El apóstol Juan, el discípulo amado, el considerado el apóstol del amor, ya que el evangelio de Juan va dirigido a gente no convertida, o nuevos convertidos para enseñarles el gran amor de Dios por la humanidad o mismo dejar bien claro la divinidad de Cristo.
Sin embargo en las epístolas del apóstol Juan ya van dirigidas a creyentes, y parecen poner a prueba la verdadera conversión de la gente.
1 Juan 3:4-9
“4 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. 5 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. 6 Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. 7 Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. 8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.”
Vaya… “todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido”. Palabras muy duras para decirle a un creyente, ¿verdad?
Un estudio de la iglesia bautista en EEUU considera, conforme a los mandamientos bíblicos, que sólo entre un 10-15 % de la gente que se confiesa cristiana será salva.
Eso nos lleva a hacer dos preguntas: ¿Eres cristiano? ¿Vas a ser salvo?
Quizás la mayoría se apresuraría a contestar si a las dos preguntas, es más quizás si se pusiera en duda alguna de sus respuestas se ofendería, y eso nos lleva a una tercera pregunta: ¿Cómo sabes que eres salvo?
Ante esa pregunta muchos dirían, porque creo en Dios.
Santiago 2:19
“19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.“
Como podemos ver en este mismo pasaje los propios demonios creen y tiemblan. Es más, saliendo de la iglesia podemos ver mucha gente en lugares donde se vende droga, donde hay prostitución, donde se roba, y puedes preguntarles, ¿crees en Dios? Muchos te dirían que si y realmente por lo que leímos antes en 1 Juan “todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido”, por lo tanto el creer en Dios no es suficiente.
Otros podrían contestar que son salvos que van a ser salvos porque lo sienten en lo más profundo de su corazón.
Jeremías 17:9
“9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”
Por lo tanto tampoco podemos confiar en nuestro corazón, el es engañoso.
Otro error muy común en nuestros tiempos sería la tercera respuesta que nos podrían dar, seré salvo porque un día hicieron un llamado en la iglesia, pedí perdón por mis pecados y acepté a Cristo como salvador.
Pensemos como suelen ser los llamados que se hacen, la palabra de Dios es predicada, toca los corazones y entonces invitamos a pasar adelante, si nos dice que está aceptando a Cristo les decimos, ¿Sabes que eres pecador? Si. ¿Quieres ir al cielo? Si. Entonces ora conmigo pidiendo perdón por tus pecados y aceptando a Cristo.
Pero analicemos también estos llamados, ¿eres pecador? Bueno realmente que nos digan que si no viene a significar nada, Satanás es el padre del pecado y él mismo sabe que es pecador pero tenemos la certeza de que no será salvo, ¿verdad?
¿Quieres ir al cielo? Claro, ¿quién no?, realmente muy poca gente diría lo contrario.
Entonces vamos a la oración del pecador, pedimos perdón por nuestros pecados y aceptamos a Cristo, ya está…
El el seminario hablábamos estos días sobre el pedir perdón por nuestros pecados. Cuando un ladrón es pillado robando y llevado a la cárcel, muchas veces piden perdón, o tratan de excusarse por el motivo que los llevó a robar, pero no tenemos la certeza de que una vez sea libre no siga así.
Por lo tanto, ¿cómo sabemos que seremos salvos y que pertenecemos a Dios? ARREPENTIMIENTO. Sabemos que la salvación es por gracia, que por la misericordia y amor de Dios somos salvos, que por su gracia envió a su hijo a morir por nuestros pecados. Pero por esta gracia también somos santificados cada día, y de eso nos habla Juan en esta epístola.
¿Quieres iniciar una nueva relación con Dios? Bien, y ¿quieres empezar una nueva relación con el pecado? No se si entendieron esto último. El arrepentimiento consiste en tener una nueva relación con el pecado, en la que dejamos que los atributos de Dios nos llenen y empezar a sentir lo mismo que Dios, y pasar de amar el pecado que hacíamos antes a aborrecerlo, de la misma forma en la que Dios lo aborrece, si Dios ama al pecador, pero aborrece el pecado y si Dios está en nuestra vida no podemos tener amor por el pecado. Eso significa “todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido”, si llegas a entender el amor, la misericordia y la gracia de Dios no puedes seguir igual.
Realmente la forma correcta de hacer el llamado sería, ¿sabes que eres pecador y que estás haciendo cosas horribles a los ojos de Dios? Si. ¿Estás dispuesto a morir, a perecer como hombre pecaminoso, a ser lleno de la gracia de Dios y que su espíritu santo te santifique cada día? Si.
Eso es lo que nos dice Juan en esta carta a cada uno de nosotros, ¿realmente conoces a Dios? Pues no puedes seguir igual, eres una nueva criatura en Dios y si no has cambiado jamás lo has conocido.
Quién no es discípulo da también, pero da aquello que quiere dar, aquello que no le gusta o que ya no usa; y elije , a quién tantas veces tiene o no está en una situación de desventaja; da para quedar bien; mientras que el discípulo no es quién escoge lo que va a dar de lo suyo, Dios le pide que dé, muchas veces lo que más aprecia (Lucas 18:22) y sin elegir a quién, al que no tiene ni tiene manera de devolverle el favor. Es fácil elegir yo lo que doy, lo difícil para nosotros es dar siendo otro quién diga qué.
El verdadero discípulo ha superado esto. En Mateo 13:12 dice” porque a cualquiera que tiene, se le dará. Y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.” ¿A qué se refiere aquí la escritura? ¿Qué es lo que se agregará o se quitará? Yo creo que esta hablando de la Fe del que oye. Si oye con fe, con confianza en quién habla, tendrá más fe y obrará, todo lo contrario sucederá si, al oír, no oye con fe. Cierto, dice la Palabra que la fe viene por el oír la Palabra de Dios, pero se acrecienta y consolida cuando hacemos lo que hemos oído, y esa actitud da como resultado un tener más; más fe, más frutos, más confianza de parte de Dios, y el ser llamados Discípulos y Maestros del Señor. Proverbios 3:9-10 dice” Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia. Y tus lagares rebosarán de mosto”, si yo puedo creer y obedecer a esta Palabra cuanto no hará Dios en mí, dando recompensa a mi fe, es decir pagando abundantemente mi confianza o el haberle creído. Pero al que no cree decía el versículo de Mateo 13, le será quitada, la poca fe que tenía para traer a existencia el cumplimiento de sus promesas.
He visto a hombres y mujeres que se dicen ser discípulos de Cristo, pero a quienes no vi poner sus manos sobre los enfermos, reprender a los demonios, diezmar y ofrendar, orar en todo tiempo y por todas las cosas, pero a los cuales sí vi, estando en lugares visibles, junto a hombres y mujeres de fe, que oraban congregacionalmente, que se reunian cada domingo, que daban sus ofrendas y diezmos , etc. Ojalá este tipo de discípulos puedan añadir a su fe, los hechos y serían grandemente usados por el Señor, porque el necesita y anhela obreros para su viña, pero que puedan ser Maestros llamados a causa de su practicar la Palabra, y manifestar sus galardones.
Finalizando, me pregunto: ¿podría ser un discípulo quién cree la mitad de lo que dice Aquel que le enseña? No. ¿Cuál es la mitad de la Verdad? La teoría. ¿Cuál es la otra mitad de la Verdad? La practica. ¿Quién es toda la Verdad? Jesucristo, Él es la Verdad.
Juan 18:37, 38, 39 y 40, dicen “Le dijo entonces Pilato: ¿luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito. Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos? Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo: no a éste, sino a Barrabás. Y Barrabás era ladrón”.
El discípulo ha nacido y está en este mundo para dar testimonio de Cristo, la Verdad. Si lo hace solo predicando, no es la verdad completa, si lo hace con obras solamente, tampoco. Los que testifican a la Verdad son los que oyen y practican la Verdad.
Pilato, al preguntarle a Cristo ¿Qué es la Verdad? Salió a los judíos y testificó sin saberlo de ella. Él dijo: “Yo no hallo en él ningún delito”. El oyó la verdad y vio la verdad, y en lo que vio no hallo ningún delito. Entonces dijo: ustedes tienen la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis que os suelte a la Verdad?, ellos respondieron No! Queremos que nos liberes a la Mentira. Y Barrabás era Ladrón. (parafraseado por quién escribe).
Llamarnos Discípulos de Cristo, no nos hace discípulos de Cristo, hoy en el mundo predominan los Barrabás porque todavía están sueltos, todavía hay muchos que los escuchan, que oyen sus voces, pero donde haya discípulos de la Verdad, no solo se manifestará la voz de Cristo sino sus hechos, y los que son de la verdad podrán ser liberados, porque ¡solo la Verdad los hará libres! Pilato puede soltar a los barrabas pero Cristo: A sus discípulos! Y el vino a hacernos libres. San juan 8:31
Entonces ten fe, oye con fe, practica con fe y serás galardonado, serás llamado Discípulo de Cristo, ¡Discípulo de la Verdad!.
Fuente: www.centraldesermones.com