¿Leemos juntas la Biblia? (Segunda parte)
por Laura T. de Gómez
Consideraciones para alcanzar a las personas interesadas en asuntos espirituales a través de la lectura de la Biblia.
Evada las distracciones
Si tu amiga pregunta de repente: «¿Pero qué pasa con toda esa gente que vive en las profundidades de la jungla que nunca ha escuchado de Jesús?» Gózate, pero no contestes la pregunta. No la ayudará. Probablemente sea una señal de que ella siente que Dios se está acercando y quiere mantenerlo fuera del alcance de ella con una pregunta difícil
Tengo una amiga que saca esa misma pregunta como tres veces al año. Traté de responderla varias veces antes de darme cuenta de que ella en realidad no tenía ningún interés en mi respuesta. Solo buscaba un desvío intelectual, algo que le diera excusas para alejarse de la atracción que sentía hacia lo que estaba aprendiendo de Jesús. Desde entonces he renunciado a tratar de responder a esa pregunta —y parece que ella no echa de menos mis palabras de sabiduría. También evito las discusiones sobre la autoridad de la palabra de Dios. Mantengo la conversación en un nivel de «¿Qué es lo que dice este mensaje?» Cuando llegamos a la aplicación, elaboro mi pregunta algo parecido a esta: «Si lo que dice este versículo es verdad, entonces, ¿cómo afecta a nuestra vida esa verdad?»
Sin necesidad de que yo hable, el Espíritu Santo convence a la gente de que la palabra de Dios es exactamente eso, palabra de Dios. Después de una o dos semanas, es posible que la gente siga diciendo que no le gusta o no está de acuerdo con lo que dice la Biblia. Pero comentarios tales como: «este es solo un libro escrito por hombres», o «esta religión es básicamente lo mismo que las demás» se van desvaneciendo. Mis amistades empiezan a tomar la Biblia con más seriedad y a luchar contra la persona de Jesús.Tal vez el estímulo más inesperado que he recibido para seguir leyendo la Biblia con amigas que no son cristianas es la diversión. Consideraciones prácticas
He descubierto varias acciones convenientes que podrían ayudarte a iniciar la lectura de la Biblia con amigas no-creyentes.
Cuando invites a alguien a leer la Biblia contigo, asegúrate de que ella entiende que no se está comprometiendo de por vida. Podrías invitarla a una lectura por una sola vez, y luego preguntarle si le gustaría continuar con más. O podrías preguntarle si le interesa leer cada semana un capítulo de uno de los evangelios hasta que lo terminen. No importa que le ofrezcas, asegúrate de que le has comunicado una porción de tiempo específica.
Puedes leer la Biblia con una o varias personas que no son cristianas al mismo tiempo. Si has invitado a varias personas que no son cristianas a leer la Biblia contigo, sería una buena idea que también invites a una amiga cristiana —pero no más de una. Cuando yo me reunía con Marta y María Claudia, yo le pedí a una amiga cristiana que se uniera a nosotras. Ella escuchaba, aportaba algunos comentarios ocasionales, y me ayudaba a ver lo que se me escapaba. En estos casos resulta crucial que las creyentes que se integran entiendan claramente el propósito del grupo: ayudar a personas que no son creyentes a leer la palabra de Dios. Breve y amistoso es lo mejor. Una hora parece lo más adecuado para la mayoría de la gente. ¡Es mejor dejarlos con ganas que agotarlos totalmente!
Debes prepararte, te van a dejar plantada. Muchas invitadas no se van a presentar. Aun cuando la gente esté interesada, es probable que ellas no le den la misma importancia que le das tú. Existen diferentes lugares de encuentro, y cada uno ofrece ventajas distintas. En tu casa, puedes crear un ambiente de bienvenida. Si se reúnen en un lugar que no es cristiano, la cantidad de gente que no se presenta va a disminuir, y, además, crea un sentido de propiedad mutua. Un café o cualquier otro lugar público ofrece un «ambiente neutral» y adecuado.
¡Diviértete!
Tal vez el estímulo más inesperado que he recibido para seguir leyendo la Biblia con amigas que no son cristianas es la diversión. Después del primer día con Marta y María Claudia, ellas sonreían y pasaban sus dedos a través de las páginas de sus biblias. Una de ellas dijo: «Me gusta esto. No es lo que yo esperaba. ¡Hagámoslo otra vez!»
No puedo esperar a ver cómo Dios escribirá más historias como esta en la vida de otras personas. Espero que tú también le des una probadita a esta oportunidad de relacionarte, junto con tus amigas que no son creyentes, con la poderosa palabra de Dios.
Lo que dicen los que no son cristianos
Esto es lo que las personas interesadas en asuntos espirituales comentan acerca de las barreras que los separan de nosotros:
– «Ustedes no escuchan». Nosotros lo llamamos testificar, pero muchos de ellos lo ven como evangelización como para salir huyendo. Esto ocurre cuando nosotros tratamos de persuadir a alguien a que se convierta en cristiano sin antes habernos tomado el tiempo de llegar a conocer a la persona. Los cristianos a menudo quieren «cerrar el trato», pero si seguimos el ejemplo de Cristo, nos daremos cuenta de que él compartía tiempo de calidad con las personas que trataba de alcanzar. Por ejemplo, el se invitó a sí mismo a cenar en casa de los publicanos. Él tomó tiempo para escuchar lo que ellos necesitaban hablar.Nuestra fe confunde a la gente cuando nuestro estilo de vida no es consistente con nuestro mensaje. – «Ustedes me juzgan». Lucas, un joven de veintidós años de edad, hijo de misioneros, una vez se describió a sí mismo como un creyente, pero ahora se considera un ex-cristiano. Lucas fue amado y buscado por otros cristianos como él mientras reconsideraba sus creencias. «Me llamaron desde antipatriota hasta inmoral», comenta Lucas. Cuando alguien preocupado por asuntos espirituales se interesa en descifrar importantes y, hasta complicados, problemas de la fe, nosotros o condenamos su estilo de vida y sus preguntas, o nos acercamos a ellos para ayudarlos a encontrar respuestas a sus inquietudes. La segunda opción, con toda seguridad, consigue mejores resultados.
– «Su fe me confunde». Nosotros decimos que promovemos el amor y la fe, pero muchas veces las diferencias confesionales y culturales, el racismo, la rivalidades, y las divisiones corrompen el testimonio de la Iglesia. Nuestra fe confunde a la gente cuando nuestro estilo de vida no es consistente con nuestro mensaje. La manera en que vivimos, cómo practicamos los negocios, y cómo demostramos nuestra fe importan, porque hay un mundo de personas que no creen que están observándonos.
– «Ustedes critican lo que está mal pero no procuran arreglarlo». Los creyentes generalmente están señalando que el aborto está mal, pero los interesados en asuntos espirituales nos pregunta qué es lo que estamos haciendo en favor de los indigentes y las chicas embarazadas de quince años. Ellos quieren saber menos de lo que pensamos que está mal, y más de lo que los creyentes y las iglesias están haciendo para corregirlo.
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– ¿Leemos juntas la Biblia? (Primera parte) – Click AQUÍ
La autora vive en Bogotá, Colombia, con su esposo y sus dos hijos. Se tomó de Christianity Today International/Today‘s Christian Woman magazine ©2004. Todos los derechos reservados por la autora o CTI. Se usa con permiso. ©Apuntes Digital, Volumen II – Número 5. Todos los derechos reservados.