La enseñanza relevante: ¿Son adecuados nuestros métodos?

por Nydia de Alba

No podemos asegurar que exista una enseñanza eficaz que resuelva todos los problemas de los educadores, pero sí se puede decir que la aplicación adecuada de ciertas reglas puede facilitar la obtención de mejores resultados. Qué mejor ejemplo que el de nuestro Señor Jesús que adecuaba sus enseñanzas al contexto y cultura de la comunidad e individuos que lo seguían.

En este modelo de enseñanza el carpintero experto modela y muestra al aprendiz de carpintería cada uno de los pasos que tiene que realizar para hacer una silla, entrenándolo e indicándole cómo tiene que realizar la tarea. Con el tiempo el carpintero va disminuyendo su ayuda hasta lograr que el aprendiz haga una silla por sí solo; durante todo este período el maestro de carpintería proporciona ayuda sólo cuando es necesaria y continúa entrenándolo en la construcción de otros objetos.


En este ejemplo se pueden apreciar tres conceptos que es necesario recordar cuando este modelo se lleva a la práctica: modelado, entrenamiento y disminución de ayuda. Es esencial que el instructor como experto modele y transfiera al alumno las formas de actuar para realizar la tarea permitiendo que el alumno la practique y ejecute con la guía y ayuda del instructor (entrenamiento). Un aspecto fundamental de este entrenamiento es el desvanecimiento gradual de la ayuda, los alumnos obtienen sugerencias y apoyo por parte del instructor cuando ellos lo requieren, pero este apoyo va disminuyendo conforme los alumnos adquieren mayor habilidad para realizar la tarea.


Bajo estas circunstancias, el instructor ya no puede ser un simple transmisor de conocimientos, sino más bien debe considerarse un apoyo que transmita a sus alumnos sus habilidades de experto. Para que este modelo pueda ser aplicado es necesario que los conocimientos sean enseñados en contextos reales donde los contenidos a aprender se usen en las situaciones donde comúnmente se utilizan en la sociedad.



¿Qué tipo de enseñanza es, pues, la más eficiente?



Es importante recalcar que no existe «la enseñanza mágica» que responda a todos los interrogantes de cualquier educador; sin embargo se puede hablar de principios que facilitan la instrucción, pero cuyos resultados dependen de la situación en la que cada educador se encuentre.


A continuación describiremos tres de estos principios y sus aplicaciones prácticas en el ámbito educativo. Estas propuestas tienen su origen en teorías educativas, específicamente en la cognitiva y la sociocultural que buscan una respuesta a la manera cómo los individuos aprenden y estudian los factores que influyen en su aprendizaje.



Factores sociales y culturales



Se ha descubierto la importancia que juegan los factores sociales y culturales en el aprendizaje de los individuos, especialmente en el de los niños. Cuando un niño aprende cualquier conocimiento, este conocimiento no se adquiere de manera natural y por sí solo en el niño, sino que él aprende de lo que hay en su contexto. Es así como el aprendizaje no se ve sólo como un proceso individual sino también social, donde la interacción con otras personas adultas o más capaces que el niño, le permiten ir apropiándose poco a poco de los conocimientos que están afuera, en su entorno. Sólo en una situación de interacción social, el alumno puede apropiarse de conocimientos de los que participa y es testigo.


En el aspecto práctico es importante que los alumnos o aprendices puedan participar en actividades donde los contenidos a enseñar puedan hacerse explícitos y tengan un significado para ellos. Un conocimiento puede ser más significativo para un individuo. Si este conocimiento puede ser observado y está relacionado a situaciones de su vida cotidiana.


Tiene mayor sentido que un niño aprenda contenidos de lecto-escritura en tareas en las que es necesaria en su contexto social, que en situaciones donde se ve como una actividad aislada y sin sentido; un ejemplo sería escribir una receta de cocina para preparar un alimento o leer instrucciones para hacer funcionar una máquina; estas tareas tienen más sentido porque son útiles para realizar actividades de la vida real, en comparación a tener al niño sentado escribiendo letras o repitiendo sílabas en su cuaderno.


En este tipo de situaciones es esencial que el educador tenga un amplio conocimiento del contexto y la cultura en la que se encuentran sus alumnos. Asimismo, es importante que tanto el educador como el alumno participen conjuntamente de la ejecución de la tarea, lo que nos permite exponer el siguiente principio.



Participación compartida (El papel del maestro y del alumno).

El aprendizaje como un proceso social requiere que el papel del instructor como experto y el papel del alumno como novato sea replanteado. El instructor debe permitir que sus alumnos puedan participar e involucrarse en la situación de aprendizaje, dando como resultado una participación compartida en la cual tanto el instructor como los alumnos colaboran de manera conjunta.


Se replantea el papel del educador y el de los alumnos, pasando de una situación de aprendizaje donde el instructor expone diciendo lo que debe hacerse y el alumno escucha y reacciona, a una situación en la cual el alumno participa construyendo su conocimiento y el instructor fomenta esa construcción y guía el aprendizaje.


A su vez, este principio retoma los pasos que se utilizan tradicionalmente en la enseñanza de oficios y actividades cotidianas como son: carpintería, cocina, cerámica, agricultura y muchos otros.



Aprendizaje situado



Anteriormente se expuso la importancia de transmitir conocimientos que tengan un significado para los alumnos y permitir que ellos participen de este aprendizaje. Esto sólo puede lograrse aprendiendo el conocimiento en las situaciones reales donde se realiza. Empleando escenarios parecidos a los que usa la sociedad y cultura que rodean a los alumnos. De esta manera, el aprendizaje se sitúa en un contexto que tiene relación a lo que los alumnos experimentan en su vida cotidiana. Así, conocimientos difíciles para los alumnos como los números, las ciencias, la escritura y la lectura, pueden ser probablemente más fáciles de aprender si se enseñan en contextos como son el comercio, la agricultura, la cocina y la construcción.



La enseñanza que va más allá del aula


No subestime el impacto que su vida tiene para un niño. Como el buen maestro Jesucristo, quién compartió su vida con los discípulos y mostró con su ejemplo cómo se debe vivir, la vida del educador que trabaja con niños en riesgo es un modelo también.


Los frutos del Espíritu, como la paciencia, la bondad y la piedad, no se enseñan. Pero sí se pueden «vivir» ante los niños, de modo que ellos «aprendan» de su ejemplo. Sus actitudes frente a los problemas y las circunstancias difíciles hablarán más fuerte que cualquier lección bíblica que usted pueda enseñar.


Nydia de Alba-Johnson es de la Ciudad de México y tiene su licenciatura en Psicología Educativa. Radica actualmente en Minnesota donde trabaja en una escuela para niños hispanos. Apuntes Pastorales. Alcanzando a los Niños en Riesgo. Volumen XVII, número 1