Lo más preciado
Hoy en día hay muchas formas de asegurar nuestra casa, vehículos, familia y todo lo que para nosotros representa valor. No escatimamos en pagar lo que nos soliciten con tal de que tengamos tranquilidad y que todo esté asegurado.
Eso hace que la vida se pueda vivir sin esa preocupación, porque ya nos hicimos cargo de ella. Pero también hay que observar que existen cosas que no se pueden asegurar, como el caso de nuestras almas, ¿Dónde esta el alma? ¿Darían algo por ella? ¿Tendrá valor para que el negocio de asegurarlas comience?
Solo quien ha creado el alma puede interesarse por ella, porque el hombre de hoy piensa muy poco en ella y ni se entera de que se puede guardar; como está dentro de su cuerpo cree que asegurando el cuerpo ya esta incluida el alma, pero está muy equivocado al proceder así porque en ese seguro el alma queda por fuera. La Palabra nos dice en el Salmo 97:10 “Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; El guarda las almas de sus santos; de mano de los impíos los libra”. Vemos entonces que quien puede guardar el alma es Dios, pero nos demanda algo para que eso suceda, amar al Señor, que es el primer mandamiento.
El cumple Su parte guardándonos de todo peligro y mal, debemos también nosotros aborrecer el mal, o sea lo que a Dios no le agrada, el pecado. De nuestra parte depende dejar que El guarde lo que no podemos nosotros, solo cumpliendo Su petición se hace efectiva esta linda promesa en nuestras vidas.
Lectura: Salmo 97
“Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; El guarda las almas de sus santos…” Salmos 97:10
Si Dios te guarda, es la mejor protección.
Magnolia Villa Villa