Biblia

En espíritu y en verdad

En espíritu y en verdad

por Tobin Perry

Diez formas de adorar a diario

 Como podrá darse cuenta al leer el libro Una vida con propósito, escrito por Rick Warren, adorar con música es tan solo una pequeña porción de lo que se trata la verdadera adoración bíblica.

 

Adorar es el proceso de rendir su vida entera en las manos de Dios. Todo lo que usted hace puede —y debería— ser un acto de adoración.

 

Dios nos diseñó para adorarlo con nuestra vida entera y, de hecho, existen hábitos espirituales que podemos fomentar en nuestra vida y que nos ayudan a adorar a Dios a un nivel más íntimo.

 

A continuación encontrará diez hábitos que lo ayudarán a adorar a Dios diariamente.

 

Adore a través de la oración

A menudo perdemos de vista este importante componente de nuestra vida de oración. Piense en aquellos asuntos por los que generalmente ora. ¿Cuánto de su vida de oración se centra en usted y cuánto en Dios? No cabe duda de que Dios quiere que le compartamos todo lo que ocurre en nuestra vida. Pero también quiere que lo conozcamos mejor. Cuando nuestras oraciones afirman quién es Dios, ubicamos nuestra vida de oración en una perspectiva apropiada. Eso es exactamente la forma en que Jesús nos enseñó a orar. Lea el Padre Nuestro en el Evangelio según Mateo (6.9–13). Jesús empieza la oración declarando: «Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre». Con esta oración, Jesús nos enseña una importante lección. La oración comienza con Dios. Piense en incluir en sus oraciones un tiempo en el cual usted se enfoque en quién es Dios.

 

Cultive el hábito de leer la Biblia

La Biblia afirma que al adorar a Dios debemos hacerlo «en espíritu y en verdad». ¿Cómo podríamos adorar a Dios sin un claro entendimiento de quién es él? La verdad acerca de Dios es esencial para adorar. Preste atención al libro de los Salmos. Ningún libro en la Biblia invierte tanto tiempo describiendo cuidadosamente a la persona de Dios.

 

Obedezca a Dios

Rick Warren menciona en Una vida con propósito que adoramos a Dios cuando lo obedecemos. Todos nosotros necesitamos fomentar el hábito de la obediencia en nuestra vida. Dé pasos prácticos para asegurarse de que este hábito forme parte de su vida. En cualquier momento que sienta que Dios le habla, no dude en responderle de inmediato y convierta esa respuesta en un hábito. No permita que el retardar sus asuntos lo abrume. Si no puede realizarlo en seguida, escriba lo que sienta que Dios graba en su corazón, ¡para que pueda llevarlo a cabo PRONTO!

 

Diezme

Si desea saber qué es lo que usted adora en verdad, eche un vistazo a su registro bancario. La Biblia nos enseña esta importante lección: «Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón» (Mt 6.21 – nvi). Dios quiere que le rindamos todo nuestro ser. Una forma de mostrarlo es dejando que él sea el Señor de nuestro dinero. Si usted ya es un dador comprometido, considere aumentar el porcentaje que ha dispuesto dar.

 

Desarrolle relaciones profundas con otros cristianos

La Biblia enseña que Dios nos diseñó para vivir en comunidad con otros cristianos. Agradamos a Dios cuando conocemos a otros y permitimos que otros nos conozcan. En mi iglesia, la forma más práctica y favorable que usamos para conocernos es a través de los grupos pequeños.

 

Comparta su fe

Hace algunos años, John Piper nos ayudó a que reobserváramos la razón por la cual compartíamos nuestra fe cuando afirmó: «Las misiones existen porque no existe la adoración». Dios quiere que cada persona en el planeta lo adore, no porque él sea un ego-maniático que necesita nuestra alabanza, sino porque Dios nos diseñó para adorarlo. Él quiere lo mejor de nosotros.

 

Tome tiempo durante esta semana para compartir con alguien más su peregrinaje espiritual. Cuénteles cómo empezó en su fe en Cristo. No se preocupe por la respuesta de ellos. Descanse en la verdad de que usted forma parte del proyecto divino de expandir al mundo entero la adoración a Dios.

 

Sirva a los demás

Jesús nos aclara que «en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25.40). Cuando nos servimos unos a otros, Jesús nos asegura que realmente lo estamos sirviendo a él. Si usted cree que no ha recibido ningún don que sea útil para servir, se equivoca. Dios lo favoreció con talentos y dones que él especialmente le dio para servir a los demás.

 

Desarrolle en su vida un espíritu de gratitud

Esto requiere que veamos el mundo a través de un par de lentes diferente. Cuando vemos a través de los lentes de gratitud, vemos nuestra vida —y todo lo que hay en ella— como un regalo de Dios. Desarrolle su propio ejercicio espiritual cada mañana en el que se coloque los lentes de gratitud. Después empiece a agradecer a Dios por todo lo bueno que goza en su vida.

 

Empiece a entregarle a Dios áreas de su vida a las que no había renunciado nunca antes

Este es el corazón de la adoración —rendirse—. Dios no busca 90% de su vida; él la quiere completa. Posiblemente, usted haya sido por mucho tiempo un seguidor de Jesús, pero ciertas áreas de su vida aún no se las ha entregado, las reserva solo para usted. ¿Cuáles son esas áreas? Solo usted lo sabe. Dos buenos lugares para echar un vistazo son sus finanzas y su agenda. Observe las áreas de su vida donde invierte más tiempo y dinero. ¿Honra a Dios con esa inversión?

 

Como usted es humano, seguramente guarda más de algún pecado del que necesita rendir cuentas. Revise el último mes y escriba cada una de las veces que recuerda haber desobedecido una clara enseñanza de Dios. Luego busque patrones. Si encuentra patrones de pecado en su vida, estos revelan áreas que a usted le urge entregarle a Dios. Justo en ese momento, pídale a Dios que lo ayude a vencer ese pecado. Pídale a su grupo pequeño que ore por usted.

 

Viva una vida con propósito

Dios sostiene una razón para su existencia. De hecho, él piensa en cinco: comunión, discipulado, servicio, evangelización y adoración. Usted agrada a Dios cuando vive según Sus propósitos. Dios no quiere que desperdicie su vida.

 

Usted fue diseñado para agradar a Dios. El propósito de la adoración es el fundamento para los otros cuatro propósitos. La comunión sin el espíritu de adoración se reduce tan solo a una «reunión» común y corriente. El discipulado sin la adoración no es nada más que un ejercicio mental infructuoso. El servicio sin la adoración no es otra actividad que «pasar el rato». La evangelización sin la adoración es una declaración sin testimonio.

 

Adorar no es simplemente un área de su vida, es su vida. Empiece justo en este momento y rinda su vida a Dios. Luego pase el resto de su vida aprendiendo a adorarlo en una forma más completa.

 

 

Este artículo se tomó de www.Pastors.com. Se publica con permiso del autor.

Copyright 2005 por Tobin Perry Todos los derechos reservados.

Los derechos de la traducción y adaptación son de DesarrolloCristiano.com