Joseph Priestley
UNA VENTANA AL PASADO
Joseph Priestley
“Su versatilidad, entusiasmo, diligencia y compasión; su gran curiosidad por todas las cosas, fueran físicas, morales o sociales; sus contribuciones a la ciencia, la teología, la filosofía y la política; su peculiar conexión con la Revolución [francesa], y su triste historia llena de sufrimientos inmerecidos quizás lo conviertan en el héroe del siglo XVIII.” (Frederic Harrison, filósofo).
¿POR qué fueron tan sobresalientes los logros de Joseph Priestley? Porque sus descubrimientos y escritos han influido en la forma en la que las personas ven la naturaleza de Dios, el papel del gobierno y hasta el aire que respiramos.
Fuera en el campo de la ciencia o de la religión, Priestley rechazó las teorías y costumbres falsas a fin de defender la verdad. Veamos cómo.
Tras conocer al científico estadounidense Benjamin Franklin en 1765, Joseph Priestley —quien hasta entonces solo había visto la ciencia como pasatiempo— comenzó a experimentar con la electricidad. Sus colegas quedaron tan impresionados con sus descubrimientos que al año siguiente lo eligieron miembro de la prestigiosa institución científica Royal Society, de Londres.
Posteriormente, Priestley se interesó en la química. Al poco tiempo descubrió varios gases, entre estos, el amoníaco y el óxido de nitrógeno (o gas de la risa). También inventó el agua carbonatada mezclando agua con dióxido de carbono.
En 1774, mientras hacía experimentos en el sur de Inglaterra, logró aislar un gas que aumentaba la brillantez de las velas. Luego puso un ratón en un recipiente de cristal e introdujo 60 mililitros (2 onzas) de ese gas. El ratón sobrevivió el doble del tiempo que hubiera sobrevivido si hubiera estado en un recipiente solo con aire. Priestley mismo inhaló el gas y dijo que lo hizo sentir ligero y que pudo respirar mejor por un rato.
Había descubierto el oxígeno.* No obstante, lo llamó aire desflogistizado pensando que era aire ordinario que carecía de flogisto, una supuesta sustancia que se creía que dificultaba la combustión. Aunque Priestley llegó a la conclusión equivocada, muchos piensan que este descubrimiento fue “el más importante de su vida”.
Así como Priestley opinaba que las teorías preconcebidas ocultaban la verdad científica, también opinaba que la tradición y el dogma ocultaban la verdad religiosa. Irónicamente, en su búsqueda por esa verdad, adoptó algunas ideas antibíblicas. Por ejemplo, en cierto momento de su vida llegó a pensar que la Biblia no era inspirada por Dios. Tampoco creía que Jesús hubiera vivido en el cielo antes de venir a la Tierra.
“Si la ciencia es la búsqueda de la verdad, entonces Priestley era un verdadero científico.” (Katherine Cullen, bióloga)
Por otro lado, Priestley desenmascaró algunas doctrinas falsas que hasta el día de hoy enseñan las principales religiones. Escribió que la verdad que enseñaron Jesús y sus discípulos se corrompió con ideas falsas como la Trinidad, la inmortalidad del alma y la veneración de imágenes, algo que la Biblia condena.
Las ideas religiosas de Priestley y su apoyo a las revoluciones americana y francesa indignaron a sus compatriotas ingleses. En 1791, una turba destruyó su casa y su laboratorio, por lo que tuvo que huir a Estados Unidos. Aunque Joseph Priestley es recordado principalmente por sus descubrimientos científicos, él creía que aprender de Dios y su propósito era “algo mucho más importante”.
El químico sueco Carl Scheele ya había logrado aislar este gas, pero no publicó sus resultados. Tiempo después, el químico francés Antoine-Laurent Lavoisier le dio el nombre oxígeno.
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Joseph Priestley nació en 1733 cerca de Leeds (Inglaterra).
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En el campo de la ciencia se le atribuye el descubrimiento de varios tipos de gases.
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Como teórico político promovió la libertad de expresión y de culto y el derecho a la educación.
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En el ámbito religioso rechazó muchas doctrinas tradicionales, como la Trinidad y la inmortalidad del alma.
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En 1794, Priestley huyó a Estados Unidos, donde murió casi diez años después.
En 1791, una turba destruyó la casa y el laboratorio de Priestley
Priestley descubrió que muchas tradiciones religiosas contradicen lo que enseña la Biblia. Veamos algunos ejemplos:
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Tradición: Jesús es igual a Dios.
Verdad bíblica: Jesucristo dijo: “El Padre es mayor que yo” (Juan 14:28).
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Tradición: El alma es inmortal.
Verdad bíblica: “El alma que peca… ella misma morirá” (Ezequiel 18:4).
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Tradición: Se pueden usar imágenes para adorar a Dios.
Verdad bíblica: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré yo mi propia gloria, ni mi alabanza a imágenes” (Isaías 42:8).
Fuente: ¡Despertad!