Por: pastor Daniel Brito
TÍTULO: El Peligro de la Incredulidad
TEXTO: 2ª de Reyes 6:32-33
«Mientras Eliseo se encontraba en su casa, sentado con los ancianos, el rey le envió un mensajero. Antes de que éste llegara, Eliseo les dijo a los ancianos: —Ahora van a ver cómo ese asesino envía a alguien a cortarme la cabeza. Pues bien, cuando llegue el mensajero, atranquen la puerta para que no entre. ¡Ya oigo detrás de él los pasos de su señor! 33 No había terminado de hablar cuando el mensajero llegó y dijo: —Esta desgracia viene del Señor; ¿qué más se puede esperar de él?»1
2ª Reyes 7:1-2 «Eliseo contestó: —Oigan la palabra del Señor, que dice así: “Mañana a estas horas, a la entrada de Samaria, podrá comprarse una medida de flor de harina con una sola moneda de plata, y hasta una doble medida de cebada por el mismo precio.” 2 El ayudante personal del rey replicó: —¡No me digas! Aun si el Señor abriera las ventanas del cielo, ¡no podría suceder tal cosa! —Pues lo verás con tus propios ojos —le advirtió Eliseo—, pero no llegarás a comerlo.»
INTRODUCCIÓN:
En el Antiguo Testamento encontramos muchas historias de grandes hombres de Dios que nos sirven como ejemplo para nuestras vidas. El tema de esta noche trata sobre el «Peligro de la incredulidad». Según el Diccionario de la Real Academia Española, Incredulidad quiere decir: «Repugnancia o dificultad en creer algo; Falta de fe y de creencia religiosa.»i En este país de avances tecnológicos y de mucha abundancia, es fácil para una persona poner su confianza en sí mismo, o en lo que posee. Trataremos los siguientes Puntos:
1) Trasfondo
2) La Palabra dada por Dios
3) ¿Puede hacerlo Dios?
3) La Bendición de Creerle a Dios
LECCIÓN:
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Trasfondo. – El reino del norte de Israel se había descarriado de Dios. El rey Joram, el que estamos tratando en el relato, era hijo de Acab, el que había sido esposo de Jezabel, y en realidad había sido un asesino. Israel había optado por servir a «JEHOVÁ» a medias, y a servir a los dioses paganos de sus vecinos. Querían a JEHOVÁ, pero querían a los otros dioses también.
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Los Sirios habían venido a pelear contra Israel, y habían sitiado a Samaria, la capital del reino del norte. El cerco había durado largo tiempo y el hambre era tan grande que simplemente no había nada que comer.
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Leemos de como aun el estiércol de una paloma valía muy caro.
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Leemos también del caso de canibalismo, donde dos mujeres deciden comerse a sus hijos, y cuando una de ellas se echa para atrás después de haberse comido parte del niño de la otra, la que se siente defraudada acude al rey, la máxima ley para que le hiciera justicia.
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Es en estas condiciones donde vemos la respuesta de Dios a través del Hombre de Dios Eliseo, en el siguiente punto.
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La Palabra dada por Dios. – Debemos notar algo muy importante en el relato.
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En primer lugar, Eliseo, el hombre de Dios, estaba sentado con los ancianos de la ciudad con mucha calma y paz. En medio del hambre y del peligro, el Hombre de Dios tenía paz.
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En segundo lugar, Dios dice a través de Eliseo que en un espacio de 24 horas, iba a haber abundancia de comida.
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Decimos que Dios lo dice a través de Eliseo, porque un hombre común no puede predecir lo que va a ocurrir en 24 horas sobre abundancia de comida, en donde no hay absolutamente nada, y con un ejército cercando la ciudad, donde no entraba ni salía nada ni nadie.
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Solamente Dios puede haber predicho tal cosa. El caso se ve perdido, hasta imposible. No pueden ser las palabras de un simple hombre.
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¿Puede hacerlo Dios? – (2ª Reyes 7:1) «Mañana a estas horas, a la entrada de Samaria, podrá comprarse una medida de flor de harina con una sola moneda de plata, y hasta una doble medida de cebada por el mismo precio.»
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Uno de los oficiales del rey de Israel que estaba presente, declaró que no creía en tal predicción. El oficial parece haber sido la mano derecha del rey.
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Este oficial del Rey no era ignorante en cuanto a las maravillas que Dios había hecho en Israel a través de los Profetas Elías y Eliseo. Su decisión de no CONFIAR, y aun no CREER a lo dicho por Dios, revela su INCREDULIDAD sobre el Poder de Dios. Es como pensar que Dios puede hacer esto, pero no puede hacer aquello.
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Debemos notar que hay una diferencia en CREER en DIOS, y CONFIAR en DIOS.
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Creer en Dios es asentar que uno está consciente que Dios existe.
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CONFIAR en Dios es una entrega, es una confianza, es un sometimiento al poder de Dios. Los que confían en Dios tienen paz. Isaías 26:3 dice:
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«Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía.»
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Hay tantas personas como el oficial del rey, que prefieren confiar en sí mismo, y en lo que tienen, en vez de confiar en Dios.
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La Bendición de Creerle a Dios. – (2ª Reyes 7:6-7) «Y era que el Señor había confundido a los sirios haciéndoles oír el ruido de carros de combate y de caballería, como si fuera un gran ejército. Entonces se dijeron unos a otros: «¡Seguro que el rey de Israel ha contratado a los reyes hititas y egipcios para atacarnos!»7 Por lo tanto, emprendieron la fuga al anochecer abandonando tiendas de campaña, caballos y asnos. Dejaron el campamento tal como estaba, para escapar y salvarse.»
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Cuatro leprosos que estaban afuera de la ciudad, vinieron a traer noticias que el ejército invasor de los sirios, se había ido, y había abandonado todo.
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Los leprosos eran considerados «inmundos» por la ley de Moisés, y tenían que irse a vivir fuera de la ciudad, alejados de la gente, para así prevenir que otros se contagien (Levíticos 13:45-46).
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Este relato nos muestra que en 24 horas, las cosas habían cambiado del todo. Los versos 16 al 18 dicen:
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«Y el pueblo salió a saquear el campamento sirio. Y tal como la palabra del Señor lo había dado a conocer, se pudo comprar una medida de flor de harina con una sola moneda de plata, y hasta una doble medida de cebada por el mismo precio. 17 El rey le había ordenado a su ayudante personal que vigilara la entrada de la ciudad, pero el pueblo lo atropelló ahí mismo, y así se cumplió lo que había dicho el hombre de Dios cuando el rey fue a verlo. 18 De hecho, cuando el hombre de Dios le dijo al rey: «Mañana a estas horas, a la entrada de Samaria, podrá comprarse una doble medida de cebada con una sola moneda de plata, y una medida de flor de harina por el mismo precio».
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El incrédulo lo vio, pero no lo disfrutó. El relato nos debe recordar, que la incredulidad es muy común, y es muy dañina.
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¿Puede Dios cambiar la vida de alguien llena de vicios?
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¿Puede Dios salvar un matrimonio listo para el divorcio?
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¿Puede Dios ayudarte a resolver tus problemas financieros?
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La lista es bien grande, y según hemos estudiado, Dios puede hacer todo lo que ÉL quiera, porque DIOS es el TODOPODEROSO.
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Pero Dios hace las cosas a Su tiempo, no al nuestro.
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Para concluir, para uno poder recibir de Dios, hay que CONFIAR en ÉL. Y eso quiere decir que uno tiene que entregarse a ÉL. La entrega a Dios envuelve lo que conocemos como la Conversión, o la Salvación del alma.
Conclusión
Oremos…
*Toda referencia Bíblica ha sido tomada de la Biblia, Nueva Versión Internacional.
Notas:
i http://lema.rae.es/drae/?val=incredulidad