Una gran realidad es que a la mayoría de las personas no les gusta escuchar mensajes fuertes, sino que prefieren escuchar que no importa lo que hagan, todo estará bien al final. En otras palabras, a la mayoría de las personas les gusta escuchar cuentos de hadas y fábulas, en vez de escuchar la verdad de Dios. ¿Por qué sucede esto?
Esto es algo que sucede porque la verdad de Dios nos da convicción de error y pecado[1], algo que en la mayoría de los casos no queremos escuchar, o no estamos dispuestos a dejar. Sin embargo los cuentos y fábulas nos mantienen entretenidos, pero apartados de la verdad de Dios. Así que para complacer a todos los que prefieren escuchar un cuento bonito, hoy les hare el cuento de La Bella Durmiente[2]. Pasemos ahora a la Palabra de Dios.
Proverbios 6:9 – Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Permítanme parafrasear el cuento.
Había una vez un rey y una reina que deseaban mucho tener un hijo, pero no podían. Un día mientras la reina se bañaba, salto una rana y le dijo que su deseo seria realizado. Lo que le dijo la rana fue realizado, y los reyes tuvieron una niña preciosa. Al nacer la niña los reyes estaban tan contentos que hicieron una gran fiesta para celebrar su nacimiento. Los reyes no solamente invitaron a sus familiares, amistades, y a los miembros distinguidos de la corte, sino que también invitaron a un grupo de hadas, para que ellas fueran amables y generosas con la niña. En el reino había trece hadas, pero ellos solamente tenían doce platos de oro para servir en la cena, así que tuvieron que eliminar una invitación.
La fiesta se llevó a cabo con el máximo esplendor, y cuando llegó a su fin, las hadas fueron obsequiando a la niña con los mejores y más maravillosos regalos que pudieron: una le regaló la virtud, otra la belleza, la siguiente riquezas, y así todas las demás, con todo lo que alguien pudiera desear en el mundo.
Cuando once de ellas habían dado sus obsequios, de pronto entró la que había sido eliminada de la lista de invitación. Ella quería vengarse por no haber sido invitada, y sin ningún aviso, y sin mirar a nadie, gritó con voz bien fuerte: “¡La hija del rey, cuando cumpla sus quince años, se pinchará con un huso de hilar, y caerá muerta inmediatamente!” Y sin más decir, dio media vuelta y abandonó el salón.
Todos quedaron atónitos, pero quedaba una que aún no había anunciado su obsequio; entonces paso al frente, y aunque no podía evitar la malvada sentencia, sí podía disminuirla, y dijo: “¡Ella no morirá, pero entrará en un profundo sueño por cien años!” Para evitar la sentencia malvada que había sido pronunciada, el rey ordeno que toda máquina hilandera o huso en el reino fuese destruido. Mientras tanto, los regalos de las once hadas se fueron cumpliendo en la niña, y creció a ser una joven hermosa, modesta, de buena naturaleza y sabia, y cuanta persona la conocía, la llegaba a querer profundamente. Pero en el mismo día que cumplió sus quince años, la joven descubrió una habitación en el castillo donde había una anciana sentada frente a un huso, muy ocupada hilando su lino.
– “¿Qué haces con eso?” preguntó la princesa.
– “Estoy hilando una vestidura de seda para la reina,” dijo la anciana.
– “¿Qué es esa cosa que da vueltas sonando tan lindo?” preguntó la princesa.
– Es mi maquina de hilar, ¿quieres tratar?, contesto la anciana en una voz dulce y suave.
La princesa entonces tomó el huso para también hilar, pero en cuanto lo tocó, el decreto mágico se cumplió, y ella se punzó el dedo con él.
En cuanto sintió el pinchazo, la princesa cayó sobre una cama que estaba allí, y entró en un profundo sueño. Y ese sueño se hizo extensivo para todo el territorio del palacio. El rey y la reina quienes estaban justo llegando a casa, y habían entrado al gran salón, quedaron dormidos, y todo ser viviente dentro del castillo con ellos.
Alrededor del castillo comenzó a crecer una red de espinos, que cada año se hacían más y más grandes, tanto que lo rodearon y cubrieron totalmente, de modo que nada de él se veía, ni siquiera una bandera que estaba sobre el techo.
Pero la historia de la bella durmiente, que así la habían llamado, se corrió por toda la región, de modo que de tiempo en tiempo hijos de reyes llegaban y trataban de atravesar el muro de espinos queriendo alcanzar el castillo. Pero era imposible, pues los espinos se unían tan fuertemente como si tuvieran manos, y los jóvenes eran atrapados por ellos, y sin poderse liberar, obtenían una miserable muerte.
Y pasados cien años, otro príncipe llegó también al lugar, y oyó a un anciano hablando sobre la cortina de espinos, y que se decía que detrás de los espinos se escondía una bellísima princesa, llamada Preciosa Rosa, quien ha estado dormida por cien años, y que también el rey, la reina y toda la corte se durmieron por igual. Y además había oído de su abuelo, que muchos hijos de reyes habían venido y tratado de atravesar el muro de espinos, pero quedaban pegados en ellos y tenían una muerte sin piedad. Entonces el joven príncipe dijo:
-“No tengo miedo, iré y veré a la bella Preciosa Rosa.”-
El buen anciano trató de disuadirlo lo más que pudo, pero el joven no hizo caso a sus advertencias.
El príncipe siguió avanzando, y por fin llegó a la habitación donde Preciosa Rosa estaba dormida. Ahí yacía, tan hermosa que él no podía mirar para otro lado, entonces se detuvo y la besó. Pero tan pronto la besó, Preciosa Rosa abrió sus ojos y despertó, y lo miró muy dulcemente.
Entonces ambos bajaron juntos, y el rey y la reina despertaron, y toda la corte con ellos.
Días después se celebró la boda del príncipe y Preciosa Rosa con todo esplendor, y vivieron muy felices hasta el fin de sus vidas. Colorín, colorado, este cuento está acabado. Así que calabaza, calabaza, cada uno pa su casa.
Ya sé que algunos deben estar pensando, el pastor se ha vuelto loco. Pero la realidad del caso es que esto no ha sucedido aun. Permítanme explicarles el cuento; examinemos los personajes de este cuento de cuna para determinar si en verdad me he vuelto loco.
La Bella Durmiente somos todos los seres humanos. ¿Por qué digo esto? Lo digo por dos razones. Número uno; la gran realidad es que la mayoría de la humanidad ha caído o está completamente influenciada por al hechizo de Satanás. Esto es algo que queda mejor explicado por el apóstol Pablo en 2 Corintios 4:3-4 cuando leemos: “…Y si el evangelio que anunciamos está como cubierto por un velo, lo está solamente para los que se pierden. 4 Pues como ellos no creen, el dios de este mundo los ha hecho ciegos de entendimiento, para que no vean la brillante luz del evangelio del Cristo glorioso, imagen viva de Dios…” (Traducción Dios Habla Hoy).
Número dos; todos fuimos hechos bellos y perfectos por Dios. Esto es algo que se nos dice claramente en Génesis 1:27 cuando leemos: “…Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó…” Pero lo que sucedió fue que la desobediencia del hombre le alejó de la presencia de Dios[3]. Y esto es algo que continúa sucediendo hoy en día. Digo esto porque la realidad es que cuando llegamos a cierta edad, en otras palabras, a la adolescencia, la mayoría de nosotros llegamos a pensar que lo sabemos todo; llegamos a pensar que podemos hacer lo que quiera, y esto nos conduce a la desobediencia y a la rebeldía. Nuestra desobediencia es lo que nos impide recibir las bendiciones que Dios tiene para nosotros. Nuestra rebeldía en contra de Su verdad, es la que nos mantiene encerrados dentro de muros rodeados y completamente cubiertos de espinos que nos atrapan. La desobediencia y la rebeldía a Dios y Su Palabra en toda ocasión causarán que caigamos enredados en la trampa del enemigo.
Las doce hadas son los falsos profetas y ministros que mantienen a las personas entretenidas y alejadas de la verdad de Dios. En otras palabras, personas que prometen cosas que no pueden cumplir, e inventan enseñanzas que no concuerdan con la Palabra de Dios. Esto es algo que se nos ha advertido con anticipación según encontramos en Judas 1:4 cuando leemos: “…Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo…”
Desdichadamente el número de personas malvadas que usan la Palabra de Dios para solamente obtener su propio provecho continua aumentando. Y con palabras suaves y bonitas, con cuentos de hadas, entretienen o hipnotizan a las personas para que abandonen lo que bien conocen es la verdad. En otras palabras con cuentos y filosofías convierten la gracia de Dios en libertinaje. Y debido a esto, muchos llegan a pensar que no importa lo que hagan, todo está bien y que pueden continuar un estilo de vida en contra de la Palabra de Dios. Pero la verdad de Dios es muy diferente a esta manera de pensar. Fíjense bien en lo que encontramos en Romanos 6:1-2 para que entiendan bien: “..¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 2En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?..” Así que cualquiera que te diga algo contrario a esto te esta mintiendo.
Muchos tratan de engañarnos diciendo que Dios es todo misericordioso, y con unas oraciones Él nos perdona todo, así que podemos continuar viviendo fuera de Su verdad. ¿Puede ser esto verdad? Hasta cierto punto si lo es. Dios es misericordioso, pero nunca nos olvidemos de lo que Dios le dijo a Jeremías cuando el pueblo de Judá persistía en la idolatría y rebelión, como encontramos en Jeremías 7:16 cuando leemos: “…Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré…” Esta es la completa verdad de Dios. Dios es misericordioso, pero cuando perseveramos en el pecado en vez de en la santidad, Dios no escucha tus oraciones.
La hada malvada es Satanás y los poderes de las tinieblas. Nunca nos olvidemos que el diablo es el padre de la mentira. Esto es algo que el Señor nos dice claramente en Juan 8:44 cuando leemos: “…Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira…” Y este mismo es quien inspira las falsas religiones, los falsos profetas, y los falsos ministros. Fíjense bien en lo que encontramos en 2 Corintios 11:13-15 para que entiendan bien lo que les quiero decir. La Palabra nos dice: “…Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 14Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras…” En nuestro cuento la hada malvada se disfrazó como una anciana inocente para poder cumplir su propósito. Con apariencia de una anciana dulce e inocente causó que la princesa pinchara su dedo con el huso. Y Satanás y los poderes de las tinieblas de disfrazan de igual manera para engañar y apartar a la humanidad de Dios, ya que como todos sabemos “…la paga del pecado, es muerte…” (Romanos 6:23).
Nos falta solo un personaje. Y este personaje lo encontramos en Isaías 9:6 cuando leemos: “…Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz…” El príncipe es nuestro Rey y Salvador Jesucristo[4]. En obediencia al Padre, y por amor a la humanidad: “…Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres…” (Filipenses 2:5-7), Reina Varela – 1995. Por amor, Cristo vino a este mundo a salvar a la humanidad[5].
Cristo atravesó los muros del castillo que nos mantenían atrapados. Cristo deshizo los muros de espinos que nos mantenía encerrados y esclavos. “…Cristo hizo suyos nuestros pecados, y por eso murió en la cruz. Lo hizo para que nosotros dejemos por completo de hacer el mal, y vivamos haciendo el bien. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados…” (1 Pedro 2:24), Traducción en lenguaje actual.
Para concluir. Existen muchas personas que se han pinchado con el huso; en otras palabras, que han caído en la trampa del pecado, y han quedado dormidas profundamente. Y es por eso que ahora repito: “…Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?..”
Existen muchas personas que al igual que la Bella Durmiente han sido engañadas, y se encuentran profundamente dormidas. Existen muchas personas atrapadas detrás de muros de espinos que no les permite salir. ¿Por qué sucede esto? La realidad es que existen numerosas razones por la que esto puede suceder; pero la razón principal o la más comúnmente expresada es que muchos dicen que no entienden la Palabra de Dios. Y es exactamente por esa razón que tantos caen enredados en las mentiras, y las falsas enseñanzas. Es exactamente por esa razón que tantos caen profundamente dormidos en el pecado. Pero todo no está perdido; ¡nuestro Príncipe esta aquí!
No tenemos que ser expertos en la Palabra; no tenemos que ser eruditos y maestros, lo único que tenemos que hacer es recordar lo que el Señor nos dice en Juan 14:15 cuando leemos: “…Si me amáis, guardad mis mandamientos…” La realidad es que si no estamos haciendo esto, si no estamos guardando y aplicando la Palabra de Dios en nuestra vida, entonces nunca podremos recibir la liberación que Cristo murió en la cruz para entregarnos. Nuestro Príncipe valiente y glorioso está aquí para despertarnos, así que: “…¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?..”
[1] Hebreos 4:12
[2] The Brothers Grimm, published in 1812
[3] Génesis 2:16-17; 3:6-19
[4] Mateo 1:22-23
[5] Juan 3:16; Juan 12:47