LA IGLESIA GENUINA

Una iglesia genuina, es aquella que tiene la revelación del Espíritu Santo de las escrituras.
Hoy por hoy tenemos la certeza de que en este último tiempo, somos la generación del rapto.
Con la revelación juntamente, llega la unción a nosotros. La revelación reposa hoy, sobre los ungidos repartidos en las iglesias que tienen el llamado de tener las lámparas encendidas.
 
Esperar a Cristo en las nubes, es avivamiento. Es ir en busca del ángel que viene ya.
A los discípulos se les exhortaba a que mirasen a lo alto, para ver a aquel que vendría.
Aquel que había de venir, ya podemos salirle al encuentro.
La salvación es la eternidad. Por voluntad de Dios andaré, y no por ser buenos. Mi nacimiento nuevo es por el Espíritu y no por
mis buenas obras. El Dios de paz no es para bajarlo a mi semejanza, yo subiré a lo alto para contemplarlo y bajar de Él para mis
hermanos.
 
La eternidad es donde habita el Padre.
La fe no debe faltar, y Él nos insta a que no nos falte. La fe que tenía Pedro fue alabada, por Jesús, pero normalmente Él no puede
hacerlo, el que tenga fe, no presuma de ello.
Normalmente presumimos de nosotros mismos, y debemos presumir de Dios. ¿Y cómo haré esto? Siendo un niño.
La falta de entendimiento nos dejará en tierra, a la hora del arrebatamiento.
 
Isaías 55: 12
 
Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; Los montes y los collados levantaran canción delante de vosotros, y todos los arboles del campo darán palmadas de aplauso.
Sin entendimiento no discierno cuando habla el Espíritu o cuando habla el hombre.
Si vamos en contra de lo que Dios quiere hacer no se puede hablar más; ya está todo decidido.
 
Mateo 24: 37-39
 
37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del hijo del hombre. 
 
38 Porqué en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en
que Noé entro en el arca,
 
39 Y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
 
Lucas 21:32-36
 
32 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
 
33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
 
34 Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.
 
35 Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.
 
36 Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.
 
Si no me quiero quedar deberé vivir como Él ha dictado.
Yo le debo recordar a Dios que “yo soy tu obra”. Él no vino a restaurar el templo físico sino mi v¡da.