La grandiosa convicción: la confesión de Tomás (primera parte)
por Alpha-Omega Ministries, Inc.
Texto bíblico: Juan 20.2429
Introducción:
Este es un excelente estudio acerca de la convicción y la confesión de Tomás.
Bosquejo de la enseñanza:
Bosquejo adicional: Las señales, resultados y reacciones de la convicción.
Puntos a desarrollar:
Punto 1. (20.2425) La causa de la incredulidad de Tomás: Tomás no estuvo con los discípulos cuando Jesús se les apareció por primera vez. Como muchas personas de hoy en día, Tomás se negó firmemente a creer que Jesús se había levantado de entre los muertos. Por otro lado, los discípulos le habían declarado y testificado acerca de la gloriosa verdad. En la versión griega este pasaje dice que los discípulos «le seguían diciendo»; sin embargo, Tomás, en su incredulidad, se volvió terco y obstinado. Incluso hasta discutió en contra de sus testimonios. Se sentía profundamente molesto, frustrado, decepcionado y culpable. La profundidad de su molestia y culpabilidad se nota en su antipatía: «Si no viere si no metiere mi dedo [y] metiere mi mano en su costado, no creeré» (Jn 20.25).
¿Por qué Tomás estaba tan frustrado? ¿Por qué se sentía tan culpable y por qué reaccionó en la forma en que lo hizo? Evidentemente
- Tomás había abandonado al Señor y eso ya era lo suficientemente frustrante para el espíritu de cualquier hombre.
- Tomás también se había apartado de los discípulos; por eso, no estuvo presente cuando el Señor se les apareció por primera vez (Jn 20.24). Perdió otra oportunidad para poder identificarse con Cristo.
Esto, por supuesto, hizo que Tomás se molestara y se sintiera culpable una y otra vez. Era su propia culpa; sin embargo, debido a la reacción natural humana, su espíritu agraviado hizo que Tomás culpara a los demás. Tomás negó la experiencia que los demás tuvieron con el Señor resucitado. Al soportar todo lo que pudo, Tomás, en su frustración, dice: «Si no viere si no metiere mi dedo [y] metiere mi mano en su costado, no creeré» (Jn 20.25). Aun así, pasaron ocho días antes de que el Señor se le apareciera a Tomás (Jn 20.26). ¡Qué pérdida la que experimentó Tomás! Una duda constante siempre retarda las bendiciones.
Culpa, frustración, decepción, y estar excluido a menudo resulta en
- un espíritu arrogante
- una reacción
- una negación de los hechos
- un arranque de ira
Lea Proverbios 14.14; 1 Juan 3.20; Marco 4.40; Lucas 24.25; Hebreos 10.38; Apocalipsis 2.4
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