por Enrique Zapata
La mayoría de los programas evangelísticos logran manifestaciones de fe, pero son pocos los que terminan como miembros activos de la iglesia. En las campañas evangelísticas hay iglesias que reciben cientos de tarjetas donde no queda ni una sola persona; en cambio, otros logran retener entre el 10 y 15%. ¿Cuáles son los factores que determinan la diferencia?
En varios programas (algunos muy publicitados aún) no sólo no
ha habido ganancia sino que se ha disminuido la tasa normal de crecimiento de
las iglesias involucradas, ¿por qué? Algunos echan la culpa a las iglesias de
que «no saben trabajar ni aprovechar los resultados de las campañas», otros
culpan a la metodología de las campañas en sí y con ello justifican el no querer
involucrarse.
Sin embargo. Dios ha usado las reuniones evangelíslicas en
todos los tiempos como medio de atraer a muchos a la salvación. La historia de
la iglesia nos da muchas pautas y principios acerca de qué son las cosas que
ayudan a capitalizar los resultados de los programas evangelísticos o viceversa.
Se ha dicho que quien no aprende de la historia está condenado a repetir sus
errores. Evitemos ese error; si somos sabios, buscaremos entender los principios
y pautas que han afectado los resultados en el pasado y los aplicaremos a
nuestro trabajo.
EL PROBLEMA DE LAS METAS
Tenemos problemas para alcanzar la meta propuesta y rara vez la
superamos. La iglesia del barrio San Marcos se propuso la meta de ganar a 100
personas para Cristo en el año. Su meta era aparentemente clara, pero en la
práctica no tanto. Oraron y trabajaron; al finalizar el año comprobaron que unas
100 personas habían hecho decisión en los distintos programas evangelísticos.
Sin embargo, casi ninguno de los nuevos estaban en la iglesia. En un sentido,
podemos decir que lograron su meta, pero por otro se puede decir que fracasaron
profundamente; su meta era incorrecta, más aun: imprecisa. Cuando la meta es
sólo lograr decisiones hay una baja incorporación de nuevos a la iglesia.
Piense en el término «conservar»; eso nos habla de mantener, de
congelar, de guardar; no nos habla de desarrollar. Hacemos conservas de fruta
para usarlas más adelante, lo mantenemos en el mismo estado. Así también,
pretendemos hacer «conservas» de personas en vez de desarrollarlos y llevarlos a
la madurez. Tanto la decisión como la permanencia deben ser vistas sólo como
pasos en un largo camino. El nacimiento de un hijo es de gran alegría para los
padres, sin embargo sólo es el inicio de varios años de duro trabajo para
llevarlo a la madurez. Si los padres se conforman con el nacimiento, sin
preocuparse de su desarrollo, no llegará lejos el niño. De la misma manera,
cuando la iglesia ve la decisión como el fin y no como un paso en el largo
camino, terminan con pocos resultados.
Pablo tuvo la meta clara de «presentar a cada hombre perfecto
en Cristo». El dice «a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando
a todo hombre a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo
cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa
poderosamente en mí.» (Col. 1.28,29). Pablo veía al evangelismo, («anunciamos»)
sólo como un paso en el proceso. Su fin era «presentar perfecto» en Cristo Jesús
a todo hombre. ¿Cuál es tu fin? Si es menos que esto será una obra
incompleta.
LA IMPORTANCIA DEL PREEVANGELISMO
La preparación de la tierra aumenta la cosecha. Cuando 3.000 se
convirtieron en Hechos 3 (y después miles más), algo importante había sucedido
previamente: la tierra, en la mayoría de ellos, había sido bien preparada.
Piense en ellos: esperaban al Mesías, casi todos conocían las Escrituras y
muchos habían escuchado a Juan el Bautista. Seguramente, cientos de ellos habían
visto, escuchado y tal vez conversado con Jesús. No pocos de ellos estuvieron
allí mismo en Jerusalén, en fiestas previas, cuando Jesús ministraba
públicamente.
La tierra buena que resulta en mucho fruto generalmente está
preparada. Recuerdo al «Plan Rosario», un programa evangelístico llevado en la
ciudad Argentina de Rosario (Santa Fe) que dio tantos resultados, con gente
convirtiéndose aun antes de la campaña. Los hermanos de allí se preocuparon en
preparar a la gente con literatura y reuniones caseras, antes de la campaña.
La Iglesia Evangélica Peruana tuvo su comienzo a través de la
distribución del periódico El Heraldo, por Juan Ritchie, en 1911. Docenas de
personas respondieron pidiendo más literatura y consejo espiritual. Después,
Juan Ritchie visitaba los pueblos donde el periódico había llegado y lo
invitaban. El enseñaba la Biblia sin organizar cultos formales. Animaba a la
gente a que siguieran como grupo lector de la Biblia, de literatura devocional y
a que oraran juntos. Poco a poco estos grupos se iban solidificando y
transformándose en iglesias. En 1930 ya había 70 iglesias con más de 1.400
miembros. La preparación de la tierra a través de la literatura había dado
grandes resultados.
EL PECADO, LA OFERTA Y EL RELLENO
La presentación del mensaje y el proceso de decisión afectan la
conversión. Jorge Whitfield predicaba sobre el pecado y la gracia de Dios con
tanto poder que la gente lloraba y clamaba a Dios para salvación de sus pecados
y de la condenación. Sus reuniones al aire libre atraían a multitudes; según sus
propios enemigos, asistían entre 10 y 40 mil personas regularmente, con un
promedio de 2 a 5 reuniones por día. Miles se convertían con vidas profundamente
cambiadas, y con decisiones que permanecían.
Whitfield no tenía un evangelio de oferta, con el pecado
«azucarado» ni con música que «preparara» a la gente emocionalmente. El se
levantaba a las 5 de la mañana para orar y meditar en las Escrituras. Después
salía a predicar contra el pecado humano y proclamar las buenas noticias de lo
que Cristo había hecho; lo hacía en palabras sencillas para que el pueblo
entendiera. Los resultados eran asombrosos.
Hoy rellenamos con programas, música, ofertas, etc. la falta de
poder de convicción del Espíritu Santo de pecado, justicia y juicio. Necesitamos
entender primeramente que Jesucristo vino para salvarnos de nuestros pecados, y
que las otras cosas son secundarias.
LOS CREYENTES PREPARADOS EDIFICAN EL CUERPO.
Es el conjunto de los santos lo que hace la obra del ministerio
eclesial (Ef. 4.12). Las personas que llegan a Cristo necesitan de personas que
las aconsejen, que las discipulen y las adopten como a hijos espirituales. Es
cierto que algunos crecen sin ayuda de los creyentes; sin embargo, el plan de
Dios es obrar a través de las personas, no a pesar de ellas. Jesús invirtió 3
años preparando los hombres que después podrían discipular, enseñar y llevar
adelante la obra.
El evangelista puede llevar la gente a Cristo, pero después es
necesario que muchos sean preparados para acompañar a los nuevos hacia la
madurez. El pastor y el evangelista sabios preparan a la gente para la tarea
noble del discipulado. Es difícil que el pastor solo pueda hacer todas estas
tareas.
LA CONSTANCIA DEL DISCIPULADOR
El nuevo se descarrila y hay que ir a buscarlo seguido.
Entonces, es vital la preparación de gente que no sólo busca, sino que re-busca
al nuevo. Jesús tuvo que hacer eso varias veces con los suyos. Si El no hubiera
«re-ido» a ellos, a más de uno los hubiera perdido. «Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino», es una realidad en
la práctica. Muchas iglesias esperan que la gente venga sola y que después, si
se apartan, vuelvan solos. Quienes aprendieron a visitar al nuevo con constancia
encontraron más permanencia de los recién convertidos.
Muchos han cambiado la «Gran Comisión» en la «Gran Omisión»,
porque han cambiado el «id» (la responsabilidad sobre la iglesia) por el
«vengan» (la responsabilidad sobre el nuevo). La orden es «ir», sin embargo es
mucho más cómodo que el otro «venga» a nosotros. Y cuando no viene, decimos que
es perezoso», o que realmente «no se ha convertido», o que «ama el mundo», etc.
¡Qué forma fácil de lavarse las manos!
SOBRE EL HIERRO CALIENTE…
En la iglesia de Pueblo Libre, del movimiento «Lima al
Encuentro con Dios» de la Alianza Cristiana y Misionera en Perú, con una
membresía de más de 3.000, han observado un principio importante: Docenas de
personas toman decisiones casi todas las semanas. Regularmente hacen una
recepción especial donde invitan a todos los nuevos. Arriba del 60% de los que
toman decisiones vienen a la recepción cuando se hace dentro de una semana o
menos de las campañas, en cambio cuando pasa un mes o más entre el momento de
decisión y la reunión especial, los que asisten son menos del 25%. Es que el
nuevo necesita atención inmediata. La Cruzada Estudiantil para Cristo adiestraba
a sus obreros sobre la base de que dentro de las 48 horas posteriores a una
decisión había que tener la primera reunión de seguimiento con el recién
convertido. La confirmación rápida inmediatamente después de las decisiones es
vital para la continuación del nuevo.
LAS CLASES SOLIDIFICAN LAS DECISIONES TOMADAS
La Iglesia Cuadrangular en Guayaquil, Ecuador, tuvo una campaña
en el año 1962 que cambió su historia. Cada noche, de las 6 semanas de campana,
se convertían muchas personas. En función de los buenos frutos, los
organizadores decidieron comenzar el programa de cada noche con una clase
bíblica sobre la vida cristiana, especialmente para preparar a los convertidos
de las noches anteriores para el bautismo. Muchos de los asistentes en esta
forma recibieron una base amplia. El resultado fue que 1.500 nuevos fueron
bautizados en Guayaquil al finalizar la campaña (al comenzar la campaña eran 30
miembros). La capilla era insuficiente y debieron organizar ocho nuevas
iglesias.
El recién convertido tiene hambre de aprender, de entender, de
hacer. Hay que aprovechar los primeras semanas para acentuar una base sólida
para el resto de sus vidas. Estas clases deben incluir doctrina básica,
enseñanza práctica sobre la vida cristiana y una apologética básica que capacite
al nuevo para defender su nueva fe. Estas clases son más eficaces cuando
incluyen la oportunidad de discusión y contestación de peguntas.
APUNTAR A LA FAMILIA
Cuando la iglesia busca alcanzar al círculo familiar y a los
amigos, no sólo a una persona, se fortalece al nuevo. En México gané para el
Señor a un estudiante llamado Osear. Inmediatamente hicimos los arreglos de
visitarlo en su casa para una primera cita de discipulado y para conocer su
familia, quienes eran bien religiosos. Cuando fui a su casa. Osear me presentó a
su abuela, a su madre, sus hermanos y varios primos. Los invité a acompañamos en
un estudio sobre qué significa conocer a Jesucristo y comenzamos un estudio
bíblico en su casa; uno por uno se fueron entregando al Señor, todos.
Los padres temen a lo desconocido y los amigos se burlan o
menosprecian, pero cuando nos acercamos a ellos, en muchas ocasiones los
alcanzamos también a ellos. Además, cuando el ambiente natural de una persona
apoya la decisión y conversión y no pelea contra ella, es más probable que la
persona siga adelante.
EL ACONSEJAMIENTO
La mayoría de las personas se acercan al Salvador porque tienen
algún problema, aflicción o necesidad profunda que las lleva en búsqueda de una
solución. Cuando escuchan el mensaje responden pensando que eso resolverá sus
problemas. Si encuentran que el tiempo va pasando y la solución de su problema
no llega, tienden a abandonar. Aquí es donde nosotros necesitamos ser sabios y
aconsejar debidamente para solucionar los problemas fundamentales.
El borracho cuya esposa acepta al Señor, no necesariamente deja
de golpear a su esposa porque ella haya recibido a Cristo. El que está en una
crisis financiera, no paga automáticamente todas sus deudas, por más que haya
casos en que sí. Muchos problemas no se resuelven sólo porque alguien recibió a
Cristo, se necesita trabajar en ellos. Entonces, es vital que las personas
nuevas reciban el consejo y sean guiados a una comprensión de cómo Dios obra o
puede obrar en su situación.
ALIMENTO
Los mensajes alimenticios atraen y solidifican a las
decisiones. Quienes han aprendido el poder de la predicación, encontraron que
sus mensajes forman una parte importante en la solidificación de los nuevos.
Como decíamos antes, el nuevo desea aprender; a la vez, le cuesta entender
muchas cosas de la Biblia. Busca con ansias el escuchar a los que realmente le
dan entendimiento.
Muchas personas abandonan los lugares donde no escuchan más que
las mismas exhortaciones domingo tras domingo. Y no sólo ellos se desilusionan,
sino que no invitan a sus amigos y familiares por vergüenza o para no exponerlos
al aburrimiento. Tal vez, uno de los pecados más serios que un pastor puede
practicar es el dar mensajes aburridos y sin contenido. Generalmente, la oveja
va a donde le dan comida.
LOS PEQUEÑOS GRUPOS
En estos tiempos de varias iglesias grandes, se habla mucho de
los pequeños grupos, y es que es un buen método tanto para evangelizar como para
edificar. Un grupo, para ser útil, necesita tres factores fundamentales, como
mínimo: debe ser estable (contacto regular con las mismas personas). Debe haber
interacción (necesita haber conversación, discusión y relación entre las
personas). Debe ser dirigido por seres humanos, no por un grabador o televisor
(ellos pueden inspirar y dar información pero no amar o interactuar).
Todo pastor habla de la importancia de «congregarse» y usan el
versículo de Hebreos 10.24,25 como la base bíblica. Sin embargo, en muchas
iglesias no han practicado realmente estos versículos. El énfasis allí es que
cada uno debe ser involucrado en una interacción con oíros activamente:
«considerémonos unos a otros para estimularlos al amor y a las buenas obras…
exhortándonos…» Esto no ocurre en una iglesia grande, en un culto regular;
sólo uno o dos exhortan y estimulan a todos. Es de suma importancia y me las
iglesias se valgan de grupos chicos como la iglesia en Hechos. La gente allí se
reunía regularmente en las casas y crecían.Los resultados más duraderos que
nosotros hemos tenido en nuestra iglesia han salido de grupos chicos. Los grupos
que más crecimiento han producido son los que han sido estables, donde hay
interacción sobre la Biblia, la vida práctica y oración. Mientras más
significativo es el grupo para ellos, más crecen.
TRABAJO DURO
Sí, ya sé que no estoy facilitando la tarea sino agrandándola,
pero ésa es la misión que el Señor nos ha encomendado. Como apuntó alguien, el
único lugar en donde el éxito viene antes del trabajo es en el diccionario,
porque en todas las situaciones son necesarios el trabajo y la dedicación para
conseguir los propósitos propuestos.
Pocas cosas son tan remarcadas en la Biblia como la necesidad
de ser diligentes y esforzados en nuestros ministerios, y es en la fidelidad
diligente, en la fidelidad sacrificada cuando el Señor dice: «Bien, buen siervo
y fiel…» ¡Adelante, entonces, con la tarea!
Apuntes Pastorales, Volumen VI Número 2