Máximas y aforismos – Sermones, Bosquejos y Estudios Bíblicos

Máximas y aforismos

por José Belaunde M.

El arte de componer proverbios era conocido de los antiguos antes de que Salomón escribiera los suyos. Buena parte de las enseñanzas de Jesús está expresada en forma proverbial.

El arte de componer proverbios era conocido de los antiguos antes de que Salomón escribiera los suyos. Buena parte de las enseñanzas de Jesús está expresada en forma proverbial. La epístola de Santiago y el salmo 37 están llenos de ellos. Los filósofos estoicos Marco Aurelio y Epicteto dejaron bellas colecciones de máximas (ver nota 1). Muchos de los pensamientos de Pascal pertenecen a este género. Desde entonces son numerosos los autores que han cultivado con acierto y elegancia esta forma literaria de expresión concisa . Entre los recientes el más conocido quizá sea el filósofo Wittgenstein, quien escribió su obra principal en la forma de apotegmas.

Con las frases que siguen yo no pretendo subirme al carro de su fama, pero sí edificar al lector o entretenerlo. Algunas de estas máximas pueden ser conocidas de mis lectores porque estaban incluidas en algunas publicaciones anteriores, como las Anotaciones al margen.

  • Las personas que confían en sí mismas limitan sus posibilidades. El verdadero éxito depende de desconfiar de sí mismo y confiar sólo en Dios.
  • El que no confía en sí mismo ni en Dios, está muerto.
  • La confianza en sí mismo es útil para el que no confía en Dios, pero es un pobre sustituto de la confianza en Dios.
  • Si quieres lograr algo, ora mucho y ora bien. Lo que logres será resultado de tu oración y de tu esfuerzo.
  • Las lágrimas que los pobres derraman en la tierra serán las perlas que adornen sus coronas en el cielo.
  • Dios usa nuestros errores, cuando los reconocemos, con más eficacia que nuestros aciertos.
  • El que confía en Dios ciegamente, obliga a Dios a intervenir en su favor.
  • Los ateos y agnósticos son como personas que levantan la mirada al firmamento en pleno día y no ven el azul del cielo; o que miran al crepúsculo al atardecer y no distinguen ningún color.
  • El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro de riqueza no minera sino agrícola.
  • La mayor riqueza natural de un país no está bajo la tierra sino encima, y camina.
  • Los peruanos somos compasivos con los culpables y crueles con las víctimas.
  • Las intenciones del hombre son siempre malas o, en el mejor de los casos, mixtas; pero Dios usa esas intenciones para sus propósitos, que son siempre buenos.
  • El que estando al servicio de Dios es honrado por los hombres, ya recibió su recompensa, y es efímera. El que no es honrado por los hombres, guarda toda su recompensa para el cielo, donde es eterna. (Mt 6.1–4).
  • Católicos y protestantes son, aunque no lo reconozcan, hermanos siameses que no pueden ser separados porque, si bien tienen cerebros distintos y se dan de puñetes, comparten el mismo corazón y el mismo hígado.
  • El camino del menor esfuerzo es siempre el más largo y difícil.
  • No es cierto que la ignorancia sea atrevida, al menos siempre. Con igual o mayor frecuencia la ignorancia es desconfiada. Por eso Hiráclito dijo: Los perros ladran a quienes no conocen.
  • A la persona que anda siempre quejándose le ocurrirán siempre cosas de qué quejarse.
  • Hemos de pasar por la misma prueba tantas veces como sea necesario para aprender la lección. (He 12.6).
  • Cuando yo digo que estoy en lo cierto respecto de una opinión contraria, lo que estoy diciendo considero que mi opinión contiene menos errores que la del otro.
  • Así como el dolor nos hace valorar mejor la felicidad, y la enfermedad la salud, la caída del hombre nos hace comprender mejor la santidad de Dios.
  • Hay personas que no quieren saber nada de un Dios justo. Sólo quieren saber de un Dios infinitamente bueno. Pero si Dios no fuera justo sería muy malo..
  • El poder vuelve prepotente al que lo detenta y astuto al que carece de él.
  • Pero también confiado al que lo tiene y desconfiado al que no.
  • El dinero, la fama y el poder prueban el corazón del hombre y revelan lo que hay en él.
  • No era sobrio, era abstemio; No era prudente, era temeroso; No era santo, era pacato; No era creyente, era fanático; No era elocuente, era verboso; No era gallardo, era tieso; No era elegante, era amanerado; No era servicial, era servil; No era modesto, era apocado.
  • La ofensa está en el oído del que escucha.
  • El aplauso de la tierra puede apagar el aplauso del cielo.
  • La miel es enemiga de la miel y el gloriarse, de la gloria.
  • Hay cosas que se entienden mejor cuando no son dichas.
  • La fuerza del hombre no está en descargarla sino en el dominio propio. Se manifiesta especialmente en el cariño y ternura con que trata a sus hijos. No hay mayor debilidad en el hombre que tratar a otro con dureza cuando no es necesario.
  • Si no soy capaz de callar sin resentirme, mejor es que hable.
  • La diferencia entre el inteligente y el torpe estriba en que el inteligente se equivoca de una manera más inteligente y refinada. Por eso sus errores tienen peores consecuencias.
  • El amor es una guerra en que la mujer triunfa cuando es vencida. Así como Jesús que venció a la muerte siendo vencido por ella.
  • Cree en Él, en la abundancia de su amor, para que Él pueda llenarte de la abundancia de su gracia.
  • Toda alegría, todo gozo humano santo, incluyendo el gozo conyugal, procede de Dios.
  • La santidad es obra de Dios en el alma, no porque el hombre no deba colaborar con ella, sino porque el hombre solo, librado a sí mismo, es incapaz de alcanzarla.
  • El que está unido a Jesús necesita estar unido a todos los que invocan su nombre, sea cual fuere su denominación o iglesia.
  • ¿Quieres que tu sabiduría aumente? Ama a Dios cada día más y más y tu sabiduría aumentará como crece el árbol que hunde su raíces a orillas del río (Sal 1.3).
  • La paciencia con el prójimo está ligada al amor, sea a la persona a la que soportamos, o al Dios por quien se la soporta.
  • El que ama a Dios ama necesariamente al prójimo. Su amor por Dios desbordará en amor por los demás. Si no ama al prójimo su pretendido amor a Dios es amor de sí mismo.
  • El que no ayuda al prójimo necesitado no le ama. Pero, sobre todo, no ama a Dios. Si ama a Dios, ese amor lo obligará a compadecerse del necesitado.
  • El que ama de veras a Dios no hace daño a nadie, ni al prójimo ni a sí mismo, pecando.
  • El amor da valor a todos nuestros actos; la indiferencia quita valor aun a nuestras mejores acciones.
  • Todo el que se atribuye algún mérito por algo bueno que ha hecho es un ladrón que roba a Dios su gloria. Y es un necio que ignora que cuanto más dé gloria el hombre a Dios, negándosela a sí mismo, más le honrará Dios.
  • El que se conoce a sí mismo, es por necesidad humilde. La fe crece con el amor. Cuanto más amamos, más creemos.
  • Si amamos realmente a Dios despreciaremos los halagos de este mundo y todo lo que el dinero ofrece.
  • La tentación más sutil del que busca a Dios es querer ser admirado por ese empeño.
  • Nunca lo comprenderemos suficientemente, pero enviarnos pruebas es el mayor favor que Dios nos puede hacer, porque gracias a ellas crecemos.
  • El sufrimiento le sienta al pecador.
  • Los ateos pretenden no tener Dios, pero ellos son dios para sí mismos y le rinden culto a su propio ser que es nada sin Dios.
  • Una de dos: o tienes a Dios por Dios o te haces un dios de basura a tu medida.
  • ¡Cuánta verdad hay en el dicho: Empezamos a morir el día en que nacemos! Pero también es verdad que empezamos a vivir cuando morimos.
  • Cuando el náufrago empieza a ahogarse es demasiado tarde para lamentar haberse embarcado.
  • Los que dicen: «más tarde me arrepentiré», quieren dedicar al diablo los mejores años de su vida y a Dios las sobras.
  • La tentación entra por los sentidos o por el pensamiento y trata de penetrar las defensas de la ciudadela de nuestra alma para contaminarla. Sus murallas deben ser defendidas de los ataques si no ha de caer la plaza. Pero así como las murallas de la ciudad se debilitan si el enemigo hace una brecha en ellas, así también los muros de nuestra mente se debilitan si cedemos el menor lugar al diablo (Ef 4.27).
  • El conocimiento del bien y del mal ofrecido por la serpiente en el Edén se reveló en los hechos como ignorancia y ceguera frente al bien y al mal y a las realidades espirituales. Por eso andamos a tientas y tropezamos.
  • ¡Cuántos conocimientos innecesarios acumulamos en nuestra mente en lugar de conocer cuáles son los puntos débiles por donde el enemigo nos ataca!
  • De nada valen los conocimientos si no van acompañados de sabiduría. Pero si la sabiduría no está acompañada de piedad no se distingue mucho de la astucia.
  • ¡Qué cierto es que es mejor adquirir virtudes que conocimientos! Un ignorante virtuoso vale más que un erudito vicioso.
  • Lo más importante de la vida de un hombre es lo que no vemos. Así también de la nuestra lo más importante es lo que sólo Dios y yo conocemos.
  • Antes de juzgar a los demás examinémonos a nosotros mismos.
  • Es mejor ser severo con uno mismo que con los demás, porque yo no daré cuenta de ellos, salvo que me hayan sido encomendados.
  • Antes que de los defectos de los demás debo preocuparme de los propios.
  • La mente perversa ve en otros el mal que se niega a ver en sí.
  • Si otros hablan mal de mí debo considerarme afortunado porque no hablan tan mal como lo merezco. Y si me elogian, debo lamentarlo porque están engañados.
  • El mal que hay en el prójimo no me condena a mí, salvo que me haga su cómplice, o lo critique (Ro 2.21–23).
  • Sólo Dios sabe cómo somos, felizmente.
  • Para que se haga la voluntad de Dios en mi vida debo empezar yo por cumplirla. Si yo no lo hago, será la voluntad del diablo la que se cumpla. Aunque, a la larga, la voluntad de Dios siempre se impone, de buen grado o a la fuerza es muchísimo mejor que yo me someta a ella y no que Él me someta,
  • Cuánto más ocultas las virtudes, más se goza Dios en ellas. (26.10.03)

(1) La máxima se distingue del proverbio en que su sentido es claro y directo, mientras que el proverbio suele ser enigmático. El aforismo (palabra que viene de un verbo griego que quiere decir «separar») se halla entre ambos. Apotegma es un dicho breve y sentencioso.


Acerca del autor:José Belaunde M. nació en los Estados Unidos pero creció y se educó en el Perú donde ha vivido prácticamente toda su vida. Participa activamente en programas evangelísticos radiales, es maestro de cursos bíblicos es su iglesia en Perú y escribe en un semanario local abordando temas societarios desde un punto de vista cristiano. Desde 1999 publica el boletín semanal «La Vida y la Palabra», el cual es distribuido a miles de personas de forma gratuita en las iglesias de su país. Para más información puede escribir al hno. José a jbelaun@terra.com.pe