El trono de Dios, Parte I

por Ministerios Alfa y Omega, Inc.

Sermón basado en Apocalipsis 4.1–11


Introducción:



La revelación del fin del mundo: Esto inicia con una nueva visión: la segunda gran revelación dada a Juan el Apóstol. El Señor ya terminó con los mensaje individuales a las iglesias. Les ha dicho quien es Él, señaló las faltas, los advirtió y los aconsejó a corregir sus fallas. También les ofreció las grandes promesas del cielo, sólo si ellas se recuperaran.



Ahora es tiempo de que las iglesias conozcan los eventos que van a venir sobre la tierra y sobre el regreso de Jesucristo. Va a ponerle fin a este mundo y a restaurar por la eternidad el Reino de Dios en nuevos cielos y tierra. Recuerde el breve resumen de Apocalipsis que Juan da: «Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.» Apocalipsis 1.19


  • «Las cosas que has visto» (la visión del Cristo glorificado).
  • «Las que son» (las iglesias sobre la tierra, su estado, condición y el mensaje personal del Señor a ellas).
  • «Las cosas que han de ser después de estas» (los eventos que van a suceder en el fin del mundo y por la toda la eternidad).


Este pasaje empieza con los eventos del futuro. «Las cosas que han de ser después de estas» son ahora reveladas. Y fíjese cuánto nos revela Dios, diecinueve grandes capítulos, una enorme cantidad de detalles acerca de los eventos venideros (Ap 4–22).



Se pueden apreciar en esta visión dos grandes elementos; primero el trono de Dios, segundo Dios sosteniendo un libro que contiene el destino del mundo en sus últimos tiempos. Sin embargo, el libro es sellado, y nadie es digno de abrirlo y revelar su contenido. Esto desanima a Juan ya que se había emocionado con la posibilidad de ver el destino del mundo. No obstante en el momento en que Juan pierde la esperanza, Aquel se puso de pie y él es digno de abrir el libro. Esa persona es el Cordero inmolado de Dios, desde antes de la fundación del mundo, Jesucristo. Ahora bien, Juan es transportado a los cielos y lo primero que ve es el trono de Dios. Ve a Dios sentado sobre su gran trono.



Bosquejo de la enseñanza:


1. La visión es revelada a Juan (v.1–2).


2. El que está sentado sobre el trono (v.2–3).


3. Los veinticuatro ancianos (v.4).


4. La magnificencia del trono (v.5–6).


5. Los cuatro seres vivientes que rodean el trono de Dios (v.6–9).


6. La función de los ancianos (v.10–11).



Puntos a desarrollar:


Punto 1. (4.1–2) La visión espiritual de la puerta en el cielo: La visión es revelada a Juan. Juan presencia rápidamente cinco hechos.



1. Vio una puerta abierta en el cielo. Lo que estaba a punto de ver provenía del cielo, de Dios y no de su propia imaginación.


  • Esto significa que podemos confiar en los eventos escritos en Apocalipsis. Ocurrirán tal y como fueron registrados porque es la Palabra de Dios.
  • En Apocalipsis se mencionan tres puertas:

    • Existe la puerta abierta para el evangelismo y las misiones, la puerta que Dios abre a las iglesias para que testifiquen acerca del glorioso evangelio del Señor Jesucristo. Es la oportunidad que Dios abre para que lleve el evangelio a sus vecinos, comunidades, ciudades, estados, y países alrededor del mundo, incluso hasta lo último de la tierra. Apocalipsis 3.8; Hechos 1.8
    • Existe la puerta del corazón humano. Cuando los creyentes llevan el mensaje del evangelio a sus vecinos, entonces la persona es capaz de abrir la puerta de su corazón y recibir el evangelio. La decisión es del prójimo. Cada persona tiene una puerta que tiene que abrir para que entre Jesucristo. Apocalipsis 3.20
    • Existe la puerta de la revelación. En el momento en que una persona ha abierto la puerta de su corazón a Cristo, Él da a conocer sus gloriosas características, las de Dios, y las de los cielos y la tierra. Además, Cristo revela algunos de los eventos que van a suceder a medida de que la historia se desarrolle, algunos de los eventos que rodean el regreso del Señor Jesucristo y el fin de los tiempos. Apocalipsis 4.1; 1 Corintios 2.12–14


2. Juan oye una voz como de trompeta, la misma voz que había escuchado en la primera visión (Ap 1.10).



3. Juan fue llamado a ir al cielo. Pero, ¿por qué? La razón es evidente: para ver los futuros eventos, las cosas que deben ocurrir. La palabra «deben» es muy importante ya que demuestra que los acontecimientos de la historia del mundo no ocurren por coincidencia. No suceden solo porque sí. Ocurren por voluntad de Dios ya que la historia está en sus manos y bajo su control absoluto.



4. Juan estaba al instante en el espíritu: tenía una experiencia espiritual intensa y profunda con Dios. Estaba en un estado extático con su mente y espíritu porque fue transportado de la tierra al cielo.


5. Juan vio la visión más sorprendente jamás imaginada: Dios y su trono. Juan enfáticamente declara que vio a Dios sentado en su trono. El trono de Dios es el asiento supremo de honor y majestad del universo, es de Aquel que controla y tiene todo evento de la historia en sus manos. Él es el único que puede provocar que los eventos ocurran. El Señor Jesús regresará a la tierra y los acontecimientos de los últimos días ocurrirán. Sin embargo, sucederán porque así lo quiere él. Fíjese también que el trono está establecido «en el cielo». Es decir, los eventos se establecen para siempre. Dios gobierna y reina para siempre. Nunca habrá un fin para su reino. (Esta es la gran seguridad del creyente. Dios ha prometido liberar y cuidar al creyente de la hora de la prueba, de la gran tribulación [Ap 3.10].)



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