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El valor de cada centavo, Parte II

El valor de cada centavo, Parte II

por Wayne Mack

Las diferencias de opinión que se tienen con respecto al dinero, impiden con frecuencia una unidad profunda. Este es el segundo artículo de la serie «El valor de cada centavo». La serie se ha dividido en tres artículos, este segundo ofrece sugerencias prácticas para la implementación de los principios bíblicos en cuanto a finanzas que se estudiaron en el primer artículo. A medida que los esposos estudian y aplican el contenido de este artículo, podrán superar sus desacuerdos sobre finanzas para así lograr una mayor unidad matrimonial.


¡No se queden para usarlos!


Sugerencias prácticas para implementar la filosofía bíblica del dinero

Otro gigantesco paso hacia la unidad financiera se da cuando la pareja pone en práctica y aplica los detalles de esos principios de un modo muy específico a su situación particular. Las Escrituras dicen: «La fe sin obras (hechos, acciones de obediencia para apoyarla) es muerta en sí misma (improductiva, inoperante, estéril, sin poder)» (Stg 2.17). Del mismo modo, el conocimiento y aun el asentimiento mental de una filosofía bíblica acerca del dinero tendrá poco valor a menos que se apliquen los detalles específica y puntillosamente. La adhesión a la filosofía bíblica acerca del dinero es el fundamento del edificio y de primordial importancia para la unidad financiera. Sin un buen fundamento generalmente no se logra un buen edificio, pero el fundamento no constituye todo el edificio. Es solo el comienzo y a menos que se construya la superestructura, el fundamento será de poca utilidad. Para implementar estos principios bíblicos acerca del dinero hago las siguientes sugerencias:



Comience por determinar en forma realista sus ingresos.


Antes de decidir cuánto puede salir hay que saber cuánto entrará. No se puede gastar lo que no se tiene.

Para determinar su ingreso haga una lista de todas sus ganancias del mes. Incluya su sueldo, intereses sobre ahorro, dividendos, lo que gana por trabajos secundarios, ingresos de otros miembros de la familia, etc. (Al final de este artículo encontrará un formulario para elaborar un perfil financiero). Después de determinar su ingreso, puede planificar sus egresos. (Al final de este artículo encontrará un formulario para este proyecto).

Al principio de la lista debe haber una porción generosa para los ministerios de su iglesia. Observe que no dije una porción generosa para el Señor porque considero que debemos utilizar todo nuestro dinero para el Señor. Es decir, debemos usar todo nuestro dinero de tal forma que merezca la aprobación de Dios. En ese sentido todo nuestro dinero debe darse al Señor, la mayordomía debe ser total y no parcial. Sin embargo, las Escrituras indican con claridad que parte de nuestro dinero debe utilizarse para el sostén de los ministerios de la iglesia (Hch 6.4; 1 Co 9.7–11, 13–14; 1 Co 15.57–16.2; Gá 6.6–10; 1 Ti 5.17–18; Lc 10.1–7).

Una buena mayordomía de nuestros recursos incluirá destinar una porción generosa para los ministerios de la iglesia. Esto debe hacerse en forma regular, consecuente, consciente, alegre y proporcional. Hay personas que piensan que no deben dar con generosidad hasta que no hayan pagado todas sus deudas o hasta que hayan recibido un aumento de sueldo. Otras piensan que no deben dar nada hasta que sus hijos hayan crecido o hayan comprado una casa. Sin embargo, en mi opinión, esas ideas son contrarias a las Escrituras. Es cierto que es posible que para ese entonces ya puedan dar más, pero ahora deben dar con generosidad.



Aparte la cantidad necesaria para pagar los impuestos.


Sume todos los impuestos que tendrá que pagar en el año. Divídalo por doce meses y obtendrá lo que debe ahorrar cada mes para pagar sus impuestos. (Esto puede variar si su empleador le retiene total o parcialmente el impuesto a las ganancias).


Compare Lucas 3.7–8, 13; Marcos 12.17; y Romanos 13.6–7 y vea qué importante es que paguemos nuestros impuestos a tiempo.



Haga una lista detallada de las necesidades de su familia (1 Ti 5.8).


En esta lista debe incluir:


  • Pago de alquiler o cuota por compra de la vivienda.
  • Electricidad, agua, gas, teléfono, etc.
  • Comestibles.
  • Cuotas del automóvil y su mantenimiento.
  • Artículos para el hogar.
  • Vestimenta y su mantenimiento (arreglos, limpieza).
  • Seguros.
  • Pago regular de todas las deudas.
  • Médico, dentista, medicamentos.
  • Invitados.
  • Recreación y vacaciones de la familia.
  • Ahorros e inversiones. (Por lo general, conviene ahorrar dinero y pagar al contado las compras, antes que tomar prestado o comprar a crédito, debido al cargo adicional que deberá pagar en concepto de intereses. En ocasiones puede ser acertado y necesario tomar prestado o comprar a crédito. Sin embargo, no debiera tomar dinero prestado para comprar algo que no sea imprescindible o cuya compra pueda postergarse. Tampoco debe tomar prestado o comprar a crédito a menos que esté seguro de poder agregar esta deuda a las que ya tiene sin sobrecargarse).
  • Material de lectura (literatura cristiana, revistas, periódico).
  • Educación (la suya y la de sus hijos).
  • Ayuda a otros (supliendo las necesidades de los santos que tienen carencias materiales y otros).
  • Varios (peluquería, correo).
  • Regalos (de cumpleaños, Navidad, casamientos, nacimientos, etc.).
  • Gastos personales de los hijos, esposo, esposa.
  • Emergencias (nueva cocina, calefacción, reparaciones inesperadas, etc.).


Ahora deberá comparar el total de los ingresos con el total de las salidas. Si las salidas son mayores que los ingresos debe planificar cómo hará para equilibrarlos. Conozco solo dos maneras de lograr esto:

A. Puede tratar de reducir sus gastos. Revise su presupuesto y pregúntese:


¿Hay algo en la lista que es totalmente innecesario?


¿Se podría disminuir la cantidad en alguna medida?


¿Se podría sustituir alguna artículo por otro de menos valor?


¿Hay otra manera de obtener algún artículo?


¿Se podría postergar la compra de algo?


¿Hay algo que podríamos comprar junto con otros y compartirlo?


¿Hay algo que podríamos vender y reemplazar por otro más económico?

B. Puede tratar de incrementar sus ingresos.

Si en su empleo le pagan por hora, podría aumentar sus ingresos trabajando horas extras. O podría buscar un segundo empleo los sábados por la mañana o hacer trabajos inusuales como cortar cercos o césped. Como se indicó anteriormente debe tener cuidado al tomar otro empleo o trabajar horas extras porque debe dejar tiempo para mantener su vida espiritual, para relacionarse con su familia, y cuidar las necesidades de su familia y los suyos propios. En caso de trabajar horas extras o de tomar un empleo adicional, debe dedicar suficiente tiempo para estas actividades y poner un límite a las horas extras que trabaje. Cuando sea posible, lleve a los miembros de su familia consigo cuando corte cercos o el césped. Por lo menos estarán junto a usted.

Con calma y respetuosamente preséntele sus necesidades a su jefe y pídale un aumento. Haga esto solamente después de mucha oración. Asegúrese de ser un empleado leal, dedicado, honesto, respetuoso y trabajador que merece tal aumento.

Su esposa u otros miembros de la familia también podrían trabajar (Sal 128.3; 127.4–6; Pr 31.10–31). Una familia incrementó sus ingresos repartiendo periódicos. Juntos trabajaban enrollando cada diario. Luego la madre conducía el vehículo y los hijos tiraban los diarios en las respectivas casas. En realidad este ha sido un proyecto de toda la familia. Además de ganar dinero están cimentando la unidad y las relaciones familiares; sin embargo, es necesario tener cautela. Si la esposa se involucra en trabajo fuera de la casa, no deberá interferir con sus otras responsabilidades hacia Dios, su esposo, su familia y hacia sí misma. Si los hijos trabajan debe hacerse con el mismo cuidado.

Haga una lista de sus posesiones. ¿Hay algunos artículos que en realidad no necesita? ¿Podría venderlos? Revise su desván, garaje o sótano. ¿Podría organizar una venta de artículos? ¿Podría prescindir de algunas antigüedades? ¿Tiene algunas cosas en duplicado?

Sea productor. Ahorre dinero, aprenda a coser, tejer, o hacer cerámica. Haga un jardín, aprenda carpintería o mecánica. Si llega a ser competente en cualquiera de estas actividades puede lograr ingresos adicionales haciéndolas para otros.

Si reúne las cualidades, considere la idea de postularse para un empleo de mayor remuneración o aun cambiar de empleo. No es bueno cambiar constantemente de empleo pero si su educación, experiencia y capacidad le permiten presentarse para un empleo de mayor desafío y mejor remunerado puede intentar hacerlo.

Pida el consejo de otros que han enfrentado dificultades similares, y han tenido éxito. Evite en lo posible quejarse de su situación pero no tenga vergüenza de pedir consejo. Es probable que otros sepan cómo sacar el mejor provecho de lo poco que se tiene o cómo ganar más dinero sin sacrificar otras responsabilidades importantes.

Ore con fe acerca de su necesidad de dinero y la administración del mismo. «La oración eficaz del justo puede mucho» (Stg 5.16). «Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas» (Pr 3.5–6). «Confía en Jehová (apóyate en Él) y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad» (Sal 37.3). «Mi Dios, pues, suplirá (abundantemente) todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Fil 4.19). Si honestamente trabaja todo lo que puede, gana todo lo que puede y utiliza lo que tiene de acuerdo a principios bíblicos, puede confiar en que Dios le suplirá lo que le falte. Él cuidó de Elías en su gran necesidad. Alimentó a los israelitas en el desierto. Suplió las necesidades de Pablo, Pedro, y Daniel, y le ayudará a usted en la medida en que confíe en él y le obedezca. «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos» (He 13.5). «Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré» (de ninguna manera te dejaré sin ayuda, ni te fallaré; He 13.5–6). Esta es su promesa y puede confiar seguro en ella.


Le invitamos a leer los otros artículos de esta serie:


  • El valor de cada centavo, Parte I


Tomado y adaptado del libro Fortaleciendo el matrimonio, Wayne Mack, Hebrón. Todos los derechos reservados.