Biblia

La voluntad de Dios; Parte II

La voluntad de Dios; Parte II

por Desarrollo Cristiano

Sermón basado en Proverbios 1:1-5

D. La dirección divina demanda confianza y compromiso.


1. El mayor obstáculo en poder conocer la voluntad de Dios es uno mismo. ¿Por qué? Por la autosuficiencia y confianza en sí mismo. Proverbios indica que las personas malvadas son arrogantes y presumidas; no aceptan ni buscan la rectitud. Las personas que toman para sí la sabiduría son las primeras que desconfían de sus propios razonamientos:



Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y él hará derechas tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión, sino teme a Jehová y apártate del mal. (Pr 3.5-7)



Convertirse en una persona sabia, que puede discernir la voluntad de Dios, solo es posible cuando se desecha toda confianza en nuestra propia razón.



2. El compromiso.


La guía divina exige compromiso y depende de las promesas de Dios. Las personas que viven conforme a la voluntad de Dios están dispuestos a confiar su futuro a Él.



Conocer la voluntad de Dios no es siempre fácil de discernir porque depende de la sabiduría que se obtiene con mucho esfuerzo. (Véase Pr 2.1-5)



Unicamente las personas diligentes la pueden adquirir. No esperemos que la dirección divina venga fácilmente ni nos engañemos en que se puede realizar sin sacrificio y compromiso. La guía del Señor se inicia cuando dejamos de lado nuestra propia sabiduría. Cuando se adquiere el compromiso de buscar la dirección divina diligentemente, y se le presta atención.



E. La dirección divina es un asunto del carácter.


1. El carácter de las personas determina lo que piensa y lo que hace.


Dicho carácter se refiere a su condición moral en la que se tiene que trabajar confiada y constantemente. El término manera o maneras, camino o caminos que se emplea repetidamente en Proverbios se relaciona con el carácter de la persona. Proverbios pone el ejemplo de los animales, que tienen su manera de hacer las cosas:


Hay tres cosas, y hasta cuatro, que me asombran y no alcanzo a comprender: el camino del águila en el cielo, el camino de la víbora en las rocas, el camino de un barco en alta mar y el camino del hombre en la mujer. La mujer infiel hace lo siguiente: come, se limpia la boca y afirma que no ha hecho nada malo. (Pr 30.18-20, DHH)



Anda a ver a la hormiga, perezoso; fíjate en lo que hace, y aprende la lección. (Pr 6.6, DHH)



2. Cada persona anda por su propia senda.


a. Proverbios 30.19-20 indica que las personas tienen su manera de hacer las cosas. El carácter de una persona evidencia el camino en que transita, y a la vez, modela su conducta:


A ella no le importa lo que digan de su conducta; lleva una vida sin control, pero no lo reconoce. (Pr 5.6, BLS)


No te juntes con gente enojona ni te hagas amigo de gente violenta, porque puedes volverte como ellos y pondrás tu vida en peligro. (Pr 22.24-25, BLS)


¡No te vuelvas loco por las mujeres!, pues han llevado a la ruina a muchos reyes. (Pr 31.3, BLS)



b. Cada acción particular revela nuestro comportamiento, nuestro carácter.


Puede notarse en el ejemplo de Josafat y Asa. (Véase 2 Cro 21.12)


3. Dios tiene su propio camino:


Él es nuestro protector; sus obras son perfectas, sus acciones son justas. Es el Dios de la verdad, en él no hay injusticia; ¡él es justo y verdadero! (Dt 32.4, DHH)


Oh Dios, tú eres santo en tus acciones; ¿qué dios hay tan grande como tú? (Sal 77.13)


a. El Señor es justo en todos sus caminos y acciones. (Véase Sal 145.17)


b. Los caminos de Dios son infinitamente más rectos que los de la humanidad. (Véase Is 55.8-9) Si las personas desean relacionarse íntimamente con el Señor deben seguir lo que Él exige:


Porque yo soy el Señor, su Dios. Ustedes deben purificarse completamente y ser santos, porque yo soy santo. No se hagan impuros con ningún animal que se arrastre por la tierra. (Lv 11.44, DHH)


Pues la Escritura dice: «Sean ustedes santos, porque yo soy santo.» (1 Pd 1.16, DHH)


c La manera de Dios es el modelo que debemos seguir para conformar nuestro carácter y conducta. La Palabra la define así:


Oh Señor, enséñame tu camino, para que yo lo siga fielmente. Haz que mi corazón honre tu nombre. (Sal 86.11, DHH)


He escogido el camino de la verdad y deseo tus decretos.


Señor, me he apegado a tus mandatos; ¡no me llenes de vergüenza!


Me apresuro a cumplir tus mandamientos porque llenas de alegría mi corazón.


Señor, enséñame el camino de tus leyes, pues quiero seguirlo hasta el fin.


Dame entendimiento para guardar tu enseñanza; ¡quiero obedecerla de todo corazón!


Llévame por el camino de tus mandamientos, pues en él está mi felicidad.


Haz que mi corazón prefiera tus mandatos a las ganancias mal habidas.


No dejes que me fije en falsos dioses; ¡dame vida para seguir tu camino! (Sal 119.30-37, DHH)



F. A fin de cuentas sólo hay dos caminos que seguir:


1. Dos caminos


Proverbios insiste en que sólo hay dos caminos para andar: el sendero del mal que conduce a muerte y destrucción (véase 2.12; 4.14,19; 8.3; 10.29; 12.15; 15.19; 16.25; 22.5; 28.10), y, el sendero de la sabiduría y la rectitud que otorga vida (véase 4.11; 6.23; 9.6; 12.28; 15.10; 16.13; 21.16; 22.6). La persona sabia es aquella que elige caminar conforme a las demandas divinas.


2. La conducta es perceptible.


Proverbios puntualiza que así cómo es la conducta de las personas, así es su carácter: por ejemplo, la del perezoso, o la del inexperto o la del insensato. Del mismo modo, se pueden identificar la de las personas sabias. El sabio mide sus palabras y sabe expresarse. Sus dichos son consecuentes con sus hechos. La persona sabia oye consejos y sabe discernir correctamente.



Dios desea es que todas las personas cumplan su voluntad siguiendo las instrucciones de su Palabra. Ha indicado cómo tiene que ser el carácter que modelen sus seguidores. El carácter no solo describe el camino, también induce a cumplir la voluntad del Padre. El carácter determina los deseos del corazón. El malo se goza en la maldad. El deseo del justo es hacer lo correcto, lo puro y lo sabio:


¡Cómo nos alegramos cuando se cumplen nuestros deseos! ¡Y cómo le cuesta trabajo al necio apartarse del mal! (Pr 13.19, BLS)


Ustedes, jovencitos sin experiencia, enamorados de su propia ignorancia; y ustedes, jovencitos malcriados, que parecen muy contentos con su mala educación, ¿seguirán siendo siempre así? Y ustedes, los ignorantes, ¿seguirán odiando el conocimiento? (Pr 1.22, BLS)


Son felices haciendo lo malo y festejando sus malas acciones. (Pr 2.14, BLS)


Al tonto no le interesa aprender. sino mostrar lo poco que sabe. (Pr 18.2, BLS)


Los deseos de los buenos siempre traen bendición; los deseos de los malos sólo traen destrucción. (Pr 11.23, BLS)


Querido jovencito, prométeme que pensarás en mis consejos y harás tuyas mis enseñanzas. (Pr 23.26, BLS)



4. El carácter determina la conducta.


El carácter de una persona muestra tal cual es, determina lo qué piensa, lo qué escucha, y lo qué hace. En Proverbios 17.4 dice que una persona mala escucha los labios malvados y le presta atención a los «labios maldicientes» y a la «lengua maligna». Una persona de carácter mentiroso no escucha los consejos sabios, sólo le presta atención a los consejos que se ajusten a su moralidad.



El mentiroso le cree al mentiroso y el malvado le cree al malvado. (Pr 17.4, BLS)



El N. T. enseña el mismo principio. En Efesios se puede leer:


Antes ustedes estaban muertos a causa de las maldades y pecados en que vivían, pues seguían los criterios de este mundo y hacían la voluntad de aquel espíritu que domina en el aire y que anima a los que desobedecen a Dios. De esa manera vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, siguiendo nuestros malos deseos y cumpliendo los caprichos de nuestra naturaleza pecadora y de nuestros pensamientos. A causa de eso, merecíamos con toda razón el terrible castigo de Dios, igual que los demás. (Ef 2.1-3, DHH)



Por nuestra naturaleza pecaminosa estamos perdidos en delitos y pecados. No conocíamos a Dios ni le servíamos. Por el contrario, éramos seguidores de Satanás, complaciendo con deseos pecaminosos nuestra mente y nuestra carne.



Pablo le suplica a los hermanos que tengan un carácter conforme al llamado que se les ha hecho. (Véase Ef 4.1-6.20 y Col 3.1-4.6) Por medio del carácter se comprueba haber tenido una verdadera conversión. El carácter regula nuestro pensamientos y nuestras acciones. Lo que somos determina lo que pensamos y lo que hacemos:


Los que obedecen sinceramente a Jesucristo consideran que todo es bueno. Pero no hay nada bueno para los que no obedecen ni confían en él, pues sólo piensan cosas malas y no les remuerde la conciencia. Dicen que conocen a Dios pero, cuando vemos el mal que hacen, sabemos que eso no es cierto. Son odiosos y desobedientes, incapaces de hacer algo bueno. (Ti 1.15-16, BLS)



5. El carácter determina las decisiones que tomamos.


Puede decirse que no hay componente más importante en el proceso de la dirección divina que el del carácter de aquella persona que procura ser dirigida por el Señor. De acuerdo con Proverbios 17.4, el mentiroso sólo escucha a las personas malvadas por su inclinación a la maldad. Para estas personas la idea de abandonar la maldad y hacer lo bueno es repulsivo.



Según Proverbios la clave para adquirir la dirección divina es el desarrollo de un carácter santo. Este es el motivo por el que le dedica tanto espacio para conocer el carácter indeseable como el del perezoso, el inexperto, el burlador, y del necio. Proverbios intenta desarrollar nuestro carácter al exigirnos procurar ser sabios y santos. La cuestión no sólo es buscar o encontrar la voluntad de Dios sino cumplirla.



a. El carácter enseña a elegir.


Se puede elegir de dos caminos en relación a la orientación divina. Por un lado, Dios influye para que seguir sus consejos, es el modelo a imitar en nuestros pensamientos y acciones, es la base para nuestra confianza para ir en la senda correcta.



Por otro lado…


b. Las buenas relaciones proveen un buen carácter.


Las personas con las que nos asociamos nos ayudan a mejorar nuestro carácter. (Véase Prov. 31.10-11). El carácter es un factor determinante en la elección de amistad y compañerismo. (Véase Prov. 20.19; 22.24; 24.21)



Proverbios instruye en cómo corregir a las personas que tiene problemas con su carácter. (Véase Pr 12.15; 13.1; 14.16; 15.12; 17.10; 23.9; 26.4-5). También dirige a no corregir al necio porque desprecia los consejos sabios y el actuar correctamente. No se puede instruir a una persona necia porque esta no desea que se le corrija. Una buena persona si aceptará que se le corrija.



Conclusión


1. La dirección divina se obtiene por medio de la sabiduría, y la sabiduría se obtiene por el conocimiento y aplicación de los consejos de la Palabra, los cuales llevan a cumplir la voluntad de Dios. (Véase 2 Pd 3.1)


2. Nuestro carácter es el factor determinante para responder a la dirección de Dios. Las personas sabias pueden entender la dirección de Dios. (Pr 1.1-6) La inexperiencia, la insensatez, la falta de dominio propio, la inmoralidad y la pereza.


3. Las malas decisiones por falta de prestar atención al consejo de la Palabra traen problemas mayores. (Véase Jue 14.3; 2 Sm 11)