Watchman Nee
Si una persona se consagra o no dependerá de cuán saludable haya sido su experiencia de salvación. Si una persona considera que su fe en el Señor Jesús es un favor que le hace, y su fe en Dios es un acto de cortesía hacia Él, será inútil hablarle de la consagración
LA CONSAGRACIÓN
Lectura bíblica: Éx. 28:1-2, 40-41; 29:1-25; Lv. 8:14-28; Ro. 6:13, 16, 19; 12:1; 1 Co. 6:19-20; 2 Co. 5:14-15
Examinemos el asunto de la consagración cristiana.
Si una persona se consagra o no dependerá de cuán saludable haya sido su experiencia de salvación. Si una persona considera que su fe en el Señor Jesús es un favor que le hace, y su fe en Dios es un acto de cortesía hacia Él, será inútil hablarle de la consagración.
Es igualmente vano hablar de consagración con una persona que cree estar promoviendo la causa cristiana y que considera su conversión como un honor para el cristianismo. Estas personas no han tenido un buen comienzo en la fe cristiana y, por ende, es imposible esperar que se consagren.
Debemos darnos cuenta de que es el Señor quien nos ha concedido Su gracia y Su misericordia; y es Él quien nos ama y nos ha salvado. Esta es la única razón por la cual nos consagramos totalmente a Él.
La consagración es algo que se enseña tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. Hay muchos pasajes en el Nuevo Testamento, como por ejemplo Romanos 6 y 12, que nos hablan de este tema. La consagración se muestra en el Antiguo Testamento en Éxodo 28 y 29 así como en Levítico 8, donde se menciona especialmente la consagración de Aarón y su familia.
Aunque la consagración es la primera experiencia básica de nuestro servicio a Dios, no encontramos muchas enseñanzas al respecto que provengan directamente de la Palabra de Dios. Necesitamos estudiar los versículos mencionados para entender el significado de la consagración.
LA BASE DE LA CONSAGRACIÓN
En 2 Corintios 5:14-15 se nos muestra claramente que el poder para constreñir que tiene el amor del Señor es la base para que los hijos de Dios vivan para Aquel que murió y resucitó por ellos.
El hombre vive para el Señor por haber sido constreñido por el amor del Señor. Según el idioma original, la palabra constreñir se puede traducir como “presionar por todos los lados”, lo cual quiere decir, sentirse limitado, restringido y fuertemente atado. El amor del Señor nos ha cautivado y no nos podemos escapar.
Cuando una persona está enamorada, se siente atada. Nosotros hemos sido atados por Él y no hay escape; Él murió por nosotros, y nosotros debemos vivir para Él. Así que el amor es la base de la consagración. Un hombre se consagra al Señor porque ha sentido Su amor.
Sin esta experiencia nadie puede consagrase al Señor,es decir, una persona debe experimentar el amor del Señor para poder consagrarse a Él. Cuando sentimos el amor del Señor, espontáneamente nos consagramos a Él.
La consagración no sólo se basa en el amor que el Señor tiene por nosotros, sino también en que Él ha adquirido ciertos derechos sobre nosotros. Como se revela en 1 Corintios 6:19-20: “Y que no sois vuestros … Porque habéis sido comprados por precio”.
Nuestro Señor dio Su vida por nosotros, incluso Él se dio como rescate a fin de adquirirnos de nuevo para Sí mismo. Somos los que han sido comprados por el Señor. Debido a que el Señor nos redimió; por eso voluntariamente le cedemos nuestra libertad. Ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que le pertenecemos a Él, somos Suyos, y debemos glorificar a Dios en nuestros cuerpos.
El Señor nos compró por un precio, y ese precio es la sangre que Él derramó en la cruz. Así que le pertenecemos al Señor porque Él adquirió ese derecho sobre nosotros.
Así pues, tenemos que tener bien claro que somos personas que han sido compradas por el Señor. El Señor nos compró pagando el más elevado de los precios. Él no nos compró con oro o plata, sino con Su propia sangre. En esto vemos tanto Su gran amor como el derecho que Él tiene sobre nosotros.
Servimos al Señor porque Él nos ama y le seguimos porque Él tiene derecho sobre nosotros. Este amor y este derecho obtenido mediante la redención nos constriñen a entregarnos a Él.
La consagración está basada tanto en el derecho que Él tiene sobre nosotros como en Su amor por nosotros. Este es un derecho legal, y va más allá del sentimental amor humano. Es por estas dos razones que tenemos que entregarnos a Él.