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Impacto profundo

Impacto profundo

Nuestra cultura vive a toda prisa y solo se enfoca en idolatrar a las personas de gran atractivo y de carácter superficial. ¿No me cree? Observe la proliferación de programas de televisión que tienen que ver con personas famosas por el solo hecho de ser famosas. Esas personas no aportan nada, no representan nada ni logran ningún objetivo, sin embargo, la televisión y el periodismo amarillista habla de ellos todo el tiempo. Por supuesto, esto no es nada nuevo. Todas las generaciones han tenido su conjunto de ídolos superficiales. Afortunadamente, en medio de ellos existen hombres y mujeres de gran fortaleza y dignidad que se elevan por encima de los demás como si fueran robles en medio de arbustos insignificantes. Para ellos, la profundidad supera a la superficialidad. A estas personas no les interesa la imagen superficial y prefieren ser transparentes y auténticos. En vez de una vida llena e luces, estas personas se enfocan en lo que realmente es importante y que tenga un impacto duradero. Para ellos, pulir la imagen es una pérdida de tiempo ya que su interés yace en profundizar el carácter.

Permítame dar una ilustración que sirve como comparación entre las carreras de dos escritores americanos. Ambos eran buenos amigos, compañeros de clase y vecinos del mismo barrio cuando eran niños. Me refiero a Harper Lee y Truman Capote.

Truman era un chico excéntrico y solitario con un talento innato para escribir. Cuando sus padres se divorciaron, él tenía cuatro años. Se mudó con sus parientes en Monroeville, Alabama. Mientras otros niños jugaban, él se concentraba en las palabras, la gramática y la narrativa de las historias. En poco tiempo, conoció a una chica atolondrada llamada Harper y se hicieron grandes amigos. Ambos compartían un gran gusto por la escritura y la literatura.

A los doce años, Truman regresó a Nueva York para vivir con su madre y su padrastro. Mientras estaba en la secundaria, trabajaba en el departamento de arte de la revista New Yorker y allí continuó afinado su talento. Poco después de su graduación, obtuvo varios premios por algunas de sus historias y publicó su primera novela Other Voices, Other Rooms, (Otras voces, otros ámbitos). Aunque su libro pasó nueve semanas en la lista de los libros más vendidos, fue su retrato controversial de la sobrecubierta lo que lo catapultó a la fama y atrajo la fascinación pública que él siempre añoraba. Tenía la atención de la sociedad de Nueva York, pero todavía no podía ser parte de la élite conocida en esa época como el “jet set”.

En 1959, él y su amiga Harper Lee empezaron la investigación de su novela In Cold Blood (A sangre fría). Unos años antes, Harper se había mudado a Nueva York para convertirse en escritora. Trabajó un tiempo como empleada en una aerolínea para poder sostenerse hasta que unos amigos le dieron un regalo invaluable. Una navidad, ella abrió una nota que decía: “Tienes todo un año para escribir lo que quieras. No tienes que trabajar. Feliz Navidad”. Estos amigos la apoyaron financieramente durante el año 1958 y asi ella pudo completar el borrador de su libro To Kill a Mockingbird” (Matar un ruiseñor). El siguiente año, ella pulió y perfecciono el manuscrito hasta completarlo en 1959. Una vez que el manuscrito fue enviado a la imprenta, ella ayudó a su amigo Truman en la investigación de su libro.

En 1960, Harper publicó su novela y esta se convirtió en un clásico instantáneo, ganando prácticamente todos los honores literarios que había en la época, incluyendo el primer Pulitzer. Un dato interesante es que su libro se convirtió en la obra literaria más influyente del movimiento del derecho civil de la comunidad afroamericana, aparte del libro de Harriet Beecher Stowe titulado La Cabaña del Tío Tom. No obstante, en vez de buscar los halagos, ella se alejó del ojo público y dio su última entrevista en 1964. Cuando le preguntaron si iba a escribir otra novela, dijo: “He dicho lo que tenía que decir, no creo que tenga que decirlo otra vez.”

Capote, por otro lado recibió la fama que buscaba cuando su libro A sangre fría fue publicado. Su principal meta no era escribir una obra literaria. Para él, su objetivo principal era ser famoso y reconocido como un autor extraordinario. En los años setenta y principios de los ochenta, casi todas las personas en los Estados Unidos conocían el nombre de Truman Capote, al cual equipaban con la imagen pomposa de un autor que no había escrito nada interesante desde 1966. El alcohol, las drogas y la fama acabaron con el hombre que Norman Mailer consideraba el “mejor escritor de mi generación”.

Al final, Gore Vidal, un rival de Truman, se refirió a la muerte del autor como “una buena decisión en su carrera.”

Dos escritores talentosos y singulares, con dos perspectivas diferentes al realizar sus obras. Lee escribió una obra monumental y luego decidió evitar el elogio público. Capote escribió con el único deseo de ser famoso. Irónicamente, el libro Matar un ruiseñor sigue siendo parte de la literatura obligatoria en la mayoría de las escuelas en los Estados Unidos.

Reflexión
Cuando utiliza sus dones o sus talentos, ¿cuál es su motivación principal? ¿Cómo puede utilizar sus talentos para ser una persona con mayor profundidad? ¿De qué forma cree que la profundidad de carácter en una persona afecta su impacto en los demás?

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2015 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.