por Greg Ogden
Seis características de los líderes siervos (Mateo 20:26; Juan 13:3-5)
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Jesús dio instrucciones a sus seguidores de alejarse de los modelos de liderazgo gentil y judío que imperaban en ese entonces, en donde la dominación («tratar con prepotencia»), la coacción, los títulos, y el reconocimiento público eran las metas. «Mas entre vosotros no será así», les dijo Jesús (Mt. 20:26).
Una iglesia con un liderazgo de servicio muestra las siguientes características. Los líderes siervos:
1. Se sienten seguros. Sólo cuando aceptamos nuestra valía delante de Dios podemos atender libremente las necesidades de otros y darles autoridad. En Juan 13:3-5 leemos: «Sabiendo Jesús que el padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, … puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos…»
Jesús tenía la libertad de lavar la suciedad de los pies de los discípulos porque sabía quién era delante del Padre.
2. Se apoyan unos a otros. Los líderes siervos les dan la capacidad a otros para desarrollar sus dones espirituales, y públicamente reconocen el crecimiento y la contribución de otras personas. Como resultado de ello, la congregación funciona como un cuerpo en donde se valora a cada persona.
Los líderes siervos no necesitan recibir crédito por sus ideas. Aquí se aplica el conocido lamento: «Cuánto podría lograrse para el Reino de Dios si no importara quién se llevase el crédito». Los líderes siervos se glorían en el crecimiento del Reino de Dios.
3. Valoran las relaciones. Los líderes siervos le dan gran valor a las relaciones, y muy poco al control y a la coacción. Las personas están motivadas por una genuina preocupación y por una «conexión al corazón», más que por el temor y el juicio.
4. Rechazan el estatus. Ya que se dan cuenta de que todos somos iguales delante de Cristo, los líderes siervos evitan los títulos que apoyan las órdenes jerárquicas y optan más bien por un lenguaje funcional que describe lo que una persona hace.
5. Basan su autoridad en el carácter. La autoridad moral surge a raíz de la integridad de una persona y de su consistencia delante de Cristo. Por lo tanto, los verdaderos líderes les dan a sus seguidores un modelo atractivo que ellos querrán emular.
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