La Navidad: Día de Navidad para Simeón
La Navidad: Día de Navidad para Simeón
“…PUEDO YA MORIR EN PAZ… HE VISTO CON MIS PROPIOS OJOS AL SALVADOR” (Lucas 2:29-30 Castilian)
La Biblia relata: “Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viera al Ungido del Señor. Movido por el Espíritu, vino al templo. Cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo para hacer por él conforme al rito de la Ley, él lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz… porque han visto mis ojos tu salvación…” (Lucas 2:25-34).
La historia de Simeón nos enseña tres verdades importantes:
Primera: No importa el tiempo que te lleve, si buscas al Señor, lo encontrarás. O lo que es mejor, Él te encontrará y se revelará a tu vida.
Segunda: Es Dios, y no tú, quien escoge el momento y la forma en que se te va a aparecer. Simeón no llegó a presenciar el ministerio maravilloso de Jesús durante sus últimos tres años de poder sobrenatural; no vio más que al recién nacido en los brazos de María. Pero había visto a Dios, y eso le bastaba.
Tercera: Aunque era una persona muy “piadosa”, Simeón se dio cuenta de que no estaría listo para morir a menos que conociera al Señor y lo tomara en sus brazos. Muchos no queremos morir hasta que no hayamos visto el mundo.Simeón no quería morir hasta haber visto al Redentor del mundo. Las preguntas que debes responder en este día especial son:
¿He tenido un encuentro con el Señor? ¿Es Él mi Salvador personal? Únicamente si puedes contestar afirmativamente a esas dos preguntas, estarás listo para morir.