Ministración a nuestra debilidad
por Elisa Morgan
Texto de referencia: 2 Corintios 3:4-6; 12:9
Elisa Morgan, presidenta de MOPS Internacional (sigla en inglés de Madres de Preescolares), escribe: quizá yo sea la persona menos indicada para dirigir una organización de madres. Me crié en un hogar destrozado. Mis padres se divorciaron cuando tenía cinco años. A mi hermana mayor, mi hermano menor y a mí nos crió una madre alcohólica.
Aunque la intención de mi madre era buena en verdad, así fue en la mayoría de mis recuerdos yo le servía de madre en vez de que ella me cuidara. El alcohol alteraba su amor, y lo convertía en algo que no era amor. La recuerdo zigzagueando por el pasillo de la casa de nuestra finca en Houston, Texas, con un vaso de whisky en la mano. Me despertaba a las dos de la mañana solo para asegurarse de que yo dormía. Yo la despertaba a las siete de la mañana para tratar de que se levantara y fuera a trabajar. Por cierto, había buenas ocasiones, como Navidad y los cumpleaños, en que ella se lucía y nos celebraba como niños. Pero aun esos días terminaban con el perverso brillo del alcohol. Lo que hacía bien se hundía en lo que hacía mal. Cuando hace diez años me pidieron que contemplara la posibilidad de dirigir MOPS Internacional, un importante ministerio que educa a las madres, caí de rodillas y fui directo a la oficina del terapeuta.
¿Cómo podría Dios usarme a mí, que no había tenido madre, para educar a otras madres? La respuesta vino cuando miré los ojos de otras madres a mi alrededor, y vi sus necesidades reflejadas en las mías. Parecía que Dios tomaba mis carencias y las convertía en mi ofrenda: «Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad» (2 Corintios 12:9).
Mención: Elisa Morgan, Christian Parenting Today. Tomado del libro «ilustraciones perfectas» publicado por editorial Unilit. Usado con permiso.