La transformación de Onésimo

Predicas Cristianas | Estudios Biblicos

Fundacion Biblica: Filemón 1

Introducción:

Se dice que un vendedor de leña engañaba a las personas, les daba menos cantidad de la que les correspondía de acuerdo al precio que habían pagado. Este hombre se convirtió, pero la gente dudaba de su conversión. Uno de sus clientes tomo la leña que este hombre le había vendido en esa semana, y dijo: “Sí, él se convirtió, porque ahora la leña tiene el peso correcto”.

La vida Cristiana para muchos hoy no es más que un pequeño ajuste en sus horarios los domingos. Ahora leen la biblia y van los domingos a una iglesia, es todo, es sencillo. Los predicadores están muy satisfechos cuando  sus iglesias están llenas de personas, pero no se trata de iglesias llenas de personas, sino de vidas transformadas.

¿Cambia la gente?

Si decimos que las personas no pueden cambiar su forma de pensar, su forma de ser, su forma de actuar y sentir, estaríamos negando que Dios sea poderoso para transformar. Onésimo es un ejemplo de transformación. En el pasado era un esclavo inútil. No sabemos a ciencia cierta en qué sentido era inútil. No sabemos si era torpe o perezoso. No se nos dan los detalles, pero lo cierto es, que cuando se convierte, una de las marcas de su conversión fue que su actitud hacia el trabajo, hacia su amo, y hacia la vida, cambió.

Es evidente que cuando Onésimo se convierte es un esclavo distinto. Pablo mismo lo recomienda y no tiene la menor duda de que Onésimo había sido trasformado.

Veremos tres puntos:

1) Onésimo el inútil

2) Onésimo el útil

3) El proceso de cambio de inútil a útil

1 Onésimo el inútil

Para ver la inutilidad de Onésimo, es necesario revisar los detalles de su conducta. ¿Cómo era él?Siendo un esclavo tenía que ser:

a) Haragán: Pablo dice que era inútil. Es evidente que eso pensaba Filemón respecto a Onésimo, y tiene sus razones, pues al parecer, Onésimo era familia de Filemón. Pablo dice que ahora eran hermanos en la carne como en el Señor. La cercanía de Filemón, la confianza, podían hacerle pensar a Onésimo que Filemón no tenía tanto poder sobre él. Es posible que Onésimo fuera antes un hombre que por causa de deudas haya caído en la esclavitud.  Levítico 25:47: Si el forastero o el extranjero que está contigo se enriqueciere, y tu hermano que está junto a él empobreciere, y se vendiere al forastero o extranjero que está contigo, o a alguno de la familia del extranjero. Aquí podemos ver que alguien que empobrecía podía pagar con la esclavitud. Así mismo en  2 Reyes 4:1: Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos.

Aquí vemos entonces, que un hombre que no nació esclavo, acabó como esclavo, viviendo una vida que él no se merecía. Fue llevado por los golpes de Dios a un terreno que él no pensó. Su actitud ante esa nueva condición le llevó a negarse a aceptar esa realidad, y no funcionaba. así nos ocurre a nosotros cuando nos estancamos ante las  circunstancias adversas.

b) El corazón amargado: No aceptaba su realidad.

c) Era un hombre ingrato: Filemón no era amable con los hermanos y despiadado con los esclavos, no era luz de la calle y oscuridad de su casa, pero Onésimo no veía nada de eso. No importaba que Filemón lo tratara bien. Cuando un corazón está amargado, nada es bueno, no es agradecido, todo es gris, todo es oscuro. Hay personas así, que reciben de otros todo el buen trato que se les puede dar, pero aun así, pagan mal por bien. Imaginen como debió estar el corazón de Filemón, dándole un buen trato a alguien que no cambiaba.

d) Deshonesto: Filemón 1: 18: Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta. Cuando un siervo tiene el corazón amargado, cometerá todo tipo de infidelidades monetarias contra su amo. Cuando esté lloviendo dirá: “Yo aquí, mojado, y mi amo seco”. Cuando esté durmiendo dirá: “Yo aquí, en el suelo, y mi amo en una cama”. Cuando salgan dirá: “Yo a pie, y el en carruaje”. “Si robo, no es nada, solo estoy tomando lo que es mío, el fruto de mis esfuerzos mal recompensados”. Se auto convencerá, cautivará su conciencia, y pecará.

2) Onésimo el útil

Cuando Pablo le envía de nuevo a Filemón, vemos a esa persona transformada. ¿Cómo era el nuevo Onésimo?

a) Servicial: Pablo quedó tan contento con el cambio de Onésimo, que quiso quedarse con él. Aquel hombre que no estaba dispuesto a aceptar su condición de siervo, ahora era un hombre que servía voluntariamente, por amor.

b) Obediente: Pablo envió al mismo Onésimo con la carta. Él pudo haberse vuelto a perder, pudo no haber llevado ninguna carta, pero una marca de cambio y transformación, es que la persona obedece a Dios y a los siervos de Dios que le estimulan al amor y a las buenas obras. Cuando alguien no quiere obedecer en aquellas cosas que son claramente buenas y que son de acuerdo a la voluntad de Dios, entonces, existen razones para dudar de su conversión. Existen algunos que se oponen a obedecer a sus pastores. Creo que si algún pastor manda cosas contrarias a la voluntad revelada por Dios, debe ser desobedecido , pero, si has considerado su conducta, y no has visto nada irreprochable. ¿Por qué no obedecerlo?

c)  Amoroso: “Yo quería retenerle conmigo”, dice Pablo

3) ¿Qué le transformó de inútil a útil? Tres cosas:

a) La predicación del evangelio: Pablo dice que lo engendró en sus prisiones. Es muy probable que Filemón le haya predicado, y que su corazón duro y prejuiciado le haya impedido aceptar a Cristo, pero los planes de Dios no son como los nuestros. Se le escapó a Filemón, pero cayó en manos de Pablo.

Hermanos, ¡Cuán edificante es oír esto! Nunca debemos dejar de evangelizar y orar por nuestros amigos y familiares. Traer a alguno a la fe es a veces una labor de parto, es algo agotador, doloroso,  estamos forzando, rogando, orando, llorando para que se conviertan. Pablo sembró la semilla de la palabra en el corazón de Onésimo y pudo ver de qué manera obró, en el tiempo que Dios había determinado.

b) El discipulado personal de Pablo: Atendiendo y sirviendo a Pablo, Onésimo estaba siendo al mismo tiempo transformado por el ejemplo del apóstol. Aprendió que se vive por convicciones, viendo a un hombre así sufrir por causa de la fe. Hasta ahora, había visto en Filemón a un cristiano rico, ahora veía en Pablo a un cristiano pobre. Había visto a un cristiano con poder en la tierra, pero ahora veía a un cristiano con poder del cielo. Lo que transforma no es la opulencia, sino la humildad, y convivir con Pablo fue una experiencia transformadora.

c) Por la ternura de Pablo: Aunque era un hombre de letras, aunque era una persona famosa en el mundo, Pablo era una persona amorosa, cariñosa. El amor toca las puertas del alma, y esta ternura probablemente lo llevó a pensar: “Este hombre es un prisionero, puede morir, es famoso, pero es un preso, y aun así está feliz y conforme. Me ama a mí, ama a tanta gente, y tanta gente lo ama a él. ¿qué tiene él que no tengo yo? A Cristo, eso es lo que me falta”.

Aquella cárcel era una representación del mundo. Todos somos prisioneros del pecado, pero unos son libres aunque están presos, y otros son presos aunque están libres.

Conclusión:

No somos quienes para decir que tal persona jamás cambiará. Dios tiene el poder de cambiar los corazones. Nuestra labor es predicar el evangelio sin cesar, sembrar la semilla, y Él la germinará a su tiempo, según su voluntad.

B. Saúl fue un gran líder y tuvo grandes triunfos. I Samuel 11.

En este pasaje se registra una de las grandes obras de Saúl: derrotó a un ejército enemigo y ganó bastante popularidad entre los israelitas. Hoy en día hay muchos con bastante popularidad y buen nombre en la iglesia también, muchos imparten prédicas cristianas y enseñan ¿verdad? Tienen mucho prestigio y parece que son ‘garantía’ de que Dios los usa.

C. Saúl se rebela y es desechado por Dios mismo. I Samuel 15: 16-23.

El haber sido llamado por Dios mismo no significa que uno pueda hacer lo que quiera. Dios le había dado órdenes muy claras a Saúl acerca de no dejar nada de los Amalecitas. Sin embargo Saúl desobedeció dichas palabras y tomó cosas y se las guardó. Esto desagradó a Dios y le desechó como rey.

D. Saúl pasa a la eternidad sin estar en paz con Dios. I Samuel 31: 4.

Saúl nunca pudo superar su pecado de rebelión y las consecuencias lo acompañaron toda su vida. Además, se llenó de celos amargos contra David, consultó a una adivina y definitivamente no tuvo un arrepentimiento genuino.

Su final, trágico: huía del ejército filisteo que le acorraló y finalmente decidió suicidarse, como lo haría Judas unos siglos después.

III. Los ladrones de la cruz

En el evangelio de Lucas capítulo 23 versículos 39 al 43 registra una maravillosa historia de la cual hay mucho que aprender.
Jesús fue crucificado junto con 2 malhechores, se cree que eran ladrones. Uno de ellos le dijo de manera desafiante a Jesús que demostrara su poder y se bajara de la cruz y los bajara a ellos también.

Pero el otro, conmovido por saber que Jesús era inocente y que ellos por el contrario sí estaban pagando el precio de sus crímenes, tomó la última oportunidad de su vida para humillarse ante el Hijo de Dios y entregarle su vida aunque de ella no quedara ya mucho. Aquellas palabras “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” fueron respondidas por Jesús con unas fantásticas palabras de amor: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Conclusión:

Querido lector, oyente y amigo que está atendiendo a esta prédica; la salvación es por la gracia de Dios, única y exclusivamente por Su gracia. Estos dos últimos personajes a lo mejor habían dedicado su vida a delinquir, a herir a otras personas y a hacerle daño a la sociedad. Pero podemos ser testigos de que aún esos que parece que han comprado el tiquete a una eternidad sin Dios tienen también las mismas posibilidades que todos nosotros tenemos de obtener la salvación gratis, porque Dios nos ama por igual.

No hay ministerio, don, talento u obra que compre la salvación. Solo la gracia de Dios y una vida arrepentida pueden llevarnos a Él. No descuide ese maravilloso y único regalo creyendo que por ser un líder reconocido ya tiene el mundo a sus pies. No es cierto. Hay que cuidar esa salvación tan grande (Hebreos 2:3). Siga sirviéndole a Dios ya que es un privilegio y además un deber de todo cristiano, pero tenga claro que no son sus obras lo que lo llevarán al cielo.

En algunas prédicas cristianas se ha dicho que en el cielo habrá muchas sorpresas. Imagínese usted haber vivido junto con Saúl el rey de Israel, Judas el discípulo de Jesús y los dos ladrones, y encontrarse en el cielo solo a uno de los ladrones; ¡increíble! Pero esas cosas pueden ocurrir. Jesús salva por gracia, no por obras.