El primer fruto de la presencia del Espíritu Santo es la santidad. Esto no se ve en el pentecostalismo; por lo contrario, hay a menudo una marcada tolerancia de pecado, acompañada de extravagancias emocionales. La Palabra de Dios nos previene «Por sus frutos los conoceréis».
El don de lenguas, es decir de idiomas (porque esto es siempre el significado de la palabra), fue una manifestación del Espíritu de Dios. En Pentecostés esta manifestación tuvo como propósito la proclamación de las Buenas Nuevas a los judíos primero, como lo había mandado el Señor. Se habían reunido en Jerusalén en ese día, para celebrar la fiesta, judíos de muchas naciones distintas, y hablaban distintos idiomas. Así que el Espíritu Santo, morando ya en los creyentes, los capacitó para que predicasen el Evangelio en ese día, en los distintos idiomas de estas personas. Ellos no hablaron en lo llamado «lenguas celestiales». Como lo hacían los paganos, una jerga que nadie puede entender, que es simplemente el producto de un estado emocional forzado y anormal que, en muchos, no es difícil de inducir.
En primera de Corintios capitulo catorce, Pablo esta corrigiendo el abuso del don de lenguas en la iglesia de Corinto. Algunos a quienes el Espíritu Santo había dado un idioma, lo usaba en la reunión de la iglesia, aún cuando no hubiera entre ellos quien lo entendiera. Era un don dado por el Espíritu Santo, pero era usado para gloria propia y no bajo la dirección del Espíritu.
Otros se estaban entregando a la práctica pagana de hablar en lenguas como lo habían hecho cuando eran paganos.
Pablo está escribiendo en el año 56 aproximadamente, solo 23 años después de la venida del Espíritu Santo a la Iglesia en Pentecostés. Muchos de los que habían estado presentes en el Aposento Alto en ese día y que habían hablado en diferentes idiomas, aún vivían y no pocos de ellos indudablemente en el apogeo de su vida. No habría por lo tanto, duda alguna entre los creyentes espirituales acerca de lo que era en realidad el don de lenguas. Pedro lo había descrito en el día de Pentecostés y había declarado que era el cumplimiento de la profecía de Joel. Era verdaderamente un cumplimiento escueto, pues Joel había establecido claramente que serían dados idiomas a los que no los conocían, para predicar el Evangelio a los que conocían estos idiomas. Fue un verdadero milagro. En el paganismo, que rodeaba a los judíos en ese tiempo y de los que habían sido ganados muchos de los convertidos en Corinto, el pronunciar de palabras ininteligibles que según decían eran dadas por los dioses, en las ceremonias religiosas, era una práctica común y a la que se le daba gran importancia; pero había algo completamente distinto, que los sacerdotes y hechiceros paganos nunca habían hecho, algo que sólo podía hacer el Dios vivo: hablaron lenguas vivas los que no las habían conocido.
Los Corintios vivían en una ciudad pagana, licenciosa y extremadamente supersticiosa estaban afectados por la moralidad y filosofía pagana y es evidente que la superstición pagana había influenciado no solo su moralidad, sino también su juicio con respecto a las manifestaciones, o dones del Espíritu. Esto se ve en su falta de comprensión y por su abuso del don de idiomas. En el culto pagano, la palabra ininteligible, considerada como el lenguaje de un dios, desconocido por los hombres, como milagrosa y de gran poder. Los convertidos carnales de Corinto, que antes habían creído esto, no podían distinguir entre las experiencias y pretensiones psíquicas extáticas de los paganos y las verdaderas manifestaciones del Espíritu de Dios. Mientras que en el día de Pentecostés se hablaron lenguas vivas, algunos de estos corintios convertidos del paganismo habían corrompido el don de idiomas a algo a lo cual ya estaban acostumbrados en su anterior culto pagano, considerando como lenguaje celestial a las palabras sin sentido.
Esta parece haber sido la única iglesia afectada de esta manera, para muchos en Corinto les era aún difícil comprender que un ídolo no era nada y que la carne sacrificada era simplemente carne (1ªCORINTIOS 8:1-7). Era difícil desprenderse de la influencia de las antiguas creencias. Al considerar los errores en la iglesia en Corintio es necesario tener en cuenta la influencia de sus vidas pasadas. No debería haber tenido tal influencia sobre ellos. El Espíritu Santo les hubiera librado de la misma, como lo hace con todo aquel que se entrega completamente a Él, pero ellos eran carnales. En ese estado las viejas supersticiones todavía influenciaban sus pensamientos y acciones.
No fue dado ningún don del Espíritu para hablar con Dios; no era necesario.
Cristo no habló a Dios por medio de un lenguaje celestial manifestado por el Espíritu. Todos los dones del Espíritu fueron dados para hablar, o de otra manera para ministrar a los hombres.
«Porque de la manera que un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros unos de los otros.
De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que no es dada, sí el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta en la exhortación; el que reparte, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.» (ROMANOS 12:4-8.)
«No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos.
Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; nadie puede llamar a Jesús señor, sino por el Espíritu Santo.
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.
Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.
Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como el quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos son un solo cuerpo, así también Cristo.
Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Además el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
Si todo el cuerpo fuere ojo, ¿donde estaría el oído? si todo fuese oído, ¿donde estaría el olfato?. Más ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos como él quiso.
Porque si todos fueran un solo miembro ¿donde estaría el cuerpo?.
Pero ahora son muchos los miembros pero el cuerpo es uno solo.
Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecían más débiles son los mas necesarios; y aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a estos vestimos mas dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos se tratan con mas decoro.
Porque los que en nosotros son mas decorosos no tienen necesidad; pero Dios ordeno el cuerpo, dando mas abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra todos los miembros se gozan.
Vosotros, pues sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros?.
¿Tienen todos dones de sanidad?
¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?.
Procurar, pues, los dones mejores.
Mas yo os muestro un camino aun mas excelente.»
(1ª CORINTIOS 12:1-31.)
«Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores como la multiforme gracia de Dios.
Sí alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme el poder que Dios da, para que todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.» (1ª PEDRO 4:10-11.)
La creencia pagana que uno podía comunicarse mejor con los dioses por el idioma de los dioses. El creyente en Cristo sabe que sólo tiene que elevar su corazón a Dios y que Dios le entiende mejor de lo que él mismo se entiende.
Pero consideremos más de cerca la situación que se enfrentó Pablo en Corinto. Esto es necesario si hemos de comprender lo que escribe en el capítulo 14 de Corintios. Dará luz aún sobre las palabras que él emplea. La palabra griega traducida misterio en el versículo dos es musterión. el termino en español ha sido adaptado del griego. La definición de musterión es «un secreto o un misterio» (por la idea del silencio impuesto por la iniciación en ritos religiosos): -misterio. Es un término usado comúnmente en las religiones paganas y también en el Nuevo Testamento refiriéndose a las cosas de Dios que no podían ser conocidas por el hombre salvo por revelación de Dios. La revelación dada por el Espíritu Santo de estas cosas, no es oscura sino clara y es dada para ser comunicada al pueblo de Dios.
(1ª CORINTIOS 2:1-16). No es dada en privado mediante palabras desconocidas.
En las religiones paganas, esta palabra se refería a los secretos ocultos de los dioses, que sólo podían conocer los iniciados. Aquellos que eran iniciados en tales misterios alegaban tener contacto con el mundo de los espíritus por excitación emocional, revelaciones, el obrar en milagros y el hablar de palabras desconocidas que eran reveladas por los espíritus. En la Iglesia del Nuevo Testamento cada creyente es iniciado.
LOS MISTERIOS PAGANOS
La palabra «misterio» tenía mucho más significado para los creyentes a quienes Pablo escribía, que lo que tiene para nosotros hoy. En ese tiempo los misterios eran la parte central y significativa de la religión de los griegos. Una descripción de las ceremonias que estaban relacionadas con los misterios, nos es dada por W.H.Ra. Él escribe:
«Los Misterios ocupaban entre los de la antigüedad un lugar similar a la de los Santos Sacramentos en la Iglesia Cristiana.
La intención era la de admitir a todos los que no eran notoriamente malvados; el delito que descalificaba era un homicidio no expiado. Se abrigaba la creencia de que la solemnidad y la grandiosidad de la ceremonia tenía la tendencia de producir un marcado efecto sobre el carácter del iniciado…
Es obvio que el punto esencial sobre el que dependía el efecto de la ceremonia, era que la mente de los iniciados estuviera sobre-excitada, hasta un punto de expectación vehemente, arrebatada y de atención intensa. El silencio atento de los espectadores a los Misterios era muy notorio. Muchos eran los medios que contribuían a producir este estado. Se impartía a los candidatos una cierta cantidad de entrenamiento e instrucción previa…
Finalmente, las circunstancias físicas de la iniciación eran tales que producían un estado de espiración y sensibilidad nerviosa aumentada. Los nueve días de ayuno observados muy estrictamente, la marcha prolongada de Atenas a Eleusis, y las frecuentes ceremonias religiosas con que era marcada, el andar errante de noche por las playas y llanuras de Eleusis, con antorchas en busca de la perdida Cora todo contribuía a producir un estado de entusiasmo forzado… Entonces llegaron los verdaderos Misterios; se les dio entrada a los mystae (candidatos) para la iniciación al edificio sagrado; la espléndida iluminación parecía deslumbrante por su claridad después de la oscuridad de afuera, las extrañas apariciones, las voces impresionantes, los magníficos vestidos de los actores, la magnificencia del drama sagrado al que contribuía sin duda en gran manera, el aire altamente sugestivo y simbólico de Grecia todo esto lo veían y oían en aterrado silencio… La escena que se lleva a cabo en cada iglesia griega moderna, en la víspera del Domingo de Pascua da una vaga idea del carácter de esta ceremonia… Es imposible reconstruir el ritual místico pero nos son dados suficientes indicios para comprender su carácter general. Consistía de acciones y palabras que se suplementaban el uno al otro y siendo ambos necesarios para ser un conjunto inteligible. Las palabras eran frases obscuramente expresadas y cantos tradicionales cuya santidad era debido a su antigüedad, no tenían carácter didáctico y eran apenas inteligibles sin instrucción previa». Enc. Brit.,9ª. Ed. Tomo 18, 133-4.
En el tiempo en que Pablo escribió, las ceremonias relacionadas con los Misterios habían sido grandemente afectadas por influencia de Asia Menor y del Oriente, que habían sido introducidas varios siglos antes de Cristo y estaban profundamente arraigadas. Lo que hemos descrito arriba, describe las ceremonias como habían sido en el principio, pero en el tiempo de Pablo se habían añadido prácticas supersticiosas más groseras, la prostitución ante el altar y la mutilación de los sacerdotes.
Citamos nuevamente a W.H.Ra:
«Ola tras ola de influencia religiosa de Asia Menor, introdujeron en Grecia los no moderados rituales bárbaros de Frigia. Los ritos se propagaron primero entre la gente común y los que se ocupaban del comercio exterior. Los poetas cómicos los satirizaban y Platón y Demóstenes los censuraban duramente; pero continuaron extendiéndose, con todo su ardiente entusiasmo, su superstición y sus prácticas obscenas, extensamente entre la gente cuya sed religiosa no estaba satisfecha con la religión puramente externa del elenismo. Las orgías o misterios estaban abiertos a todos, libres o esclavos, que habían cumplido debidamente con las purificaciones preliminares, asegurando a los participantes la salvación y la remisión de pecados… El extraño carácter entusiasta de la antigua religión de Frigia no se perdió por completo cuando la religión llego a ser cristiana, porque se encuentran rastros claros en las diversas herejías que surgieron en Anatolia Central» Enc.Brit.9ª. EA. Tomo 18, 867.
Como se ha visto, el hablar de lenguas Celestiales desconocidas, la palabra o frase sin significado, tuvo un lugar importante en este culto pagano. Se creía que las palabras habían sido reveladas por un Dios o Espíritu al sacerdote o aficionado mientras estaba sumamente excitado o en estado de éxtasis; hasta este día, en las regiones paganas, el hablar estático en una lengua desconocida, es un fenómeno común. se cree que el Espíritu habla por la boca del hechicero, o que el hechicero habla a su Espíritu con palabras poderosas que son desconocidas al hombre.
La siguiente cita, del libro «Religions of Primitive Peoples» (págs 91-93) es de interés. «Sir George Gray relata una historia acerca de una enorme cabeza de madera tallada que había en Nueva Zelanda que podía hablar y que mataba, por el terrible poder de sus palabras, a todos los que se acercaban. Pero cuando, por una magia superior, su voz fue reducida a un susurro, desapareció su poder y quedo destruida.
Es de notar que la influencia mágica de la palabra es independiente de su significado. Es claro que no se atribuye su eficacia a la idea, imagen o verdad que transmite. Por el contrario, las mas potentes de todas las palabras son aquellas que no tienen ningún significado o de las cuales se ha perdido el sentido. Esto se ve constantemente en las formulas de las tribus salvajes. Ellos conservan arcaísmos de lenguaje que ya no son entendidas por los que pronuncian y en otras instancias es obvio que están compuestas por sílabas unidas sin hacer caso de la inteligibilidad.
El mismo hecho se encuentra plenamente en la jerga cabalística de los adivinos clásicos y medievales y en los encantos sagrados del folklore contemporáneo.
A la verdad el famoso cabalista, Pico de Mirándola, afirma que una palabra sin significado es la que tiene mas poder sobre los demonios.
Por lo tanto no solo pueden ser ininteligibles una o unas pocas palabras, pero largas comunicaciones pueden ser sonidos inarticulados que no transmiten sonido alguno.
Este es «don de lenguas», el poder para hablar en lenguas desconocidas.
Es común a la vida salvaje.
Muchos de los cantos más importantes en las ceremonias sagradas son meras repeticiones de sílabas sin sentido. La idea parece ser que lo que el hombre no puede entender lo pueden entender los dioses; o bien, que es el dios que se expresa por órganos humanos pero en un lenguaje desconocido al oído humano. El Obispo Galloway dice que los cantos de hechizos de los Zulúes son frecuentemente casi ininteligibles a ellos; y este es uno de los muchos ejemplos.»
Práctica Pagana en Corinto.
Como se ha dicho, no hay diferencia alguna entre la manifestación de idiomas en Pentecostés y lo que se menciona en la carta de Pablo a los corintios. No hay ningún cambio en las palabras griegas que usa Pablo. Lo que hace la diferencia es la mezcla, en Corinto y del concepto y práctica pagana del hablar en leguas. La diferencia es simple y fundamental. Se dice habitualmente que el capitulo catorce de la carta de Pablo presenta grandes dificultades. En realidad no es así; es una de las partes mas informativas, instructivas y reveladoras de lo que escribió, arrojando mucha luz sobre la situación que enfrentaba en esa iglesia y la manera en que trató con ella. La confusión se debe a dos cosas:
1ª) La falta de tener en cuenta la influencia de la formación pagana de los creyentes carnales en Corinto.
«Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos como se os llevaba, a los ídolos mudos.»
(1ª CORINTIOS 12:2.)
2ª) La ignorancia en general de la iglesia de hoy sobre los verdaderos dones, o manifestaciones del Espíritu. En la Iglesia Primitiva el Espíritu Santo dio lenguas vivas para la predicación del Evangelio. Esto era una señal de la presencia y poder del Espíritu Santo, dada para el incrédulo.
Era algo desconocido en las religiones paganas. El hablar en lenguas entre los paganos, aún cuando se le daba un lugar de gran importancia, era algo muy inferior, basado en supersticiones; era hablar en un idioma desconocido al hombre, que era supuestamente enseñado por un dios o espíritu para comunicarse privadamente con ellos. Su significado no era conocido al adorador hablaba «misterios» (secretos) con su dios en palabras más poderosas que cualquier lenguaje humano. Le daba un contacto privilegiado, íntimo, con su dios.
Algunos en la iglesia en Corinto se estaban entregando a la forma pagana de hablar en lenguas, acompañado de extravagancias emocionales, a las que estaban acostumbrados desde antes de su conversión. No todos en Corinto Habían caído en este error. Algunos (una minoría, según parece) andaban en el Espíritu.
Algunos, sin duda, habían recibido del Espíritu el verdadero don de lengua viva, pero algunos de éstos estaban usando carnalmente este don para su propia gloria. Así había en Corinto la práctica pagana de hablar en lenguas como también el abuso del verdadero don de idiomas.
Tratando con esta situación, Pablo escribe a la iglesia las siguientes instrucciones:
«Seguir el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.
Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.
Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
El que habla en lengua extraña así mismo se edifica; pero el que profetiza edifica a la iglesia.» (1ª CORINTIOS 14:1-4.)
Pablo esta haciendo contraste entre el culto a Diana y su objetivo personal y el culto del creyente que busca la edificación del cuerpo de Cristo. Estos creyentes en sus días en el paganismo habían creído que cuando hablaban una lengua no comprendida por los hombres, ni aun por el adorador, estaban hablando secretos o misterios (musterion) con su dios. Creían que era su espíritu quien hablaba.
El beneficio lo recibía solamente el adorador ningún otro entendía.
El adorador se beneficiaba por el éxtasis de sentimientos excitados y el sentir que estaba realmente participando con los espíritus en el circulo interior. El no pensaba en edificar a los otros adoradores. Pablo contrasta este objetivo egoísta con el objetivo cristiano. El propósito de las manifestaciones del Espíritu de Dios es que toda la congregación sea edificada.
Pablo había explicado que:
«Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho». (1ª CORINTIOS 12:7.)
En Pentecostés fue dado el don de idiomas para que fuera dado a conocer el Evangelio a todos los que no le conocían, no para el beneficio personal del adorador. Este objetivo es muy evidente en el Pentecostalismo. Es completamente contrario a la naturaleza de Cristo, a la Palabra de Dios y al propósito de Dios para Su pueblo y para Su Iglesia.
«Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.
Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿que os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina?
Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara?
Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?
Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire.
Tantas clases de idiomas hay, seguramente en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado.
«Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mi.
Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurar abundar en ellos para edificación de la iglesia.»
(1ª CORINTIOS 14:5-12.)
Pablo está haciendo énfasis en el echo de que el hablar de ellos debía ser inteligible para beneficiar a los oyentes, en contraste con el hablar ininteligible de los paganos.
Aún las cosas inanimadas, Dice Pablo, tal como la flauta, por ejemplo, sí las notas tocadas no son distinguibles, ¿quien reconocerá la tonada? y si las notas de la trompeta no son claras, ¿como comprenderá el soldado su mensaje?
Pablo está usando ilustraciones muy sencillas, escribiendo como a niños.
Por cierto, dice él, hay muchos idiomas en el mundo, pero sea cual fuese el idioma que hablan, si no es acompañado por los que oyen, serán extraños unos a otros. Por eso ya que están tan deseosos de manifestar los dones espirituales, procuren que sea para beneficio de la Iglesia.
Quisiera que todos vosotros hablasen idiomas extranjeros, les dice Pablo, pero no sean niños sean hombres. ¡Piensen! ¿Qué logran cuando hablan en la iglesia en un idioma desconocido? nadie les entiende ni es edificado alguno.
Están solo «hablando secretos» privadamente con su Dios. El que habla y ora bien pero ningún otro es beneficiado.
¿Que bien les haría si viniese a ustedes hablando en un idioma que no comprenden? sería para ustedes un extranjero y ustedes lo serían para mí.
Preferiría, más bien, hablarles cinco palabras que puedan comprender que diezmil palabras que no pueden comprender.»
Pablo habla con una mezcla de razonamiento paciente e ironía devastadora.
«Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla.
Por que si yo oro con lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.
¿Qué, pues? oraré con el espíritu pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu pero cantaré también con el entendimiento.» (1ª CORINTIOS 14:13-15.)
Si oró en un idioma desconocido, dice Pablo sería simplemente mi espíritu orando como creían los paganos no entendería lo que estoy orando. ¿Qué haría pues? oraré guiado por el Espíritu pero oraré comprendiendo lo que estoy orando; alabaré guiado por el Espíritu pero en palabras que comprendo.
«Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe que has dicho.
Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es edificado.» (1ª CORINTIOS 14:16-17.)
Aunque tú mismo estés dando las gracias debidamente en un idioma extranjero, continua Pablo, el que te oye no será instruido y no puede unirse a ti con un amén en su corazón.
«Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diezmil palabras en lengua desconocida.
Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.
En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.
Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes.» (1ª CORINTIOS 14:18-22.)
La declaración de Pablo acerca de su propia experiencia, se explica más adelante en este capítulo. El don de idiomas fue dado para el incrédulo, para que pudiera oír el Evangelio en un idioma que comprendía y ser convencido de pecado y salvado. No fue dado para la edificación personal del creyente. No es una señal para el creyente.
«Si, pues toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.
¿Que hay, pues hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.
Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo mas tres, y por turno; y uno interprete.
Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para si mismo y para Dios. Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan y todos sean exhortados.
Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no le es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.
Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.
¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o solo a vosotros ha llegado?
Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor. Mas el que ignora, ignore.
Así que hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; pero hágase todo decentemente y con orden.»
(1ª CORINTIOS 14:23-40.)
«Lenguas» en todas estas citas significa idiomas; en este caso idiomas extranjeros.
Corínto era un gran pueblo que recibía a naves de muchas naciones. Tenía una población mixta de griegos, romanos y judíos. Era rica, amante del lujo y notoriamente inmoral. Siendo un puerto, visitaban la ciudad personas que hablaban diferentes idiomas. Los creyentes entre ellos se reunían. El hablar en un idioma extraño en la congregación, fuera o no dado por el Espíritu, debía ser restringido a dos, o a lo sumo tres y permitido sólo si había un interprete para que todos pudieran entender y recibir provecho.
El don de interpretación se explica más adelante, al igual que otros puntos relacionados con este capítulo.
Analizando este capítulo, podemos seguir los mandamientos y razonamientos que escribió Pablo a esta iglesia. El significado de sus palabras sería claro a todos ellos.
(1) Con respecto al hablar en palabras desconocidas, en una lengua no viva (como lo hacían los paganos), era prohibido, y son dadas las razones.
(2) Con respecto al hablar en una lengua viva dada por el Espíritu, pero desconocida por los oyentes, esto también era prohibido, a menos que pudiese ser interpretada.
También son dadas las razones. Pero se aclaró que no debía ser prohibido cuando había un interprete.
(3) Se declara que el don de profecía (predicación), definido como «hablando a los hombres para edificación, exhortación y consuelo» 1ª CORINTIOS 14:3. Es mayor que el don de una lengua viva y que todos debieran buscarlo con avidez.
El propósito del don de una lengua viva fue sólo para que el Evangelio pudiera ser predicado a aquellos, que de otra manera no podrían oírlo, y no para un despliegue del poder para hablarlo.
(4) El don de una lengua viva no era una señal para creyentes sino para incrédulos, para quienes era una señal condenatoria.
No era dado este don para que el creyente lo exhibiera entre creyentes. No era para el beneficio del creyente ni para su gloria.
(5) El don de hablar en lenguas no era para capacitar al creyente para «hablar secretos con Dios». Ese era un concepto pagano. Nunca, en todo el trato de Dios con los hombres dio, palabras espirituales para comunicarse con Él; es completamente contrario a la manera en que se comunica Él con los hombres y los hombres con Él.
Sólo entre los paganos existió tal práctica.
El don era para hablar y ser comprendido por todos. «Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿como se entenderá lo que decís?.
Porque hablaréis al aire.» 1ª CORINTIOS 14:9. La predicación debe ser comprendida para los que oyen puedan «juzgar» si es en el Espíritu, de acuerdo con la palabra. Con respecto a la oración, también se dice que debe ser inteligible a los demás hermanos presentes, para que les sea posible decir Amén.
La promesa de Cristo fue:
«Recibiréis poder»- para ser testigos (Hechos 1:8.) El poder era para testificar.
(6) en las iglesias del Nuevo Testamento, cada miembro era un sacerdote con el derecho y la responsabilidad de tomar parte en el ministerio en las reuniones de la iglesia. Sin embargo, Pablo limita el numero de aquellos que deberían de tomar parte en una reunión. No más de dos, o al sumo tres deberían ministrar en un idioma extraño por interpretación. El numero de los que hablan en un idioma conocido es también limitado a dos o a tres.
(7) No más de tres a la vez deberían tomar parte. Esto incluye la orgía y desorden emocional de tener a muchos predicando, testificando y orando al mismo tiempo.
(8) Nadie debería monopolizar el tiempo; se debería dar la oportunidad de tomar parte a otros que sienten que tienen algo del Señor para dar.
(9) «Los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas»
(1ª CORINTIOS 14:32.) Esto expone un principio espiritual fundamental.
Aquellos que se entregan a extravagancias emocionales, sostenían que estaban bajo el control del Espíritu y, por lo tanto, no eran responsables personalmente por lo que hacían, de modo que no se les debería criticar.
Decían que el Espíritu Santo era el responsable.
Muchos creyentes sinceros han sido llamados al error por un culto no Escritural del Espíritu Santo. La presencia y actividad del Espíritu Santo en el creyente son vitales, pero Cristo debe ser siempre «todo y en todos» y la Palabra de Dios debe ser nuestro único fundamento y fuente de conocimiento. La actividad del Espíritu Santo es siempre y sólo el de manifestar y exaltar a Cristo y El nunca actuará o guiará en contra de la Palabra de Dios. Asimismo, nunca anula la voluntad del creyente; la voluntad del creyente permanece independiente; siempre debe estar inteligentemente dispuesto para la voluntad de Dios. Es siempre plenamente responsable por sus acciones y para obedecer la Palabra de Dios. Como dijo Pablo, «oraré con el Espíritu pero oraré también con la mente». Ni llevará tal confusión que sus emociones nuble su mente. El tratar de entregarse al Espíritu de tal manera que uno no tenga mente ni voluntad propia es un error y es peligroso. Ha llevado a muchos al desastre, abriendo el camino para que espíritus engañadores tomen el control, falsificando la obra del Espíritu Santo y desviando de la Palabra de Dios.
Para tales creyentes la Palabra de Dios llega a ser de menos importancia que la supuesta guía del Espíritu y llegan a estar ciegos al error en que se encuentran, creyendo haberlo recibido por revelación directa del Espíritu.
En contraste con la obra del Espíritu Santo, los demonios quitan al hombre el control de si mismo. Buscan el control sobre su cuerpo, mente, emociones, y voluntad. Los corintios sabían esto.
(10) «Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.» (1ª CORINTIOS 14:3.)
Aquí Pablo da una definición clara y precisa del don de profecía en el Nuevo Testamento. No es la predicción de cosas nuevas; no es profecía en ese sentido. Era la predicación en el poder del Espíritu, de la palabra revelada de Dios, que ya nos ha sido dada. Estos corintios con sus falsificaciones de los dones espirituales y su orgullo, necesitaban esta advertencia. En el Antiguo y en el Nuevo Testamento tenemos una revelación completa para este tiempo y se nos advierte solemnemente que no agreguemos nada ni quitemos de ella cosa alguna. En esta edad, la revelación, en cuanto a doctrina y acontecimientos futuros esta cerrada. Las llamadas profecías dadas en reuniones Pentecostales son las ilusiones de personas que están emocionalmente excitadas, cuyas declaraciones son a menudo muy evidentemente insensatas y sin valor, o declaraciones que les hacen pronunciar espíritus mentirosos.
Agabo, cuando habló a Pablo, no dio ninguna revelación nueva. Fue enviado por Dios para advertir a Pablo que no fuese a Jerusalén en ese tiempo. La iglesia en Tiro ya había dado esta advertencia a Pablo. (HECHOS 21:3-4.)
El Espíritu Santo está con nosotros para guiar nuestros pasos y puede usar a otros para hablarnos si no le escuchamos a Él es una cuestión de dirección personal.
Los paganos estaban acostumbrados a oír a los espíritus hablando por los hombres.
En el Nuevo Testamento se habla de tales espíritus. Varios hablaron a Cristo por las bocas de hombres. La muchacha que Tenía el espíritu de adivinación que fue sanada por Pablo, traía ganancia a su amo por sus revelaciones. (HECHOS 16:16-40.) Los oráculos de los dioses eran consultados por muchas cosas y sus contestaciones eran, a menudo correctas. Algunos creyentes carnales en Corinto, que anteriormente habían sido paganos, habían vuelto a ser influenciados por todo esto, buscando mensajes y profecías reveladas por espíritus. Pablo les recuerda el verdadero significado de la profecía para el creyente. Los corintios deberían haber comprendido esto.
(11) Todo en la reunión debe ser hecho decentemente y con orden. Esto excluía el desorden emocional al cual se habían entregado y al que se quería tomar por manifestación de Espíritu. El Espíritu del Dios viviente nunca actuaría ni haría actuar a nadie en una forma que no fuera decorosa y ordenada. Esto se ve en toda la Creación de Dios en todas sus acciones y en su manifestación en Cristo. Lo opuesto se ve en la religión emocional. Se ve un contraste significativo sobre el Monte Carmelo cuando Elías, el siervo de Dios, oró y actuó con confianza y con una dignidad serena y moderada y los sacerdotes de Baal procuraron despertar a su dios con un abandono de emocionalismo, gritando y cortándose.
(12) Pablo afirma que no había tal desorden en las reuniones de ninguna otra iglesia.
Él pregunta a estos corintios carnales, que hacían tanto alarde de una superior espiritualidad y dones del Espíritu. «¿Que? ¿Provino la Palabra de Dios de vosotros? o ¿vino solo a vosotros?». Él hace uso de la ironía. Hay ocasiones en que esto es muy necesario, como cuando escribió a Tito, un compañero de iglesia. «Este testimonio es verdadero; por tanto reprendelos duramente, para que sean sanos en la fe.»
(TITO 1:13.)
En el capitulo once de Primera de Corintios. Pablo declaró:
«…Porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor… Cuando, pues os reunís vosotros; esto no es comer la cena del Señor». (Vers.17,20.) La reunión alrededor de la Mesa del Señor había sido corrompida de tal manera que ya no se podía considerar que estuvieran participando de la Cena del Señor.
Sus otras reuniones también eran «para mal». En el capitulo catorce Pablo continua tratando con los abusos en sus reuniones públicas, refiriéndose particularmente al don de idiomas.
El don de idiomas que se manifestó en los primeros años de la iglesia como señal condenatoria al incrédulo, ¿ha continuado al igual que las demás manifestaciones del Espíritu? La historia de la Iglesia es clara sobre este punto. En el principio del libro de Hechos, son muy prominentes los dones milagrosos del Espíritu, en tanto que en la segunda mitad del mismo, se les da poco lugar. A medida que la Iglesia llegaba a la madurez, de tal modo que la presencia y el poder de Cristo se hacían manifiestos en su vida y testimonio, las señales mas espectaculares fueron perdiendo prominencia. Habían servido su propósito, ahora deben observarse la presencia y poder de Dios en Su pueblo, al revelarse en ellos la vida de Cristo que mora adentro. Esa es la prueba de la presencia del Espíritu, una señal mucho mas práctica y convincente, un milagro mayor que cualquier intervención milagrosa exterior del Espíritu de Dios.
COLOSENSES 1:25-29; 2:9-11.
No decimos que no ha sido dada ninguna otra señal milagrosa desde entonces han habido, y hemos presenciado personalmente tales manifestaciones de Su poder, pero siempre ha sido para un propósito especial determinado sólo por Dios. El desear señales milagrosas no evidencia la madurez o salud espiritual. Es una evidencia de falta de madurez espiritual, de una falta de experiencia de la vida interior y poder del Espíritu de Dios morando adentro, que satisface plenamente.
Pablo dijo a los corintios: «No seáis niños en el modo de pensar.»
Afirmaciones Falsas
El hecho es que hoy, con todas las afirmaciones de tener el don de lenguas, no hay ningún caso definitivamente verificado de alguien en que se haya dado el don de un idioma extraño. Los misioneros Pentecostales han tenido que aprender idiomas extraños con mucha dificultad y esfuerzo, así como lo han tenido que hacer otros misioneros. Algunos aprenden a hablar bien otros idiomas, depende de su habilidad natural para dominar otros idiomas. También en la interpretación de una lengua viva a otra, sobre el púlpito o por escrito, no han mostrado evidencias mayores del don de interpretación que otros misioneros.
El argumento del defensor del hablar en lenguas hoy puede parecer sencillo y correcto. Él dice, «el don de lenguas fue dado a la Iglesia en Pentecostés, se manifestó en las iglesias del Nuevo Testamento, y debería manifestarse hoy.» El error y engaño de esta afirmación es que está basado sobre una suposición completamente falsa, que el hablar en lenguas hoy y el hablar en lenguas en el día de Pentecostés son una y la misma cosa. El hablar en lenguas que se práctica hoy y el don de hablar idiomas dado en Pentecostés son completamente distintos uno es puramente psíquico, fácilmente producido y fácilmente explicado psicológicamente; el otro es evidentemente un verdadero milagro Divino manifestado para la salvación de almas. Uno es falso, enteramente del hombre, el otro es real, una manifestación del Espíritu del Dios vivo. Por lo tanto, el argumento es falso. Uno pertenece a la esfera natural, no produce ningún fruto espiritual y sus manifestaciones emocionales desfiguran la naturaleza y carácter de Dios; el otro es de la esfera espiritual, manifestando el poder supremo de Dios para llevar a cabo Su voluntad para el hombre. Puede ser que el emocionalismo crudo que acompaña al hablar en lenguas psíquico, a la actividad de un dios o espíritu pues considera que sus dioses están sujetos a muchas de las mismas debilidades humanas que le afectan a él, pero, ¿cómo puede el creyente asociarlo con la presencia del Espíritu de Dios infinitamente sabio.?
A través de todo el capitulo catorce de 1ª de Corintios Pablo esta contrastando la práctica pagana con la práctica cristiana, el «misterio» pagano con la manifestación del Espíritu de Dios; la palabra sin significado que no transmite conocimiento ni edifica a nadie, con la palabra inteligible que da conocimiento y edifica a la Iglesia.
Con una lengua desconocida, dice, refiriéndose claramente a la práctica pagana hablando al aire. Con palabras desconocidas. Están hablando «en misterio» secreto con su dios como lo hacen los paganos; ningún otro les entiende. (La palabra «theos», usada aquí, se usa en el Nuevo Testamento tanto para el Dios verdadero como para los falsos dioses); tengan un poco de sentido común; las personas que vienen a sus reuniones pensarán que están locos. Pero si hablan palabras inteligibles serán convencidas.
Señales Dadas Por Dios.
«En la ley esta escrito, con hombres de lenguas extrañas, y con labios de una nación desconocida hablaré yo a este pueblo, pero ni aún así me escucharán, dice el Señor.»
(ISAÍAS 28:11.)
Esto demuestra que el don de lenguas sirve de señal no para los que creen sino para los incrédulos, mas la profecía no es para los incrédulos sino para los creyentes (1ª CORINTIOS 14:21,22 Weymouth.)
El milagro forjado por Dios haciendo que aquellos que creían en Él predicasen el Evangelio en idiomas para ellos desconocidos, a los que conocían esos idiomas, fue una importante señal de Su poder, manifestando su presencia con los suyos, corroborando y haciendo posible su testimonio, cumpliendo la profecía, condenando a los que no creían. Los paganos, con su pretencioso hablar de palabras reveladas por los dioses no comprendidas por los hombres, jamás habían podido hacer esto.
Cristo no manifestó este don. Nunca habló en lenguas. No era necesario, ni estaba en el propósito de Dios que lo hiciera. Dios corroboró el testimonio de Cristo por señales, en varias ocasiones, pero en otras maneras. Por ejemplo, cuando Pedro, en el monte de la Transfiguración, ofreció a Cristo una adoración falsa, en edificios hechos por manos de hombres, Dios habló del Cielo rechazándolo, Esa era una señal condenatoria dada al pueblo de Dios una señal que es tan necesaria hoy como lo fue entonces, porque no es tenida en cuenta. Más tarde, cuando Cristo murió sobre la Cruz, hubieron señales en el cielo y el velo en el templo se rasgó de arriba a abajo. «Lo que Cristo afirmó de si mismo fue justificado por el Espíritu.» (1ª TIMOTEO 3:16, y HEBREOS 2:1-4.) El testimonio de Cristo fue a los judíos, y él les habló en el idioma que ellos entendían. Manifestó el don de profecía o predicación (1ª CORINTIOS 14:3) el don de idiomas no es la señal del bautismo o presencia del Espíritu. Él estaba lleno del Espíritu y se dieron en Él todas las otras manifestaciones del Espíritu.
El don de profecía, (predicación) pertenece a los creyentes. Es por la predicación de la Palabra que el Espíritu Santo usa al creyente. Así como fue el ministerio de Cristo debe ser en el ministerio del creyente.
Una Iglesia Carnal
Pablo ya había descrito la condición espiritual de esta iglesia en la primera parte de su carta, una condición que había tenido que enfrentar desde el principio de su ministerio a ellos:
«Y yo, hermanos, no pude hablaros como hombres espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os alimenté con leche y no con carne; porque no erais capaces de tolerarlo; ni aun ahora sois capaces, porque sois todavía carnales.
Porque mientras estáis divididos entre vosotros por celos, contiendas y espíritu de facción, ¿no es evidente que sois carnales y que andáis como los hombres?»
(1ª CORINTIOS 3:1-3, Conybeare.)
No es ésta una iglesia que pueda tomarse como ejemplo de comprensión y vida espiritual; por el contrario, es el ejemplo más completo en el Nuevo Testamento de una iglesia que había caído en derrota. Muestra todas las debilidades de las iglesias de hoy que confunden el emocionalismo y actividad carnal con la obra del Espíritu. En la manifestación del don de idiomas en Pentecostés había vida vibrante; en la falsa manifestación del don de idiomas en Corinto había muerte carnal y esa muerte se manifestaba en cada sección de la vida de la iglesia. Un hermano pleiteaba en juicio contra otro hermano, se toleraba inmoralidad tal que ni los paganos permitirían, se practicaban abusos vergonzosos en la mesa del Señor. El tomar como ejemplo para seguirlo en la experiencia espiritual a cualquiera de las prácticas de tal iglesia no puede ser justificado ni tiene excusa. Muestra la misma falta de madurez que Pablo condena en los creyentes de Corinto.
Es extraño que lo que Pablo escribió a los corintios sobre el don de idiomas a sido torcido tan a menudo, dándole un significado muy distinto, que no enseñó a ninguna otra iglesia. Puesto que los abusos practicados en Corinto han continuado reapareciendo en la iglesia, siempre con las mismas pretensiones de una espiritualidad más profunda, y experiencias milagrosas; y debidas al bajo nivel de espiritualidad de la iglesia en general, el pueblo de Dios a quedado, vagamente comprendidas las verdaderas manifestaciones del Espíritu, no siempre pretensiones y se les a dado creencia por lo tanto, inclinarse a dar por supuesto que estas falsas manifestaciones son reales, a medida que lee y cree ver alusiones a ellas donde no existe ninguna. Lo que Pablo escribe irónicamente, condenando lo que es falso e insensato, es tomado como la afirmación de un hecho, y a sencillas declaraciones se les atribuyen significados místicos que no tienen base en otras partes de las Escrituras. Prácticas a las cuales no se había entregado ninguna otra iglesia, que habían sido adoptadas del paganismo que les rodeaba, que eran el resultado de la ignorancia y confusión carnal que reinaban en esa congregación, son aceptadas como verdaderas manifestaciones del Espíritu Santo ciertamente no se manifestaría en una manera especial, más que en iglesias espirituales (o, por cierto en cualquier manera), en y por aquellos que deliberadamente de una manera carnal toleraban el pecado grosero en su medio.
No todos fueron llevados por el error popular, fueron estos que se manifestaron fieles, quienes se comunicaron con Pablo avisándole de lo que estaba ocurriendo. Serían ellos los que habrían de cooperar con Tito cuando fue a ministrar a la iglesia, llevándoles la carta de Pablo. Fue tanto por medio de ellos como por medio de Pablo y Tito que Dios obro trayendo de nuevo a la congregación, a la obediencia y a la pureza de la fe y de la práctica. Esto debe ser recordado por cualquiera que se encuentre en circunstancias similares.
Nunca es necesario someterse al error.
Metal que Resuena.
La mención de los lenguajes de los ángeles, en 1ª De Corintios 13:1,2 es puramente hipotética. Pablo dice:
«Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe… Y si tuviere profecía, y entendiese todos los misterios, y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que traspasase los montes, y no tengo amor, nada soy.»
Como hemos visto, Pablo está haciendo énfasis simplemente en el hecho de que si el amor verdadero no fuese la base de su predicación, aunque usara los idiomas de los ángeles además del de los hombres, sus palabras no tendrían significado ni vida. La deducción que sacamos es que tal era la manera de expresarse de aquellos que hablaban idiomas desconocidos a la congregación, aunque esos idiomas fueran dados por el Espíritu Santo. Ciertamente, en la iglesia de Corinto, con sus divisiones, riñas, procedimientos carnales contrarios a las Escrituras, y pecado, faltaba en gran manera el amor y, por consiguiente, no se podía esperar que hubieran verdaderas manifestaciones del Espíritu de Dios.
El Don de Interpretación o Traducción.
Pablo habla del don de Interpretación de Idiomas. Algunos han dado por supuesto que esto es para interpretación de algún lenguaje Celestial desconocido; que el Espíritu Santo dará a uno tal lenguaje y a otro el don de traducirlo a un lenguaje hablado en la Tierra. No hay fundamento para tal interpretación de estos dones. No nos son dados lenguajes Celestiales de manera que no puede haber don para interpretarlos. El don de interpretación de idiomas es justamente lo que se ha declarado: la manifestación del Espíritu capacitando a uno a quien Él quiere usar de esta manera, para interpretar un mensaje hablado o escrito, dado en un idioma desconocido, a los oyentes, a su idioma, de manera que el mensaje del Espíritu les sea transmitido correctamente.
A menudo hemos interpretado para otros y hemos hablado también por interpretación, de manera que podemos decir por experiencia que es tan necesario tener la iluminación e inspiración del Espíritu Santo para interpretar como para predicar. Un interprete que no es guiado por el Espíritu puede fracasar completamente en transmitir el significado espiritual del mensaje.
Describiendo la inspiración del Espíritu para predicar o enseñar las cosas espirituales, Pablo dice:
«Estas son las cosas de las cuales hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría del hombre, sino por el Espíritu, explicando las cosas espirituales a hombres espirituales.»
(1ª CORINTIOS 2:13. Conybeare.)
Para la interpretación o traducción de tal mensaje a otro idioma es igualmente necesaria la inspiración del Espíritu para la elección de las palabras.
Es evidente que este don es necesario no sólo para la interpretación de la palabra hablada sino también de la palabra escrita. La Palabra de Dios, dada por inspiración en hebreo y en griego, tuvo que ser traducida a muchos idiomas.
Esta es una tarea muy difícil y es de importancia primordial que el significado espiritual sea dado correctamente en cada idioma. El don de interpretación o traducción es, por lo tanto, de gran importancia para la propagación del Evangelio tan importante como la predicación o profecía. Sin este don ningún traductor de la Palabra de Dios está verdaderamente equipado ni podrá ser digno de confianza. La erudición no es suficiente. Es por esta razón que algunas traducciones de la Biblia no son enteramente satisfactorias.
Fenómenos Psíquicos.
Aquellos que conocen el movimiento «Pentecostal» saben que se utilizan leyes y las manipulaciones empleadas en el hipnotismo, el mesmerismo, y el espiritismo para producir los efectos que, según afirman falsamente, son la obra del Espíritu Santo.
Los predicadores Pentecostales que procuran producir avivamientos, y los sanadores, confían en el frotar de la cabeza durante la «imposición de manos» para el «bautismo de Espíritu», los esfuerzos emocionales para impartir alguna influencia por el contacto humano, la repetición continua de una palabra (gloria, aleluya, amen, etc…) Y el consejo de permitir que la lengua y la mandíbula se muevan libremente de por si cuando están buscando el «don de lenguas», el uso de métodos conocidos para inducir la histeria en grupos de personas, para producir lo que llaman «las señales que siguen».
¿Habrá necesidad de decir a aquellos que conocen la verdadera presencia del Espíritu Santo, que las «señales» producidas de esa manera no tienen ninguna relación con Su presencia o Su obra, sino que son falsificaciones, puramente psíquicas, fingidas a veces deliberadamente y aprovechadas a menudo, por espíritus malignos?. Es esta la razón por la cual uno que está produciendo tales efectos podrá, al mismo tiempo, estar en pecado. La santidad de vida no tiene ningún significado en el producir fenómenos psíquicos. Ni tiene ninguna influencia en la práctica de tales fenómenos, sean reales o fingidos.
La razón por la cual el pueblo de Dios puede ser fácilmente engañado por tales fenómenos es la ignorancia generalizada con respecto a su naturaleza, sus manifestaciones y de cómo son producidos, junto con la ignorancia igualmente grande que prevalece en nuestros días, de la verdadera naturaleza y manifestaciones de la actividad del Espíritu Santo en el creyente y por medio de él. Por sincera que sea una persona Pentecostal (y es, a menudo verdaderamente sincera) éste es el método que emplea. Jamás encontramos en la Palabra de Dios al hombre obteniendo el poder del Espíritu de Dios por tales medios. El Espíritu Santo es siempre soberano, se manifiesta a si mismo «como Él quiere» (1ª CORINTIOS 12:11-18). Lo hace siempre y sólo de acuerdo con la Palabra y la voluntad de Dios. El hombre nunca puede inducir ni producir su presencia o poder. El Espíritu de Dios se manifestará «como Él quiere» de acuerdo con la Palabra de Dios en cada uno de aquellos y que andan «en el Espíritu», separados del pecado, buscando en verdad la voluntad de Dios por fe y entregados a Él porque aman a Cristo de todo corazón (JUAN 14:21,23).
La acción que debe tomar el hombre es el de separarse de todo lo que no agrada a Dios, de andar en completa obediencia a Su Palabra, de buscar humildemente conocer Su voluntad en todas las cosas y de creer, sin duda alguna, que Él le capacitará en forma plena por el poder de Su Espíritu, para obedecer esa voluntad. Tal persona nunca necesitará inducir una manifestación del Espíritu, el Espíritu será fiel en guiarlo y se manifestará a través de él, cumpliendo toda la voluntad de Dios en su vida. Que el pueblo de Dios no es capaz de discernir la diferencia entre fenómenos psíquicos y una manifestación del Espíritu del Dios viviente manifiesta la gran falta de conocimiento y experiencia espiritual en las iglesias de hoy.
El Pentecostalismo moderno es, en verdad un gran engaño con que Satanás ha burlado al pueblo de Dios, sin discernimiento, apareciendo como un ángel de luz. Esta ignorancia, naturalmente, puede afectar naturalmente, al predicador al igual que al oyente. El predicador es llevado por sus emociones y (estando consciente de que está ejerciendo un poder y gloriándose en el mismo) podrá creer que está abriendo el camino para la obra del Espíritu Santo. Esto hace que el sea un instrumento más peligroso en las manos de Satanás, aunque el mismo no este consciente de ello.
El hecho de creer que el Espíritu Santo es manifestado en la persona, justifica su orgullo y cualquier otro pecado que tuviera. El creyente que es verdaderamente usado por el Espíritu, siente profundamente su indignidad y desea que toda la gloria sea dada sólo a Dios.
Los Pentecostales están muy divididos, y hay entre ellos muchas doctrinas distintas.
Algunos tratan de mantener una disciplina moral más alta aun cuando practican excesos emocionales. Otros, los de congregaciones de más antigüedad, han vuelto a un estado religioso formal en el que hay poco que los distinga de otras iglesias formales.
Falso en su Doctrina.
La Teología al igual que las prácticas del Pentecostalismo son erróneas. Demuestra una ignorancia fundamental de las Escrituras y las pervierte. Interpreta, descuidada y equivocadamente algunos pasajes, y pone a un lado deliberadamente a otros que son claramente contrarios a lo que sostiene. Esto lo coloca en la misma categoría que otros cultos falsos. Es esta doctrina falsa que expone al movimiento a las manifestaciones psíquicas y a la intrusión de espíritus mentirosos.
Los Pentecostales citan el capitulo catorce de Primera de Corintios para probar sus afirmaciones, sin embargo, ese capitulo más que ningún otro, es el que lo condena.
Tomando simplemente algunos de los puntos en que es contraria la Teología del Pentecostalismo a la Palabra de Dios, encontramos:
La Palabra de Dios.
El don de lenguas (idiomas) es, de los dones, el de menos importancia.
Cristo no lo manifestó.
La Enseñanza Pentecostal.
(1) Le es dada gran importancia al don de lenguas como evidencia del bautismo del Espíritu.
La Palabra de Dios.
(2) El don de idiomas no fue dado a todos. El Espíritu Santo manifiesta los dones (es decir, se manifiesta a Sí mismo) como El quiere, en quien quiere, según el propósito de Dios.
(1ª CORINTIOS 12:11).
La Enseñanza Pentecostal.
(2) Todos deben buscarlo como una evidencia del bautismo del Espíritu. Sin este don el creyente no ha alcanzado el nivel espiritual más elevado.
La Palabra de Dios.
(3) Era una señal para el incrédulo no para el creyente.
La Enseñanza Pentecostal.
(3) Es una señal para el creyente.
La Palabra de Dios.
(4) El creyente que ejercita los dones del Espíritu tiene el control sobre sus acciones.
Esto se ve en Cristo.
La Enseñanza Pentecostal.
(4) El creyente debe abandonar el control de voluntad, mente y cuerpo al Espíritu. Por ejemplo, debe tratar de dejar sin control los músculos de la garganta. Cristo no hizo esto.
La Palabra de Dios.
(5) Las manifestaciones de los dones deben ser controlados. Todo debe ser hecho decentemente y con orden.
La Enseñanza Pentecostal.
(5) Las extravagancias emocionales no son refrenadas pues, según creen son la obra del Espíritu.
La Palabra de Dios.
(6) La profecía es: «Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.»
(1ª CORINTIOS 14:3.)
La Enseñanza Pentecostal.
(6) La profecía es la declaración de revelaciones sobre las cosas que vendrán.
La Palabra de Dios.
(7) Cristo es Señor de todo y por la Palabra que Él dio, hemos de ser santificados. (JUAN 17:14-17.) A Dios le pertenece todo el poder y la autoridad. Debe ser hecha Su voluntad así en la tierra como en el cielo y sólo a El se debe adorar. Dios ha dado a Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, toda autoridad. Él es la Palabra el Camino, la Verdad y la Vida. Solo en su nombre tenemos acceso a Dios.
El Espíritu Santo fue enviado a la iglesia por Cristo. Él manifiesta el poder para el cumplimiento de la Palabra y la voluntad de Dios. El manifiesta y glorifica a Cristo.
No obra con autoridad independiente, no podría hacerlo, pues son Uno, aunque manifestado en tres personas.
La Enseñanza Pentecostal.
(7) Al Espíritu Santo le es dado un lugar de autoridad y actividad virtualmente independiente de Cristo y la Palabra. Se cree que El se manifiesta no con el poder del Dios viviente sino por los disturbios emocionales humanos (en general, la iglesia no Pentecostal de hoy piensa que el Espíritu Santo depende de la sabiduría y talentos del hombre) para Su manifestación, estando de esta manera en un error tan grande como el del Pentecostalismo. Ambos confunden lo que es del hombre con lo que es del Espíritu.
La Palabra de Dios.
(8) El Espíritu Santo está en cada creyente verdadero desde el momento en que acepta a Cristo como su Salvador, Él hace del creyente un hij