¿Hasta cuando?

Puede expresar el sentir del pueblo de Dios en tiempos de grandes pruebas. Cuatro veces clama ¿hasta cuándo? Apela a Dios y se asombra por que demora en contestar. ¿Me olvidarás para siempre? Tal cosa no sería posible (Isa.49:15,16) Pero largas aflicciones prueban nuestra paciencia y muchas veces la cansa.
Es una tentación común pensar que las aflicciones son largas y caer en desesperanza .

Cuando Dios demora tendrá sus razones. “Nunca llegará antes de su tiempo -pero nunca llegará tarde” Los enemigos en el salmo podrán representar cualquier enemigo, visible o invisible; terrenal o diabólico. El lugar donde discutir acerca de nuestras tristezas será en la presencia de Dios y allí podremos ser sinceros y honestos.
Cualquier cosa que nos hace poner de rodillas para orar nos hará bien. “Será mejor orar desde el vientre de una ballena que quedarse dormido en la nave”. Vemos en todo, la tierna comprensión y paciencia de Dios. Escucha las quejas y es evidente que contesta porque vemos que todo se ha cambiado y la tristeza se ha quedado sumergida en el canto.

¿Por qué el cambio? La razón es Dios ante quién ha derramado su alma. Si lleváramos nuestras tristezas al trono de la gracia como lo hizo Ana, iríamos también como ella, “no estuvo más triste” (l Sam.l:18)  El tiempo de las tinieblas es también el tiempo de escuchar a Dios y no de hablar a todo el mundo de ellas. Es posible que tengan un mensaje especial para pasar a otros una vez que estemos de nuevo en la luz.

En los dos últimos versículos canta. Sus pruebas no son menos, pero su confianza está en Dios. Los favores de Dios deben despertar gratitud en el alma. ¿Hasta cuándo? “me ha hecho bien” y Aquel quien le hizo bien nunca dejará de hacerlo. Todos los hijos de Dios deben comenzar a alabar a Dios aquí ahora y así entonar sus almas para la alabanza inmortal y eterna.
Walter T. Bevan