera de poder observarlo. ¿Por qué? Les encanta ver la habilidad de Beenstein para expresarles su dirección. Saben que es un gran músico que no gusta de interpretaciones mediocres. Si quieren que él disfrute, deben tocar excelentemente. Y cuando ven su entusiasmo, eso tos anima y pueden dar lo mejor de sí mismos.
Asimismo, el pastor que es sabio comunica su conformidad a su gente cuando ellos están naciendo algo bien. Les demanda mucho, pero cuando responden les hace saber su conformidad, su felicitación. Así es como se obtiene to máximo de las personas.
En cierta ocasión participé de un grupo pequeño que se reunía en una iglesia con un joven pastor en su primera misión. De inmediato me di cuenta de que esa llegaría a ser una gran iglesia debido a que su pastor era un gran líder. Era muy evidente el gozo que sentía al ver como su gente se ministraba mutuamente y a la comunidad.He conocido pastores que han tomado una iglesia con una autoestima muy baja debido a alguna división o a pérdidas importantes de membresía, y sin embargo las condujeron a un servicio fructífero en la comunidad, al involucramiento en la misión o en el evangeliario, cosas que jamás habían sonado hacer. Dios ha puesto muchos dones y capacidades dentro de cada congregación, pero se necesita un buen pastor-director de orquesta para lanzarlos a la aventura
La tercera indicación manifestada por los músicos fue la siguiente: «Un gran director de orquesta ve los errores aun antes de que los músicos los cometan, trabajando para evitarlos». Toscanini, por ejemplo, era tan sensible a cada músico, que podía evitar que cometiera errores.
¿Cómo lo hacía? Se daba cuenta de que los sentimientos precedían a los hechos: «Una muía se empaca en su mente antes de hacerlo con sus patas», decía. Y las personas son iguales, sus actos obedecen a sus sentimientos. Por lo tanto si un director entiende los sentimientos de la orquesta, cualquier tensión o falta de concentración puede ser evitado antes de que ocurra un error. Ese fue uno de los motivos del brillo que alcanzara Toscanini.
Pero no se confundan pensando que esto es una cualidad misteriosa. No lo es. Antes de ser pastor, mi padre fue un herrero muy habilidoso. Solía decirme: «Fred, cuidado que te estás preparando para una paliza». Podía darse cuenta cuando una actitud mía tendía hacia una ofensa que merecería un castigo y me trataba de corregir antes de tener que aplicar la disciplina. Interpretaba mi actitud antes que se volviese un acto ofensivo.
Los pastores también deben desarrollar este tipo de actitud anticipativa. Deben observar los sentimientos que preceden a los hechos. El descontento comienza mostrándose en actitudes. Las relaciones inter personales defectuosas no suceden repentinamente. Generalmente una conversación puede iluminar un sentimiento antes de que se vuelva una conducta problemática.
LA SELECCI0N DE UN REPERTORIO
El director de éxito sabe seleccionar un repertorio bien balanceado, de manera que la orquesta pueda lucirse mientras que, a su vez, la audiencia disfrute de la música. Quien escuchó la música debe irse del concierto pensando: Me encantó porque había algo especial para mí en este concierto. Hacer esa mezcla es importante, y todos los gustos representativos de la audiencia deben ser considerados.
Todo director conocedor de estas cosas, al seleccionar su repertorio, comienza por su responsabilidad para con el auditorio. El pastor tiene la misma responsabilidad. El rol primario del pastor es ayudar a la congregación, no a sí mismo. Es sabio comenzar con las necesidades de las personas y no con los gustos de la junta directiva.
No quiero decir que un repertorio solamente tiene que mimar a los oyentes. En algunos casos, los auditorios deben ampliar sus gustos y el director experto hace esto introduciendo de a poco algo que el auditorio aún no haya escuchado y que pueda encontrar interesante. De igual manera, muchas congregaciones necesitan ser ampliadas en su vida espiritual, así como en su limitada experiencia de lo que es una iglesia funcionando. Una dieta constante de solamente predicaciones evangelísticas o de acción social, o de discipulado no alimenta satisfactoriamente a la totalidad de las personas. Cuando un tipo de sermón se predica domingo tras domingo, la iglesia se limita, se desarrolla sólo en una faceta y no en varias.
Un buen repertorio educa a las personas y alimenta sus deseos por la Palabra de Dios, mientras que amplían sus fronteras de la fe. Un buen pastor combina un buen «repertorio» para el crecimiento y para el desarrollo de la vida.
LO QUE SOMOS Y TENEMOS
El director debe operar dentro de las realidades financieras prefijadas. Algunos directores de orquesta sinfónicas han sido recriminados debido a que gastaban más dinero de lo que había en el presupuesto. Los pastores también trabajan con limitaciones financieras, pero el cuadro puede ser tenido por una palabra mal usada en muchas ocasiones: fe, La fe no puede ser usada para invocar una fuerza financiera que la iglesia no tiene. Ciertamente que «el Señor proveerá lo que él desee proveer, pero no necesariamente lo que nosotros queramos. Un pastor puede llegar a verse atrapado en una «posición de fe» que tenga poco ver que con la fe verdadera y mucho con más con mero voluntarismo. Necesitamos alguna buena razón para confiar en que los ingresos por ofrendas serán mejores este año que fue el anterior.
Me disgustan las solicitudes temerarias de «emergencia» de varias organizaciones que me dicen que si no doy, la obra del Señor se hundirá inmediatamente. En primer lugar, no lo creo. En segundo lugar, si esto ocurre es porque han hecho un mal trabajo en el liderazgo. Un pastor que fuerza a la iglesia para aprobar un presupuesto irreal, o que la embarca en un proyecto inmenso sin la base razonable, o falla en permanecer dentro del presupuesto, está abusando de la fe, más que usándola.
MIRANDO AL FUTURO
Un gran director también tiene una mente abierta hacia el desarrollo constante de futuras funciones y ejecutantes. Para ponerlo en términos económicos, los líderes sabios expanden el mercado antes que dividir lo que ya existe. Que se expanda el mercado es una necesidad tanto para una orquesta sinfónica como para una iglesia. Una de las iglesias más tristes que conozco es la de un pastor que ha perdido su convocatoria a los jóvenes y esa iglesia se ha vuelto un hogar de ancianos.
DIRIGIR EL ENSAYO
Para cualquier orquesta el ensayo es terriblemente importante. No se puede tener una orquesta excelente sin el tiempo adecuado de ensayo. Para mí, el tiempo que el pastor pasa con los miembros del equipo pastoral o los líderes de la iglesia corresponde al tiempo del ensayo. La calidad de estas reuniones determinara el misterio potencial de la iglesia. Aquí podemos presentar tres aspectos de un buen ensayo que se aplican igualmente bien a las reuniones de liderazgo:
Primero, un ensayo es bueno cuando la orquesta practica específicamente. Una buena orquesta no necesita practicar piezas sueltas sino que se concentra en el próximo concierto. El director bien preparado trabaja a través de la piezas que el grupo va a necesitar conocer inmediatamente.
Después de cuarenta años de estar dando conferencias, aun me sorprendo al darme cuenta de que las personas aprovechan solamente aquella parte que van a aplicar en una situación concreta. Los maestros escuchan aquellas cosas que pueden enseñar, los predicadores aquellas cosas que puedan usar desde el pulpito.
Una segunda necesidad para poder tener un buen ensayo es limitar el tiempo. Eso pone urgencia en lo que hacemos. También corta la tendencia a pasar mucho tiempo en detalles de menor importancia.
Una vez me reuní con la junta de una organización cristiana que tenía la costumbre de tener retiros de dos días simplemente porque tos oficiales no preparaban uno mas coito. Acortamos las reuniones a la mitad de un día y dio como resultado una mayor asistencia y un mejor trabajo.
Finalmente, tos ensayos deben mantener una atmósfera de responsabilidad y de dignidad dando la sensación de que lo que estamos haciendo es algo de verdadero valor. Las personas desean estar involucradas en algo que sea importante. Las reuniones de liderazgo son el lugar donde se debe reforzar esto. No es el lugar para sacar al aire las emociones personales acerca de las deficiencias de la audiencia. De la misma manera, estas sesiones deben ser más que una simple reunión de negocios con una breve lectura de las Escrituras y una oración de cierre. El trabajo del líder es proveer la sensación de la grandeza de la tarea y de la presencia de Dios.
Pedro Drucker, tal vez el mejor pensador en conducta organizacional, una vez dijo a un grupo de pastores: «Recuerden, la tarea es la recompensa». Nunca he escuchado algo mejor dicho, tanto para ministros como para directores de orquesta.
Apuntes PastoralesVolumen VIII Número 6