LAS PROEZAS DE DIOS NO SON COMUNES

La unción del siervo es aprovechada cuando nos salpica y la recibimos con fe, después de deshacernos por dentro. El Señor brilla tanto con nosotros que aunque quisiéramos quitarlo de nosotros, está impregnado en nuestro ser. Contactar con la gracia, lo es todo. No es bueno querer desprenderse de lo que el Señor nos ha concedido. Él no es hombre para que nos podamos ofender con Él, y dejar de hablarle. No existe ofensa creada que nos pueda separar de su Amistad. Pero ser Amistad cuesta mucho, lo vale todo.
 
La Iglesia de Samaria consiguió una proeza de parte de Dios, y fue el “terreno” para edificar el templo.
 
Dios le ha dado un trato al Pastor de Samaria, como “padre de fe”. La confianza depositada por Dios en el Ungido dice mucho de él. Según la sabiduría que Él nos concede allí en gloria nos definiremos en los reinos suyos. Es importante conocer los tiempos que vivimos para que se prepare el camino a sus proezas. Lo que es de Dios nunca nos lo apropiamos como nuestro. Una persona humilde es la satisfacción del cuerpo de Cristo. Todos con un mismo corazón y con el deseo puesto en las cosas de Dios, es
cuando el trae bendiciones y proezas. La prueba decide lo que queda de nosotros y si es verdadero o no. La clasificación en los cielos se trabaja aquí en la tierra. Un diácono que camina en orden dentro y fuera de la casa de Dios, si se esfuerza en la Gracia, puede alcanzar un alto grado de satisfacción delante del Padre.
 
El trabajo de orar por las almas de la congregación le corresponde al Pastor. Nosotros buscaremos las proezas de Dios cuando entendamos lo necesarias que son para que el Señor se manifieste. Los discípulos son testigos de lo que Dios está haciendo, en parte, en la vida del Ungido.
 
Los miembros de Samaria deben convertirse en milagros que puedan avergonzar a los enemigos de la voz de Cristo. El Señor sabe escoger y dar crecimiento a los que se arraigan junto al rio de Dios.
 
La Creación entera es un conjunto de las primeras proezas manifestadas por Dios. El mundo está creado a la manera de Dios. Ninguno puede crecer un codo por sí mismo (en lo natural) pero si mi vida espiritual tiene y hace méritos de consagración sí que podrá crecer “un codo”.
 
Amando y adorando a Jesús sin haberle visto, es la mejor manera de ser ascendido en los reinos celestiales. Saber y conocer que existen cielos y también una Jerusalén Celestial, no es suficiente para estar allí. Lo único imprescindible es pelear con nuestra vida para dar fruto que nos lleven a su Gloria. Si el Pastor se esfuerza por hacernos entrar en el Reino, Dios le concede “comisiones” o “recompensas”.
 
Dios dejó a David solo, en cuanto a sus amigos, porque era muy bueno y sus sentimientos le hacían enfermar, cuando amaba a alguien. Dios quería estar siempre en el primer lugar, en la vida de David. Los amigos son importantísimos para nuestra vida pero no son lo primero ante Dios.
 
Allí en Gloria, nuestra mente decidirá el lugar a donde queremos ir. Seremos vestidos con ropas celestiales que no tienen nada que ver con las terrenales. Los alimentos y bebidas que allí tomaremos son tan sobrenaturales que aquí no tienen comparación. Es necesario conocer los adelantos y estructuras celestiales.
 
La Santidad de plenitud es la que entrará en la nueva Jerusalén, las demás están definidas en grados. Dios es celoso, muy celoso de su Palabra, por lo tanto aquellos que han adulterado sus escrituras serán castigados. Solo aquellos que viven en luz están capacitados para juzgar a los carnales. Ningún hombre es amo de otro. Nosotros somos cautivos, presos de Dios. Allí no nos faltará nunca de nada.
 
El salvo se diferenciará uno de otro en la Gloria, en como “tirará al Señor” del corazón de algunos y les hablará cara a cara. Vivir en lo sobrenatural de Dios es lo corriente y natural en el Cielo. En la reunión o en el culto, somos ministrados por el mismo Espíritu Santo.
 
Romanos 1:30
 
murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, La sabiduría celestial es la que marca la diferencia entre, tener o no tener de Dios.
 
Proverbios 29:1
 
El hombre que reprendido endurece la cerviz, De repente será quebrantado, y no habrá para él medicina. La soberbia abate al hombre y le crea un trastorno, pero la humildad brilla, nunca nos reprenderá.
 
Cuando Dios toma el cuerpo nuestro de la humillación y lo une al cuerpo espiritual así creará un cuerpo de Gloria. El orgullo y la soberbia están porque nosotros los alimentamos. La enseñanza verdadera es la que nos ayuda a bajar los niveles de soberbia y orgullo que nos están sosteniendo durante años. La humildad es la luz y esta viene siempre del más alto reino de Dios (la Nueva Jerusalén).
 
Todos los reinos tienen luz, pero a su vez según el nivel del reino es mayor, más cantidad o caudal de luz emanan. Debemos temer a Dios porque Él es celoso en extremo de los que son suyos.
 
Jesús cuando descendió del seno del Padre, traía el celo escondido dentro, y el día que vio cómo se estaba menospreciando el templo de Jehová, soltó el celo que tenía dentro y lo hizo notar al resto que lo vieron de forma que manifestó la pasión que le rendía a su Palabra.
 
Proverbios 8:13
 
El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco. El miedo más grande que debemos tener es que Jehová nos aborrezca. (A los soberbios, Jehová ni los mira). Cuando miramos al Señor lo último bello que hemos contemplado, deja de serlo.