LA BURLA DEL UNGIDO

“Entonces marchó el rey con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que moraban en aquella tierra; los cuales hablaron a David, diciendo: Tú no entrarás acá, pues aun los ciegos y los cojos echarán (queriendo decir: David no puede entrar acá). Pero David tomó la fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de David. Y dijo David aquel día: Todo el que hiera a los jebuseos, suba por el canal y hiera a los cojos y ciegos aborrecidos del alma de David. Por esto se dijo: Ciego ni cojo no entrará en la casa” (2 S. 5:6–8).

Introducción

Los versículos 6 al 10 del capítulo 5 de Segundo Samuel presentan un cuadro de la conquista de Jerusalén por parte del ungido. Los jebuseos tenían en Sión su fortaleza militar, la cual parecía impenetrable pero el ungido y sus hombres penetraron a la misma por el túnel de agua, llegando a ser reconocida como “la Ciudad de David” (5:9) y “Jerusalén” (tierra de paz) (5:6).

Los ungidos son creyentes que toman las fortalezas del enemigo en el sentido espiritual. En la ciudad de Sión, los jebuseos tenían su fortaleza de contención en lo natural, pero en lo espiritual allí había una fortaleza de dominio y gobierno espiritual. Por medio del ungido Dios establece allí un principado espiritual en lo sobrenatural con él.

Los jebuseos con irónica burla le expresaron al ungido que este no podría entrar a su ciudadela, pero no sabían que le sería entregada a él por Dios y para su gloria.

  1. La burla

“…Tú no entrarás acá, pues aun los ciegos y los cojos te ancharán (queriendo decir David no puede entrar acá)” (5:6).

Los jebuseos tratan de intimidar condicionar y desanimar al ungido. Le expresan un mensaje derrotista y pesimista. Buscaban enfocarlo en los imposibles, más que en las posibilidades. En asaltarle su fe con el enemigo de la duda.

Los ungidos son creyentes de marcha: “marchó el rey con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos…” (5:6). Muchos ungidos marchando espiritualmente han tomado fortalezas enemigos. Pero estas marchas deben ser iniciados por Dios mismo.

Los jebuseos sarcásticamente decían: “Tú no entraras acá pues aun los ciegos y los cojos te echarán” (queriendo decir: David no puede entrar acá) (5:6). Notemos su lenguaje de desprecio. O sea: “Tú que ves, los ciegos podrán más que tú. Tú que andas, los cojos podrán más que tú”.

La táctica del enemigo es buscar producir en los ungidos un complejo de inferioridad. Es de que desarrollen un actitud de impotencia mental de parálisis emocional y de dañarle su voluntad con la inseguridad.

  1. La repuesta

“Y dijo David aquel día: Todo el que hiera a los jebuseos, suba por el canal y hiera a los cojos y ciegos aborrecidos del alma de David. Por esto se dijo: Ciego ni cojo no entrará en la casa” (5:8).

El ungido ya tenía el plan y la estrategia para la conquista de la fortaleza enemiga. A pesar de su seguridad y posición, el ungido descubre que aquel canal de suministro de agua, posiblemente el de Siloé, sería el canal de la conquista.

Por el mismo sus tropas se introdujeron y asaltaron sorpresivamente a los jebuseos. El ungido ordenó a sus tropas que hirieran “a los cojos y ciegos aborrecidos del alma de David”.

El ungido habló con fe, con aplomo y muy seguro de su victoria. Su lenguaje fue positivo, entusiasta y llenó de seguridad. La opinión de otros, no afectaba la opinión de sí mismo.

Además, el ungido establece una tradición que recordaría este suceso: “Ciego ni cojo no entrará en la casa”. El cojo que ponían a la puerta del templo llamada la Hermosa (Hch. 3:2); nos recuerda de la prohibición del ungido.

Muchos por su falta de visión espiritual y por no andar en la visión espiritual, también serán excluidos de la bendición espiritual. El que aborrece al ungido visionario, aborrece su unción y visión; la unción no se puede separar del ungido, ni la visión del visionario. Así como Moisés no se puede separar del Decálogo, ni Pablo de los epístolas.

III. La seguridad

“Y David moró en la fortaleza, y le puso por nombre Ciudad de David, y edificó alrededor desde Milo hacia adentro” (5:9).

El problema grave y serio de muchos es que toman fortalezas enemigas, pero no las ocupan. Hacen retroceder al enemigo pero no levantan cuarteles de contención. Tomar territorio espiritual sin ocuparlo, es perderlo posteriormente al enemigo. Evangelizar sin discipular es hacer la “gran omisión” con la “Gran Comisión”.

Leemos: “Y David moró en la fortaleza”. La tomó y la ocupó. Ministrar sin el seguimiento de la consejería, es dejar a la persona expuesta.

Leemos: “y le puso por nombre la Ciudad de David”. La reclamó como posesión suya. En el mundo espiritual lo que le quitamos al diablo lo reclamamos como nuestro. Esos territorios espirituales hay que anexarlos al territorio del reino de Dios.

Leemos: “y edificó alrededor desde Milo hacia adentro”. La Biblia de las Américas lee: “Y edificó David la muralla en derredor desde Milo hacia adentro”.

Los ungidos saben edificar murallas alrededor de lo que han tomado. Establecen muros de protección alrededor de lo que tienen. Así como los ungidos le arrebatan al enemigo, este también quiere recuperar lo que tenía. Por esto las defensas serán más fuertes.

  1. El progreso

“Y David iba adelantando y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los ejércitos estaba con él” (5:10).

Primero, “y David iba adelantando”. El ungido no se retrasa se adelanta. No se detiene se extiende. Su visión siempre lo adelanta. Se mueve al progreso. No es una laguna de aguas estancadas, es un río caudaloso que arrastra oportunidades y lleva bendiciones a otros.

Segundo, “y engrandeciéndose”. Dios lo hacia grande. En 2 Samuel 3:2 se dice también: “pero David se iba fortaleciendo”. El mundo da una grandeza distorsionada, Dios da una grandeza integrada. En Él se crece en todas las dimensiones.

Tercero, “y Jehová Dios de los ejércitos estaba con él”. Ese era el gran secreto del ungido; su comunión continua con el Dios del cielo. Para los hebreos su Dios era un Dios de guerra, que se interesaba en la seguridad y protección de su pueblo Israel. En nuestra guerra contra los espíritus de las tinieblas, Jesucristo es General en Jefe del ejército de la luz.

Conclusión

(1) El ungido no permitirá que sus enemigos lo desanimen. (2) El ungido será una persona de estrategia y de fe. (3) El ungido une la liberación con la ocupación. (4) El ungido progresa por causa de su relación con Dios.

Kittim, S. (2002). David el ungido – sermones de grandes personajes bíblicos : Kittim, Silva (201). Grand Rapids, Michigan, EE. UU. de A.: Editorial Portavoz.