Biblia

Enseñar religión "¿ilegal?"

Enseñar religión "¿ilegal?"

El diario «Hazte Oír» recoge una noticia interesante:

«El gobierno sueco pretende ilegalizar la enseñanza de la religión»

Para ser más exactos, lo que pretende hacer es aplicar esta obligación, incluso en los colegios privados. Esta iniciativa del Ministro de Educación sueco, Jan Björklund, persigue la prohibición de cualquier doctrina religiosa, incluyendo la enseñanza de la Biblia (¿cualquier religión cristiana?). Yendo más allá, evitar y prohibir enseñar que la Biblia relata cosas reales o ciertas. Como mucho, y esto es intuición mía, se trataría como un conglomerado de relatos místicos o mitos.

Lo curioso es la reacción que ha surgido con esta pretensión. No son pocos los que citan el artículo 18 de los Derechos Humanos, que textualmente dice:

«Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia».

Esta noticia es de doble filo. En lo que se refiere a los colegios privados, queda claro que probablemente se exceda esta iniciativa, pero por otro lado, corremos el riesgo del efecto péndulo, y llevarnos a la legislación religiosa proteccionista ante aberraciones como ésta. Lo curioso es que, sin querer, nos pondríamos del lado de personas que, con este argumento y otros parecidos (creacionismo, oración en colegios, etc.) acabarían promulgando leyes en pro de la preservación de la moral de un país, y en última instancia, leyes como la observancia obligatoria del domingo.

Cuán a menudo recibo correos que hablan de política y religión, con argumentos que tocan la «fibra sensible» y nos llevan a promover una moralidad proteccionista, con nuestros hijos, con el derecho a la vida, etc. y sin querer, nos alineamos en las filas de aquellos que, por otro lado, son tan criticados por ciertos sectores respecto la «ley dominical».

Simplemente debemos ser observadores de estos acontecimientos como «Señales de Esperanza», tal y como se ha tratado recientemente en foros espirituales cercanos, sin jugar a otras cosas.

Autor: Pedro Torres