El poder de la alegría
por José y Silvia Cinalli
La ciencia confirma lo que la Biblia declara: nuestro estado de ánimo afecta nuestra salud
Una de las hipótesis de los etólogos (estudiosos del comportamiento) que mayor relevancia a cobrado en las últimas décadas es que nacemos para sonreír. No es una conducta aprendida. Los estudios del psicólogo norteamericano Paul Ekman y su equipo informan que «la sonrisa amplia» es una de las expresiones más simples. Las noventa y seis versiones principales del enojo, en cambio, emplean cientos de combinaciones musculares.
Rostros que hablan
Hoy día los científicos han descubierto y confirmado lo que la Biblia ha enseñado desde hace miles de años: que Dios creó al hombre para que viva con alegría. Sin embargo, nos cuesta despertar ante la bondad de Dios y la grandeza de su amor para con nosotros. Pensamos que ser cristiano es ser rígido. Tal peso tiene este paradigma que muchas veces la conducta lo refleja en forma involuntaria. Así ocurrió, en cierta oportunidad, con tres hombres que esperaban a un pastor en el aeropuerto. Sin recordar su nombre, decidieron que lo reconocerían por su apariencia. De repente, en el pasillo vieron a un hombre alto con traje oscuro; uno de ellos se le acercó y preguntó: «¿es usted el pastor que estamos esperando?». El recién llegado contestó: «no, no soy pastor. Tengo esta cara por culpa de mi úlcera».
Es que existe la asociación mental entre un cristiano y la seriedad definida como falta de sentido del humor. Es más, algunos cristianos andan con «cara de úlcera» todo el tiempo, creyendo con ello ser más espirituales. Se inquietan, incluso, cuando se expone el mensaje de Dios de una manera divertida. Poseer una dimensión auténtica de fe no significa mostrar una cara de «feliz cumpleaños» todo el día, sino estar plantados en buenos pensamientos, con el respaldo de una fe real y genuina. Es vivir con paz, porque Dios construye nuestro futuro. Es quitarle toda autoridad al diablo que quiere que desconfiemos de Dios y de su cuidado.
Dios alegre
Uno de los cristianos con intenciones más serias fue Juan Bunyan, autor del Progreso del peregrino, el libro más leído después de la Biblia. En su tiempo encontró resistencia porque algunas personas pensaban que era demasiado jovial y su lectura resultaba entretenida y divertida. Si existe alguien con sentido del humor, sin embargo, ese es Dios. Job 41.5 comenta: «¿Podrás jugar con él como juegas con los pájaros, o atarlo para que tus niñas se entretengan?» (NVI). Proverbios 8.30, 31 personifica a la sabiduría como fuente de distracción: «Allí estaba yo, afirmando su obra. Día tras día me llenaba yo de alegría, siempre disfrutaba de estar en su presencia me regocijaba en el mundo que él creó; ¡en el género humano me deleitaba!» (NVI).
En la analogía de los diversos profetas, la característica distintiva era que ellos pronunciaban mensajes de lo más solemnes, pero también apelaban a distintos recursos relacionados con el sentido del humor. Elías se ríe de los profetas de Baal y emplea la ironía con ellos (1Re 18). Isaías usa la sátira para explicar la incongruencia de la idolatría (44.12). Jesús mismo explicó el reino de los cielos comparándolo con una fiesta de bodas. ¿Y cómo es el clima de una fiesta? ¿Por qué no lo comparó con un funeral? Exhorta a sus discípulos, invadidos por el miedo: «¡Tened ánimo!». (Mt 14.27 – BA). El apóstol Pablo es el perfecto cristiano que vive con gozo. Sus epístolas están saturadas de notas alegres.
La alegría es una vía para la evangelización. La falta de vida, de alegría y gozo en los templos y reuniones cristianas es lo que estimuló el famoso comentario del filósofo alemán Nietzche, que señaló: «Si quieren que crea en su redentor tienen que parecer más redimidos». ¡Él era hijo de un pastor!
Fuerza curativa
El autor de Proverbios declara: «El corazón alegre es buena medicina, pero el espíritu quebrantado seca los huesos» (17.22). Esta misma verdad fue descubierta por Norman Cousins, quien popularizó el concepto de la risa como terapia. Golpeado por una enfermedad en los huesos, descubrió que la risa traía alivio a su dolor. Posteriormente, investigadores de la medicina descubrieron que la risa libera endorfinas que son opioides endógenos, un calmante natural que se asocia con el bienestar, mejora del humor y el apetito. La misma disminuye la irritabilidad, normaliza el tránsito intestinal y disminuye la agresión.
Robert Ader descubrió que el sistema inmunológico puede aprender, al igual que el cerebro. Así como logras aprender nuevas habilidades, también tu sistema de defensa aprende. Si te deprimes, bajan tus defensas; después de un tiempo de ver de manera continuada todo mal, el sistema defensivo se prepara para responder. Las células «T» reciben el mensaje y declaran: «ahí viene otro bajón, a morir». Este campo se llama psiconeuroinmunología.
¿Será por esto que el Salmista reclama: «Anúnciame gozo y alegría; infunde gozo en estos huesos que has quebrantado» (Sal 51.8 NVI)? Conoce el poder regenerativo de la alegría. Proverbios 10.28 afirma que la esperanza del justo es la alegría. El autor de la carta a los Hebreos asocia la alegría con el ministerio (13.17).
Preguntas de peso
¿Cuáles son los ladrones del gozo y la alegría en su vida?
¿Las circunstancias? La mayoría de las personas creen que son víctimas de las circunstancias, sin embargo, muchas de ellas están fuera de nuestro control. En otras palabras, con o sin angustia, las circunstancias no se modificarán en lo más mínimo.
¿Las pertenencias? Lincoln, en cierta oportunidad, caminaba con sus dos hijos, mientras ellos iban peleado y llorando. Alguien le preguntó qué ocurría. «Lo mismo que a todo el mundo», replicó el presidente. «Tengo tres nueces y cada niño quiere dos».
¿La preocupación? Es una causa por la cual nuestras defensas bajan. Ocúpate, pero no dejes que la ansiedad consuma tu salud.
¿Qué harás para reír más y lamentar menos?
Silvia es médica, especializada en sexualidad humana. José Luis es abogado. Son autores de numerosos libros, conferencistas internacionales y directores del sitio placeresperfectos.com.ar. Juntos, pastorean la Iglesia «De la Ciudad», en Resistencia, provincia de Chaco, Argentina.
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