Apocalipsis 13:1-18
La curiosidad de la marca de la bestia (666), ha hecho delirar a miles de cristianos (Apocalipsis 13:16-18). Vicarivs Fillidei en latín, considerando los números romanos suman 666. Lateinos en el idioma griego también suma 666. En el primer caso significa vicario de Cristo y en el segundo hombre latino.
Hay que aclarar que los que tienen la marca de la bestia recibirán las plagas de Dios y aquellas plagas serán indescriptiblemente horrorosas. Sin embargo, la marca de la bestia tendrá amplia aceptación popular, porque todo el mundo quiere comprar y vender.
¿Qué significa esto? Si alguien se niega a tener la marca, no podrá comprar ni vender, no podrá trabajar normalmente y ganarse la vida, no podrá ganar un sueldo digno ni establecer un negocio. La marca de la bestia está entonces relacionado con la capacidad de tener un empleo o negocio, o sea de trabajar dignamente.
¿Quién es la bestia? Leamos Apocalipsis 13:1, 2. Daniel capítulo 7 también nos revela en detalle que esta bestia o animal simboliza imperios o gobiernos mundiales. Apocalipsis 13 se refiere al impero romano, el cual será un instrumento político que Satanás utilizará para gobernar y engañar al mundo.
Ahora bien, ¿De quién es la marca? La marca es de la bestia, o sea del imperio romano (Apocalipsis 13:1). Apocalipsis 13:11 describe otra bestia, la cual tiene 2 cuernos como un cordero, pero habla como dragón. Refiriéndose a esta bestia, los versículos 15 y 16 dicen algo importante, leamos ese pasaje. Entonces, aquí tenemos una iglesia engañada por Satanás y usada por él para engañar al mundo. Leamos otra vez Apocalipsis 13:11 (explicar qué significa cordero y dragón).
En otras palabras, el imperio romano restaurado por 10 naciones tendrá el apoyo de una iglesia apóstata en el tiempo del fin.
Así entendemos que quien no lleve la marca del imperio romano, sufrirá persecución, no podrá trabajar con tranquilidad. Ahora bien, nosotros conocemos que hay trabajos manuales y hay trabajos intelectuales. Precisamente Apocalipsis 13:16 se refiere a ello, la marca irá en la mano (simbolizando el trabajo manual) o en la frente (simbolizando el trabajo intelectual).
Entendamos mejor, Apocalipsis 6:9, 10. A estos santos (creyentes) muertos se les presenta clamando a Dios, ¿Hasta cuándo? O sea, esto ocurre antes de la segunda venida de Cristo y de las siete plagas que vengarán su martirio.
La historia nos dice que en la edad media se dio muerte a más de 50 millones de creyentes, muchos de ellos por no querer renunciar su fe en Cristo y creer en las verdades bíblicas.
Veamos ahora lo que debe ocurrir una vez más antes de la segunda venida de Cristo y antes de que Dios envíe las 7 últimas plagas (Apocalipsis 6:11). Entendámoslo bien, hubo un martirio, aquellos santos ya han muerto, pero aun ha de haber otra gran persecución y martirio de santos, inmediatamente antes de que Cristo regrese.
Tenemos entonces dos martirios universales, el uno ya ocurrió mientras que el otro se acerca y se lo conoce como la gran tribulación. Será una gran persecución, una tortura de los santos de Dios tan grande que si aquellos días no fuesen acortados, nadie quedaría con vida, pero por causa de los escogidos serán acortados esos días.
Veamos otros versículos que hablan de lo mismo (Apocalipsis 17:6; 20:4). Ahora comprendemos por qué muchos miles de personas fueron y serán martirizados, fue porque se negaron a recibir la marca de la bestia. En otras palabras, se negaron a unirse al culto de la iglesia apóstata y del imperio romano. Fueron muertos porque no adoraron a la bestia, a la iglesia romana, no se conformaron a su idolatría, sus creencias y sus costumbres paganas, ni adoraron al llamado sacro imperio romano, donde el emperador era la deidad absoluta y exigía adoración.
Una advertencia (Apocalipsis 14:9, 10). Cada uno tendrá que escoger pronto a quién va a obedecer, si al imperio romano con su iglesia mundial o si va a obedecer a Dios. De esto deducimos que la marca de la bestia no es un sello físico sino que tiene que ver con la obediencia.
Nótese que hay dos tipos de personas, las que llevan la marca y las que no llevan la marca. Los que llevan obviamente recibirán su justo castigo (Apocalipsis 14:9, 10) y los que no llevan la marca su recompensa (Apocalipsis 14:12).
En una palabra, los que tienen la marca son aquellos que se niegan a guardar sus mandamientos. La marca de la bestia se asocia con el hecho de rechazar los mandamientos de Dios. Fíjense en Apocalipsis 12:17: “Entonces el dragón (Satanás) se llenó de ira contra la mujer (la iglesia) y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella (verdaderos creyentes), los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.
En resumen:
1. La marca de la bestia significa rechazo a los mandamientos de Dios.
2. Satanás dotará al imperio romano y a la iglesia falsa de gran fuerza, poder y autoridad.
3. El verdadero autor de esta marca es el imperio romano y la iglesia apóstata.
4. Quienes rechazan la marca no pueden comprar ni vender, es decir, trabajar o negociar, ningún tipo de trabajo, ya sea manual (mano) o intelectual (frente).
En la época de la inquisición si alguno se declaraba en contra de la iglesia católica y del imperio romano, era tildado de hereje y recibía las atrocidades más increíbles, era torturado hasta causarlo la muerte en hogueras. Las normas eran tan estrictas que no se podía conservar un empleo. La marca es una señal y, así como Satanás tiene su marca, Dios también tiene su marca. Todos los que le obedecen serán apartados por él. Lucas 21:36 dice: “Velad, pues, en todo tiempo, orando que seáis tenido por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”.
Es una pregunta exclamativa que no requería respuesta, quizá sólo quería hacernos reconocer el inmenso sacrificio que él hizo por nosotros para que reaccionemos y podamos decir: "Sí Señor, lo reconozco, fue por mí. Sé que te sentiste temporalmente abandonado por tu Padre para que yo pudiera ser amado para siempre".
Miren lo que dice Mateo 27:45: "Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena".
Yo aseguraría que todas las tinieblas del infierno se levantaron en contra de Jesús, que todo pecado horrendo, cruel y oscuro recayó en Jesús, todo el pecado del mundo fue puesto sobre él. Fue tal la atrocidad del pecado de todos los seres humanos que el mismo Dios tuvo que alejarse momentáneamente para que toda esa oscuridad y crueldad humana recayera en Jesús. Y quizá con un profundo pesar y dolor exclama: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?".
En otras palabras, sufrió al tope la agonía física y la agonía espiritual y hay que recordar que ahí estaban también nuestros pecados.
5. La Palabra Expresiva.
Juan 19:28 dice: "Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed".
La palabra sed refleja que ya casi no quedaba líquido en su cuerpo. ¿Le ha pasado a usted alguna vez que ha sentido profunda sed?
Era peor la necesidad física que sentían todos los crucificados a causa de la pérdida de sangre y la fiebre por las heridas. Por eso es que algunos verdugos mezclaron vinagre con hiel amarga y pestilente y le quisieron dar para que beba, pero él no lo aceptó.
Incluso hoy en día él sigue recibiendo vinagre y hiel de muchos que no quieren aceptar su sacrificio en la cruz del Calvario.
Es por eso que les puedo decir hoy que cuando le sirvamos a Dios no lo hagamos por vanagloria, ni prestigio, ni posición. Hagámoslo sólo por amor y agradecimiento. Que nuestras alabanzas sean genuinas, no sólo para llenar un espacio.
6. La Palabra Garantizadora.
Juan 19:30 dice: "Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu".
Es una clara y directa palabra para alentar y afirmar nuestra fe. Era la palabra que ponían los griegos en las facturas cuando se pagaban.
Consumado es significa ya no queda nada más por hacer. Garantiza una salvación perfecta a la que nada puedo añadir como mérito propio, como si mi salvación fuera por mis propias obras.
Si usted tiene una factura con el sello de pagado, no intentaría jamás volverlo a pagar, ¿o sí? Sin embargo, añadir mérito es un defecto de muchos cristianos, no comprenden que la obra de Cristo fue perfecta, completa, no le falta nada, definitivamente nada se puede añadir.
Cuando Jesús pronunció estas palabras, Satanás y todos los demonios del infierno supieron que estaban vencidos. Incluso la misma muerte había sido destruida, la victoria fue total. Por eso finalmente pronunció su última palabra.
7. La Palabra Reveladora.
Lucas 23:46 dice: "Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró".
Fue tan potente esta palabra que la tierra se estremeció, ni siquiera pudo contener a sus muertos. Mateo 27:51-54 relata: "Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios".
Llega el momento de su muerte, pero Cristo no teme aquella parte espiritual de su tragedia. Ahora se muestra tranquilo y confiando. Aquel que antes habló de Lázaro junto al seno de Abraham, ahora se disponía a entrar por aquellas puertas eternas, seguramente miles de ángeles haciendo una calle de honor para su entrada. Los cielos estaban abiertos para llevarle en triunfo a su aposento celestial, junto a su Padre.
Esa parte nos llegará en algún momento a cada uno de nosotros, porque dice la palabra del Señor: "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio". (Hebreos 9:27).
De modo inevitable hemos de pasar por aquel valle sombrío, pero la muerte redentora de Cristo es la garantía de que podremos terminar nuestros días con la misma confianza que Él, sólo en esas circunstancias podremos decir con gozo: "Padre en tus manos encomiendo mi espíritu".
Jesús dijo: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo". En otra ocasión dijo: "En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis". (Juan 14:2, 3).
Finalmente el apóstol Pablo también lo afirmó: "Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor". (Filipenses 1:23).
Fuente: www.centraldesermones.com