Las cuatro etapas de la sanidad
La Dra. Elizabeth Moberly, en su libro “Homosexualidad: Una Nueva Ética Cristiana” (en inglés), define la condición homosexual como “una carencia en la habilidad de un niño/a para relacionarse con el padre/madre del mismo sexo, en general, [junto con] el correspondiente impulso a compensar dicha carencia – a través de relaciones con el mismo sexo o relaciones ‘homosexuales’”. La persona homosexual busca llenar la legítima necesidad de amor, a través de medios eróticos.
La necesidad de amor del mismo sexo es una necesidad normal, legítima de toda persona. Algunas personas logran llenarla de forma satisfactoria y viven vidas completamente normales. Otras, que intentan ignorar la necesidad de amor del mismo sexo, experimentan síntomas de interacciones heterosexuales quebrantadas o desesperadas. Para aquellos que experimentan impulsos homosexuales, la necesidad no puede ser ni ignorada ni aparentemente satisfecha.
Creemos que el amor hacia el mismo sexo forma parte del orden creado por Dios. La liberación de la homosexualidad no implica eliminar esta necesidad. El encontrar liberación involucra un proceso de satisfacer la necesidad de amor y mantener su estado saludable. Este proceso involucra cuatro etapas distintas: a) cambio de comportamiento, b) mayor auto-estima, c) profundización de relaciones con el mismo sexo, y d) el descubrimiento de relaciones heterosexuales o con el sexo complementario.
PRIMERA ETAPA: El llamado a la obediencia
El primer paso para cambiar cualquier aspecto de la vida involucra cambiar el comportamiento. Los cambios de comportamiento en sí mismos producen una nueva percepción de quien uno es. A lo largo de las Escrituras, encontramos constantemente mandamientos a obedecer – sin importar qué es lo que podamos sentir en ese momento.
Génesis 4:6-7 nos da el ejemplo de Caín. El Señor le dice a Caín, “¿Por qué te enojas y pones tan mala cara? Si hicieras lo bueno, podrías levantar la cara; pero como no lo haces, el pecado está esperando el momento de dominarte. Sin embargo, tú puedes dominarlo a él”. Esta conversación tuvo lugar antes de matar Caín a Abel.
Para la persona que está luchando con la homosexualidad, esto significa cortar rápida y completamente toda asociación con el estilo de vida homosexual –incluyendo a personas y lugares, como amistades gay, bares gay, grupos pro-gay como la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, Evangélicos Preocupados e iglesias liberales que apoyan a la persona homosexualmente activa.
En esta primera etapa del proceso de transformación, Dios simplemente nos llama a obedecer. En Ezequiel 33, el profeta anuncia la Palabra de Dios: “¡Deja esa mala vida que llevas!… Y si condenó a morir a un malvado, y éste deja el pecado y actúa bien y con justicia… y cumple las leyes que dan la vida y deja de hacer lo malo, ciertamente vivirá y no morirá” (vs. 11, 14, 15). Cuando obedecemos, recibimos la bendición de Dios. El obedecer, absteniéndose de participar en actividades y situaciones sociales homosexuales, es el primer paso. Aunque estos primeros pasos pueden ser traumáticos, aun así la Palabra de Dios nos llama a obedecer.
SEGUNDA ETAPA: Auto-estima basada en la gracia
La segunda etapa del proceso de transformación involucra establecer auto-estima. Muchos clientes se sienten abrumados por la culpa de su pasado pecaminoso. Con frecuencia, la verdadera culpa ha sido amplificada por una culpa falsa o por creencias falsas sobre sí mismos. Sí, eres culpable del pecado, pero no, no eres imperdonable. Sí, te has comportado de una forma desagradable, pero todavía te mereces amor – tanto el amor de Dios como el amor de tu comunidad cristiana.
Uno de los puntos de transición más significativos en mi vida ocurrió una tarde cuando Ren, un pastor que sabía que yo había caído sexualmente, de todas formas me expresó su amor: “¡Doug, lo que has hecho realmente me duele!” Quizá el mensaje no fue transmitido en esas palabras exactas, pero ciertamente las entendí así en nuestra relación. Él podía aceptarme así como era — con todo y pecado. En esa situación, mi ánimo no se elevó, pero – aún más importante – dejó de hundirse más y más.
Esta segunda etapa establece la realidad de la gracia, el amor y el perdón de Dios. Es por el amor de Dios, expresado a través de su gracia y perdón, que aquellos de nosotros que luchamos con la homosexualidad tenemos un valor intrínseco. Para aquellos criados en un hogar cristiano y en una iglesia tradicional cristiana, es un momento para ver a la teología transformada en una realidad viviente, personal.
Otro aspecto de esta etapa consiste en aceptarse a sí mismo así como es, incluyendo esas cosas del cuerpo que básicamente no se pueden cambiar, como la forma del rostro, el color del pelo, el tamaño del busto. Hay algunas cosas que sí pueden cambiar, como el peso, pero sigue siendo importante partir de la premisa que uno es digno de cariño.
Si has sido abusado o abusada sexualmente, implica darte cuenta de que no eres un “bien estropeado” debido a este acontecimiento. Como una guía a la sanidad interior, animamos la lectura de Salmo 139:14 y el estudio de las Escrituras, que nos enseñan quienes somos en Cristo.
Finalmente, debemos también abordar la milenaria pregunta: “¿Quién soy yo?” Ya hemos comenzado a contestarla al examinar quienes somos en Jesucristo. Aun así, es necesario continuar avanzando. ¿Quién soy yo como miembro de una sociedad? El tener un cuadro realista de mí mismo es de vital importancia.
En la universidad, con frecuencia permití que mis fracasos definieran quién era yo, sin permitir al mismo tiempo que mis éxitos influyeran en mí. Una nota de “D” en una monografía para un curso de filosofía antigua me decía que nunca podría escribir algo. Sin embargo, cuando mis profesores de psicología exclamaban, “¡Me gusta tu estilo para escribir!” y me daban un “A” en la monografía de ese curso, me negaba a creer que realmente pudiera escribir algo que valiera la pena.
Esta etapa involucra reforzar lo verdaderamente positivo de tu vida. Un número significativo de nuestros clientes están desempleados o sub empleados al buscar consejería. Esta situación con frecuencia los aprisiona en la mentalidad de “soy un fracaso”. El trabajar nuestra auto-estima en lo relacionado a nuestra ocupación, nuestras actividades sociales y las expectativas culturales constituye un elemento importante en el proceso de sanidad. El aprender a verte a ti mismo como te ve Dios y a aceptar los halagos de otros en tu círculo social te ayudará a librarte de comportamientos y pensamientos contraproducentes y degradantes.
TERCERA ETAPA: Estableciendo amistades con el mismo sexo
A lo largo de la tercera etapa del proceso de transformación, la persona que busca librarse de la homosexualidad debe establecer profundas relaciones interpersonales con otras personas de su propio género. Esta etapa es análoga a suplir las necesidades de personas hambrientas. La principal preocupación es proveerle a la persona del alimento vital que sostendrá su vida. Es necesario restaurar a la persona a una completa salud, aumentando lentamente la provisión de alimento. Al lograrse una completa salud, es importante mantener una constante provisión de alimento, a través de una dieta balanceada. Demasiado alimento puede causar obesidad; muy poco, puede causar inanición.
Para la persona que busca liberación de la homosexualidad, el alimento proviene de la formación de relaciones con el mismo sexo. La condición homosexual, como la describe Moberly, es esta falta o carencia en relaciones con el mismo sexo. No implica un fracaso en relaciones con el sexo opuesto.
El alimento se provee de dos maneras específicas. En primer lugar, es necesario sanar las heridas del pasado. Esto es, la persona debe llegar a perdonar a aquellas personas de su mismo género que lo han herido – intencionalmente o no-. La amargura y la ira deben resolverse primero. En segundo lugar, el individuo debe comenzar a experimentar la aceptación y el amor incondicionales de otras personas de su mismo género. Esto puede hacerse estableciéndose amistades con personas del mismo sexo.
Al ocurrir la sanidad inicial y alcanzar la persona una sanidad completa, es importante que continúe alimentando sus necesidades de amor del mismo sexo. Al ir satisfaciéndose, no necesitará buscar realización a través de la relación homo-erótica.
CUARTA ETAPA: Aceptando la heterosexualidad
La cuarta etapa del proceso de transformación implica crecer y acercarse hacia la aceptación de e incorporación al sexo opuesto o complementario. Esto sólo puede ocurrir cuando se ha satisfecho y continúa satisfaciéndose la necesidad de amor del mismo sexo. Sólo cuando uno se ha aceptado e identificado como miembro de su propio género podrá comenzar a desarrollarse una atracción hacia algo que es distinto de sí mismo.
Es importante darse cuenta que el desarrollo de la heterosexualidad es un resultado del proceso de cambio. El salir con alguien, casarse y tener hijos no son prueba de la transformación, ni son una cura para la homosexualidad.
¿Cuál es, entonces, la realidad ex-gay? Sencillamente, es un proceso de crecimiento que involucra obediencia, enriqueciéndose en la relación con Dios, construyendo y manteniendo amistades con el mismo sexo y, finalmente, caminando hacia la relación heterosexual o con el sexo complementario. Al atravesar por el proceso, uno se da cuenta de que nunca estará libre del poder de la tentación (Lucas 17:1), aun cuando el tipo, la fuerza y la intensidad de las tentaciones homosexuales pueden variar dramáticamente.
Puede también haber fracasos, cediéndose a un evidente comportamiento homosexual o incluso a una relación. Esto es también parte de la realidad ex-gay. Esto no es señal de una derrota total, sino más bien una oportunidad para construir o reconstruir la base para aceptar el perdón y la aceptación incondicional de Dios al presentarnos valerosamente ante Él en esas ocasiones cuando parecería que hemos sido derrotados (Salmos 103; Miqueas 7:18-20).
Publicado originalmente en ingles por Metanoia Ministries.
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