El Rincón del Predicador: Enoc caminó con Dios
por Juan Pablo Bongarrá
Bosquejo de sermón
Compartido por: Juan Pablo Bongarrá, pastor de la Puerta Abierta, Buenos Aires, Argentina
Texto bíblico: Hebreos 11.5–6 (con Génesis 5.18–24)
Mensaje central: La tarea del predicador consiste no solo en exponer la Palabra sino también, fundamentalmente, en agradar a Dios.
Introducción ¡Qué magnífico epitafio para una lápida: (tal persona) caminó con Dios! Sabemos muy poco sobre Enoc, pero lo que conocemos resulta más que inspirador. Génesis 5.18–24 señala que fue el hijo de Yared y padre de Matusalén. Vivió 365 años hasta el día en que fue tomado por Dios. La expresión «Dios se lo llevó» pareciera indicar que falleció, tal como se usa en otros contextos. No obstante, el pasaje de Hebreos específicamente señala que «traspuso sin morir el umbral de la muerte», porque vivió una vida que agradó a Dios.
El contexto
Aunque Enoc perteneció a la generación de los primeros moradores de la tierra, su época fue de gran progreso. El hombre había aprendido a construir ciudades. Ya había desarrollado las herramientas y los materiales para este trabajo. También había creado instrumentos de música, como la flauta y el arpa. En el verso 22 de Génesis 4 se menciona que Tubal fue un artífice que trabajó con el bronce y el hierro. Noé no solamente fabricó, bajo las instrucciones de Dios, un arca, también aprendió a producir vino. De modo que en el tiempo de Enoc observamos una sociedad en pleno desarrollo.
Tristemente, Génesis también indica que la maldad crecía de manera alarmante. Las personas cedían ante sus deseos y se entregaban a todo tipo de conducta inmoral. La misma rebeldía que observamos en Caín se puede advertir en la vida de estas personas. Por eso resulta llamativo que, en medio de tanta depravación, nos encontremos con una figura que, según la Palabra, se resistió a la maldad de la época y escogió vivir de otra manera.
¿Como sabemos que Enoc actuó así? Precisamente porque su vida agradó a Dios, logro que es imposible si uno escoge vivir de igual manera que las personas del mundo. Quisiera, entonces, identificar algunos de los distintivos de la persona que agrada a Dios.
Desarrollo
A. Da buen testimonio
El texto de Hebreos señala que «todos reconocieron que él era del agrado de Dios». Es decir, en una sociedad entregada a la maldad, Enoc se destacaba por su conducta intachable. Las personas reconocían que vivía una vida diferente a la de la mayoría.
La vida hoy nos desafía de la misma manera. Muchos cristianos, cuando salen de las reuniones de la iglesia, retoman las mismas malas costumbres con las que viven los del mundo. Su comportamiento ante sus vecinos, compañeros de trabajo y parientes es indistinto al de la gran mayoría de personas. La contradicción entre lo que afirma creer y sus hechos termina neutralizando su testimonio. Observe que no fue lo que Enoc declaraba de sí mismo lo que impactó a la gente, sino lo que los demás comentaban de él.
B. Se acerca a Dios
La advertencia del versículo 6 es en relación al testimonio de Enoc: «Y sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que recompensa a los que Lo buscan» [nblh]. No es suficiente con creer que Dios existe. Se espera que nos acerquemos a él. Es decir, Dios desea que cultivemos el anhelo de buscarlo, de estar en su presencia. Santiago 4.8 promete que si nos acercamos a él, Dios se acercará a nosotros. El salmista declara que vivirá nuestro corazón como resultado de buscar al Señor (69.32). Del mismo modo exhortaba el profeta Isaías. «Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar» (55.7).
C. Se forma una correcta imagen de Dios
«Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que recompensa a los que Lo buscan». La imagen que nos formemos de Dios afectará dramáticamente nuestra experiencia de fe. Las personas tienden a pensar acera de Dios desde dos perspectivas diferentes. La primera considera que Dios es severo y castigador. Por esto, viven atormentadas por cada uno de sus errores, porque creen que el Señor no las tolera. Acaban con una vida cristiana discriminatoria.
En la segunda perspectiva, podría decirse que comparan a Dios con Papá Noel. Su única función es llenarnos de juguetes, salir al cruce de nuestras necesidades. Su tarea es la de un bombero, que siempre está listo para resolver cualquier dificultad que se nos presente por el camino.
Enoc creía que Dios recompensaba nuestra búsqueda de él, aunque esto no garantizaba una vida más fácil.
D. No se deja intimidar
En su carta Judas afirma algo interesante sobre Enoc: «Acerca de ellos profetizó también Enoc, el séptimo en orden a partir de Adán, y dijo: “¡Miren! El Señor viene con sus miríadas de santos. Viene para juzgar a todos, y condenará a todos los impíos por todas las malas obras que en su impiedad han cometido, y por todas las insolencias que los pecadores e impíos han lanzado contra él. Éstos critican y se quejan de todo, y sólo buscan satisfacer sus propios deseos. Son arrogantes al hablar, aunque también lisonjean a los otros para sacar provecho”» (1.14–16 – rvc). Parece que Enoc era un predicador que no se dejaba intimidar por los que lo rodeaban. Poseía un mensaje que debía entregar y se atrevió a compartirlo sin temor ni vergüenza. Lamentablemente, hoy no existen tantos cristianos comprometidos en compartir el mensaje del evangelio. Por esto Jesús advirtió: «Ciertamente, es mucha la mies, pero son pocos los segadores. Por tanto, pidan al Señor de la mies que envíe segadores a cosechar la mies» (Mt 9.37–38 – rvc). Es que predicar del mensaje no nos convierte en populares. A nadie le gusta que lo llamen al arrepentimiento. El enemigo ha llenado el corazón de la gente de un espíritu de arrogancia y orgullo. No obstante, es nuestro deber hablarles. Enoc lo hizo.
E. Camina con Dios
El profeta pregunta: «¿Caminarán dos personas juntas si no están de acuerdo?» (Amós 3.3). Si la Escritura da testimonio de que Enoc caminó con Dios, es porque existía entre ellos un acuerdo acerca de cómo llevar adelante la vida. Nos trae a la mente la imagen de dos amigos que salen a caminar juntos, o la de un padre que le pone la mano sobre el hombro a su hijo al caminar juntos.
Tal como lo hacía cada día, salió a caminar con Dios, ese día la caminata se extendió y Enoc le señaló a Dios: «Mejor me vuelvo porque me he alejado de mi casa». Dios le contesto: «Sigamos caminando, pues ya llegamos a casa».
Conclusión
¿Cómo lograremos nosotros agradar a Dios? Procuremos ser diligentes en conocer más a nuestro Señor, y llenemos nuestra mente con su Palabra. Cultivemos la disciplina de orar en todo tiempo, con la certeza de que Dios está atento a todo lo que le decimos. Busquemos la comunión con los hermanos, para animarnos mutuamente en esta aventura de caminar con él. Fijemos nuestros ojos en Jesús y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.
Es posible que a nosotros no nos llegue a ocurrir lo mismo que a Enoc, pasar a la eternidad sin experimentar la muerte. No obstante, si caminamos con Dios cada día, alimentaremos la certeza de que, cuando él así lo decida, nos llevará para estar con él para siempre.