Texto del evangelio Mt 17,10-13 – el Hijo del hombre tendrá que padecer
10. Sus discípulos le preguntaron: «¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?»
11. Respondió él: «Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo.
12. Les digo, sin embargo: Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos.»
13. Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista.
Reflexión: Mt 17,10-13
Para quien no tiene fe, para quien no cree en Dios y por lo tanto no está familiarizado con su presencia en el mundo, en la historia y en nuestra propia vida, el Señor pasa desapercibido. Y es totalmente lógico, porque para ver, oír y sentir a Dios hemos de adoptar un modo de vida totalmente distinto a aquel al que con tanta naturalidad tratamos de adaptarnos, al modo de vida mundano, que tiene su correlato en nuestros pensamientos y en nuestra forma de ver y afrontar la vida. Tal vez se nos hagan difíciles de comprender estas palabras, pero son totalmente ciertas, por eso el Señor nos dice que hay que nacer de nuevo para ver el Reino de Dios (Juan 3,3). Alguien describe esta diferencia como gafas o lentes y dice que ´”todo depende según el cristal con que se mira”. Muchos usan esta última cita para justificar una visión relativista de la realidad, es decir que lo que a uno le parece bueno a otro le puede parecer malo y así, las cosas son según quien las juzga, lo que no deja de ser una falacia, porque no es cierto que la realidad cambie; lo único que cambia es la percepción, pero la realidad sigue siendo la misma. De aquí se deduce que hay una sola realidad y por lo tanto una sola verdad. Dios es la Verdad y la Vida. Ello implica que hemos de adoptar la visión de Dios o cuando menos aproximarnos, lo que logramos conociendo a Jesús. El ve el mundo con otros ojos, lo percibe de un modo distinto al nuestro. Él lo ve como es. Esta es la forma en que tenemos que verlo también nosotros. Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos.
Continuando con nuestra reflexión, si hemos logrado entender que existen por lo menos dos visiones del mundo, de la realidad concreta y objetiva en la que estamos inmersos, la de Dios y la nuestra, si tenemos fe, si creemos en Dios, debemos consentir en que es la visión de Dios la correcta y la que tenemos que asumir. Pero, ¿cómo logrará esto alguien que no conoce a Dios? Será imposible. Es a partir de esta reflexión que podemos comprender a qué se está refiriendo el Señor en este pasaje. Elías vino y el mundo y especialmente los judíos, escribas y sacerdotes, no le reconocieron y lo trataron con desprecio, al extremo de morir decapitado por satisfacer el capricho de un poderoso. Y, ¿qué podemos decir de Jesucristo? Nació en un corral, porque nadie quiso darle posada a la parturienta Virgen María, en un pueblito miserable, que no figuraría en el mapa y que hubiéramos olvidado si no fuera porque allí nació nuestro salvador. Jesús pasará desapercibido para su generación, al punto que luego de torturarlo y someterlo a vejámenes humillantes e injustos, será asesinado en una cruz, tal como morían los subversivos. No le quebrarán ni un solo hueso y después de tres días resucitará, pero esa es parte de una historia que quienes lo crucificaron se negarán por siempre a ver y entender. Volvemos a nuestras reflexiones en torno a estos versículos, en los que Jesús nos está hablando de dos realidades: la que ve el mundo para el que Elías, Juan y Jesús pasan desapercibidos, porque no están preparados para entender los sucesos únicos en la historia de la humanidad de los que son protagonistas; y la que perciben los hijos de la luz, que pueden ver en Jesús al Mesías esperado durante siglos y en Juan a Elías, quien lo antecede, allanando los caminos. Esta es una visión reservada para quienes han recibido al Espíritu Santo y se dejan guiar por Él. Hay que nacer de lo alto. Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos.
Para finalizar, hemos de reconocer que tenemos el reto de asumir la visión de Jesús para ver e interpretar la realidad del mundo, porque solo con una visión cristiana comprenderemos al mundo como Jesús lo comprende y estaremos dispuestos a hacer la Voluntad de Dios, tal como Jesucristo nos manda. Solo entonces podremos ver a Cristo en cada uno de nuestros hermanos, más, cuanto más pobres y miserables sean, porque es precisamente entre los que no queremos ver, entre los que ignoramos que Jesús vino a nacer, para enseñarnos a ser generosos y misericordiosos con todos, pero especialmente con los que menos tienen, con los más humildes, con los excluidos. Y es que para Dios no valemos por lo que tenemos, sino porque todos somos Sus hijos. Ama especialmente a los menos favorecidos, con quienes, por amor, espera que compartamos lo que tenemos, haciéndonos acreedores a la Vida Eterna, a la que todos estamos llamados, pero a la que solo entrarán los que cumplan la Voluntad del Padre: amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos.
Oremos:
Padre Santo, ayúdanos a ver el mundo tal como Jesús lo ve, amando a nuestros hermanos y apiadándonos de los que más sufren…Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
Roguemos al Señor…
Te lo pedimos Señor.
(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)
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