EL PODER DE LA UNCION DE DIOS

Con la unción somos creativos. Si estamos con la palabra y la unción es desatada de sus manos y la sabemos arrebatar.
 
Ezequiel 47:3-4 y 9.
 
3: Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta
los tobillos.
 
4: Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas
hasta los lomos.
 
9: Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; Y habrá muchísimos peces por
haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en ese rio.
 
Si no hay unción, o no creo en ella, no palparé la gloria, no discerniré en mí ser real interior, nada.
 
La unción es el rio de Dios, que es salud para su pueblo. Ningún creyente puede vivir la vida cristiana sin experimentar las maravillas
de Dios.
 
Necesito la unción, incluso para agradar a los demás. Él nos hace experimentar para hacernos entrar a lo eterno. Sentir amor de
Dios, es sentir la satisfacción.
 
La unción sobre los ungidos trae, revelaciones que se ha tenido que pagar un precio muy alto.
Los judíos compungidos por la unción, cuando Pedro les predicó en el pórtico de Salomón fueron llenos de la unción y del poder.
 
No podemos entrar en el altar de Dios, de cualquier manera, debemos pasar por el lavamiento del alma primero, para que nuestro
espíritu sea lleno de gracia y gloria.
 
Lo contrario a uno que vive solo por sí mismo, es uno vive a la manera de Dios.
A la manera de Dios es vivir por y para Cristo. Es real que Dios quita el talento que nos dio, en un principio.
La unción nunca vendrá para hacernos poderosos. Ella viene para purificarnos y para poder entrar en el corazón de Dios.
El varón de Dios, es el único que nos puede introducir en la gloria selecta de Cristo.
 
El poder del amor de Dios, es lo que nos desata y nos une a Cristo.
Lo que nos tiene que interesar de la unción, es vivirla. Mi equilibrio tiene que estar en las manos de Dios. Las pruebas nos ayudan a
confiar.
La unción nos introduce en el rio de Dios. La frase estrella del hombre viejo es “solo importo yo”
 
Ezequiel 36: 26-27
 
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os
daré un corazón de carne.
 
Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por
obra.
 
La fe no es saber, la fe es creer lo imposible, es por gracia mi salvación, no por otros méritos.
Cuando me humillo le agrada a Dios.